8. Se acabó la paz
El edificio de la editorial Arrowy, un complejo de veinte pisos muy simple, lleno de oficinas para cada uno de sus miembros, incluyendo también al equipo de Radio Arrowy, que contaba con su propio estudio donde realizan sus transmisiones.
Este lugar muy común y custodiado por hordas de gatos, pertenecientes a la administradora Fress, es un lugar de calma y ajetreo según el trabajo que se deba realizar para los Arrowers. Esta tarde toda la paz y tranquilidad que reinaba en ese edificio desapareció...Una explosión hizo volar en mil pedazos la puerta de vidrio que daba la bienvenida al público que visitaba la editorial, el humo empezó a llenar la estancia y la recepcionista había caído al suelo por la onda expansiva.
A medida que el humo se empezaba a disipar una figura que vestía una armadura púrpura de cuerpo completo, una espada azul y otra roja en sus manos y un casco cubriendo su rostro. Se aproximó a la mujer, que temblaba paralizada por el pánico en el suelo, e inclinándose hacia ella, dijo:
—¿En qué piso se encuentra la radio? —Su voz se escuchaba metálica por el eco del casco, mientras que la mujer atemorizada respondió tartamudeando.
—E...en el pi...pi...piso 19. —Irguiéndose, el sujeto se puso en marcha pero, antes de poder acceder a las escaleras, escuchó cómo los gatos que custodiaban el edificio empezaron a maullar con fuerza, simulando una alarma. Seguido de esto los gatos que se encontraban dispersos por todo el edificio empezaron a reunirse detrás del hombre y bajando por las escaleras rodeándolo y dejando un pequeño camino para que apareciera nuevamente la recepcionista esta vez vestida como militar, comandando a los felinos.
—¡Deténganlo! —gritó la mujer, dándole luz verde a los gatos para atacar.
Al ver esta situación, el sujeto levantó la espada azul clavándola en el piso y dejando correr una onda expansiva de hielo, congelando las patas de los gatos, dejándolos pegados al suelo mientras él empezaba a subir corriendo las escaleras. La recepcionista al ver esto, tomó un radio y empezó a gritar órdenes.
—¡Necesitamos refuerzos, tenemos un intruso, rápido esta armado y no se dirige al piso de la radio!
Esa orden puso en marcha a las fuerzas élite de los gatos guardianes, las únicas preparadas para el combate y manejo de armas. Este equipo jamás había sido utilizado para aplacar una situación en la editorial, pero eso no quitaba que eran una amenaza a tomar en cuenta. Apostados en cada piso los gatos se dedicaron a disparar a discreción contra el intruso, mientras este detenía sus ataques con su espada roja que, envuelta en llamas, derretía las balas. Dentro de las tropas el gato líder mantenía comunicación con la recepcionista y le informaba del status de la situación.
—Mau...Mauuuuu...miau...ma.
Enfurecida, la recepcionista gritaba en respuesta.
—¡No me importa lo que tengan que hacer, deténganlo! —La transmisión se cortó, y entre maullidos el jefe dio órdenes a sus subordinados. La situación se volvía extrema, ese invasor se encontraba ya cerca de alcanzar el piso 15 y todas las fuerzas gatunas no habían podido hacerlo retroceder en lo más mínimo, allí fue cuando un nuevo ruido invadió las instalaciones de la editorial.
Dos helicópteros MI–24, pilotados por gatos, rodearon el edificio siguiendo a la figura del invasor que se podía ver claramente a través de las ventanas de las escaleras. Los gatos ya con sus órdenes recibidas lanzaron un ataque con cohetes contra el hombre. En ese momento, como si el tiempo se hubiera detenido, el sujeto volteo a ver los misiles que se aproximaban. Este quizás pudo ser el momento de victoria de los gatos sobre el invasor pero, en un movimiento sorpresivo, este saltó atravesando las ventanas y arrojándose contra uno de los misiles, saltando sobre él para luego llegar al próximo y así hasta alcanzar al piloto del helicóptero, el cual sin oportunidad para defenderse fue sacado del a cabina para ser arrojado a través de un pequeño portal que abrió el hombre, dejando al gato en la entrada del edificio. El invasor tomó los controles del helicóptero y, sin perder tiempo, lo dirigió contra su compañero haciendo que ambos aparatos alados chocaran entre sí, saltando antes del impacto para caer en el piso 18, dejando caer en paracaídas al piloto del otro helicóptero.
Furiosa por todo, la recepcionista subió las escaleras lo más rápido que pudo hasta el piso 19, intentando detenerlo por su cuenta. Entonces al llegar se encontró con María, quien se encontraba junto al hombre aquél, conversando con él.
—¡Mari detenlo! —grito la mujer en un último intento de ponerle fin a esta persecución. Pero entonces su compañera le respondió.
—¿Por qué?
—¡Pues porque viene a destruir la radio, ya acabó con todos los gatos! —decía mientras tomaba aire luego de la gran subida. Entonces, el sujeto se quitó el casco dejando caer una larga melena de cabello blanco y mostrando unos ojos totalmente blancos.
—Verga, lo siento pero ustedes atacaron primero, yo solo me defendí. —Entonces María hizo las presentaciones.
—Como veo que hiciste todo un alboroto, mejor los presento antes de que ocurra algo más. Este es Darsien, el Guardián de la Reja, nuestro nuevo locutor y a partir del día de hoy se está mudando al edificio.
—Mucho gusto —decía Darsien, con una sonrisa de "yo no fui" mientras la recepcionista molesta no dejaría las cosas así. Tratando de golpearlo, se abalanzó sobre él y este abriendo un portal la envió al primer piso junto con el resto de los gatos.
—Trata de no hacerle daño a los gatos, son propiedad de la dueña Fress —dijo María, mientras que el guardián le respondió.
—No te preocupes, no les hice, los envié a todos al primer piso.
—¡Bien!, ven que te muestro tu oficina.
Y así María guió a Darsien a su nuevo despacho donde empezaría su labor en Radio Arrowy.
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