
14. Familia
Escrito por DianacondobleN
Le echo una mirada a los sticky notes en la pantalla de mi computador y siento que la cabeza me empieza a doler. Mi lista de deberes no es extremadamente larga, pero cada cosa anotada allí requiere tiempo y dedicación. Entre hacer los banners de este mes para la radio, organizar el departamento ahora que la editorial se oficializó y los varios pedidos espontáneos para las redes sociales de la editorial mi tiempo se reduce de forma considerable. Este no sería un gran problema si pudiera dedicarme tiempo completo a la editorial, pero no es así.
—¿Di? ¿Qué opinas? —Desvío la vista de mi archivo de Photoshop al mismo tiempo que Lu gira su portátil hacia mí.
—Eh… el fondo está bien, pero el Font no me convence. ¿Qué piensan las demás?
A pesar de que mi hondonada de hadas está conformada por ocho editoras —yo incluida—, no todas estamos presentes al mismo tiempo. El horario de mi oficina es bastante flexible. En la sala general de discusión es donde llevamos a cabo nuestras reuniones y planeamos nuestros proyectos, allí cada una posee su propio portátil para trabajar y nos sentamos todas juntas en una gran mesa, conmigo a la cabecera.
Las demás chicas presentes se inclinan para poder mirar la portada que hizo Lu.
—Lo mismo —dice Mica.
—La tipografía del título no me gusta —agrega Yanina—. Deberías intentar que los elementos de la portada embonen mejor, están algo sueltos. O eso creo yo.
—Comprobado que Cincel no combina con todo —comenta Keith, soltando una risilla inocente.
—Bien, la reharé.
Lu acomoda su computadora y las demás vuelven a sus propios trabajos.
Suelto un suspiro.
Siendo honesta, hace unas semanas pensé seriamente en renunciar a Arrowy, pero luego de hablar con Frescia pudimos organizar mejor mis responsabilidades. Aun así, siento que a veces se me vuela la cabeza. Olvidé hacer una de las promociones de los Premios Voice y he olvidado hacer la imagen de Fantaseando unas tres semanas seguidas.
Me pongo de pie, quitando aquellos pensamientos inútiles de mi cabeza. Necesito dar un paseo fuera de Photoshop o me volveré loca.
—Chicas, tengo un anuncio —digo captando la atención de mis niñas—. Esta semana tendremos una actividad de fraternización, algo así como un amigo secreto. —Río para mis adentros, si Darsien me escuchara saldría huyendo.
—No entendí.
—¿Cómo es eso, Di?
—¿Qué? —Keith parece salir de su burbuja y tengo ganas de pegarles a todas.
—Le mandaré la información a Micaela para que ella les diga. También infórmales a Se Gi, Ruby y Aleja, por favor.
—Claro, Di —asiente la chica, con una sonrisa. Siento que me relajo un poco, porque sé que siempre que la carga sea demasiada, Mica estará para ayudarme. Es mi hada de más confianza y a la única que le dejaría dirigir el departamento si necesito ausentarme.
—Bien, yo saldré a distraerme un rato.
Salgo de mi oficina un tanto ansiosa por ver un ambiente distinto. Me gusta más el barullo y el desorden que se ve fuera de mi pasible rincón. En los pasillos de Arrowy hay personas caminando de un lado a otro, clientes emocionados caminando hacia la radio y los gatos de Fres, que se mantienen en cada esquina del edificio, vigilando que todo se mantenga bajo control. Las chicas de La Casa Rosa se encargan de que la polémica y el drama no falte en Arrowy.
Me dirijo hacia la oficina de Mari y entro sin tocar, pero no la encuentro allí. Trato de recordar si hoy le toca locutar y llego a la conclusión de que no.
—¡Dianni! —Pego un respingo y me doy la vuelta, para encontrarme con Frescia—. Pronto es el aniversario de la editorial, ¿podríamos tener una portada de Facebook especial?
—Sí, claro. ¿Has visto a Mari?
—No.
Y se va.
Sigo caminando, esta vez hacia la radio. Según me voy acercando se empieza a notar el sonido de la música y los arrowers gritando y hablando a todo pulmón. Voy tan distraída pensando unas cuantas cosas que no me doy cuenta que Darsien viene igual de distraído y nos pegamos de frente.
—¡Ouch! —mascullo, tocándome la frente.
—Mira por dónde vas. —Pongo los ojos en blanco y cruzo los brazos—. Ah, Dianna, te estaba buscando.
—¿Para?
—Los banners de la radio, ¿se los mandas a Heidy a su correo?
—Vale. ¿Has visto a Mari?
—Está en la radio.
Sigo mi camino y cuando cruzo las puertas de la radio la música explota en mis oídos. Las personas bailan, conversan y otros prestan atención a la lectura que Isela está llevando a cabo. Para mi sorpresa, no me siento tímida, como en ocasiones anteriores que vine aquí. Los arrowers comienzan a saludarme, otros me piden que los invite a la boda y algunos me felicitan. Me doy un palmazo en la cara, pero no puedo evitar reírme. ¡Esto es obra del fanfic de Isi! Prometo enviarles invitaciones a todos y les sigo la corriente, porque algo que no puedo negar es que disfruto mucho de leer las invenciones de Isela.
—¡Aquí llegó nuestra novia, Dianna!
Ahí sí que me encojo sobre mí misma y le sonrío con tímidez al grupo de chicos que comienza a gritar «¡Vedra, Vedra, Vedra!». Esto se está saliendo de control.
—¡Dianni! —Dejo la incomodidad de lado al encontrar a Mari, quien se lanza sobre mi y me aprieta en un tierno abrazo—. Hey, que raro tú por aquí. ¿Cómo vas?
Supongo que, aunque tuviera todo el trabajo del mundo, no podría dejar a Arrowy. De alguna forma muy loca e inexplicable, terminé sintiéndome como en casa en este edificio. Eso es, Arrowy es mi segunda familia, y yo no podría abandonar a mi familia. No podría haber llegado a una conclusión más clara, porque no puedo imaginar mi vida sin mis compañeros de la editorial, cada uno con su mañas y particularidades.
A final de cuentas, soy orgullosamente arrower.
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