El club de los corazones destrozados Pt.2
*Canción del capítulo en multimedia*
Las piernas de Ethan parecían ser de gelatina. Temblaba a más no poder, incluso las manos las tenía heladas a causa de los nervios. Se veía una y otra vez por el espejo retrovisor de su carro para cerciorarse que no estaba despeinado, y eso le provocó que casi chocara. La cabeza le daba vueltas. Todo debía salir perfecto ese día, nada podía fallar. Haría de esa velada la mejor de todas.
Cuando estaba a unos minutos de llegar a la casa de Claire, le empezaron a surgir dudas: ¿Y si Claire le ponía cualquier pretexto para no salir? ¿Y si se le había olvidado y estaba terminando de darles sus tutorías a Ian? ¿Y si le decía que no? ¡QUIÉN LE PODÍA DECIR QUE NO A ÉL! Bueno, a excepción de esa chica de la primaria que le rompió el corazón diciéndole que no le gustaba él, sino sus juguetes... Al estacionarse al frente de la acera, aguardó unos segundos.
Claire había escuchado como el motor se había apagado, y con discreción apenas abrió un poco la cortina para que uno de sus hermosos ojos viera lo que pasaba afuera. En cuanto vio a Ethan bajarse del carro dejó de ver. Tenía esa rara sensación de que el corazón se le podía salir de su lugar de tan rápido que bombeaba sangre. Pensó en nada unos segundos y seguido corrió al tocador a echarse una mirada para ver cómo se veía. El cabello ondulado le caía como una cascada que te incitaba a nadar en ella, y sus ojos verdes como la esmeralda se veían despampanantes al ponerles un poco de rímel y sombra.
—Claire, tu amigo te está esperando abajo —dijo su padre, incrédulo de que Ethan podría ser algo más con su hija.
—Dile que ya voy, que... que me espere unos minutos. —Su papá la miró con fastidio— ¡Sólo hazlo! Necesito que espere un poco para que sea mejor su cara de asombro.
—No hubiera dejado que tu mamá te instruyera para estos casos de las citas... ¡Digo de las salidas!
Su padre salió, entonces cerró los ojos y respiró profundamente. Se mentalizó, aunque no sabía para qué, si ya había estado a solas con Ethan y por más que quería no podía dejar de ser la misma Claire respondona y enojona de siempre. Agarró su pequeña bolsa de fiesta y se sonrió así misma.
Abajo Ethan estaba sentado en los sillones de la sala, esperando cuando Claire bajara. Los padres de la chica estaban del otro lado de la habitación sentados, sin quitarle la mirada de encima al muchachito de cabello ondulado. Se sentí tan incómodo, y tal vez no se hubiera sentido así nunca si ese golpe que recibió Claire de su parte no hubiera nunca existido.
Se escucharon los pasos en la escalera y Ethan se paró y al voltear se quedó sin aire. Era bellísima. Él estaba con la boca entre abierta, dejándose deslumbrar por ella.
—Creo que estoy muy formal...
—¡No! ¡No! Nada de eso —habló Ethan, después de negar con la cabeza, despejándose todos esos pensamientos morbosos. Fue hacia ella y la ayudó a bajar los últimos dos escalones—. Yo estoy muy informal, pero tú estás preciosa. Qué digo preciosa... ¡divina!
—Quiero a Claire aquí a la una de la madrugada, ni un segundo más de límite de tiempo. ¿Entendido?
—Sí papá, tranquilo. —Sonrió—. Nos vemos al rato.
De camino al restaurante les llamó Giovanna para saber qué harían esa noche, ya que se encontraba sola y era su cumpleaños. Ella todavía no tenía ni idea de la fiesta que le esperaba. Ethan le dijo que estaría con Claire esa noche, y después de ello le cantó las mañanitas con ayuda de Claire y colgaron.
Al llegar al restaurante Claire se deslumbró con la fachada del sitio. Parecía ser uno de esos restaurantes en donde te cobraban caro por una porción tan pequeña de comida, a través de los cristales vislumbró a todas las personas cenando, iban bien arreglados y se podría notar desde leguas que eran personas adineradas. Entraron y lo primero que notaron fue el olor de la deliciosa comida que se estaba cocinando en la parte posterior del establecimiento.
El piso era de mármol color marfil, y enormes candelabros iluminaban el lugar, con ayuda de lámparas que colgaban del techo y derrochaban una luz amarilla muy tenue. Había secciones, pero no estaban tan marcadas como en otros lugares; la sección de lujo se dividía en tres —era tan exclusiva que sólo a los mejores postores se les daba—. En la entrada de cada una caían enormes cortinas de tela traslucida que dejaba apenas ver un poco de qué pasaba al otro lado, tenían pantallas de plasma y aparte de la mesa una pequeña sala lounge.
—Claire, ven te quiero presentar a alguien —dijo Ethan, caminando entre las mesas y llevándola hasta un gran ventanal que dejaba ver gran parte de la ciudad—. Espera un momento aquí —Se alejó y fue con la persona que se encontraba admirando el paisaje. Unos instantes después los dos caminaban hacia ella—. Te quiero presentar a mi hermano Patrick. Patrick —se dirigió al chico a su lado—, ella es Claire.
Claire advirtió que podía estar ante dos versiones de Ethan, uno más grande que el otro claramente. Tenían el mismo color de cabello, pero el de Patrick era lacio, las mismas pecas, pero los ojos del hermano de Ethan eran azules.
—Un gusto Claire. Anhelaba conocer a la chica que trae como tonto a mi hermano —Estrecharon las manos—. Por cierto, buen trabajo al hacerlo que te obedeciera porque te pegó... Una disculpa de mi parte, Ethan tiende a ser un idiota la mayoría de su tiempo. —Claire curveó los labios— Ahora bien, espero que disfruten de su velada en mi restaurante. Cualquier inquietud me avisan.
—Gracias —fue lo único que pudo decir Claire.
Una mesera los guío hasta uno de esos palcos exclusivos del restaurante, les dio las cartas y les avisó que vendría por su orden en cuanto le dieran la orden. Claire no sabía que ordenar, porque para ella todos esos platos de alta cocina parecía que no le gustarían, Ethan dedujo lo que estaba pensando Claire, entonces le dijo que él ordenaría por los dos y que no cabría duda de que la comida le encantaría.
—¿Una copa de vino para el joven Miller? —preguntó la mesera, enseñando una botella de vino tinto que traía consigo—. ¿Puedo ofrecerle otro tipo de vino al que acostumbra para comer?
—Hoy pediré un vino más suave. —Cerró la carta y se la dio a la muchacha que los atendía—. ¿Quieres probar un poco Claire?
—Lo siento yo no tomo...
—¡Entonces con qué piensas acompañar tu comida! —exclamó Ethan, como si el comer sin vino fuera un delito. Él estaba acostumbrado a ello desde hacía dos años, porque así eran las comidas en los eventos de la Élite—. ¿Podrías traernos agua natural? ¡Y la botella de vino déjala aquí! —ordenó.
—Seguro. Sus platillos están a punto de venir. Bon Appetit.
En lo que sus platillos eran llevados a la mesa Claire se dedicó a halagar el buen gusto de Patrick, y recordarle a Ethan su gran parecido con su hermano. Él estaba nervioso, el gran momento estaba por ser y nada podía malo podía pasar. Patrick sabía muy bien las especificaciones del plan de su hermano, y por más que quería quedar bien con su madre e impedir que Ethan manchara su apellido el día de la cena de caridad de los Levinson, sabía que su hermano estaba loco por la chica que le acababa de presentar, así que decidió no traicionarlo.
Cenaron, y al final de la misma Claire aceptó tomar un trago del vino que había pedido Ehan. En lo que llegaba el postre les pidieron pasar a la sala lounge que tenían en su palco, en lo que reacomodaban la mesa. El vino había causado un leve efecto en Claire quien era todo risas y coqueteos, y ni digamos de Ethan, aunque sólo había tomado un trago también.
—¿Desean que el mago del restaurante les ofrezca uno de sus actos? —preguntó la mesera, reteniendo al mago.
—¡Sí! ¡Di que sí Ethan!
—¡De acuerdo! Hagan pasar al mago y veamos que tal son sus actos de magia.
Para ese entonces ambos ya no estaban sentados uno enfrente del otro, sino que ahora estaban hombro con hombro. Ethan le había estado diciendo a Claire como es que se tenía que comer el creme brulee, con que cubiertos y demás, y a ella no le incomodó las lecciones de modales sino las agradeció.
—Buenas noches jóvenes. Me llamo el mago Tuddor, y para iniciar mi acto de magia pediré que me sean tan gentiles de prestarme una de las cucharas que tienen en la mesa —Ethan lo dejó agarrarla—. Haremos que esta cuchara se curveé y la volveremos a poner en su estado normal —El mago empezó a hacer su truco de magia, y Claire, como vil infante se sorprendía y aplaudía.
Pasaron otros dos trucos de magia, en el que el mago desaparecía un salero de la mesa y volvía a aparecerlo ahora en la bolsa de Claire. Otro fue que de unos patitos de esponja los apretaba y empezaban a salir cada vez más del mismo, eso lo hizo contando una historia en donde la madre quería mucho a sus patitos. Ethan miraba a Claire y le encantaba admirarla y más cuando sonreía y se asombraba por cosas que ya a ningún adulto lo harían.
—Para el último truco de magia, le voy a pedir a la bella dama que elija una de estas cartas —Sacó una barajja de una de sus mangas y la barajeó— y le adivinaré la carta que tenía.
Claire agarró la carta de un ocho de diamantes rojos, le susurró algo a Ethan y él hizo un ademán con los brazos, como si se estuviera estirando, pero no era eso lo que pretendía hacer. No en ese momento.
—Muy bien, le pido que coloque la carta en cualquier lugar de la baraja y tenga muy en mente la carta que le tocó —Claire sonrió e hizo lo que le pedían. El mago barajeó las cartas, haciendo excepcionales trucos con ellas—. De acuerdo. ¿Acaso esta es su carta? —le preguntó el señor, dándole una carta errónea.
—No, lo siento. Creo que no ha funcionado su último truco —Claire se hundió de hombros, desilusionada.
—Sí, lo sabía. Sabía que esa no era su carta. Pero haremos esto, yo sé que la carta que eligió era un ocho de diamantes rojo —Claire enarcó las cejas, sorprendida—. ¿Puede pedirle al joven a su izquierda que se revise los bolsillos de la chamarra y le dé su verdadera carta.
—¿Ethan?
El muchacho revisó los bolsillos de su chamarra de piel marrón, y sacó una carta más grande de lo usual —una similar al tamaño de las del tarot— y se la dio a Claire. Ella, ansiosa de ver sí era esa la tomó y miró que era efectivamente su carta.
—¡Esta es mi carta! ¡No lo puedo creer! —se dirigió a Ethan—. ¿Cómo pudo hacerlo? ¡Lo vi todo el tiempo!
—¡Ah...! Pero el truco de magia no acaba aquí señorita. ¿Sería tan amable de voltear la carta y ver la parte posterior?
—Seguro —Ethan al escuchar eso avisó con la mano que se acercaran. Claire volteó la carta y leyó en voz alta—. ¿Ve al ventanal? —Miró a Ethan confundida.
—Es el truco del mago, a mí no me preguntes. Vamos a ver cómo termina su acto de magia —La agarró de la mano y la llevó al ventanal en la que había visto a Patrick.
—No veo nada... De seguro estaba mal la inscripción de la carta...
Ethan había dado unos dos pasos hacia atrás, y entonces asintió con la cabeza y la magia apareció. Un edificio de metros de distancia de ellos encendió las luces. Las ventanas empezaron a alumbrarse y a parpadear en una forma desordenada. Claire estaba emocionada de ver de qué trataba todo ese barullo que olvidó prestarle atención a Ethan. Hubo un momento en donde siguieron las luces parpadeando de forma desordenada hasta que se detuvieron y dejaron ver una simple pregunta que cambiaba todo el mundo de la chica.
El edificio había iluminado de cierta forma las ventanas para que pudieran dejar ver la pregunta "¿Quieres ser mi novia, Claire?" La muchacha se quedó anonadada, se tapó la boca por la gran sorpresa. Era ese el último acto de magia. Entonces volteó, todavía estupefacta de lo que veía.
Ethan estaba parado con un enorme ramo de rosas rojas y girasoles. Estaba sonriente, muy sonriente. Se humedeció los labios y con las piernas entumecidas y las manos sudándole, caminó hacia ella.
Los comensales se dieron cuenta de la propuesta de noviazgo que se estaba llevando acabo y dirigieron su atención a ellos. Las mujeres que se encontraban allí estaban cautivadas con esa propuesta y los hombres orgullosos de ver tanto esfuerzo para conseguir el corazón de una chica.
—¿Qué dices Claire? ¿Quieres ser mi novia?
—N-n, digo —Negó con la cabeza—, sí. ¡Sí Ethan! Obvio sí.
El chico sintió como un peso de encima le era quitado. Esos segundos en los que Claire dudó se le hicieron eternos. La abrazó, aliviado y feliz de saber que ya era algo oficial.
—Por un momento pensé que me dirías que no —le susurró el pelinegro al oído. Le dio su inmenso ramo de flores al sentir vibrar su celular. Respondió—. Hola Carlo. Sí, bueno ya estamos en camino, ¿ustedes ya están en la fiesta?... De acuerdo, nos vemos ahí. ¿Qué? No... Estoy con mi novia. Sí Carlo, ella. Nos vemos.
—Tu novia, ¿eh? —Claire soltó una risita—. ¿Cuánto te morías por decir eso?
Ethan la abrazó, pasó su brazo por el cuello de ella y entonces muy animado y sin poder quitar la inmensa sonrisa, contestó:
—No creerías cuánto lo deseaba.
Fueron a la fiesta de Giovanna, quien no dejaba de llamarles para pedirles que fueran a la fiesta. Ethan condujo lo más rápido que podía para que no le siguieran llamándole preguntando por su paradero. Así llegaron a la fiesta en el departamento de Ashley, tomaron el ascensor y en cuanto se abrieron las puertas empezaron a caminar tomados de la mano. Pero alguien se tropezó con ellos. Vieron una cabellera rubia y una castaña metiéndose al elevador que estaba a punto de cerrarse.
—¿Ashley? —preguntó Ethan, intrigado por lo que veía.
—¿Tyron? —también inquirió Claire al unísono que su novio.
Ambos se miraron, confundidos. ¿Qué tanto había pasado en lo que ellos no estaban? Entraron a la fiesta, todavía tomados de la mano y los amigos de Ethan empezaron a saludarlo. Algunos saludaban a Claire sin poner gestos horribles hacia ella, pero otros sí lo hacían y dejaban notar que no les caía nada bien, entonces Ethan les decía que ella ya era oficialmente miembro de la Élite y su novia. A Claire se le hacía un revoloteo de mariposas en la boca del estómago cada que él decía que era su novia. Por fin novios.
—¡Claire! —exclamó Lauren, abrazándola—. ¿¡Cómo que son novios!? ¿Por qué no me lo habías dicho?
—Apenas me lo acaba de proponer —le respondió su amiga, tratando de no hacer notar tanto su felicidad—. ¡Fue de lo más romántico! Tengo que contártelo, pero cuando esté Lily también. Por cierto, ¿dónde está?
—La última vez que la vi estaba con Tyron, y él se salió del apartamento con una cara de tristeza inmensa.
—Ya nos ha dicho Ethan lo que pasó —interrumpió Tiffany—. ¡Felicidades! —exclamó la rubia con sarcasmo—. Espero que sepas cómo le has destrozado el corazón a Serena con esa noticia.
Tiffany se fue, y al instante atrás de ella apareció Adam, muy contento.
—No le hagas caso a Tiff... ¡Esta celosa! Anyway ¡felicidades Claire! Y gracias por hacernos saber que a pequitas le gustaban las chicas.
—¿En serio ya lo creían gay?
—Bueno, cuando alguien con su físico y fortuna no tiene ni siquiera una relación de una semana con una chica se empiezan a hacer rumores... —El pelirrojo les sonrió—. Por cierto, ¿han visto a Ashley?
—Salió por unas horas. ¿La necesitabas?
—¡Sí! Giovanna quiere una foto con todos los de la Élite de New High —observó a Claire—. Y tú tienes que estar ahí. No te ofendas Lauren, pero...
—Lo entiendo. No hay problema.
—Le llamaré a Tyron para que regresen —Adam asintió con la cabeza y se fue de nuevo con su novia.
—¿Regresar? ¿Dónde está Tyron? ¿Con quién está? —preguntó Lily—. Pensé que se había ido.
—Lily, hoy no quiero pelear, así que me alejaré de aquí y de verdad no quiero verte —le contestó Claire, con el teléfono en el oído esperando a que su amigo le contestara. Ella se alejó.
—¿Ahora qué he hecho?
—Tú dinos Lily... ¿Qué le has hecho al pobre de Tyron? —le dijo Lauren, hundiéndose de hombros y yéndose de ahí.
Por otro lado, Adam había quitado del control de la música a su amigo de Westwood. Al principio se escuchaorn los quejidos de las personas que estaban bailando. El pelirrojo agarró el micrófono y pidió silencio.
—Gracias por venir a la fiesta de mi hermosa Gio. Hoy cumple diecinueve años. Sólo quiero decir enfrente de todos —Miró a su novia, quien lo observaba con unos hermosos ojos relucientes llenos de amor— que te amo. Que eres lo mejor que me ha pasado en la vida y que todos los días soy afortunado por tenerte a mi lado. Quiero que sepas Giovanna Donovan que eres mi todo, y que te deseo lo mejor para toda la vida. No sé qué más decirte, porque ya sabes que te adoro con pasión y con locura. Hoy es tu día, preciosa. Así que quiero cantarte el feliz cumpleaños.
La voz de Adam le tembló los primeros segundos de la canción, pero entonces Charles y Serena empezaron también a cantar y así todos siguieron hasta terminar la canción. Cuando Adam dejó el micrófono y comenzó la música de nuevo Giovanna lo abrazó y lo besó, dejándole marcados los besos por todo el rostro con su labial color vino.
—Eres tan divino Adam. ¡Te adoro! —le agradeció Giovanna, después de atiborrarlo de besos.
La fiesta continuó, la música no dejaba de sonar y pronto Giovanna y Adam se unieron a la que era la pista de baile. Ella estaba tan feliz que no le inmutaba nada que Lauren y Claire estuvieran con ellos en esos momentos. Pasaron unos cuarenta y cinco minutos y Ashley y Tyron todavía no llegaban, así que fue por Tiffany y Jared y los llevó a bailar con ellos. Cuando Ethan iba a sacar a bailar a su novia, ella dijo que tenía que ir a otro lado y que cuando volviera entonces bailaría con él todo lo que quisiera.
Claire se abrió camino hacia Ian, quien estaba sentado en uno de los sillones blancos. Estaba aburrido, viendo el celular, sin hacerles caso a todos los adolescentes que estaban enfrente de él bailando, ligando o besándose.
—¡Hola! ¿Por qué estás tan animado?
—¡Claire! —Ian guardó de inmediato su celular—. ¿A qué hora llegaste?
—No hace mucho —Sonrió la castaña—. ¿Y tú? ¿Qué tal te la has pasado?
—Ya tiene tiempo que llegué. Y sólo la estoy pasando. Yo creo que —Revisó su reloj de muñeca— ya en unos minutos me voy.
—¡No! ¿¡por qué!? ¡Quédate! Hay muchas chicas que podrías invitar a bailar.
—Sólo quiero invitarte a bailar a ti.
—¿Qué? Yo... —Claire estaba nerviosa—. Ian yo...
—¡Claire! La foto, ven a la foto —le dijo Carlo. La tomó de la mano y la llevó con todos los demás.
Carlo había salvado a Claire en esa ocasión y él lo sabía, así que no se sorprendió cuando ella le agradeció por ello.
Tuvieron que despejar el área en donde se tomaría la foto, y tardaron un poco en hacerlo. Ethan no le preguntó a Claire qué había pasado con el rubio hacía unos momentos, y en su lugar le dijo que Ashley acababa de aparecer con Tyron. Las cosas se tornaban cada día más raras con los lazos de afecto de los miembros de la preparatoria de New High.
Ashley sólo miraba a Tyron, no tenía cabeza para mirar a la lente y tuvieron que repetir la foto unas tres veces. Entonces quedó la foto y se volvieron a dispersar. Ella quería ir tras Tyron pero Giovanna no la había dejado y le preguntó el barullo que tuvo con Ian. Después de contarle todo a su amiga, volvió a localizar con la vista a Tyron. Iba a ir tras él, y él la estaba esperando para volverse a fugar, pero Giovanna la llevó con Jayden.
—Jay... ¿Conoces a Ashley? —le preguntó Giovanna.
—La verdad es que no... —contestó Jayden Taylor, el chico de cabello rizado y ojos color miel. Ashley sólo miraba a Tyron.
—Bueno, yo sé que tendrán muchas cosas en común, así que los dejaré solos.
Ashley vio como Tyron hacía una mueca y se salió del apartamento. Él no quería que jugaran con sus sentimientos más de una vez la misma noche.
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¡ÚNANSE!
Caramelosssss. ¿Qué tal el capítulo? ¿Les gustó la propuesta de noviazgo que hizo Ethan?
¡Llegamos a 6K! Muchas gracias, en serio que estoy super agradecida con ustedes. Gracias a todos los lectores de La Élite. Los adoro. ¡No olviden comentar sus partes favoritas del capítulo, que piensan que sucederá con Tyron y Ashley! Amo ver sus comentarios.
¡NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR! Me hace muy feliz que lo hagan
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