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Capítulo X

Ignoren el corazón de la chica de enmedio XD

    ― ¿Qué le dijiste a Odin? ―

 Cuestionó curioso el Dios del Trueno, después de lo que pasó dentro del Salón del Trono, Odin prácticamente los había corrido sin una buena razón, solo dijo "pueden retirarse, la audiencia ha terminado", sin embargo, la voz del dios más viejo sonó temblorosa que no pasó desapercibido para Loki, ni por supuesto, para su amada esposa. Ahora los tres caminaban (Kida yendo en medio de los dos dioses) por el largo pasillo principal sin una dirección fija aparentemente, todas las personas que merodeaban por el mismo pasillo, la servidumbre, asistentas, guerreros y Einherjer les miraban como si estuvieran viendo a una linda familia.

―Lo que escuchaste, Thor― respondió con una sonrisilla, el rubio hizo un puchero

 ―Tu sabes a lo que me refiero―tenía el entrecejo ligeramente fruncido, Loki reía

 ―Lo que el tonto de Thor trata de decir es ¿qué es lo que vio Odin que lo alteró tanto? ―reformuló la pregunta el ojiverde

―Eso es muy distinto, pero como le dije a Padre de Todo, no puedo decirles―se encogió ligeramente de hombros

― ¿Y por qué se lo dijiste a él, entonces? Eso no es justo―dijo el rubio

―Yo no le dije nada, el inquirió―le regaló una sonrisa traviesa que Thor creyó estar viendo a su amado y no a ella

―Vaya...―

―Algún día lo entenderán―les aseguró colocando las manos tras su espalda, avanzó quedando adelantada de ambos y se giró para verlos a ambos sin dejar de caminar― ¿qué les parece si vamos a cabalgar? Hace tiempo que no lo hago―pidió haciendo una carita de cordero degollado

―Oh niña, imitas perfectamente los gestos de Thor―el pelinegro volvió a reír con gracia―tomaré tu petición, también hace tiempo no salimos a cabalgar―

―Pero Loki, sí has cabalgado―el rubio le miró con una sonrisa maliciosa en el rostro y los ojos lujuriosos, el mencionado se sonrojó violentamente

― ¡Thor! ―exclamó terriblemente avergonzado, dándole un buen zape en la cabeza que debió doler bastante, la menor los miró sin comprender

― ¿Loki, por qué hiciste eso? ―se sobó la cabeza preguntando en tono inocente

―Oh, cállate tremendo imbécil―le gruñó tomando a la más joven de la mano para huir casi corriendo a las caballerizas

―No deberías pegarle tan fuerte a Thor, podrías matar las pocas neuronas que aún le quedan―su voz sonó seria, pero la declaración era divertida, su enojo se calmó un poco

―En sus entrenamientos ya mató todas sus neuronas, ya no se pierde nada―se encogió de hombros restándole importancia al asunto

―Tienes razón―estuvo de acuerdo

Llegaron al poco tiempo a las caballerizas, los encargados de los establos le hicieron reverencia al joven príncipe y le trajeron su caballo, una yegua de color azabache y ojos marrones, una belleza inigualable de corcel, Kida admiró el hermoso animal con ojos brillantes y embelesada, acarició las crines oscuras y palmeó su cara alargada, Loki estuvo un tanto sorprendido que el animal se dejara hacer, normalmente era muy huraña y poco permitía que la tocasen, el encargado también pareció sorprenderse, pero ninguno dijo nada al respecto.

Loki pidió un caballo adecuado para la dulce señorita, trayéndole un potrillo muy vivaracho moteado de negro y blanco de ojos azules prístinos, la pelinegra quedó encantada con la elección, mientras le acarciaba llegó Thor con una sonrisa maliciosa haciendo sonrojar a su hermano, se acercó hasta él y le plantó tremendo beso sin importar que todos les estuviesen mirando, otra vez un rojo intenso se apoderó de sus mejillas y antes de poder abofetear al tonto rubio, éste le dio una hermosa rosa de color granate de aroma delicioso, eso calmó los ánimos, Loki suspiró con una media sonrisa dándole un suave beso en la mejilla, en tanto Thor pedía su caballo, el pelinegro se acercó hasta la menor solo para ponerle la rosa en el cabello, el rubio no protestó, por el contrario elogió a la más joven. Su caballo era de color ámbar y ojos marrones, un semental digno de su portador, los tres subieron a su caballo, ayudando a la más joven a subir, partieron a los minutos hacia la pradera que circundaba gran parte del castillo de Odin.

Estuvieron jugando por varias horas, el tiempo se pasaba volando, Kida casi olvidaba, otra vez, que aquellos no eran sus padres y que solo estaba de paso en sus vidas, ellos tendrían a su propia hija en un futuro y ella... ella no tendría nada, distraída en sus dolorosos pensamientos no se dio cuenta de se estaba alejando demasiado del par de dioses que en un momento dado se habían centrado en corretearse entre ellos, cuando Loki miró buscándola se aterró de no encontrarla.

Al percatarse de que se había adentrado hacia el bosque buscó por donde salir, sin mucho éxito, de hecho terminó en un extraño claro aun más dentro del bosque, había un pequeño riachuelo apenas lo suficientemente grande y profundo para dejarle verse, se vio tentada a bajar del caballo y buscar de donde emanaba la corriente de agua pero se abstuvo, bordeó la pequeña senda que lo formaba y en el agua cristalina se vio reflejada, más no como asgardiano, sino como jötnar, las runas de la casta de Laufey estaban tatuadas en su cuerpo como lo estaban en el de Loki, sus cortos cuernos en crecimiento y sus ojos rojos sobresalían en el reflejo, se tocó por instinto y miró la piel de sus manos, no se había transformado así que no entendía como es que se veía como Jötun, volvió la vista al agua, notaba que su cabello estaba trenzado en una diadema completa, mucho más largo, se sonrió puesto a que se veía hermosa.

Sin embargo, mientras más se veía en el reflejo más se daba cuenta que a cada segundo que pasaba, su figura cambiaba, hasta que llegó un punto donde se miró a sí misma como una terrible criatura, sus cuernos habían crecido y su cuerpo había alcanzado la madurez, las runas de su rostro se habían distorsionado ahora formando espirales alrededor del crecimiento de sus cuernos, en sus mejillas habían marcas profundas, sus ojos brillaban de un carmesí intenso, su ropa no era el hermoso vestido que Frigga le había obsequiado y traía puesto en ese momento, sino que eran pieles de alguna criatura feroz proveniente de Asgard, la conocía pero no recordaba el nombre.

Notó que en sus manos estaban bañadas en sangre al igual que las pieles, una sombra estaba detrás de ella que reconoció muy bien, era Laufey, volteó el rostro para cerciorarse, pero el Jötun no estaba ahí, volvió la vista al reflejo, una de sus grandes manos se había posado sobre su cabeza acariciando los increíblemente largos y sueltos cabellos, algo enmarañados, para después enredar sus dedos en los mismo tirando de ellos con fuerza haciendo que su yo en el reflejo gruñera con fuerza volviendo su rostro fiero y salvaje, el gigante rió ante esto. Finalmente la soltó ordenándole seguir con la masacre, se dio cuenta que ese era el reino de los Elfos de Luz, Alfheim, veía a su yo atacar sin compasión a todo ser viviente que no fuera Jötun, la risa estridente y maligna del rey de los Gigantes de Hielo se escuchaba como en un eco en todo el lugar, el resto de los gigantes eran comandados para robar y atacar también, pero gran parte de los destrozos eran a causa suya, al igual que las muertes.

―Mamá, papá, ¿dónde están? ¡Por qué no me detienen! ―gritó, alterando al caballo que comenzó a relinchar y patalear

―Ellos no pueden detenerte―una voz femenina se escuchó, proveniente de todas partes y a la vez de ninguna

― ¿Por qué? ―sus ojos se aguaron, no quería ser ese monstruo

―Por qué están muertos, tu los mataste con tus propias manos―dijo fríamente

―Esto... esto es...―miró sus manos, la piel se volvía azul lentamente

―Es el futuro, tu intromisión aquí será peor de lo que crees―una mujer envuelta en una bruma gris comenzaba a aparecer, el sitio comenzó a llenarse de neblina espesa

―No quiero, no quiero ser ese monstruo―observó a la mujer, aterrada de lo que podría convertirse, de lo que vio, de sí misma

―Ver el futuro tiene un alto precio―le dijo la mujer, de cabello castaño cobrizo, era hermosa

―Sküld... por favor, no quiero ser eso...―reconoció entonces a esa bella mujer como la Norna del futuro

¿Cómo había llegado ahí? El lago de Urd, ese pequeño riachuelo solo podría prevenir de ahí, estaba en el territorio de las Nornas y no sabía como había pasado, todo mundo sabía que se encontraba ahí, pero en realidad ninguno lo había visto, sólo Odin y algunos dioses podían dar con él, el lugar estaba bajo un hechizo tan poderoso que no se creía capaz de haberlo roto sola y sin darse cuenta. Las Nornas debieron sentir, y le permitieron entrar en sus dominios, lo que se busca se tiene que pagar. ¿Qué tan desesperada pudo haberse sentido como para darle aquel "regalo divino" a ella como una simple mestiza, nacida de lo que nunca debió haber sido?

―Lo que debería suceder... o lo que es necesario que suceda―ella murmuró, ojos verde agua le miran sin sentir empatía por la jovencita

―Entiendo...―ella asintió al comprender sus palabras, dos bellas mujeres más aparecieron junto a ella―Urðr―mencionó el nombre de la Norna del pasado

―Lo que ha ocurrido―ella le dice con voz solemne, la segunda mujer de cabello castaño claro y orbes ámbar

―Verðandi―mira a la última mujer, de cabello casi rubio cenizo, ojos azules, el presente

―Lo que ocurre ahora...―hubo un pesado silencio que a la más joven se le hizo una eternidad―es tu decisión―

Y así como llegaron, las tres Nornas del destino se desvanecieron en un vendaval de hojas y viento, Kida cerró los ojos para que el aire no le lastimara, al abrirlos, el paraje donde se encontraba estaba repleto de arbustos y pinos, el riachuelo había desaparecido, cómo si nunca hubiese estado ahí, su caballo alterado se movió hacia atrás mirando a todas partes, asustado, se paró en sus patas traseras y corrió sin que ella pudiera evitarlo, a quién sabe donde, sin embargo, el listo animal les había sacado del bosque, encontrándose con Thor y Loki listos para ir al castillo, con la intención de llamar a los guardias para ayudar a buscarle.

― ¡Kida! ―cabalgó Loki hasta ella, calmando con un hechizo al potrillo―por los dioses pequeña ¿dónde te habías metido? ¡Nos tenías muy preocupados! ―exclamó tratando de calmarse―han pasado horas, casi anochece―y era cierto, la luz solar poco a poco disminuía dando paso a la brillante luz de las nebulosas y estrellas

―Lo lamento, me perdí―respondió, en un hilillo de voz, alertando a ambos dioses quienes se miraron por unos segundos llegando a un mutuo acuerdo, luego volvieron la vista a la chiquilla de ojos azules

― ¿Te encuentras bien? ―está vez fue Thor quien preguntó acercándose a ambos

―Lo estoy―dijo tratando de sonar convencida

―Vamos a casa―concluyó el rubio

Ambos escoltaron de vuelta a la joven princesa, sin decir palabra alguna en un incómodo silencio pero no quisieron incomodar de más a la menor, quien parecía perdida en algún lugar de sus pensamientos. Llegaron a los establos, Thor ayudó a bajar a Kida y caminaron al interior del castillo, ella se despidió de ambos alegando que estaba muy cansada y no tenía hambre. En la cena, demasiado tranquila sin ella le contaron a sus padres lo ocurrido, por debajo de la mesa, Frigga buscó la mano de Odin, al encontrarla le dio un apretón que le decía todo al viejo rey, en cambio, él le regaló una caricia en compensación. Había llegado a una resolución...   

 ¡Sé viene lo bueno! ¡Ya pronto el final! 

¿Qué les parece? Me estoy esforzando para traerles lo mejor de lo mejor, así que por favor, comenten, los quiero mucho, gracias por leer y votar. <3

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