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Capítulo 03

Katheryn sintió que sus pulmones estaban a punto de colapsar dejándola sin aire, eso la tomó por sorpresa. Y al momento que ella quiso responder la oscuridad absoluta la envolvió llevándola a la realidad.

Despertó jadeando y respirando con dificultad, estaba bañada en sudor. Miró todo a su alrededor, estaba sana y salva en su habitación junto a su amiga, aquel sueño o mejor dicho pesadilla, la había dejado sin aliento.

Sacudió la cabeza y se arregló su tedioso cabello húmedo del sudor con una liga. Fue directo a la sala y encendió el aire acondicionado para toda la casa, estaba tan sudada que quería darse una ducha a las dos de la madrugada pero desistió y volvió a la cama un poco más calmada, y Clara estaba a un costado suyo, profundamente dormida. Le agradeció infinitamente a Dios que no se hubiera despertado ya que tardaría un buen tiempo en obligarla a dormir de nuevo.

-Katheryn, el sensual Ethan nos ha invitado a ir al cine esta noche. —le dijo Clara al otro día, mientras masticaba el cereal del desayuno de lo más ansiosa.

-¿Cuándo te dijo eso?—quiso saber Katheryn, se sirvió una taza de café y observó a su amiga vacilar. — ¿Y bien?—alzó una ceja esperando su respuesta.

-Bien...—bufó Clara dándose por vencida. —yo lo invité hace un momento, y dijo que sí.

-¿Por qué lo invitaste? yo quería ir al cine solo contigo, no con él. —dijo, molesta.

-Oh vamos, sé que te encanta la idea. —su amiga le sonrió con picardía.

-Por supuesto que no.

-De cierto modo no es verdad, no he visto al chico en toda la mañana. —se encogió de hombros divertida, Katheryn se ruborizó de vergüenza porque a pesar de todo a ella le hubiera gusta ir al cine con él.

-Eres una mentirosa, ya no te voy a creer nada de lo que me digas. —frunció los labios, irritada. —posiblemente es por eso que Brenton no te cree...

La fulminante y enfurecida mirada de su amiga se plasmó encima de ella.

-Solo estaba bromeando, Katheryn...—espetó enfadada. —Lo hice para que quites tu cara de mujer dejada y sonrías...—dejó su cereal a medias. —te veo al rato, tendré que decir que sigues enferma para que no te despidan.

-Voy a ir al trabajo. —cogió su bolsa. —no soporto estar un día más aquí, vámonos.

Ambas se fueron a la guardería, el día fue de lo más normal que pudo haber sido pero no obstante cayó la primera tormenta del año. Katheryn la pasaba bastante mal en esa época, le recordaba su pasado y su pasado era una espina enterrada en su pecho que nunca sacaría. En cambio Clara se la pasaba más alegre cuando llovía porque en esos días los padres de los niños llegaban antes por ellos y tenían dos horas libres para irse algún sitio y luego irse a casa.

-¡Esto es un desastre!—Clara estaba llena de pañales sucios encima. — ¡Katheryn!

-¿Qué quieres? estoy ocupada viendo la tv.

-¡Troy de nuevo se resiste a vestirse! ¡Me ha arrojado sus pañales sucios al rostro!—gritó su amiga llena de cólera, Katheryn rió. — ¡No te rías y ven a controlar a tu consentido!

Después de aquel incidente, el padre de Troy fue por él y por fin cerraron la guardería para irse a casa.

-Quiero ir al supermercado, no tengo nada en la nevera. —Dijo Katheryn observando el cielo nublado y gris. —Si quieres ve al departamento, aquí están las llaves. —las sacó dispuesta a dárselas a su amiga.

-Igual necesito ir allá. —le sonrió a Katheryn.

Las dos fueron al supermercado, desperdiciaron sus dos horas de regalo de salida en comprar la despensa.

-Oye, eso no deberías cogerlo. —le advirtió Kath señalando la etiqueta.

-Quiero tener tu piel, Kath, ¿Qué hay de malo en buscar cremas antienvejecimiento?—le dijo risueña. —aparte Brenton no sabrá de lo que se perdió si no me ve sexy.

A Katheryn no le agradaban aquellos comentarios pero por esa vez sonrió alegre.

Un determinado tiempo después, ellas regresaron en taxi al departamento, estaban llenas de cosas y era algo difícil subir las bolsas por las escaleras.

-¿Por qué no le pedimos ayuda a Ethan?—sugirió Clara con cierta picardía en el rostro. Katheryn recordó su pesadilla y le dio escalofríos, no quería ver a Ethan.

-No.

-¿Por qué no? nosotras dos no podremos...

Clara dejó las palabras al aire al ver a Katheryn llevar más de la mitad de bolsas ella sola por todas las escaleras.

-¡Espera!—le gritó su amiga siguiéndola por detrás con solo tres bolsas en las manos.

Al entrar al departamento dejaron las bolsas en el suelo y poco a poco fueron colocando las cosas en sus sitios correspondientes.

Eran las nueve de la noche y estaba comenzando a llover de nuevo, los rayos iluminaban toda la sala y eso a Katheryn le estresaba.

-¡Malditos rayos!—le gritó a la ventana, ya había cerrado todas las ventanas y la puerta del balcón para que no entrara el reflejo de los truenos pero aun así entraban directamente a la sala.

-Nunca he entendido la razón por la cual odias la lluvia y los rayos, eso es algo relajante.

-Son malos recuerdos, ya te lo he dicho. —le respondió de mala manera. —y te ruego que no preguntes más, Clara.

Su amiga se encogió de hombros y cogió su teléfono.

-Voy a hablar con Brenton, promete que no harás ruido.

-Ve al baño o a mi habitación porque yo no te prometo nada.

Clara resopló y puso los ojos en blanco, llevó su bolso a la habitación y cerró la puerta.

Katheryn suspiró aliviada y se sentó en el sofá. Desde el día anterior no había visto a Ethan de nuevo y eso era algo relajante, porque al tenerlo cerca le provocaba una extraña sensación y no podía soportarlo.

"Toc, toc"

Alguien comenzó a tocar la puerta pero no la puerta principal, sino la puerta del balcón. Katheryn se levantó de un salto asustada, tenía en mente que tal vez sería ese ladrón pero estaba lloviendo, era una tormenta y era imposible, así que se relajó.

"Toc, toc, toc"

De nuevo llamaron a la puerta, un destellante rayo iluminó toda la sala, Katheryn se acercó a la puerta del balcón con sigilo y se asomó entre las cortinas.

-¡Ah!—gritó ella en cuanto vio a Ethan detrás de la puerta, estaba empapado. Buscó las llaves de la puerta y la abrió. —pero qué demonios Ethan, ¿Qué estás haciendo?

Ethan entró a la sala mojando todo a su paso, sus mechones dorados estaban adheridos a su cabeza con todo el resto de su cabello y sus ojos verdes no dejaban de observar a Katheryn.

-¿Qué hacías en mi balcón bajo la lluvia, teniendo en cuenta que tu departamento está a solo tres pasos?—se cruzó de brazos y lo observó desafiante.

-Las llaves las olvidé adentro...—titubeó, estaba temblando.

Katheryn rodó los ojos y se aproximó a su baño, sacó dos toallas recién dobladas y se las pasó a Ethan.

-Sécate o te resfriarás.

-Gracias.-respondió él. Pero ella no contaba que Ethan se desnudaría frente a ella sin pena alguna, ella se ruborizó al verlo de espaldas sin nada puesto más que sus bóxers negros. Sin nada de ropa de marca ni de ropa de junior tenía un escultural cuerpo, la espalda la tenía bien ejercitada al igual que sus brazos pero en su cuello, un poco más abajo donde daba inicio su columna vertebral tenía un tatuaje, era un rayo del tamaño de una nuez de color negro. Ella tuvo que apartar los ojos de su tatuaje y concentrarse en otra cosa. — ¿Dónde puedo poner mi ropa? está mojada.

-Dame la ropa. —Ethan se la dio y Katheryn lo colocó en la secadora, y de repente recordó que Clara estaba en la habitación continua y si miraba a Ethan así, de seguro lo acosaría. —eh... toma, cúbrete lo suficiente porque Clara saldrá de la habitación en un rato y es posible que trate de violarte.

-Con más razón me quitaría los bóxers pero te respeto a ti y por eso no lo haré hasta que tú me lo pidas. —le sonrió. Katheryn tragó saliva.

-¿Hasta que yo decida qué?—quiso saber.

-Hasta que tú me pidas que me quité mis bóxers lo haré, mientras tanto puedo esperar...—la miró de arriba abajo. —puedo esperar también hasta que tú me pidas que te quite la ropa.

Katheryn no sabía si echarse a reír o llorar de la confusión. Le deseó a Dios con todas sus fuerzas iluminarla en ese momento.

-Eh... ¿gustas un café?—le preguntó al instante.

-Te ayudo a hacerlo. —Se ofreció con una sonrisa. —el café que yo hago es estupendo.

Veinte minutos después, los dos estaban sentados en el sofá mirando la televisión. Ethan estaba bien abrigado con la frazada y la toalla de Katheryn, la tormenta seguía y cada vez había más truenos y rayos.

-Odio la lluvia. —dijeron al unísono.

-¿En serio?—Katheryn enarcó una ceja bebiendo de su taza, él asintió. — ¿Por qué la odias?

-Me hace recordar mi pasado. —se encogió de hombros, y una vez más, Katheryn se sintió horrorizada porque ella sentía lo mismo.

-Los recuerdos deberían esfumarse al igual que el tiempo. —suspiró ella con tristeza.

-Los recuerdos son momentos tanto buenos o malos pero independientemente de lo que hayan sido, son hermosos, porque de ellos aprendemos a vivir el futuro. —Sus ojos verdes estaban perdidos en la alfombra. —los recuerdos son muy bellos pero dolorosos, Katheryn y por eso es que aún los conservamos.

-Yo solo intento recordar los buenos, los malos los bloqueo de mi mente para poder respirar.

-El respirar es algo que hacemos involuntariamente, pero también es una buena forma de expresarlo. —le sonrió mientras le daba un sorbo a su taza.

-¿Qué hay de tu familia, Ethan?—le preguntó Katheryn, solo para poder indagar más en su vida, que era igual a la suya.

-Mi familia falleció hace bastante tiempo.

-Lo siento…

-No lo sientas. —sonrió, relajado. —así debe de ser, la vida es así.

-¿No tienes a alguien más contigo?

-Solo mi sombra. —bromeó, Katheryn le sonrió. — ¿Y tú?—esa pregunta la tomó de sorpresa y se quedó en silencio por varios segundos. — ¿Tienes familia?

-No, también mi familia ha muerto.

-Entonces no somos tan distintos después de todo...—sus ojos la observaron con detenimiento, ella tampoco apartó los ojos de él.

Ethan se estaba acercando cuidadosamente a ella, Katheryn sentía su respiración demasiado cerca pero no se apartó, dejó que él se acercara más...

-Katheryn puedes creer que...—Clara abrió la puerta de la habitación de golpe y al ver a Ethan a solo un centímetro del rostro de su amiga se quedó en silencio.—lo siento... no pensé que...

Pero Ethan ya se había retirado de su rostro y estaba incómodo al igual que Katheryn.

-No interrumpes nada. —Agregó él, apretando la mandíbula y se puso de pie envolviéndose con la frazada. —tal vez mañana paso por mi ropa, adiós, Katheryn.

-Sí...—Katheryn estaba ida, solo lo observaba embobada.

Hubo un silencio irritable, ninguna de las dos dijo nada en minutos, hasta que un fuerte rayo las hizo hablar atropelladamente.

-Clara lo que pasa...

-Katheryn...

Katheryn suspiró profundo y observó el rostro de su amiga, que demostraba curiosidad y perplejidad al mismo tiempo.

-¿Ethan iba a besarte?—preguntó sin más, Katheryn le dio la espalda ruborizada. — ¿Kath?

-No tengo idea.

-No haré más preguntas...—se encogió de hombros indiferente pero estaba deseosa de saber qué era lo que había pasado entre ellos.

La fuerte tormenta llegó a su fin dejando el aire frío y templado, pero Katheryn solo pensaba en Ethan y su acercamiento repentino hacia ella que fue arruinado por su amiga. Y prefirió ir a dormirse que quedarse despierta pensando en todo lo que le había ocurrido en el día.

De nuevo tuvo aquel sueño extraño donde estaba Ethan y otras personas más...

-Hola, Katheryn. —de nuevo la voz femenina que acompañaba a Ethan le habló, está vez pudo ver a la persona. Era una chica de cabello azulado y mechones blancos, era idéntica a Katheryn salvo por sus ojos, sus ojos eran azules. —por qué no nos ahorras el trabajo de traerte a la fuerza con nosotros, ven y nada te pasará.

-¿Quiénes son ustedes?—observó a Ethan detrás de aquella chica, él sonreía. —Ethan, ¿Qué sucede? ¿De qué habla ella?

-No eres la única Katheryn, somos diez en total y tú eres la última de nosotros, hemos tardado tanto tiempo en encontrarte y debes venir. —le respondió él.

-¡De qué hablas!—gritó Katheryn absorta.

-Somos los diez elegidos Kath, ahora ven con nosotros…-le extendió la mano.

-No iré con ustedes a ningún sitio, así que déjenme soñar y no se metan en mi cabeza. —jadeó ella alerta de Ethan.

De nuevo una nube nítida y gris la envolvió por completo. Abrió los ojos y se encontró con el pálido rostro de su amiga mirándola asustada, de seguro la había despertado.

-¿Qué tienes Katheryn? ¿Estás bien? Estabas gritando…

-Lo siento…fue una pesadilla. —Se mordió los labios abrumados, tenía que hablar con Ethan acerca de esos sueños donde él estaba metido hasta las narices. —vuelve a dormir, ya estoy mejor.

Al otro día la única que fue al trabajo fue Clara, Katheryn quería tomar el día libre para poder hablar con Ethan a solas y sin interrupciones, pero él no estaba en su departamento así que decidió sentarse en su balcón para esperarlo llegar. Aún era las dos de la tarde y su amiga regresaría hasta las siete de la noche, tenía toda la tarde para esperarlo.

Y no espero tanto, diez minutos después de sentarse en el balcón de su departamento, miró el matiz vino de Ethan estacionarse en la acera. Él bajó de modo casual de su auto con dos bolsas en sus manos, andaba vestido con un pantalón café y una camisa beige, sus zapatos cafés contrastaban a la perfección. Sus cabellos dorados se movían con el aire, Katheryn aguardó a que subiera para poder hablarle.

Escuchó sus pasos y su respiración por todo el pasillo, escuchó el sonido de la llave al entrar a la perilla, su respiración de él estaba relajada pero en unos segundos no lo escuchó. Ni sus pasos ni el sonido de su respiración y eso la alteró.

-¿Ethan?—se asomó a la puerta de su balcón temerosa y por poco cae de bruces al primer piso, Ethan estaban detrás de ella.- ¡Ah!

-Así que estás espiándome.—le dijo divertido.

-¿Cómo rayos te pusiste detrás de mí?—espetó ella irritada, su pulso del corazón regresaba a ser normal.

-Salté por ahí. —le señaló el barandal que daba con su ventana que estaba más pegada a su puerta de Katheryn.

-No oí tu respir…-dejó las palabras al aire y tragó saliva. —estaba esperándote, Ethan, quiero hablar contigo.

-Pues tendrás que esperar más porque he venido del súper y tengo que ordenar mis cosas. —pasó a su balcón rozando su hombro con el de ella.

-Te esperaré aquí afuera. —se sentó a esperarlo.

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