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Detención


Claire les había dicho la mitad de la verdad a sus padres respecto a porqué tenía que llegar más temprano de lo habitual a la preparatoria. Hacía tres años que Claire no ansiaba ir a la escuela como el primer día del primer año de preparatoria, en donde no sabía la cómo la tratarían el mismo año. No había estado preparada para que se burlaran de su forma de vestir, ni de sus gustos musicales...

Esas ganas de poner un pie en la entrada, con su uniforme bien planchado y su cabello color caoba cayéndole por la espalda y que la vieran con afán, habían regresado. Una vez que había recorrido la mayoría del trayecto le vinieron las dudas sobre su aspecto, si su aliento era refrescante o tenía que mascar una goma antes de llegar a los casilleros; mucho después vino la idea de que Ethan le habría dicho a todo el equipo que se vieran antes de comenzar las clases, y esto hizo que Claire casi se arrepintiera de todo lo anterior que pensó.

No había nadie para cuando había llegado a los casilleros, así que hizo su mochila para las primeras clases antes del recreo. Estaba concentrada en su hacer, metiendo y sacando libros, registrándolos para saber si no se le había olvidado hacer la tarea de alguna materia. Cerró el casillero y se encontró a Ethan, recargado a un lado, de brazos cruzados, esperando a que terminara.

—Te tardaste mucho examinando tus cosas, ¿no lo crees?

— ¿Y eso te dio el derecho de ni siquiera aclarar la garganta para hacer saber que habías llegado?

—¡Vamos Claire! Te veías tan ensimismada que si te desconcentrabas me darías un golpe, creo...

—No lo creas —Claire encarcó las cejas. Aprensó uno de sus libros contra el pecho—, lo es.

Claire caminó hasta las bancas que estaban a la mitad del pasillo de los casilleros, se sentó y esperó a que el pelinegro hiciera lo mismo.

—¿Y a qué hora van a llegar los demás para discutir qué haremos en la kermés? —preguntó la castaña, cruzada de brazos.

—No deben de tardar —contestó Ethan, abriendo sus hermosos ojos color café, más de lo que pudiera, haciendo que éstos capturaran cada detalle que estaba en su entorno—. Mientras hay que hablar.

—¿Hablar de qué? Nosotros no tenemos nada de qué hablar —se limitó a decir Claire, mostrando una sonrisita sarcástica, mientras abría uno de sus libros de literatura favorito y lo empezaba a leer.

Ethan al ver que Claire no le haría caso, ni tenía intenciones de hablar con él —aunque por dentro ella lo ansiaba— empezó a formular un plan antes de que llegaran más personas y se esfumara ese único momento para convencerla de que no había sido realmente su intención burlarse del hecho de que no ha tenido novio nunca.

Estaba desesperado, no encontraba la forma en la que Claire le respondiera con más de síes y noes. Entonces miró la portada del libro, y se dijo que esa era la única forma de sacarle más palabras a Claire para que conviviera con él.

—¿De qué trata? —preguntó, con verdadero interés.

Claire alzó la mirada y vio a su compañero sonreírle. Cerró el libro, marcando en su mente el número de página en el que lo había dejado.

—¿Es en serio? Todo el mundo ya sabe de esta trilogía y la están leyendo como locos para saber qué pasará antes que saquen las películas.

—¡Oh! En ese caso vamos a ver las películas —propuso Ethan, ensanchando más su sonrisa. Se recargó un poco más en la mesa, apretando su diafragma; valía la pena si este gesto lo hacía acercarse un poco más a ella.

Claire se había quedado congelada. Nunca se esperó a que Ethan se atreviera a invitarla a salir de una forma muy sutil que por poco no descubre. No sabía que decir, por un lado quería darse una oportunidad con él, pero por otra no se lo podía permitir al pensar que solo lo hacía para que lo disculpara por su insensible forma de apoyar a Giancarlo cuando lo de la clase de inglés, u otras cosas peores.

—Lo siento, no salgo con alguien que quiera ver la película antes que leer los libros —Se hundió de hombros.

—¡Ya lo tengo! —interrumpió Ethan, antes de que Claire volviera a la lectura—. Si leo los tres libros antes de que salga la primera película, entonces no tendrás más remedio que dejarme ir contigo a verla.

Pasó un instante, en donde a Ethan le urgía que Claire dijera algo, aunque sea una declinación a su proposición. Entonces, cuando estaba a punto de deshacer el trato, para no quedarse como un tonto, los labios de Claire se abrieron para poder decir:

—Seguro —Sonrió—. Lo acepto, porque estoy segura de que no lo lograrás.

Sin que se dieran cuenta, empezaron a platicar más. Claire se olvidó de su promesa de no ser tan accesible con él, mientras que Ethan estaba celebrando en sus adentros que podría conseguir salir con ella, y además seguían platicando sobre cualquier banalidad sin importarles que había llegado más gente.

Cualquiera que llegara a los casilleros se quedaba impactado al encontrase con tal escena, en donde Ethan y Claire se hablaban como sin nada, sin sarcasmos o groserías. Incluso Giancarlo y Lauren tuvieron que admirar más lo que se presentaba ante sus ojos.

Al llegar Serena, Giovanna intentó que no fuera a los casilleros en esos momentos, no quisiera que viera a Ethan intentando coquetearle a Claire Everlin. Giovanna no pudo con su misión. Alcanzó a Serena justo cuando los estaba viendo sonreírse mutuamente, casi hipnotizados el uno con el otro.

Serena se fue directo a su casillero, y al tener a Giovanna otra vez a su lado le dijo en un susurro.

—Si cree que sus ojos color verde atraparán a Ethan está muy equivocada. ¡Esto no se va a quedar así! —Terminó de sacar libros de su mochila y se fue de ahí.

En el camino encontró a los gemelos Mitman, quienes la saludaron, y al percatarse que no estaba de un buen humor, se alejaron lo más rápido posible. Jared hizo caso omiso de con quién estaría hablando Ethan, mientras que Giancarlo estaba pasmado, a unos metros de ellos, formando con la boca una limpia "o".

Lauren llegó a su lado decidida a molestarlo, pero entonces vio a Claire y después a Ethan.

—¿Estás viendo lo mismo que yo, Lauren? —le preguntó Giancarlo, en un tono más bajo del de costumbre.

Lauren se limitó a solo asentir con la cabeza.

—No estaría mal que nosotros también hiciéramos lo mismo, ¿o sí? —Volteó a verla, presumiendo una sonrisa seductora.

—Eres un tonto —le contestó Lauren, cortante. Al irse, sonrió para sí misma.

La campana tocó, despertando a Ethan y Claire de su entretenida plática. Poco a poco los casilleros se iban vaciando, dejándolos una vez más solos.

—¿En qué salón te toca? —le preguntó Ethan, pasándose una mano por el cabello para acomodárselo.

—Me toca en el salón que te tocará a ti después.

—En ese caso déjame acompañarte —se ofreció Ethan, levantándose de la banca con agilidad, para lograr agarra la mochila de Claire antes de que ella lo hiciera por sí misma.

—¡NO! —respondió levantando la voz—. Yo creo que debemos dejar esto —Lo señaló y después volvió su dedo a su pecho, y repitió la acción dos veces más antes de continuar hablando— hasta aquí. Sólo fue una charla —Se hundió de hombros—. No hay necesidad de que estés tan caballeroso —Tomó su mochila, la cual pesaba bastante y se fue al primer piso.

Al ver que Claire había subido las escaleras, tomó sus cosas y siguió su camino al salón. Esperaba que Giancarlo no le hablara después de que rompió su promesa de alejarse de esos ojos cautivantes, y esa sonrisa daba con dulzura Claire a casi nadie, pero no lo esperaba de todos sus amigos. Incluso Serena lo miraba con arrogancia y lo evitaba.

—Bien, ¿por qué no me están hablando? —les preguntó Ethan a sus amigos, cuando formaron grupos para una actividad de la clase.

Nadie le contestaba, hacían muecas de disgusto y se mostraban evasivos.

—¡Estabas coqueteando con Claire Everlin! —soltó en un quejido Serena, quien no pudo controlar esas ganas de perderse en cada una de las pecas que tenía Ethan en el rostro—. ¡Lo que faltaba Miller! —Se cruzó de brazos.

—Lo que Serena quiere decir —continúo Charles por su amiga— es que estás a punto de quebrar la regla de oro de la Élite... Si Meredith se llegara a enterar... Bueno, aparte de que ya nadie creería en nuestra posición dentro de la escuela, no te quiero ni decir lo que nos pasará cuando estemos frente a los demás miembros.

—¡Pero si sólo hablé con ella! —mintió—. No veo el problema en ello. Giancarlo —el rubio, abrió sus ojos verde claro en signo de sorpresa— le habla a Lauren, y no veo que le hayan dicho algo.

—Una cosa es hablarle, molestarla... —añadió Adam— pero nunca lo hemos visto con esas inmensas ganas de conquistarla como lo hemos hecho hoy contigo.

—Por favor Miller —habló Giovanna, con una voz suave, pero con una mirada feroz—, no destruyas el prestigio de esta Élite. Cuando entraste sabías muy bien a lo que te enfrentabas. ¿Te imaginas que en unas semanas este grupo —Señaló a los presentes del grupo— se vea alterado por las caras de Lauren, o la de Ian..? Eso no está escrito para ser...

—Entonces, ¿me están pidiendo...?

—No. No te lo estamos pidiendo —aclaró Charles—. Es un ultimátum Ethan. Tienes que dejar eso que tal vez sientas por ella. Claire —Suspiró— no pertenece con nosotros, no la van a admitir los demás.

—Claire es sólo su amiga —defendió Giancarlo, a su amigo—. A él le gusta alguien más, creo que tenía planes para que esa persona lo notara, ¿verdad Ethan?

—Sí, es verdad —contestó por hacerlo. Sintió un hueco en el pecho cuando supo que sería más difícil de lo que parecía.

Después de que terminaran el regaño de Ethan a un lado, volvieron a hablarle como si nadie hubiere pasado.

Giancarlo era el único que sabía que a pesar de que la cara de Ethan se mostraba neutral, evitando que las pecas bailotearan cuando sonreía, por dentro estaba gritando por lo frustrado que se encontraba.

Sonó la campana para el almuerzo. Hoy no les tocaba la cancha para practicar soccer, así que los dos amigos —uno con la cabellera tan deslumbrante como el Sol, y el otro con el cabello tan oscuro como la noche— se fueron con los demás a desayunar a la mesa que tenían, desde siempre, apartada en la terraza.

Estaban tan concentrados en su charla sobre el soccer, que no se dieron cuenta que Serena le había susurrado algo a Ashley y Giovanna, hasta que la vieron pararse e irse al área donde estaba Claire, con unas papas a la francesa en la mano.

Claire estaba atacada de la risa con Lily y Lauren, que cuando volteó no se dio cuenta que Serena se le había puesto atrás adrede. Como es predecible, las papas fueron a dar al pecho de Serena, embarrándole la salsa de tomate y el queso amarillo derretido, haciendo que ésta soltara un grito agudo.

—¡Perdón! ¡Perdón Serena! No había visto que estabas atrás.

Charles, Jared y Giancarlo, junto con Ethan y Adam, se apresuraron al lado de Serena y Giovanna, dejando a solas a Ashley en la mesa.

—¿Qué pasa aquí?

—¡¿Qué no es obvio Charles?! —le respondió Serena, enojada—. ¡Claire me ha tirado las papas a la francesa encima intencionalmente!

—¿Qué? ¡No es cierto! —Miró a Charles—. ¡No lo hice a propósito! Adam —observó al pelirrojo— tú me conoces, sabes que no lo haría... ¡Yo no lo hice!

Mientras Claire se trataba de defender, y Lily la apoyaba contando los hechos tal como habían sucedido, Jared le dio a su hermano un helado que recién se había comprado. Quería que se lo embarrara a Claire en venganza por lo que le había hecho al uniforme de su amiga y líder del grupo.

Giancarlo le pidió con un gesto a Ethan que lo acompañara a la mesa de la cual se habían parado minutos atrás las otras chicas. Se sentaron. Ethan miraba hacia el patio, en donde se estaba llevando a cabo un partido de basquetbol; vio a Ian y supo que debía apoyar al equipo contrario. Se volvió a parar por la emoción que le estaba causando el juego.

—¿Puedes sostener el helado? —le pidió Giancarlo—. Tengo que abrocharme las... —Miró que traía mocasines—, el saco.

—Seguro —Lo tomó y observó de nuevo el partido.

Jared pasó con sutileza al lado de Ethan, y con una mirada asesina hizo que su hermano pusiera el pie justo detrás del pie del pelinegro.

—¡Oye Ethan! —dijo Jared, empujando un poco a su amigo.

Ethan perdió el equilibrio, y antes de que Jared lo agarrara para que no se cayera e hiciera el ridículo, él ya había embarrado la mitad del helado en el cabello de Claire. Ella soltó un gritito al sentir algo frío en su nuca, volteó y vio a Ethan con el cono en mano.

—¿Qué te pasa? ¡Por qué lo hiciste!

—Ni siquiera lo hice para...

—¡...Para que sientas lo que yo! —añadió Serena, retomando su postura de Reina Abeja.

No pudieron continuar con el barullo, ya que el prefecto llegó justo a tiempo para parar la trifulca que se formaría en segundos —Ian y los demás amigos de Lauren y Lily habían ido hasta ellos para defender a Claire—.

—¿Quién empezó todo esto? —preguntó el prefecto, examinando las caras de los que se encontraban ahí.

—¡FUE CLAIRE! —respondió Serena con rapidez, apuntándola con un dedo acusador.

—¡Pero yo no...!

—Me ha embarrado esto a propósito.

—Claire, te quedarás en detención después de clases.

—¿¡Ah sí!? Pues en ese caso se me hace justo que quienquiera que me embarró el helado en el cabello, también se quede.

—¡Fue Ethan! Yo lo he visto prefecto —acusó Ian, quien ni siquiera estaba ahí cuando pasó la acción con el helado.

—Sí —lo apoyó Lily—. Aunque no creo que lo haya hecho por querer... —Ian le soltó un codazo para callarla.

—Ambos se quedaran en detención —dictaminó el prefecto, y se fue.



Pasaron las clases después del almuerzo, y al sonar la última campanada de la escuela, todos salieron corriendo para irse de allí.

Claire fue a despedir a Lauren y a Lily para retomar el camino a la oficina de su prefecto. Al llegar vio que Ethan se encontraba sentado en una de las dos sillas enfrente del escritorio en donde no había sentado nadie. No se inmutó ni en tocarla puerta antes de pasar, sólo se sentó a esperar su castigo.

Ethan no tuvo tiempo de empezar la plática como lo había hecho hoy en la mañana —con mucho esfuerzo—, cuando el sonido de unos cachivaches sonó a sus espaldas. Era el prefecto, arrastrando cubetas, recogedores y escobas, todo a la vez.

—Será mejor que se apresuren. Su castigo consiste en limpiar cada uno de los salones de la preparatoria. Cuando terminen se podrán marchar.

Ambos tomaron sus respectivos instrumentos de limpieza y se metieron en el primer salón que vieron. Después de que Claire le pidiera a regañadientes a Ethan que bajara a llenar las cubetas con agua, éste se dispuso a entablar otra conversación.

—¿Te has logrado quitar el helado del cabello?

Claire soltó la escoba, con furia. Frunció el entrecejo y miró a Ethan tratando de parecer intimidadora.

—No. Ahora tengo un cabello chicloso en la parte trasera —Fue hasta él, queriendo soltarle un golpe por lo que había causado, pero se detuvo a unos cuantos pasos antes de llegar a él.

—Velo por el lado bueno, ahora tu cabello huele a fresas.

Claire quería sonreír, pero algo adentro de ella no la dejó. Así que recogió de nuevo la escoba, y fue a entregársela a Ethan con tanta fuerza que le había dolido el pecho al joven por el impacto del tubo de madera.

—Cállate y limpia Miller —Entrecerró los ojos, lo observó y antes de que esas ganas de presionar sus labios con los de él aparecieran se fue.

Se sentó en la silla del escritorio, cerró los ojos para dormitar.

—¿Qué? ¿Yo haré solo el aseo?

—Te lo tienes más que merecido. Y quiero todo impecable, como si lo hubiera hecho yo —Claire abrió un ojo para echarle un vistazo a su compañero, el cual la estaba arremedando de una forma muy cómica—. Te estoy viendo Ethan.

Ethan se congeló, sus mejillas se sonrojaron. 

—Bien, bien... Me apuraré a asear.

Grupo de facebook "Bookers: Lectorxs de iQueBooks" 

¡HOLAAAAA CARAMELOSSSS! ¿Cómo están? Espero que bien. Sólo quiero saber qué piensan de la historia, qué pareja les gustaría ver en la historia: Giancarlo y Lauren, a Adam y Giovanna... 

Quiero saber todo, si les gustó, si creen que le falta algo... ¡COMENTEN! Y si les ha gustado no olviden de VOTAR; Los amaré aún más si lo hacen. 

Los lovea con mucho amor, iQueBooks 

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