El sembradío de girasoles
La Élite estaba furiosa, pero no por los motivos de siempre sino porque Ethan les había visto la cara de idiotas el día de la primera cita que tuvo con Claire. Serena ya no era una bomba de tiempo, porque había estallado una vez que escuchó la plática entre Lauren, Lily y Claire en donde la castaña no dejaba de suspirar con cada respuesta que daba y les confesaba cómo había sido todo de principio a fin.
—¡Pero qué bello Claire! —Suspiró Lily, y recargó su cabeza en una mano—. Ojalá y algo así me pasara...
—Pero ¿qué hay de Tyron? —preguntó Lauren, como si fuera algo muy obvio que no necesitaba preguntarse.
—Tyron sólo es un amigo...
—Si claro... Por eso estuvieron todo el día de un lado para otro en el parque de diversiones... ¡Lily le gustas a Tyron!
—¡Pero él no me gusta a mí! —exclamó Lily en susurro lleno de energía.
Las tres se quedaron calladas. Cada una veía en una dirección diferente, no querían tener que conectarse con la mirada y empezar en una discusión para que Lily no hiriera los sentimientos de Tyron y entonces el castaño dejara de hablarle a las otras dos para no tener que ver a la pelirroja de nombre Lily.
—¿Y tú cómo te la pasaste en la función Lauren? —le preguntó Claire, tratando de romper el hielo de nueva cuenta.
—Bien... Carlo no dejaba de preguntarme por cosas de la película pero fuera de eso estuvo bien. Después fue a dejarme a casa y mi mamá quería que pasara pero insistí en que era muy tarde para ello —Lauren soltó un largo suspiro—. Chicas... creo que en serio me gusta Carlo.
—¡NO! ¿En serio? Mira que ni cuenta nos habíamos dado... —se burlaron sus amigas.
—Qué bueno es su sarcasmo —replicó la pelinegra—. Pero bueno, en serio siento que ya lo conozco como la palma de mi mano. Sé que le gustan los días soleados pero no broncearse, que ama la fruta pero no la sandía y que si algo le disgusta solamente trata de sonreír y asentir con la cabeza pero sus manos juguetean con lo más cercano que tenga.
—Vaya... Eso me ha hecho darme cuenta que yo no sé nada de Ethan —admitió Claire, inflando las mejillas y dejando salir el aire con lentitud.
—¡Cómo no vas a saber nada! Ya es la segunda vez que salen en una cita y...
—Nunca me he puesto a indagar qué es lo que le gusta y qué es lo que no —interrumpió Claire a Lily—. Creo que tendré que empezar a hacerlo, pero de una forma indirecta porque me apena mucho que él si sepa las cosas que me gustan y yo no de él.
Claire volteó hacia la terraza de la cafetería y vio a Ethan hablando con Giancarlo y Jared. Se veían como si nada hubiera cambiado en ellos, como si su amistad siguiera intacta (bien, sólo con Jared vale decir todo esto).
Él la miró y le sonrío y siguió platicando con Jared y Carlo.
—Si lo que realmente quieres decir es que es mejor que mi padre invierta en el negocio que está haciendo el tuyo necesitaría saber de qué va.
—Jared, ¿para que necesitas información? Ethan ya ha dicho que todo se lo han mandado a papá.
—¿De qué hablan? —quiso saber Serena, quien acababa de llegar acompañada por Tiffany y Giovanna.
—Negocios, cosas que chicas no entienden —se burló Jared.
—¿Y tú si sabes? Vamos Jared, dime —Serena le dio una pequeña bolsa a Giovanna—. ¿Sabes cómo sacar la utilidad de una empresa? ¿O saber los cómo llevar la contabilidad de la zona de producción, dar de baja y de alta mercancía, saber el costo y todo lo que conlleva que un producto sea generado con calidad para venderlo por mayoreo; y sobre todo saber negociar para que le ganes el doble del verdadero costo, sin mencionar la distribución del mismo, publicidad y medios y las estrategias de mercado, o cómo nos afecta la bolsa de valores de Wall-street? —No solo Jared se había quedado sorprendido con todo lo que finalizó de recitar Serena. Ella solo sonrió complacida de saber que nadie era mejor que ella—. Cómo sea... después de humillarte un poco, a lo que venía era a invitarlos a la cena de caridad que organizarán mis padres —Tronó los dedos y de nuevo le pasaron la bolsa—. Tengan, las invitaciones, por favor de responder al RSVP —Les dio a cada uno su invitación—. No hay temática por esta ocasión, sólo se les pide ir de etiqueta pero eso es algo que ustedes ya saben.
—Oye Ser... Me diste un boleto de más —le dijo Ethan, interrumpiendo su monólogo.
—No, están bien. ¿O acaso no vas a llevar a Claire? —Todos lo miraron, ansiosos de saber la respuesta.
—Sí, está muy claro que la llevaré pero pensé que...
—Ya es de La Élite, tiene que tener su presentación. ¿No hay nada de qué preocuparse? Tal vez tu mamá la ayude a buscar un vestido para la ocasión —terminó de decir Serena y se fue.
—¿Por qué tanta preocupación? —le preguntó Carlo a su amigo, una vez que su gemelo se fue con Tiffany—. ¿No le has dicho a tu madre de que sales con Claire?
—No.
—¿Con quién piensa que has estado saliendo entonces?
—Quizá piense que con Serena... —contestó Ethan. Frunció la nariz a la par que Carlo negaba con la cabeza—. No digas nada, sé que estuvo mal mentirle a mi madre.
—Lo bueno es que tienes un mes para decirle a tu familia de quién realmente gustas. Ahora me voy, quiero ver a Lauren y explicarle que le daré el boleto de Jared para que me acompañe.
Antes de que terminara el receso para que todo el alumnado volviera a sufrir de aburrimiento en sus últimas clases del día, Claire dejó a sus amigas y se encaminó hacia Serena quien estaba platicando con Ashley algo sobre los proyectos que se les avecinaban y por suerte la rubia ya había empezado a realizar.
—En verdad eres un amor Ash... Sólo dime, ¿qué haríamos sin ti y tus múltiples cronogramas? Este mes no ha sido el mío y... —Se escuchó como alguien se aclaraba la garganta. Serena volteó y vio a Claire justo en frente de ella—. ¿Se te perdió algo? —preguntó con fastidio, y un tono que mostraba cómo le caía en realidad—. Digo... ¿Qué pasa Claire?
—Hola Ashley —saludó a la rubia, y ésta le sonrió de vuelta—. ¿Podemos hablar?
—¿Me estás echando de mi lugar con MI amiga? —le inquirió Serena, celosa de que Claire se empezara a apoderar de sus amigas igual que lo hacía con Ethan.
—De hecho quiero hablar contigo Serena, ¿puedo?
—Entonces me iré yo. ¡Nos vemos Claire!
Claire tomó asiento en el lugar que había dejado Ashley. Estaba nerviosa, las manos le sudaban y sentía que estaba haciendo algo mal, pero eso siempre sentían las personas cuando estaban cerca de Serena, o manteniendo una charla en la que ella esperaba que se equivocaran para poder corregirlos.
—Vamos Claire, no tengo tu tiempo... Ya has hecho que Ashley se vaya a no sé donde diablos y Giovanna está...
—¡Ayúdame!
—Vaya, eso no me lo esperaba... Mentira, claro que sí. Todos siempre vienen a pedirme ayuda —contestó Serena, con sus aires de grandeza—. ¿Qué? ¿No me vas a decir para qué quieres ayuda?
—Sí, es decir no —Claire negó con la cabeza—. Sólo sé de una persona que conoce muy bien a Ethan, y esa eres tú. ¡Ayúdame! Me he dado cuenta que no sé nada sobre sus gustos y me da pena preguntárselos.
Entonces Serena vio una puerta abierta para que toda esa pesadilla se acabara de una vez por todas. Sintió como si el mundo volviera a estar en su lugar. Era una alegría tan vasta que no pudo evitar el sonreír con malicia y para su suerte Claire ni siquiera lo notó.
—Dime, ¿qué quieres saber de él? —Se acomodó en la silla, y tomó la mano de Claire—. Para eso estamos las amigas.
No les bastó el poco tiempo que les sobraba y empezaron a hablar. Y siguieron hablando incluso cuando la campana había sonado. Serena había acompañado a su salón a Claire, y cuando regresó al suyo vio que Giovanna y Tiffany la estaban esperando.
—¿Qué estabas haciendo? ¡Es Claire Everlin!
—¡Cállate Giovanna! ¿No has escuchado que al enemigo hay que tenerlo más cerca? —Vio como Claire se metió a su salón y dio medio giro para quedar de frente a sus amigas—. Pobre ingenua, piensa que somos amigas...
Por otra parte, cuando Claire entró al salón de inglés de inmediato se fue a sentar con Tyron. Como era de esperarse la maestra no esperó lo más mínimo y les empezó a dejar trabajo en lo que hacía entrevistas para conocer cuánto habían avanzado en su nivel de inglés hasta ahora.
—Necesito que pasen en parejas, esto será un simulador de su entrevista para poder tener su certificación de inglés.
—Estamos juntos, ¿no? —le preguntó Tyron a Claire.
—Seguro.
—¡Claire! —Llegó Ethan—. Serás mi pareja, ¿verdad?
—¿Qué? —El corazón de Claire empezó a palpitar más rápido.
—Hablo sobre la entrevista.
—¡Ah sí claro! Lo siento —Claire frunció el ceño—. Estoy con Tyron.
—¿Tienes algún problema con eso Miller?
Hubo un instante, tan pequeño que los demás pensarían que no existió, en el que Tyron miró de una manera tan fea a Ethan que hasta al pecoso le dio miedo la manera en la que los ojos almendrados de Tyron lo miraban. Él no actuaría ni le seguiría el juego a Makenzie por la sencilla razón de que era el mejor amigo de la chica de la que gustaba como loco, y... muy adentro y como segunda opción porque sabía que el castaño golpeaba como si fuera campeón mundial en su peso en el box.
—Ninguno Makenzie —contestó Ethan, cerrando con fuerza los puños para contenerse—. Te veo en el cambio de clases Everlin.
Tener a Ethan en todas las clases hacía que Claire se sintiera extraña. Nunca antes había querido tanto a un chico que le parecía extraño que lo hiciera en ese momento. Ella se había prometido no sentir nada por él, pero por más que lo intentaba Ethan seguía ahí tras ella, replicándole y sacándola de sus casillas cada vez que pedía ayuda para algún ejercicio o cuestionario que tenían que responder. Ethan solo lo hacía por dos cosas: La primera era que quería tener tan cerca a Claire y mirarle esos ojos tan preciosos que tenía, y embelezarse en ella mientras le explicaba los temas. Lo segundo era para dejarle muy en claro a Ian ya no tenía ningún chance con ella.
—Cómo odio a Ethan —dijo Tyron, sin ningún remordimiento.
Makenzie había olvidado por completo que ellos eran amigos desde hacía un año y medio al ver a Claire tan débil y sentimental por alguien que de seguro estaba jugando con ella. Y eso lo pensaba porque lo conocía. Ethan no se quedaba con una chica... ¿De dónde creen que se le nombró el más patán? Sólo estaba pendiente de cualquier indicio que diera el pecoso par saltar a golpearle la cara tan bonita —según varias chicas del New High— que tenía.
—Pues ya somos dos —le contestó Ian—. Se cree el administrador del tiempo de Claire... Ya ni siquiera le puedo hablar sin que Carlo y Adam se me pongan en frente intentando causar una discusión.
—Ojalá Claire se diera cuenta del tipo de persona que es... No quiero verla llorar por su causa.
—De hecho... —Tyron volteó a ver al rubio, quien se sobaba la nuca con nervios—. Sí hay una forma en la que ella sepa que no puede confiar en él...
En ese momento sonó la campana para dar fin a las clases por ese día. Tyron miró en dirección a Claire quien estaba con la mano entrelazada con la del chico de cabellos ondulados y negros. Ethan cargaba la mochila de Claire en lo que ella se despedía de Lauren y esperaban a que Carlo fuera por ella. Entonces Makenzie comprendió que lo que haría era lo mejor para ella, para su mejor amiga.
Carlo pasó por Lauren, pero al ver que Jared estaba acompañado de Tiffany quiso huir lo más lejos que podía. Al final terminó dejando que los Mitman la regresaran a su casa, y así dejó a solas a Ethan y Claire.
—Vi que hablabas con Serena.
—Sí... —detuvo la oración para pensar mejor lo que diría—. Pero ya no más. La verdad es que prefiero dejar las cosas como estaban. No quiero mezclar las amistades.
Ethan rodó los ojos dejándolos en blanco, se abstuvo de comentar acerca de ello.
—Hablando de otra cosa... Los Levinson harán una cena de caridad y... —Claire se le quedó viendo, deseando que las siguientes palabras no fueran las que se imaginaba—, estás invitada. Irás como parte de la familia Miller. ¿Qué tal?
—Ethan yo... No. No creo que no iré. Mejor dale el boleto a Lauren que lo necesita más y quiere ir a esas cosas.
—¿Por qué no quieres ir?
—¿En serio quieres que te lo diga? —Se cruzó de brazos—. En primera porque estarán ahí tus amigos. La segunda es que no tengo nada para esa ocasión y mi papá no querrá gastar en tonterías, y la tercera y la más importante es.... Porque no conozco a tu familia y... ¡qué tal y les caigo mal!
—¿Qué? ¡No! Ellos te adoran —mintió Ethan—. Siempre hablo de ti y ya hasta empiezan a adorarte tanto como yo lo hago —Entrelazó de nuevo su mano con la de la chica—. Entonces qué dices, ¿vendrás?
—Yo...
—No digas nada. ¡Ya sé! Haré algo para convencerte de ir —Se llevó la mano a la barbilla para parecer más pensativo. Era algo que él estaba planeando para la siguiente cita, y no quería que faltara mucho para eso—. ¡Ya sé! El próximo sábado iré muy temprano por ti, pero en serio, muuuuy temprano. Iremos a un lugar que te gustará tanto que te hipnotizará y me dirás que sí a lo de la cena.
—De acuerdo —accedió Claire, tratando de controlar su emoción.
—Es una cita Claire Everlin —afirmó Ethan, y besó la mano de la castaña.
A lo largo de la semana Claire estuvo muy atenta a los consejos de Serena. Tanto que estaba empezando a ahorrar dinero para comprarle a Ethan el CD de su banda favorita y que no llegaría a la ciudad y tenía que pedirlo por encargo. También se animó a cocinar al saber que le gustaban las galletas con canela.
—Gracias Claire —dijo Ethan maravillado por las deliciosas galletas que le había llevado la chica el miércoles.
—¡Pruébalas! Necesito saber si mi mamá si sabe de recetas.
Ethan se le quedó viendo, con una de esas miradas que dicen cuánto quieres a una persona. Agarró una y la probó.
—¿Tienen canela?
—¡Sí!
—Claire —Ethan empezó a toser— soy alérgico a la canela.
Ese día Ethan se la pasó en la enfermería para que se le calmara la hinchazón que le había dado en los labios, dejándolos tan grandes que parecía que eran resultado de una mala operación.
Entonces Claire decidió enmendar sus errores y decidió escribirle una carta de recuperación, llevarle globos y algún postre que no contuviera canela.
—Espero que te recuperes, en serio que no sabía lo de la canela...
—No te preocupes —Ethan le sonrió—. Nunca te lo dije.
—En fin, te traje esta carta para que te recuperaras, y estos globos. ¡Ah! Y me dijeron que tu postre favorito era el mus de limón.
—¡Gracias! —Ethan recibió a regañadientes esos presentes puesto que el color de la tarjeta y los globos era verde y era el color que menos le gustaba. Y ni hablar del postre que tan solo sentir la textura en la boca le daban ganas de vomitar.
El viernes por la tarde, cuando Claire le dijo a Ethan que tenía que ir a la biblioteca a terminar un proyecto con Lauren, se quedó esperándola junto con su amigo Giancarlo. Hablaban de la mala semana que habían tenido, desde lo familiar hasta lo escolar.
—Tranquilo Ethan... Ella no sabía todo eso.
—¡Parece que lo hace adrede! Me vuelve loco que me consienta con las cosas que más odio...
Lauren y Claire estaban por salir de la biblioteca cuando escuchó las quejas de Ethan, así que le pidió a su amiga no salir y quedarse a escuchar el barullo.
—Seguro que no vuelve a pasar.
—¡Primero la canela! Pude haber muerto... Después me da regalos con el color que detesto con mi vida y también ese postre que odio más que a nada en el mundo. Estoy empezando a desear que no me regale nada...
Claire sintió un nudo en la garganta. Todo lo que había hecho con tanto esmero lo hizo mal y ahora parecía que Ethan la detestaba por lo mismo. Sentía esa impotencia y esas ganas de salir y decirle que lo lamentaba mucho, pero se quedó ahí callada. Después le mandó un mensaje de texto.
—Dice Claire que se van a tardar mucho. Será mejor que nos vayamos...
En la tarde Ethan le marcó a Claire para saber cómo le había ido, que tal había terminado el proyecto y hablar con ella. Fuera de todas las locuras que había hecho en la semana, a él le seguía gustando. Y lo seguiría haciendo, pero anhelaba que le regalara cosas y lo hiciera sentir querido cuando supiera sus gustos. Ella nunca le contestó y cuando marcó a su casa su madre le dijo que estaba ocupada.
Habló con Lauren directamente para ver que sucedía. Lo hacía sólo por ella, ¿qué más puede hacer alguien que hablar con las personas que le caen mal tan solo para ver feliz a esa persona especial? Y entonces lo supo. Todo lo que había dicho en un arranque de desesperación.
No pudo dormir pensando en lo estúpido que había sido. Se lamentaba cada vez que cambiaba de posición en la cama. Así que se paró y empezó a escribir unas palabras de disculpa. Iría por ella en la mañana y le explicaría todo.
Una vez que el sol había salido manejó hasta la casa de los Everlin. Había un desyuno familiar, y lo sabía por las risas que se escuchaban desde afuera. Se armó de valor, las cosquillas volvían a aparecerle en la boca del estómago.
Se abrió la puerta y vio a Claire de la manera en la que se veía más bella. Sin una gota de maquillaje y con el cabello un poco enmarañado; con su pijama de ranas y sus pantuflas que simulaban ser las garras de un oso.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó con un tono de voz bajo. Cerró a sus espaldas la puerta
—Vine a pedirte disculpas —habló Ethan—. Sé que me escuchaste ayer por la tarde. En serio que no quería decirlo de ese modo pero... llegó un momento en el que en verdad enloquecí con tantas cosas que no me agradaban tanto.
—Yo creo que era verdad lo que decías. Tal vez y no somos... Ya sabes. Es mejor estar de forma individual y volver a las andadas de siempre.
—¿Qué? ¡NO! Claire, en serio me gustas.
—Lo siento Ethan, no te creo. No después de escuchar todo eso —Claire se hundió de hombros.
Antes de que se metiera Ethan la agarró de la muñeca para que no lo dejara solo.
—Una última oportunidad. Sólo una sola. Si después de esto piensas todavía que no es bueno estar juntos entonces... Entonces dejaré de hablarte.
Claire se humedeció los labios. Estaba intrigada desde hacía una semana para su segunda cita, y ese sentimiento no había cambiado. Accedió. Mientras ella se arreglaba él pasó y estuvo con su familia. Ahí estaba su tío Elliot, con quien pudo contener una conversación que no lo incomodaba, ya que le platicaba sobre Meredith y lo insistente que era con él para que salieran juntos.
Se despidieron de todos y el pelinegro le prometió a los padres de Claire que regresarían antes de lo acordado. Y emprendieron el viaje hacia la sorpresa que le tenía preparada Ethan a ella.
La música rompió el silencio y los hizo olvidarse de lo que habían hablado hacía unas horas sobre estar separados. Cantaban a todo pulmón y se reían cada vez que uno desafinaba. Cuando Claire estaba por desesperarse de lo largo del viaje Ethan anunció que habían llegado al destino.
Le tapó los ojos a Claire con una mascada que era de su madre, Adaline, y la guío con cuidadosas instrucciones hasta el verdadero destino.
—¿Qué tramas Ethan?
—Ya pronto lo verás. Créeme que me ha costado esfuerzo y mucha habla todo esto. Alto, ya llegamos. —Se apartó de ella—. Ya te puedes quitar la mascada de los ojos.
Claire trató de no parecer ansiosa, así que se la quitó despacio. Parpadeó unas cuantas veces para aclimatarse de nuevo a la luz y entonces lo vio. Todo un sembradío de girasoles estaba en frente de ella. Eran hermosos. Los contrastes que de luz y la forma en la que los rayos de sol los iluminaban... Todo eso era magia, y esa magia la había construido Ethan solo para ella.
—¿Te gustan?
Claire asintió. Estaba sin habla por lo maravillada que estaba de ver cientos de sus flores favoritas. Veía a personas regándolas y cuidándolas. Y no solo había girasoles sino que había uno que otro árbol que proporcionaba una agradable sombra para los días de calor como era ese. Era un rancho muy bonito, espacioso y encantador.
—Son bellísimas.
Ethan se posó atrás de ella, sonrió y la abrazó; por fin había sentido que había hecho algo bien después de esa semana de horror. En cambio Claire se sintió conmovida, porque si bien el chico no le había regalado algún racimo de flores en san Valentín, ahora lo había compensado de una forma sin igual. Se puso a pensar por unos instantes si no era un sueño, ya que estaba tan emocionada y contenta por lo que veía, y también surgió ese pensamiento sobre si Ethan había hecho todo eso sólo para ella.
—Ethan, es hermoso el paisaje, ¡en serio! ¿Cómo encontraste este lugar?
—Es una propiedad de mis padres, que en teoría es mitad mía y mitad de mi hermano, Patrick. Pensé que le vendría muy bien un recordatorio de la persona más irónica y despistada del mundo para hacerme ver que no hay cosas que haga mal.
Claire giró la cabeza y miró de reojo como una tímida sonrisa se formaba en los labios del chico.
—Pues has escogido las flores más hermosas para alegrarte el día —le dijo Claire, olvidando el enojo—. Espero que no te harten tan pronto.
—Lo dudo mucho. Tal vez me saquen de mis casillas una que otra vez pero nunca me dejaran de gustar —Claire entendió que ya no hablaban de los girasoles sino de ellos—. Ahora ven, creo que te gustará lo que vamos a hacer —La tomó de la mano y la condujo hacia donde estaban los trabajadores regando las plantas.
Ethan habló un poco y los trabajadores siempre se dirigían a él con mucho respeto y admiración, y unas que otras veces lo nombraban "joven" o "jefe". Dieron varias vueltas cuando decidieron esperar por la siguiente sorpresa dentro de la casa de descanso de los Miller. Por adentro la chica se esperaba ver muchos lujos, cosas extremadamente caras y demás. Sin embargo se vio envuelta en un estilo rústico moderno, con cuadros de pinturas hermosas y plantas en cada rincón de la casa.
Después de tomar una exquisita limonada que, según la encargada de la cocina —a la que le cayó bien Claire en seguida e hizo uno que otro comentario diciendo que era un encanto y nada comparado con esa chica engreída de cabello que llegaba hasta el hombro— fue hecha con la cosecha del árbol de limones que la ama Adaline había hecho sembrar.
—Ya está todo listo, joven —anunció un trabajador.
—Muchas gracias. Ven Claire, vamos afuera —Le sonrió y ella lo siguió.
Ella estaba nerviosa, ¿qué era lo que seguía? ¿Y se Ethan por fin se le proponía y hacía todo oficial? No estaba preparada para tener que decirle sobrenombres cursis a el muchacho, y no se le ocurría ninguno más que el que Ashley y todos los demás de la Élite le decían a menudo y ese era "pecoso".
Una vez afuera y que el sol los abordara de nuevo, tuvo que despejar todas esas cosas para no parecer más nerviosa de lo que estaba. El trabajador se detuvo justo enfrente de un pequeño árbol que necesitaba ser plantado. Les indicaron en donde podría ser sembrado y después de ponerse algo arriba de la ropa para no ensuciarse la que ya tenían, pusieron manos a la obra.
—Pensé que sería mejor plantar un árbol juntos que tallar en la corteza de uno nuestras iniciales dentro de un corazón —habló Ethan, mientras empezaban a hacer su labor. Claire despertó de su trance al escuchar eso. El corazón le palpitaba como desesperado.
—Es muy lindo —contestó Claire, curveando la comisura de sus ojos—. Me refiero a todo lo que haces por mí, siendo que yo no he hecho mejores cosas...
—No hablemos de ello, ya tendremos tiempo de hacerlo. Ahora hay que terminar con esto.
Ethan miraba la inmensa sonrisa que se formaba en el rostro de Claire con cada movimiento que hacía para sembrar el pequeño árbol. Excavaron un poco, y entre los dos pusieron la planta en el hueco. Nunca falto ese contacto visual que les provocaba un sinfín de buenas emociones que les hacía recordar que ellos podrían terminar juntos si se lo proponía.
Cuando terminaron los dos ya estaban hambrientos, así que el pelinegro pidió el almuerzo para comerlo afuera. Empezaron a hablar sobre cómo iban las cosas entre Lauren y Giancarlo y entonces Ethan sacó el tema de la cena de caridad de los Levinson, y ante la presión y encanto del panorama Claire accedió, muy en el fondo sabiendo que no iría.
A continuación les trajeron el almuerzo y lo comieron en una mesa que estaba a la sombra de un bello roble blanco. Ahí Ethan empezó a contarle a Claire anécdotas de su niñez y cómo la pasaba con Patrick, las veces en las que no quería irse de la casa y deseaba quedarse por siempre al lado de Ana, la cocinera de la casa de descanso. Pasaron de la mesa a la raíz del árbol y se acostaron para ver el cielo azul que se postraba arriba.
—Ethan, perdón por todo lo que te hice pasar en la semana. En verdad lo lamento mucho —El pecoso la miró, sorprendido de las disculpas emitidas por Claire—. Es solo que me di cuenta que yo no sé nada de ti y tú sí de mí, y mucho. Así que pensé que sería muy feo que te preguntara tus gustos cuando... cuando ya habíamos salido dos veces, me hicieron ver que eso sería muy descortés de mi parte y que no mostraba interés en ti...
Ethan no contestó y ella sintió que lo había hecho enojar por mostrarle la realidad ante los ojos. Tal vez él había entendido que en serio ella no tenía el menor interés en saber de su persona.
—Me gustan los días nublados, pero no lluviosos, pasar el rato con mis amigos porque me hacen sentir querido, podría comer arándanos todo el tiempo y no cansarme de ellos. También en días como este ver el cielo y encontrarle forma a las nubes. Juego futbol americano en las reuniones que tiene mi familia, porque es una manera en la que participemos todos juntos... —Miró a Claire, quien lo veía de una forma diferente a como lo hacía unos minutos antes— Y detesto el color verde, pero es algo irónico porque me encantan tus ojos.
Seguida de esa conmovedora charla en donde Ethan le siguió diciendo un poco más de él a Claire, empezaron a contarse historias que pasaban en las familias y cómo fue su niñez, entre otras cosas que los hicieron sentir más unidos que nunca.
Algo que no sabían era que desde una de las puertas secundarias que conducía hacia el exterior, estaba Serena viéndolos. Su plan no había funcionado, es decir, casi lo hacía pero a esas alturas del tiempo había hecho todo lo contrario a lo que había querido desde un principio.
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¡ÚNANSE!
Caaaaaaaramelos. ¡Un nuevo capítulo! ¿Qué les pareció? ¿Creen que Ethan se le proponga a Claire? ¿Qué piensan que hará Tyron?
No olviden de votar y comentar, porque amo ver qué piensan de la historia, que quisieran ver... LOS AMO.
YA SOMOS 4K! Así que... de nuevo quiero regalarles algo. ¿Qué quieren que haga?¿ Booktrailer, capítulo doble?
Imagenes de la semana: ¿Qué grupo de amigas les gusta más? ¿A cuál quisieran pertenecer? Con la verdad xdxd
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