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Capítulo IX

~Futuro.~

Býleistr y Helblindi recorrían los pasillos del imponente castillo congelado que pertenecía al Rey Laufey, los guardias les miraban con respeto y temor oculto por semejante poder que poseían, algunos hechiceros que rondaban también, les veían con resentimiento al ser mejores que ellos mismos, los gigantes son seres con increíble fuerza y destreza pero la magia era incluso más poderosa y avasalladora, los hechiceros más hábiles tenían el honor de recibir favores del rey en turno y estos podían pedir un único favor en su lugar, sus lugares eran privilegiados en el consejo e influían de manera especial en la toma de decisiones, eran sabios, cosa bien sabida por todos los Jötuns.

El resto de personajes que se encontraban en los alrededores realizaban las ordenes que les fueron dichas por el rey, los preparativos para partir al pasado no eran cosa de tomarse a la ligera y llevaban días preparando todo, tanto como la forma en que partirían así como a quien dejarían a cargo en los días venideros faltos del rey, viajar al pasado significaba un peligro latente y por lo que se planeaba hacer, ellos mismos estarían creando un universo alterno al alterar tan gravemente "lo que fue". Pero Laufey es una criatura ambiciosa y nunca se detendría por nimiedades como esa, por que el sería el amo y señor de los Nueve Reinos como había pensado en el pasado, ya poseía el Cofre de los Inviernos, que le fue robado siglos atrás y ahora quería (y obtendría) el poder que se concibió entre su hijo y el de Odín. Nadie podría detenerle cuando la tuviera en su poder.

Esa era una habitación especial, plagada de runas escritas en las paredes con un objetivo muy particular para cada una de ellas, los hechiceros de élite se posicionaban en cada esquina con un objeto mágico en sus manos, cuatro de ellos: una pieza de cada pilar del castillo orientados en cada punto cardinal con una inscipción tatuada en la piedra. Laufey y un séquito de guardias en espera de los hermanos estaban en una esquinas, los hechiceros no tardaron en llegar, cubiertos con pieles de alguna criatura originaria del reino con sus respectivos báculos luciendo imponentes casi como el mismo rey.

—Su majestad, ya que nos encontramos todos reunidos es pertinente comenzar de una vez— comentó respetuosamente Býleistr

—Recuerde que el tiempo apremia y nosotros no podemos estar demasiado tiempo fuera de nuestra línea temporal así como tampoco podemos dejar el reino sin su rey—terminó el menor de los hermanos

—Lo tengo muy en cuenta, así que comencemos de una buena vez—

Empezó en un tono suave al dirigirse a ellos pero al finalizar la oración, dirigiéndose al resto, lo hizo con cierto tono de fastidio. Y así comenzaron el ritual, los hechiceros en las esquinas iniciaron una oración en su idioma natal haciendo centellar las runas marcadas en las paredes, cuando a la plegaria se les unieron los hermanos, las piezas en las manos de los otros cuatro emitieron una resonancia visible y casi palpable, sus voces se hicieron una sola y una luz cegadora emergió de los báculos siendo alzados hacia el techo al tiempo, de un segundo a otro, hubo un estallido de luz y al final un silencio sepulcral.

Laufey había viajado exitosamente al pasado, en la misma habitación donde se encontraba en el futuro segundos antes, una sonrisa maligna se formó en su rostro ante lo inevitable, ahora debía afinar los detalles pertinentes con su yo del pasado, convencerlo de ayudarlo y al mismo tiempo ayudarlo en el proceso para conquistar la nueva línea temporal formada...

Asgard.

Sé despertó temprano esa mañana sin estar muy seguro del por qué, sí bien era cierto que madrugaba la mayor parte del tiempo, después de lo de qué desde hacía unos días atrás había pasado entre ellos, donde Thor había decidido tener un maratón de sexo en las últimas tres noches simplemente no tendría que hacerlo, se miró a sí mismo entre los fuertes brazos de su amado rodeando su cintura, bien aferrado y con una pierna abrazando por igual a su cuerpo, se veía limitado su movimiento pero nunca admitiría que amaba dormir así, sin embargo, se sentía extraño por una razón en particular.

Cómo pudo se levantó algo adolorido y por consiguiente, despertando a Thor, que buscaba su cuerpo una vez más para apropiarse del calor ajeno sin conseguirlo, soltó un gruñido molesto sin abrir los ojos y Loki lo admiró por varios segundos, una sonrisa suave adornaba sus labios con devoción y cariño tatuado en sus ojos verdes. El rubio abrió los ojos y con una sonrisa boba también le regresó la mirada admirando su cuerpo desnudo con algunas marcas visibles recientes y se sintió orgulloso, ese hombre le pertenecía, todo él, pero lo que más atesoraba era que su indomable corazón también era suyo, así como su corazón le pertenecía a él.

—Buenos días, Thor—

—Buenos días, mi amor—respondió con cariño

—Tomaré una ducha, hoy será un día agitado, ¿recuerdas? —alzó una ceja con elegancia y sonrió esta vez, con burla al verlo parpadear confundido—lo has olvidado, mi cielo, como siempre—dio un ligero suspiro fingiendo resignación

— ¿De qué...? —su rostro se iluminó en compresión en segundos— ¡Es cierto! Kida será presentada oficialmente a Odin después de los días en que estuvo en recuperación, lo había olvidado como bien dices...—

―Thor, no debes decirle a Padre lo que ocurrió aquel día en la Ala Médica―

―Me di cuenta de eso cuando me golpeaste para que callara―recordó aquel día y fingió que le dolía de solo recordar, luego agregó con una mueca sugestiva―pero necesito un incentivo―
dijo con una sonrisa pícara

—Lo recibirás...―negó sutilmente con la cabeza y luego la ladeó a un lado con una sonrisa traviesa―espero que Odin no sea demasiado duro con ella, es una niña solamente—dijo caminando hacia el cuarto de baño, Thor se levantó de un brinco de la cama para seguirle

—Odin podría ser cualquier cosa, pero nunca sería malo con los niños, sabes que le agradan bastante—sé apresuró hacia el para alcanzarlo y lo abrazó contra su cuerpo—además, quizá podríamos darle nietos a Odin y Frigga—le dijo insinuante en el oído

—Dioses, Thor... no—un sutil rubor cubrió sus mejillas

El par de conejitos, es decir, dioses, entraron al cuarto de baño con Thor besando el cuello del pelinegro, donde hicieron de todo menos ducharse como el pelinegro tenía planeado en un principio.

Kida se levantó más tarde de lo habitual, se encontró con nuevas ropas sobre la orilla de la cama, un vestido azul turquesa con los hombros dorados siendo una manga más larga que la otra, junto con unas sandalias del mismo color y brazaletes. Estaba sola en la habitación, que después del incidente, pasó de ser uno de los cuartos de sanación a una habitación más propia que contaba con un cuarto de baño, así que se levantó con los pies descalzos tomando la ropa que le fue obsequiada y se dirigió a tomar una ducha. Media hora más tarde ya cambiada y limpia procedía a intentar peinarse de la mejor forma que conocía, con algo de nostalgia dejó el peine brillante en el tocador y suspiró, no contó con que alguien más tomara el cepillo para peinarla, al virar la cabeza observó al más joven de los príncipes sonriendo hacia ella.

— ¿Sabes? Cuando éramos más jóvenes, solía peinar el cabello de Thor con trenzas solo para fastidiarlo pero no contaba con el hecho de que le gustaría el peinado, desde entonces y cada que puede me pide que le haga las mismas trenzas... ¿quieres qué te peine? —ofreció

—Qué linda historia—aceptó con un asnetimiento volviendo la vista al frente sintiendo aquello como una caricia—a mamá le gustaba mucho peinarme siempre que podía y cada vez era usando trenzas de una forma distinta―comentó de forma alegre

― ¡Listo! ― dijo después de varios minutos― déjame observarte― ella dio media vuelta apenada―dioses, te vez hermosa―

―Gracias por ayudarme, realmente no sabía como hacerlo, estaba más acostumbrada a tener el cabello suelto y mamá siempre me peinaba―

― ¿Entonces por que elegiste peinarte hoy? ―

―Tendré algo así como una audiencia con Odin, debo lucir presentable y la reina me trajo este vestido, claramente no podía no ir acorde―

―Madre siempre es así―

Escucharon el golpeteo en la puerta, ese era su llamado, así que caminaron uno al lado del otro con la frente en alto y altivos, eran escoltados por Einjerjer cubriendo prácticamente todos los flancos, quienes los veían creían estar viendo una versión en miniatura del príncipe Loki, algunas asistentas algo más allegadas parecían nostálgicas incluso. Arribaron al Salón del Trono donde Odin, imponente como siempre los esperaba sentado en Hliðskjálf donde podía observar los Nueve Reinos con Gungnir sostenida en su diestra erguido con la mirada sobre ambos, Frigga, su amada esposa y Reina de Asgard yaciendo a su lado de pie tan hermosa y magnífica que le quitaría el aliento a cualquiera. Thor estaba a un lado de la puerta esperando por ambos, Loki se posicionó del lado contrario, en la esquina contraria a la del rubio dejándola a ella sola en la alfombra naranja y caminó hasta quedar a mitad de la alfombra en donde hizo una reverencia colocando su rodilla derecha en el piso con la mirada gacha y mano firme contra su pecho a la altura del corazón en claro signo de respeto, los guardias salieron con pasos firmes y pesados haciendo resonar sus armaduras dando paso al silencio que sólo fue roto con las palabras firmes de Odin.

―Kida... Has aparecido en Asgard hace cuatro días con intenciones no definidas, no sabemos como llegaste aquí ni quién eres en realidad, estás ante el Odin, hijo de Bor, Rey de Asgard, debes decir la verdad y nada más que la verdad o sufrirás grandes consecuencias, ¿estás de acuerdo?―

―Sí, mi rey―su voz suena fuerte y ambos "hermanos" se sorprenden por el tono usado

―Acércate un poco más―el viejo dios cree ver algo más allá de lo que probablemnte sus hijos habrían pensado y que seguramente su esposa también notó― ¿quién eres? Explica tus intenciones en Asgard―ordenó inclemente, la joven se levantó y se acercó quedando apenas a un par de metros del trono

―Mi nombre es Kida, provengo de tiempos lejanos donde la desolación y la guerra han caído sobre mi tierra, mis padres y abuelos murieron para protegerme del reino con el cual siempre estuvieron en conflicto de intereses y algo más, hay una profecía que se conecta directamente a los acontecimientos anteriormente mencionados, el enemigo me capturó y sus intenciones fueron claras cuando el mismo rey llegó a mi dentro de las masmorraz, apenas pude huir y venir aquí, por qué sé qué ustedes me ayudarán—dijo mirándolo fijamente

Odin comprendió entonces a qué sé refería esa niña, quien era...

—Tu eres...—

—Lo soy...—concedió dándole una pequeña sonrisa—pero como sabe, mi señor, no puedo decirte demasiado o al menos no puedo decirlo a ciertos individuos—aunque hubiese querido que esto último pasará por un susurro no fue posible por el silencio que se había formado

—Comprendo, pero para sellar esta revelación necesito ver—

—Adelante, su majestad —

El dios se levantó de su trono y bajó las escaleras caminando lo que los separaba para estar frente a ella, con su mano libre sobre su cabeza sin tocarla aun, usó su otra mano para golpear el suelo haciendo que su cetro mandara una luz por es piso que se mantuvo a los pies de ambos creando una pequeña burbuja a su alrededor, recuerdos se mostraban en todas las caras de la esfera que solo Odin podía observar, el asombro se apoderó de rostro, sonidos se filtraban hasta sus oídos, el cariño, la pérdida, el dolor...

Una vez más golpeó el suelo y la esfera desapareció liberándolos, ambos dieron un paso hacía atrás, como si una fuerza desconocida los empujara lejos el uno del otro, la menor se encontró a si misma agotada y confundida de alguna manera por esto, las miradas estaban puestas en ambos, Frigga la más enterada de la verdad estaba anonadada ante la confesión, sí bien no había visto lo que su esposo, bien sabía por la confesión que en esa niña había algo más.

—Mi señor... Temo que... El rey enemigo no se quede quieto, el quiere poder...—

—No lo dejaremos, esto nos incumbe directamente a nosotros, lo sabes...—

Pero el Rey de Asgard no estaba totalmente convencido de eso, sabía que no todo resultaría bien, habían cosas que ya estaban escritas de una u otra forma.

Debían hacerse sacrificios, siempre lo supo...

Ella tenía que morir...

¿Qué les pareció?
Sé prendió esta mierda :v

A la historia no le faltan muchos capítulos por concluir, no lo sé... Pero no llegara a los veinte.

¿Qué les pareció?

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