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Capítulo 12

Al llegar al departamento, Ethan y Katheryn iniciaron una pelea con respecto al paracaidismo. Luke estuvo más que encantado de arrojarse de un avión a una altura elevada pero Heidi se puso del lado de Ethan. Dos contra dos. Dos locos de adrenalina contra dos cuerdos y conscientes. Pero ninguno de ellos quería dejar de verdad que Katheryn subiera a un avión.

A pesar de que Luke aceptó la propuesta de ella, tenía claro que Ethan mandaba sobre ella y si él no quería dejarla hacerlo, tendría que respetar su decisión.

Palmer estaría más que dispuesta a interceder con el tiempo para asesinar a Katheryn desde los cielos y nadie quería que eso sucediera tan pronto.

-No es peligroso, Ethan. —Luke intentó suavizar la tensión.

-Luke, Katheryn es débil y puede equivocarse al abrir su paracaídas. —apretó los labios. —aparte, ella había dicho que no era fan de ese tipo de diversión.

-No me gusta la adrenalina. —dijo ella, sonriendo. Luke frunció el ceño y Heidi rodó los ojos.

-¿Entonces por qué…?

-Por qué quiero que Ethan sepa que yo mando sobre mi misma.

-¿Lo ven? Es solo un capricho, no es nada serio. —Ethan suspiró, más tranquilo.

-Eso no cambia nada, yo quiero ir.

Luke miró a Ethan con el rostro preocupado.

-Tal vez en diciembre, es una buena época.

-¿Por qué hasta en diciembre?—quiso saber.

-Porque ahorita no es buen momento. —repuso Ethan. —ahora tenemos que comer algo y lavar nuestra ropa.

-Mi ropa la lavaré cuando yo lo decida. —se cruzó de brazos, enfadada.

-Como gustes, pero yo si lavaré la mía. —cogió su maleta y la abrió, toda su ropa sucia quedó esparcida por todo el suelo.

-Bien, los veo luego. —anunció Katheryn, yendo a la puerta. —voy a salir.

-¿A dónde irás?

-Iré a ver a Clara. —dijo, luego cerró la puerta del departamento de Ethan de un portazo.

Ethan maldijo por lo bajo, Katheryn iba a salir de nuevo a la calle con esa diminuta blusa de gran escote. Tenía que ir por ella.

-Hey, ¿A dónde vas? Creí que lavarías tu apestosa ropa de un mes. —la joven de ojos azulados torció la boca en desaprobación.

-Heidi, cierra la boca. —le dijo antes de salir detrás de Katheryn. Luke lo siguió por el pasillo dando traspiés con los escalones. — ¿Qué quieres, Luke? No debo dejar que se vaya ella sola vestida así.

-¿No crees que estás exagerando?

-No.

-Es solo una blusa, tranquilízate. Aparte ella sabe cuidarse sola.

-Pero es que no quiero que nadie la vea así. —apretó los dientes y miró de frente a su amigo. —tú no entiendes nada.

-¿Estás enamorado de ella, verdad?—le dio unas palmaditas en la espalda, Ethan asintió y Luke sonrió.

-Es algo que no debió pasar pero pasó…

-Palmer puso unas aburridas reglas, de no enamorarnos entre nosotros, ¿recuerdas?

-Por eso no debió pasar… estoy en el hoyo.

-Olvida las reglas de Palmer y disfruta a Katheryn mientras puedas.

-No me lo repitas, no quiero pensar en lo que sucederá dentro de unos meses. —sus manos le transpiraban y le temblaba las rodillas.

-Bien, pero tranquilízate.

-Debo ir por ella. —intentó salir a la calle pero Luke lo detuvo, su rostro estaba serio.

-Sí quieres que ella te corresponda de la misma manera, deja de estarla presionando a que te obedezca en todo. Ella es libre, Ethan. —Negó con la cabeza. —la estás acosando poco a poco y si sigues así, ella te odiará.

-No la estoy acosando, la estoy cuidando.

-Deja que vaya con su malditamente sexy amiga, ¿de acuerdo? Yo la seguiré hasta que llegue a la casa de Clara, pero tú quédate aquí.

-¿Cómo sabré qué irás detrás de ella sin que se dé cuenta?—achicó los ojos, acusándolo.

-Hey, soy un buen espía. —Contestó, orgulloso. —y aparte porque quiero volver a ver a su mejor amiga… está muy buena.

-Solo piensas en tener sexo y eso es grave.

-Soy un hombre y tengo necesidades. —Embozó una sonrisa. —y ya no te preocupes. Vigilaré a Katheryn para que no le suceda nada y dile a Heidi que me transforme.

Ethan se acercó a la calle y vio a Luke de cabello negro sin ningún rastro de mechones blancos correr detrás de Katheryn, ella iba a siete cuadras de distancia.

Por otro lado Katheryn iba a paso lento y confiado, se dio la vuelta un par de veces y no vio ni un rastro de Ethan por ningún lado, eso la hizo sentir relajada. Tener a Ethan Quin pegado a tus talones no era nada divertido y mucho menos sabiendo que él intentaba dominarla. Aquella blusa de Clara era linda y atrevida, pero para él… era como ir desnuda.

Se acercó a una caseta telefónica para llamar a su amiga, por desgracia no llevaba dinero en los bolsillos. Dio media vuelta para regresar a su departamento por dinero, a lo lejos divisó el matiz color vino de Ethan arrancando de la acera. Katheryn cambió de rumbo por una esquina para no topárselo. El auto pasó a escasos metros de donde ella estaba. Al parecer Ethan Quin no estaba buscándola, se dirigía a otra parte.

Katheryn caminó por bastantes calles, la casa de Brenton estaba lejos y si quería llegar antes del atardecer tenía que correr y así lo hizo. Corrió, luego trotó tratando de no quedarse sin aire. Solo había corrido seis calles cuando una camioneta Lincoln negra se atravesó en su camino, ella se detuvo en seco y su trasero aterrizó en el sucio asfalto.

-Hey, Katheryn. —era Brenton. Solo su cabeza sobresalía de la ventana de su carísima camioneta.

Katheryn entre cerró los ojos para verlo, el sol estaba justamente sobre su cabeza.

-¿Necesitas ayuda?

-No, mi trasero se siente feliz de estar besando el suelo. Gracias. —hizo una mueca. Brenton abrió la puerta de la camioneta y bajó a ayudarla.

-Lo siento, de repente te vi y no tuve tiempo de hablarte.

-No hay problema, ¿Qué ocurre?—se sacudió el polvo de su short y de los brazos.

-Ayer no pudimos verte por culpa de tu vecino y su familia, Clara y yo quedamos preocupados. A pesar de que llamaste hace unas horas queríamos verte.

-Justo ahora iba a tu casa, estoy aburrida.

-Entonces vamos, Clara estará encantada de verte, Kath.

Los dos subieron a la camioneta. Katheryn nunca se había subido al auto de Brenton por decisión suya, sino por su amiga. Ella siempre tenía que acompañar a Clara a la casa de Brenton y dormir con ellos. Y al otro día regresar sola porque su amiga tenía resaca al igual que su novio.

-¿Esos sujetos era de verdad familia de tu vecino?—preguntó él, sus ojos estaban clavados al frente.

-Sí.

-¿Los conocías desde antes?

-No, Ethan apenas lleva solo un mes y medio de haber llegado. ¿Por qué piensas que conozco a su familia?

-Por qué según tengo entendido, tú te fuiste de viaje con él durante treinta días enteros. —sonrió con picardía. Katheryn rodó los ojos.

-Solo fue para conocernos mejor, eso es todo.

-¿Son novios?—alzó las cejas un par de veces.

-Supongo que sí. —se hundió en el asiento, con sus mejillas rojas.

-Clara no lo sabe pero lo sospecha.

-No se lo digas, se pondrá como loca.

-¿Se lo dirás tú? Porque mi princesa sabe cómo enterarse de todo.

-Se lo diré. —Suspiró y luego se volvió para verlo. —Oye, Brenton.

-¿Qué ocurre?

-¿Por qué terminaste con Clara hace un mes? Ella estaba realmente mal. —Masculló, molesta. —ella dijo que tú le habías dicho que te engañaba, ¿eso es verdad?

-Un compañero del trabajo la confundió y me lo dijo. —Se pasó una mano por su rubio cabello y suspiró. —yo soy celoso y tuve un arranque de rabia.

-Deberías ser un poco menos impulsivo, a Clara no le gusta.

-A nadie le gusta, Kath. Pero entiéndeme, llevamos dos años saliendo y pensar que ella me engañaba… no lo podía tolerar.

-¿Cómo saliste de dudas?

-No salí de dudas, hablé con ella y le creí.

-Eso debiste haber hecho desde el principio. —le dio un golpe amistoso en el hombro. —ahora están bien, eso es lo que importa.

-Perdona si Clara te hizo un desastre tu departamento, yo pagaré lo dañado. —rió.

Minutos después, Brenton aparcó la camioneta en el garaje de una gigantesca casa a las afueras de la ciudad. Él en pocas palabras era millonario. Tenía solo veintitrés años y manejaba la empresa de su padre. Clara se había sacado la lotería con él—pensaba Katheryn—.

-Puedes entrar, yo tengo que reparar algunas cosas de esta chatarra. —dijo él.

Katheryn entró a la casa, seguía igual que meses atrás pero ningún rastro de su amiga. El ama de llaves la recibió amable, como siempre.

-Hola, Mattie, ¿Está Clara aquí?—le preguntó.

-Sí, señorita Levis. —sonrió. —está en la planta alta, acompáñeme.

Las dos mujeres subieron por la escalinata lujosa. Katheryn sintió vértigo. Su pequeño departamento era al menos una milésima de parte a comparación de la casa del novio de su amiga.

Mattie la llevó hasta una habitación alejada de las demás habitaciones.

-Ella está adentro, puede entrar si quiere.

-Gracias. —le sonrió y Mattie se fue. Solo faltaba llamar a la puerta, entrar y hablar con su amiga. Pero no tuvo que hacerlo. La puerta se abrió y el rostro de su amiga se hizo presente. —Hola, Clary.

-¡Jesús!—la abrazó con fuerza. — ¿Qué haces aquí, Kath? Pasa.

-Vine a verte. —entró después de ella. Clara la miró de arriba abajo. —cogí tu blusa, espero no te moleste.

-Tonterías, es toda tuya. —Le sonrió y la empujó a sentarse en la enorme cama King sise. —siéntate y cuéntame que tal estás. Dime todo. Ayer no te vi por esos tontos.

-Los primos de Ethan son simpáticos. —Evadió la mirada de su amiga. —el viaje estuvo sensacional.

-¿Pero, tú estás bien?

-Mejor que nunca.

-Bien, eso me deja más relajada. —se tendió sobre la cama.

-Brenton te consiente mucho, tenerte aquí todos los días… ¿Qué se siente?—se tumbó junto a ella.

-Maravilloso, se siente bastante bien. —Enarcó una ceja. — ¿Ethan y tú lo hicieron?

-¿Qué?

-Ya sabes de que hablo, ¿Lo hicieron?—le preguntó, ansiosa. Katheryn dio un respiro y negó con la cabeza. — ¿Al menos volvieron a besarse?

-Sí, y  fue lindo.

Ethan estaba sentado en la puerta de la recepción del departamento. Luke estaba junto a él y Heidi estaba preparado algo de comer en el departamento. Los dos estaban esperando la llegada de Katheryn. A pesar de que eran a penas las cinco menos veinte de la tarde, Ethan estaba preocupado y enfadado con Luke.

-No podía pasar, la casa de ese sujeto es inmensa y no le agrado.

-Te hubieras quedado, y así acompañar a Katheryn de regreso. —espetó.

-Katheryn nunca volvió a salir, y para acabar… el tipo no dejaba de verme. Pensó que quería entrar a robar. —Rodó los ojos. —su camioneta estaba algo descompuesta y quise ayudarlo y en vez de eso me amenazó con llamar a la policía. Estás demente si pensabas que me quedaría.

-Dijiste que la cuidarías, ¿y luego preguntas que por qué no confío en ti?

-Ella está bien, está en casa del novio de su amiga. Tal vez pasará la noche allá.

-Katheryn me hubiera llamado. —resopló.

-Su celular no tiene batería. Deja que tenga su espacio.

-De acuerdo.

-¿Sabes? Fue una lástima no ver a su amiga sexy, me hubiera encantado saludarla.

Ethan estaba por darle un golpe en el rostro cuando el sonido a todo volumen del tono de llamada de su teléfono sonó, dio un respingo y lo cogió de los bolsillos. El número era desconocido.

-¿Hola?—contestó.

-Soy Katheryn.

-Florecilla, ¿Dónde estás? ¿Estás bien?

-Estoy bien, solo te avisaba que me quedaré esta noche con Clara.

-Bien, ¿paso por ti mañana?

-No es necesario, Brenton me irá a dejar. —hubo una pausa de parte de los dos. —te veo mañana, Ethan.

-Hasta mañana, Florecilla.

-Adiós. —apretó los labios y guardó el aparato en su bolsillo. A su lado, Luke lo observaba sonriendo.

-Eres un paranoico Quin, ya te llamó. Ahora entremos, muero de hambre.

Katheryn dejó el teléfono de su amiga sobre el tocador. A decir verdad, Brenton la tenía como a una reina. Tenía todo lo necesario para vivir y aun así su amiga se empeñaba en ir a la guardería a trabajar.

-¿Qué te dijo?

-Dijo que está bien, de todos modos me hace falta estar con personas de confianza. —Katheryn se dejó caer sobre el pequeño sofá que había ahí. — ¿Brenton se molestaría si enciendo esto?—sus manos se posaron sobre el control remoto de la tv plasma que estaba sobre su cabeza.

-Todo lo que hay aquí me perteneces, úsalo. —le sonrió. Clara se puso de pie y abrió el enorme armario y sacó un par de bañadores de dos piezas. — ¿Por qué no mejor vamos a la piscina? Hace calor y una buena refrescada no nos vendría mal.

-Brenton creerá que soy tu amiga arribista, sabes que no me gusta estar en esta casa, soy una intrusa, Clary. —se mordió los labios. Obviamente la idea le apetecía, quería nadar en la piscina de Brenton pero debía disimular.

-Esta casa también es mía, ahora mueve ese trasero porque estaremos toda la tarde ahí. —Le arrojó un bañador al rostro de Katheryn. —el rojo te va perfecto.

-A ti te queda el negro. —le sonrió.

Las dos se cambiaron y bajaron corriendo las escaleras, las toallas las pusieron alrededor de sus cinturas para no parecer locas antes de llegar. Katheryn no quería que Brenton estuviera presente mientras ella andaba en bikini, la idea le daba vergüenza y horror. Jamás en toda su vida había usado un bañador enfrente de alguien que no fuera su amiga. Ella podía pasar por una chica inocente, pura y virgen, cosa que no lo era pero quería aparentarlo para no causar problemas.

-Hey, hermosas, ¿A dónde van?—Brenton se apareció justo enfrente de ellas, con el rostro sucio de aceite y polvo.

-Vamos a nadar, bebé. —le respondió Clara, sonriéndole pícaramente.

-¿Puedo acompañarlas?—atrajo a su novia de la cintura y le besó delicadamente el cuello. Katheryn volvió la mirada a otro sitio.

-No, solo chicas.

-De acuerdo, princesa. —le guiñó un ojo. —después solo nosotros dos, ¿vale?

-Tú sabes que sí.

Brenton le dio una palmadita en el trasero a Clara y se alejó por el gran pasillo. Katheryn tuvo que controlar las ganas de vomitar. Las escenitas en público le daban nauseas.

-Oye, creo que Brenton necesita gafas. —farfulló Katheryn, caminando detrás de su amiga.

-¿Por qué?—hizo una mueca.

-No sé percató de que había otro ser humano inocente parado junto a ustedes, al menos dile que tenga pudor al besarte y a tocarte en público.—arrugó la nariz. Su amiga rodó los ojos.

-Supéralo, Kath. Aparte, Ethan y tú hacen lo mismo. —se desató la toalla y la dejó sobre una silla de playa. El sol estaba ocultándose, eran las seis de la tarde menos diez.

-No, nunca me haría eso y menos frente a ti. —hizo lo mismo que su amiga y espero a que ella se metiera primero pero no lo hizo. — ¿No te meterás?

-¡Primero tú!—gritó, y la empujó al agua.

Katheryn apenas gritó y cayó al agua, a pesar de estar oscureciendo y haber un poco de aire, el agua estaba tibia. Segundos después, Clara dio un clavado y abrazó a Katheryn por sorpresa.

-¡El agua está perfecta!

-Pensaba golpearte pero prefiero nadar.

-Me amas, Katheryn Levis. —le sacó la lengua.

-Tú me amas el doble, Clara Ponce.

-¡Basta, Ethan! Nunca pensé que serías un lunático. —Heidi se llevó las manos a sus caderas y miró a Ethan con desaprobación. —te llamó hace un par de horas, relájate. Ella dormirá fuera.

-Bien, pero no puedo asimilar saber que ella no está aquí.

-Te estás tomando esto de cuidarla muy en serio, a Palmer no le gustará…

-¡Al diablo con ella!—espetó, malhumorado. —ella no tocará a Katheryn.

Ethan salió del departamento hecho una fiera. Palmer no tocaría a Katheryn nunca. Estaba al tanto de lo que ella haría con él si hiciera el intento de protegerla. Lo mataría. Pero era un riesgo que estaba dispuesto a seguir.

Abrió la puerta de su auto dispuesto a ir por Katheryn, pero Luke se le atravesó a media calle.

-Apártate.

-¿Quieres que ella te odie?

-No.

-Entonces, ¿Por qué la quieres tener aferrada a ti?

-Sabes bien que Palmer puede ir por ella, Katheryn está indefensa en esa casa y sus amigos no podrán defenderla.

-Pero Palmer está en el Caribe, la has oído. Todos están con ella y vendrán hasta en enero.

-Llévame a la casa de ese sujeto, solo para saber dónde vive e ir por ella por cualquier cosa.

-Está muy lejos.

-No importa.

Ethan y Luke bajaron trotando las escaleras, el portero los saludó con la mano y siguió leyendo una revista de deportes. El matiz vino de Ethan estaba estacionado detrás de un par de autos y se subieron. Ninguno de los dos tenía idea de que era lo que haría después. Pero Ethan solo quería saber dónde era aquella casa para ir por ella en cualquier instante.

Luke se subió en el asiento del conductor, por primera vez Ethan dejó que alguien más condujera su auto.

-¿Estarás acechándola tan estúpidamente, Ethan?—le preguntó, al mismo tiempo que ponía en marcha el auto.

-Solo quiero saber si está bien, eso es todo.

-Esto es enfermizo. A penas la conoces de un mes y medio.

-¿Y eso qué?—espetó.

-Es raro.

-Solo conduce y no hables.

-¡Está bien!—dijo, exasperado.

Minutos después, el teléfono de Ethan comenzó a sonar. De nuevo era el número del que Katheryn le había llamado horas antes.

-¿Hola?—contestó en seguida. Luke lo observó durante unos segundos.

-Hey, ¿Qué haces?—la voz risueña de Katheryn lo hizo fruncir el ceño. Su voz estaba distorsionada.

-¿Estás bien?

-Sip, ¿Por qué no debería de estarlo?—estalló en risas y otras risas más le acompañaron.

-¿Estás bebiendo?—arrugó la frente, enfadado.

-Nah. Solo es un poco de vodka.

-Iré por ti, Florecilla.

-¿Por qué? te dije que dormiría aquí.

-Estás ebria y en una casa ajena. Voy por ti.

-Solo te hablé para escuchar tu malditamente y sexy voz… adiós. —colgó.

Ethan se dedicó a fulminar con los ojos a Luke, él se encogió de hombros.

-No pensé que se iban a poner a beber. Son las ocho y media.

-¡Apresúrate!

Katheryn estallaba en risa a cada segundo. Clara y Brenton habían sacado dos botellas de vodka para pasar el rato en la piscina, pero luego de tres copas, los tres se bebieron cuatro botellas enteras y ninguno podía mantenerse de pie. Apenas eran las ocho de la noche y Katheryn tenía un sueño terrible. Clara y Katheryn aún tenían puesto sus bikinis y Brenton su short para nadar.

Clara le había dado su teléfono a ella para hacerle una llamada a Ethan y hacerlo enfadar, había funcionado a la perfección.

-¡Para que sepa que eres una chica sensacional, Kath!—hipó su amiga, Brenton rompió en risas.

-Ni si quiera sé por qué les hice caso, pero fue genial escucharlo…—se sentó en el suelo de azulejos y se frotó la cabeza. —me dijo que vendría por mí.

-¡Olvídate de él un rato! ¡Hay que festejar que hoy cumplo un año más de tener a esta preciosura conmigo!—dijo Brenton entre risas y besó a Clara. Katheryn sentía que todo le daba vueltas.

-¿Dónde está el sanitario? La cabeza me da vueltas y…

Ni si quiera pudo terminar la frase, se dio la vuelta y corrió en dirección a una planta grande y vomitó. La garganta le ardió y sintió que su vida se le escapaba por la boca. El vodka era demasiado fuerte para ella.

-¿Estás bien?—como pudo, Clara se acercó a ella. Brenton cayó al agua con una copa llena de vodka pero ninguna de las dos le hizo caso.

-¡Ah! Quiero dormir, todo da vueltas…

-¡Mattie!—gritó Clara riéndose. — ¡Mattie!

Unos pasos apresurados descendieron desde la planta alta. El ama de llaves bajó enseguida y abrió los ojos como platos al verlos.

-¡Niño Brenton!—gritó aterrada. Y hasta en ese instante las dos amigas en medio de su ebriedad miraron a Brenton flotando boca abajo en la piscina, no se movía. — ¡Ayúdenme a sacarlo!

Katheryn caminó dando traspiés, miraba doble pero intentaría ayudar. Pero en vez de agarrar la pierna de Brenton, ella también resbaló y cayó al agua.

Sin mencionar que cuando las personas que están ebrias y caen al agua, siempre mueren ahogados por que no se dan cuenta y tampoco tienen la fuerza para poder nadar.

-¡Señorita Clara, ayúdeme!

Pero Clara estaba tirada en el suelo, en medio de un coma de alcohol.

Ethan estaba estresado. El tráfico era excesivo y tenía un mal presentimiento. Algo le estaba sucediendo a Katheryn, lo sentía.

Pero lo único que podía hacer era esperar y llegar. En cuanto llegara a esa casa, entraría, golpearía a Brenton y sacaría de ahí a su novia.

-Siento algo extraño en el pecho. —Se quejó Luke. —algo anda mal.

-¿Sientes lo que yo estoy sintiendo? Yo siento una agonía dentro del pecho que no me deja pensar.

-Sí, lo siento. ¿A qué se deberá? No entiendo.

-Tampoco yo, pero debemos apresurarnos. Esto no me gusta nada.

De repente el teléfono de Ethan volvió a sonar, era Heidi.

-¿Qué ocurre?—contestó, soltando un suspiro de agobio al ver el semáforo en rojo.

-¿Están bien?

-Sí, ¿Por qué?

-Me tomarán a loca pero… sentí algo raro, como un presentimiento. ¿Están seguro que están bien?—insistió.

-¿También lo sentiste?—preguntó, sorprendido.

-¡Sí! ¿Tú también?

-Sí, Luke lo sintió también.

-Algo le está pasando a uno de nosotros. Puedo sentirlo.

Luke intervino en la conversación:

-¿Tú crees que los diez estemos conectados?—preguntó, emocionado.

-No estoy segura, pero creo que sí…

-¡Que locura…!

Ethan le dejó el teléfono a Luke y lo puso en altavoz. Su mente solo estaba centrada en una sola persona. Katheryn Levis.

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