Especial
—Él no va a la escuela ¿Por qué? —una pizca de envidia asomo sobre la ira que empezó a aflorar con facilidad cada vez que se mencionaba el nombre de Bakugo.
—¿Permiso especial? —tanteo Natsuo encogiéndose de hombros, antes de llevarse un poco de arroz a la boca.
—Algo así —comento Fuyumi con una voz demasiado apagada para su gusto, pero desde hace días era el tono predominante en ella. Ni Shoto ni Natsuo quisieron comentar algo al respecto.
—Así que es cosa de Endeavor—concluyo Natsuo.
—En realidad Bakugo ya termino con sus clases, solo tiene que asistir para recoger su título —respondió Fuyumi tras tomar algo de tofu.
—¿Quién lo diría? ¡Es bueno en la escuela!
—¡Natsuo! —reprendió Fuyumi.
—¡Por supuesto que lo soy! —la voz de Bakugo se escuchó desde la puerta, una mirada aguda se dirigió hacia los tres, Fuyumi pareció sorprendida, mientras Natsuo tomo un trozo de pescado, no parecía arrepentido en absoluto, Shoto en cambio se limitó a observarlo detenidamente, Bakugo estaba usando un par de pantalones a cargo y una sudadera negra con una calavera blanca en el centro. Sus manos se encontraron metidas en sus bolsillos y pudo observar una camiseta gruesa por debajo color gris. El intercambio de miradas no duro, Bakugo empezó a caminar y eso pareció hacer reaccionar a su hermana.
—¡B-Bakugo! —Fuyumi se había levantado de su asiento— ¡¿Por qué no te nos unes?!
Bakugo entrecerró los ojos, parecía estarla estudiando con cuidado, algo en como miraba a Fuyumi era extraño. Y Natsuo pareció darse cuenta también de ello.
—Ya comí —respondió de forma borde antes de volver la vista al frente.
—Oh —el ánimo de su hermana cayó ante la revelación, ahora que lo pensaba con detenimiento Shoto, nunca vio a Bakugo comer en casa.
—Comer fuera no es sano, además —hablo Natsuo—¿No es algo caro para un estudiante? —su mirada se dirigió hacia el chico. Bakugo frunció el entrecejo.
—No es asunto tuyo.
Natsuo tarareo cuando Bakugo dio la media vuelta y prosiguió con su camino.
—Eso puede ser verdad, sin embargo, vives en esta casa y quieras o no hay reglas —sus palillos se levantaron en su dirección, la porción de arroz que colgó brillo a contraluz sobre la salsa de soya— El hecho de que seas el nuevo discípulo de Endeavor no te exime de seguirlas.
A pesar de lo que pensó Shoto que sucedería, Bakugo detuvo sus pasos, aun dándoles la espalda sus labios se abrieron y su voz ronca resonó en un murmullo.
—No sabía que había reglas... —Shoto miro con asombro el cambio en su tono, la pregunta no dicha pareció más una ilusión cuando Bakugo miro por encima del hombro hacia el comedor con recelo— Bien si tienes algo que decir, dilo.
Shoto comprendió así, que tal vez solo había sido una ilusión, la imagen de Bakugo siendo un chico de su edad y no "tan" Bakugo se borró al instante cuando cruzaron miradas, el interés que llego a sentir por un momento se esfumo y simplemente dejo de registrar el ruido a su alrededor mientras se concentró en su plato.
En ese entonces Shoto no lo entendió. Sin embargo, las piezas empezaron a encajar en su lugar una tarde cuando lo vio.
Shoto tomo sus cosas cuando la campana sonó. Escucho la voz de una chica llamándolo. Sin embargo, la ignoro. Tal vez era la chica de la carta. O alguien más. Estaban al final del ciclo escolar y la mayoría de los estudiantes parecían sentirse demasiado audaces ahora que sabían que no volverían a verse nunca más. Al menos eso conjeturo cuando fue citado tres veces la semana pasada.
El camino de regreso fue tranquilo. Su mente divago un par de veces cuando se dio cuenta que tal vez debió de haber pasado a la tienda de conveniencia antes de subir al tren.
La situación en la residencia Todoroki había adquirido un curso por decirlo menos; extraño.
Natsuo Todoroki cito las reglas dentro de la casa, la información fue recibida en silencio por parte de Bakugo quien se limitó a marcharse escaleras arriba cuando Natsuo termino de hablar, sin embargo, no espero que estas fueran acatadas.
El cambio fue ligero, pero notorio, Shoto lo noto primero en la comida, Fuyumi era una experta en la cocina, después de todo había tomado el rol que su madre había dejado tras marcharse a una temprana edad, lo que confirió aprender diferentes platillos y obtener un toque único en su comida que, en retrospectiva Shoto debió intuir que provenía solo de la cantidad de condimentos, porque la comida no era tan complicada ¿verdad? Solo se trataba de seguir una serie de pasos y ejecutarlos sin cometer algún error.
Y, aun así, el humo del microondas hizo que la alarma contra incendios se encendiera. El hielo cubrió el lugar en un movimiento rápido antes de que el pitido siguiera resonando en la habitación. Shoto miro la escena como si fuese algo irreal, demasiado asustado de creer que él había causado ese desastre.
En teoría había seguido las instrucciones a la perfección, solo necesitaba verter un poco de agua, ponerlo a la temperatura y colocar el temporizador, no obstante, al parecer había diferentes tipos de plásticos y no todos servían para recalentar comida.
El silencio en el que se había sumido la habitación rápidamente fue interrumpido por el sonido del teléfono. Shoto estaba seguro que era el servicio de emergencias, sin embargo, no se movió de su lugar, su mirada siguió fija en el microondas congelado, los cristales de hielo formaron pequeños picos que reflejaron su imagen cuando miro en su dirección; dos caras, aunque solo había una persona frente al cristal. Por un momento dejo de ver el color dispar y se concentró en el tono claro de su cabello, Shoto nunca se preguntó cómo hubiera sido si no hubiera obtenido ambas peculiaridades, ya que después de todo pensar en el "tal vez" nunca confirió nada además de una mentira y el resentimiento de no poder haberlo evitado.
En cambio, el ahora era a lo único podía aferrarse, aunque este fuese la suma del caos que empezaba a carcomer su cordura.
Porque, aunque no había nadie más en la habitación aun podía observar los rastros de la presencia que poco a poco empezaba a apoderarse de la residencia Todoroki.
Lo cierto es que nada duraba para siempre.
La verdad lo golpeo con fuerza dos días atrás mientras tomaba su desayuno, sus ojos se habían abierto cuando se llevó el trozo de arroz y noto algo diferente en su sabor, fue ligero, pero estaba ahí, Shoto parpadeo un par de veces antes de tomar otro bocado y seguir con el desayuno en silencio, en otras circunstancias le hubiera preguntado a Fuyumi si había puesto algo diferente en la comida, sin embargo, tener a su padre en el comedor junto a un invitado no grato no era algo que diera paso a una conversación, mucho menos a una amena.
—Sabe diferente —comento Shoto, era la primera noche que tenían libre con sus hermanos, Endeavor había estado pasando más tiempo en las mañanas lo cual solo había generado más tensión, en cambio Bakugo había salido después de 3 noches seguidas acompañando su cena.
—Oh, ¿Te diste cuenta? —Fuyumi dejo de lado sus palillos, sus dedos jugaron con un mechón de su cabello mientras una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios.
—Ciertamente el sabor es diferente —puntualizo Natsuo con comida en la boca, y antes de que pudiera regañarlo Fuyumi por sus malos modales, prosiguió— Supongo que esta vez Bakugo no tuvo tiempo de ayudarte ¿Eh?
Shoto parpadeo en silencio.
—En realidad le dije que se tomara el día, lo recuerdas, ¿no? —Fuyumi miro en su dirección, mientras Natsuo se llevaba un bocado de tamagoyaki— Lo comento ayer —Fuyumi frunció ligeramente el entrecejo.
Natsuo mastico, su mirada se desvió por un momento hacia arriba antes de soltar un largo "oh" y comentar tardíamente —Oh, sí, dijo que saldría, ¿Te dijo a qué hora volvería?
—Antes de las 9:00.
—Ya veo —tomo un sorbo de su té— Aun así, creo que es algo demasiado tarde para un chico de su edad.
Fuyumi rio.
—¿No estas sonando un tanto sobreprotector? —la risa de Fuyumi era suave, pero vivaz, algo refrescante en medio de la monotonía de la casa Todoroki.
—Bueno, supongo, pero ya sabes —sus labios tiraron hacia arriba, su sonrisa era despreocupada y juguetona mientras su espalda caía contra el respaldo de la silla y sus hombros bajaron— Un chico de su edad suele meterse en problemas fácilmente.
—Parece que habla la voz de la experiencia —la diversión recorrió cada silaba.
Shoto miro la conversación en silencio, por un momento sintió la escena irreal, como algo sacado de la ficción, aunque eran las mismas personas, las expresiones que miro en sus rostros eran completamente diferentes a las que alguna vez observo en sus hermanos.
—¿Shoto? —llamo Fuyumi. Shoto pudo sentir la mirada de su hermana, había un atisbo de preocupación en su tono. Sin embargo, no respondió, sus palillos siguieron sobre el trozo de atún, aun sin tomarlo del plato, mientras el silencio se prolongó hasta que Fuyumi lo rompió vacilante— ¿Estas bien? —cuando su mirada regreso a ella, su sonrisa se había desdibujado y una vez más lo estaba mirando de esa forma lamentable; ojos tristes, pero brillantes, sus cejas se habían arqueado hacia abajo y sus labios eran la combinación entre una sonrisa y una línea recta que no se permitía a caer hacia abajo tratando de ocultar cualquier otra emoción además de la que quería mostrar. Y Shoto lo odio.
—Oh, Bakugo llegas a tiempo —la voz de Natsuo rompió el silencio. Shoto fijo su atención en él, quien devolvió el saludo dando un cabeceo.
—Tu... ¿Cocinas? —las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas de forma precipitada como escuetas, mientras los pensamientos siguieron precipitándose unos a otros.
Bakugo frunció el entrecejo, el silencio una vez más se estableció en la habitación. Shoto no espero una respuesta, en retrospectiva no sabía porque lo había preguntado, si fue curiosidad pura o solo el pensamiento más rápido que llego a él y que su boca artículo de forma descuidada, pero, aun así, Bakugo respondió para su sorpresa.
—Por supuesto, ¿Qué chico de nuestra edad no lo hace? —dijo antes de retomar camino hacia las escaleras.
—¿Qué crees que estás haciendo? —la voz áspera y lustrosa detrás de él llamó su atención, cuando giro su cabeza observo a Bakugo en medio de la puerta— ¿Qué demonios? —su entrecejo se frunció— ¿Tu hiciste eso?
Shoto desvió la mirada, su entrecejo se frunció, sus manos se apretaron en fuertes puños a su costado —Esto no es de tu incumbencia.
—¡¿Qué?! ¡Si un maldito psicópata vive en esta casa, claro que es de mi incumbencia! —arremetió.
—No soy un psicópata —dijo secamente. Bakugo alzo una ceja poco impresionado.
—Como sea, eso no es importante —dijo y agrego antes de darse la media vuelta— Por el momento —Shoto lo miro mal— Arregla esto —finalizo.
—No tenías que decirlo, era algo que estaba a punto de hacer.
—¿Es así? —empezó— No parecía el caso, después de todo estabas parado ahí, como un zombi o algo así ¿Qué rayos? —Shoto abrió la boca, solo para cerrarla al instante y desviar la mirada, Bakugo rodo los ojos— De todos modos ¿Y bien? —Shoto parpadeo en su dirección sin entender— ¿Qué estabas tratando de hacer ahí? Quiero decir —Shoto suspiro mientras se dirigía al termostato— Espera ¿Qué haces?
—¿No es obvio? Subo la temperatura para derretir el hielo.
—¡Duh! Eso es más que obvio, pero acaso ¿No sé? ¿No puedes usar fuego y derretirlo?
Shoto frunció el entrecejo, las uñas se clavaron en sus palmas por el fuerte agarre, sus dientes se apretaron con fuerza unos contra otros.
—No —dijo al fin cuando se dio cuenta que Bakugo no dejaría de mirarlo de esa forma extraña con la que a veces solía mirar a la gente, como si tratara de resolver un rompecabezas, aunque no hubiera nada que resolver realmente.
Bakugo asintió con los brazos cruzados y miro al frente, el silencio se acento en la habitación, mientras el calor empezó aumentar dentro, Shoto espero la incomodidad, el reclamo, alguna maldición, pero Bakugo siguió observando al frente, donde alguna vez estuvo un perfecto horno de microondas ahora solo se encontraba un montículo de hielo sin forma.
Había sido un error, uno que en primer lugar no debió pasar, porque en realidad era muy bueno con el uso de su quirk, después de todo, a pesar de todo lo que era su padre, su padre era un buen instructor; Enji Todoroki era un genio a la hora de buscar debilidades, puntos flojos, ese pequeño talón de Aquiles que creías habías podido ocultar. Lo sabía de primera mano, como llevaba una mano al mentón y debes en cuando inclinaba la cabeza cuando estaba demasiado metido en sus pensamientos mientras entrecerraba los ojos como lo haría un joyero inspeccionando una gema, o como lo haría un usurero organizando la basura entre la mierda, y él había practicado demasiado con su padre como para dejar que este tipo de cosas sucedieran.
Y aun así sucedió.
Shoto siguió mirando al frente, observando el hielo, hasta que la imagen del pequeño cuerpo cayendo se superpuso, ya no se encontraba en medio de la cocina, sino en el dojo de la familia.
"Levántate, Shoto".
Las palabras fueron ásperas, como un cuchillo afilado cortando el silencio en medio de la habitación, hundiendo el jadeo como el amargo llanto antes de que pudiera salir en primer lugar de su boca.
El pequeño cuerpo se retorció en el piso, había colocado las manos para amortiguar el impacto de la caída, pero aún era demasiado pequeño como para hacerlo de la forma adecuada, por lo que duele, sus brazos temblaron, mientras se muerde los labios tratando de aplacar el grito sordo que se desliza entre ellos y cuando observo la sombra superponiéndose sobre la suya no pudo evitar que su respiración se volviera pesada. Por un momento su visión se oscureció antes de volver a ver rojo, su cabeza dolía al igual que su corazón.
"¿No escuchaste? Te dije que te levantaras".
Escucho la voz de su padre y aunque apenas podía respirar intento ponerse de pie, solo para fallar al instante cayendo de cara al instante. Sus dientes duelen, la semana pasada había perdido 2, y aunque el dentista había dicho que no debía preocuparse porque era normal que los niños al jugar de vez en cuando se tropezaran y uno que otro diente de leche se rompiera, él no quería perder otro, porque siempre era doloroso no poder comer bien y aún más sentir que toda tu cabeza daba vueltas, porque una caída normal no haría que doliera tanto, pero su padre siempre hallaba las formas para que se sintiera peor.
"Shoto".
Su voz era fría como el hielo y no dejo lugar a la discusión.
Shoto quiso responder y decirle que sí, que si lo escucho, pero que su cuerpo es el que no coopera. Pero, en su lugar, Shoto guardo silencio, porque su padre nunca escuchaba a nadie, y ese día para su mala suerte, era uno de "esos" días, en los que el entrenamiento era más difícil porque su padre había regresado de una larga misión y no dejaría que Shoto simplemente flojeara, ya que después de todo Shoto era su sucesor.
Su padre lo llamo una vez más, esta vez su voz era baja y Shoto saboreo la ira en cada silaba, Shoto observo el piso del dojo, la sangre que pronto desaparecería sin dejar rastro al día siguiente, como si nunca hubiera pasado nada en primer lugar, Shoto cerró los ojos con fuerza cuando escucho pasos acercándose, no quería mirarlo a la cara, y mirar la violencia que rezumaba en ella. Sus ojos azules son como el preámbulo de una tormenta que nunca amaina, solo se hace peor y peor con el paso de los días hasta simplemente arremeter con fuerza.
Shoto nunca pudo comprender como su madre pudo enamorarse de esos ojos.
La sombra se hizo más grande y su cuerpo se preparó para el calor del fuego quemando su piel, dejando marcas que pronto se volverían moretones con ampollas y que una vez su padre tendría que curar con exasperación, porque todo lo que pasaba en esa habitación se quedaba en esa habitación (nunca debía salir de ahí), pero este no llego, en realidad fue el frio el que abrazo la aspereza de las heridas abiertas y cuando miro hacia arriba vio la sonrisa de su padre; cruel y llena de autosuficiencia como sí le dijera; "ves, ahí está, esa es la suma de nuestro entrenamiento".
—¿Me estas escuchando? —Shoto parpadeo, y dio un paso hacia atrás cuando noto a Bakugo frente a él, su entrecejo se encontraba fruncido, Shoto quiso desviar la mirada, pero no pudo hacerlo, Bakugo tenía los ojos rojos, rojos como la sangre que transita por sus venas, rojo como el fuego ardiente de las llamas que queman, destruyen y devoran todo a su paso y este se volvía cada vez más intenso mientras los segundos pasaban, sus ojos son como flamas, ondeando libremente, haciéndose más brillantes y tenues al mismo tiempo, algo casi hipnóticos — Como sea —Bakugo desvió la mirada primero— Saldré un rato, suerte con eso —señalo con el pulgar hacia atrás antes de salir.
Cuando Bakugo regreso observo con curiosidad como llevaba en ambas manos una bolsa con el logo del supermercado, mientras intentaba descongelar la otra mitad del microondas.
Bakugo avanzo en silencio sin decir una sola palabra, si bien Shoto no era del tipo de persona que comenzara una conversación, entre el picar del cuchillo y el sonido de las cacerolas, no pudo evitar sentir curiosidad. De alguna forma Bakugo se había adaptado a la casa Todoroki como si desde un principio perteneciera ahí, y que el pensamiento solo le hizo formar una mueca en los labios, alegrándose que, Bakugo y él estuvieran de espaldas el uno con el otro para que no pudiera ver su expresión.
—¿Qué crees que estás haciendo? —su tono sonó acusatorio, las palabras habían salido sin querer, como todo lo que hacía a su alrededor. Eso solo lo irrito más.
—¿No es obvio? Curry —el repiqueteo de la tabla de picar paro y en cambio escucho como se encendía la estufa y era colocado algo encima.
—Así que —hizo una pausa larga Shoto— Realmente cocinas...
—Pensé que eso ya había quedado claro.
—Pero no pareces del tipo de persona que cocina.
—Entonces, según tú ¿Qué tipo de persona parezco? —Bakugo se giró para mirarlo, en su mano había una manzana a mitad de pelar y en la otra un cuchillo. Shoto miro el cuchillo y luego su rostro, Bakugo rodo los ojos antes dejar el cuchillo sobre la mesa.
—Yo...
—¿Bakugo? —Shoto parpadeo en dirección de dónde provino la voz y guardo silencio incrédulo, la vaga esperanza de que el hombre que se encontraba ahí fuese solo una alucinación se perdió cuando escucho su nombre demasiado claro como para ser algo solo de su imaginación— ¿Shoto?
—Padre —respondió secamente.
—Tu ¿Qué haces aquí? —la voz de Bakugo llamo la atención de los dos, girando sus rostros en su dirección Bakugo había colocado una mano en su cadera y sus ojos se habían entrecerrado con sospecha.
Por el rabillo Shoto vio a su padre enderezarse en su lugar, Shoto espero la aspereza de sus respuestas, el retumbar de sus pisadas y el sonido de su palma chocando contra su mejilla, después de todo Todoroki Enji no era conocido por su paciencia, aún menos por su tolerancia hacia los demás, Shoto sabía que Bakugo era su nuevo discípulo, solo un peón más en su juego para molestarlo, como si demostrarle que en cualquier momento podía tomar a un chico iluso de entre el mar de gente que se había tragado su imagen de héroe, fuese algo que realmente le importara en realidad, sin embargo en su lugar observo a su padre desviar la mirada. Casi como si sintiera vergüenza.
El silencio se estancó en la habitación por unos segundos antes de escucharlo suspirar, aun con la mirada observando a un costado.
—Supe que hubo una alerta de incendio así que vine lo más rápido que pude —miro a Bakugo— ¿Sucedió algo?
Bakugo cerró los ojos con exasperación antes de señalar con el pulgar en su dirección.
—Solo eso —dijo antes de girar por sobre sus talones y proseguir con los suyo.
Enji Todoroki parpadeo en su lugar mientras miraba el microondas detrás de Shoto.
—Oh.
Ambos intercambiaron miradas, sin embargo, ninguno de los dos dijo alguna palabra.
—Como sea —Bakugo rompió el silencio— ¿Te quedaras a comer o debes volver ahora?
—Sobre eso —hizo una pausa, como si estuviera eligiendo sus palabras con cuidado— Tengo la tarde libre hasta la patrulla de la noche —Bakugo asintió, mientras colocaba los cubos de manzana en la olla. Una vez más el silencio se cimbró dentro de la cocina solo el goteo del hielo escurriendo en el piso lo hizo más llevadero— Bien, entonces, iré a cambiarme —dijo, aunque no hubo una respuesta además del asentimiento de Bakugo quien tomo el cucharon y vertió algo del contenido en un cuenco. Enji volvió a suspirar y antes de salir echo un último vistazo atrás— Y Shoto deja eso, comprare uno nuevo.
Shoto miro el lugar donde segundos atrás estuvo su padre, las palabras se hundieron como veneno en su sistema, por un momento sintió vértigo y se inclinó hacia atrás, mientras se apoyaba de la barra. Su rostro se giró en dirección de Bakugo quien estaba cortando algunas verduras para las guarniciones y por un momento quiso preguntarle si él también había visto a Enji Todoroki; Endeavor en la cocina. Sin embargo, se abstuvo de hacerlo cuando la voz de Bakugo salió demasiado clínica para su gusto y le pregunto si está bien.
La parte emocional, esa, que por lo regular estaba llena de ira, furia y rabia, y que solía sepultar, muy, pero muy adentro, se encontró en completo caos, porque lo que acababa de presenciar no solo era extraño, sino absurdo, Enji Todoroki no era del tipo de persona que hablaba, y mucho menos que escuchara, sino del tipo de persona que demanda y demanda de forma egoísta, mientras toma y destruye a otros a su paso, pero la parte lógica, esa a la que se aferraba para seguir a flote no pudo negar lo que vio y mucho menos permitirle a Bakugo saber más de lo que creía saber sobre su familia.
Por lo que al final Todoroki decidió marcharse sin decir una palabra, no notó la mirada de reojo que le dio Bakugo y parecía no importarle si es que se dio cuenta de ello, su mente estaba demasiado ocupada procesando lo que acababa de pasar, como si estuviera en alguna realidad alterna o un sueño que pronto explotaría en su cara como una amarga pesadilla.
Porque después de todo;
Su padre no habla. Él grita.
Su padre no siente vergüenza. Él se para firme en su lugar mirando siempre al frente.
Su padre no se preocupa por nadie. El solo piensa en sí mismo.
Pero la mirada que vio segundos atrás, esa mirada llena de preocupación no podía ser más que una alucinación.
La primera en llegar fue Fuyumi, Shoto lo noto al instante, aunque fingió una sonrisa alegre cuando vio el comedor puesto, su sonrisa menguo por unos instantes antes de unirse a ellos.
Además, estuvo el hecho de guardar silencio la mayor parte de la cena, aunque Shoto conjeturo que se debió a que en esa ocasión no fue necesario que interviniera para llenar los silencios cuando su padre; Enji acaparo la conversación de antemano.
—Entonces, Bakugo ¿Has pensado en donde estudiaras? —su padre lanzo la pregunta al fin después de mantener una conversación superficial sobre su día de trabajo e intercambiar consejos de lucha.
Bakugo detuvo sus palillos por un segundo antes de responder. El gesto no fue inusual, sin embargo, en el poco tiempo de convivencia Shoto noto que Bakugo no era del tipo de detenerse por nadie, así que, al parecer la pregunta no solo lo había tomado desprevenido, sino que, se había tomado unos segundos para pensar en la respuesta.
—Sí —respondió y agrego— Mi solicitud a U.A. fue enviada desde hace tres semanas.
Bakugo retomo su cena, sus palabras fueron escuetas, sin mucho ánimo de seguir con la conversación, sin embargo, Enji no pareció darse cuenta o simplemente no le importo, sus labios se alzaron en una sonrisa sin dientes formando una línea curva con ellos, y sus ojos brillaron ante la expectativa. Aunque no sabía de qué.
—Así que ¿U.A.? —Bakugo asintió— ¿Alguna razón en especial? —Enji había dejado de lado su plato como los buenos modales, su cabeza descanso sobre sus manos, cuando coloco sus codos por encima de la mesa.
—Los mejores héroes de Japón se han graduado ahí —Bakugo se encogió de hombros, restándole importancia a la conversación como a sus palabras.
—Ya veo —respondió Enji, esta vez su sonrisa mostro dientes y para la sorpresa de Shoto no fue una sonrisa cruel ni mucho menos desagradable, sino satisfecha lo que hizo que sintiera nauseas aunque la comida sabia para su mal gusto bien— Has hecho tu trabajo.
—Es de conocimiento general —una vez más le restó importancia a sus palabras como a la conversación.
—Eso es verdad —concedió Enji, antes de tomar un sorbo de té— U.A. es una escuela mundialmente reconocida —hizo una pausa— Sabes yo me gradué de U.A. —menciono como si no fuera algo que en realidad todo mundo sabía, después de todo era el héroe número 2 de Japón— Además Shoto también aspira a entrar en ella —Shoto quiso protestar, pero Enji siguió hablando y cuando termino no pudo articular palabra alguna ante la conmoción— Si tú quieres podría darte una carta de recomendación.
—No gracias —respondió antes de llevarse un trozo de jengibre encurtido a la boca. La habitación se quedó en silencio, Shoto miro a su hermana quien miro fijamente al frente, no parecía estar viendo algo específico realmente, pero sus ojos desprendieron el miedo y el horror que no podía expresar libremente. Porque de alguna forma sabía que, si lo hacía, el hechizo se rompería, ese pequeño hechizo que solía recitar cuando se quedaba paralizada cada que escuchaba a su padre pelear ya sea con su madre o con alguno de sus hermanos; "El no quiso hacerlo, fue un accidente, ya sabes, papá está cansado".
Todoroki Enji en cambio no pareció notar el estado de Fuyumi, en su lugar permanece callado, demasiado callado para su gusto, y por un momento Shoto creyó ver ojos duros y fríos como témpanos de hielo, aunque rápidamente negó, realmente no sabía que significaba la mirada que su padre le estaba dando a Bakugo.
Shoto no estaba seguro si Bakugo lo estaba haciendo a propósito, o simplemente no se había dado cuenta del cambio en la atmosfera. Sus ojos se concentran en sus movimientos, Bakugo se llevó un pedazo de pescado a la boca, sus movimientos fueron precisos, sin necesidad de gastar más de la cuenta, sin embargo, no fueron lo suficiente rápidos como para determinar el nerviosismo en él, ni tan perezosos como para decir que tenía su cabeza en otro lado, Bakugo mastico con una paciencia arraigada, de esas que aprendió con el tiempo no se nace, sino que se practica y se perfecciona. Por un momento su atención se centró en uno de sus colmillos, su dentadura era blanca y pareja, lo que hizo que sus colmillos fácilmente resaltaran como un encanto bestial en él. Sin embargo, uno de ellos estaba roto, Shoto se preguntó si fue causado por una pelea, pero rápidamente se reprendió así mismo, porque Fuyumi seguía paralizada en su lugar, así como solía hacerlo de niña cuando veía alguna de sus peleas, así que no importaba que había pasado, sino no lo que estaba a pasar, descubriendo así que el miedo seguía arraigado en su interior cuando su cabeza empezó a anticipar.
"Eres una pequeña rata miserable y patética"
Su padre afirmo y Shoto quiso protestar y decirle que no era verdad, que no era una rata y mucho menos era patético, pero le dolía el estómago y las náuseas solo aumentaron a tal punto que vomito en el piso del dojo. Shoto escucho pasos alejarse, por el rabillo observo a su padre ir directo al estante y tomar un bokken de la vitrina, su cuerpo tembló en su lugar mientras se encogía así mismo hasta hacerse bolita, Shoto sabía que era inútil, no había forma de protegerse de su padre en esa habitación y temía que no hubiera en realidad algún lugar real allá afuera.
El movimiento fue, a pesar de la situación en la que se encontraba, sublime, hermoso diría si no fuese usado para desplegar la espada de madera contra él. La espada en sus manos se maneja con tanta naturalidad que era como si formara una extensión de él y Shoto no pudo evitar odiar el arma tanto como odiaba a su padre mientras anticipa el golpe.
—Quiero entrar por mis medios, sino no podre portar el uniforme con orgullo como todos los demás.
La voz de Bakugo lo despierta del letargo, y solo así se dio cuenta que había estado apretando los palillos de madera. Había sido una suerte que no los hubiera roto en realidad.
—Un pensamiento notable —afirmo su padre, con una expresión que podría discernir como orgullo, pero Shoto rápidamente lo descarto porque Enji Todoroki nunca había sentido orgullo por nada ni nadie.
Shoto observo el papel en su escritorio, la tarea que había dejado su profesor seguía ahí, burlándose de él con saña, sus pasos se volvieron más rápidos, Shoto se detuvo frente a el escritorio, y apretó las manos con fuerza tratando de contener las ganas de quemarlo.
"Carrera vocacional: ¿Cómo te ves en 10 años?"
La pregunta era simple, aun así había más de media cuartilla de espacio para responderla, lo cual no entendía porque, ya que no había nada más, además de lo obvio.
Él sería un héroe, uno mejor que su padre.
Él lo superaría porque después de todo para eso fue hecho.
Y luego recordó;
"¿Un pensamiento notable?" repitió Natsuo entrando al comedor, con la mochila a cuestas tras salir de la escuela.
"Padre le ofreció una carta de recomendación a Bakugo" soltó, no sabía porque, pero lo hizo y Natsuo parpadeo en su lugar antes de carraspear.
"Bueno eso es algo generoso viniendo de tu parte" los ojos de Natsuo se entrecerraron en dirección de su padre, sus palabras no concordaron con la mirada escrutadora que le estaba dando y Shoto noto como una vez más Fuyumi se tensaba en su lugar.
"Si, lo es" Afirmo Bakugo inesperadamente, rompiendo la tensión del lugar "Pero no la necesito"
"Pareces confiado" Natsuo sonrió, su atención se concentró en Bakugo "¿A qué escuela apuntas?"
"U.A."
Natsuo silbo y luego dijo; "Nada mal, una escuela de elite, pero ¿Qué te hace creer que podrás entrar?"
Su padre frunció el entrecejo y Shoto se negó a creer que era verdad lo que estaba viendo.
"No creo que entrare" dijo Bakugo bajando sus palillos y colocándolos encima del cuenco, sus ojos no se apartan de Natsuo quien lo estaba mirando fijamente "Porque es un hecho que lo haré".
Natsuo parpadeo incrédulo y su risa reboto en medio del comedor, parecía divertido, como si hubiera escuchado un chiste realmente gracioso, Fuyumi le lanzo una mirada de advertencia.
"Bueno, espero poder ver eso" Natsuo se lleva una mano en la nuca antes de desviar la mirada "Como sea, suerte Bakugo" y se marchó por las escaleras, Shoto intuyo que fue directo a su habitación.
"Lo siento" empezó Fuyumi, "Natsuo suele ser..."
Bakugo suspiro.
"No me importa" Fuyumi parpadeo en su dirección "Su opinión, no me importa" corrigió y se levantó de la mesa. Cuando Fuyumi lo noto cerca del fregadero ella se levantó.
"No es necesario, después de cocinar algo tan delicioso, deja que me encargue al menos de lavar los platos" sonrió y Bakugo pareció querer decir algo, pero al final simplemente soltó un bajo, pero audible; "bien".
Shoto no sabía porque había recordado eso. Tal vez su padre había logrado al fin meterse en su cabeza. Shoto negó y se dirigió a la estantería para toma un libro, quería leer algo antes de irse a dormir. La hoja quedo olvidada hasta la mañana siguiente.
Esa noche Shoto soñó con su madre, sus brazos eran cálidos mientras rodeaban su cuerpo en un fuerte abrazo, su madre olía a flores, y tarareaba tenuemente algo que Shoto no pudo descifrar, lo cierto es que Shoto no recordaba la última vez que abrazo a su madre.
"Oh, Shoto" su voz se elevó un poco llamando su atención, sonaba tan frágil como si en cualquier momento fuese a romperse entre sus brazos "Mi querido y pequeño Shoto" la tristeza en su tono hizo que se preocupara por ella, quiso levantar la cabeza de su regazo, pero no pudo, su madre seguía abrazándolo y la fuerza de su agarre solo aumento.
En algún momento Shoto empezó a desesperarse cuando sintió que estaba a punto de ahogarse, sin embargo, por más que trato de apartarla, su madre no lo soltó, Shoto recupero el aliento cuando ella tomo sus hombros y lo alejo de su regazo bruscamente como si odiara su simple presencia en primer lugar.
"¿Por qué?" Susurro y Shoto estaba demasiado ocupado tratando de recobrar el aliento como para ver cómo su expresión cambió, la tristeza que alguna vez deslumbro su bonito rostro fue reemplazada por la ira, sus cejas se encontraron fruncidas y sus labios formaron una mueca fea y lastimera mientras sus uñas se clavaron en sus hombros con fuerza. Shoto quería decirle que lo soltara porque dolía, pero en su lugar se quedó quieto, preso del miedo que en primer lugar desconocía de dónde había salido, porque su madre nunca le haría daño. Ella no era su padre, su padre que solo quema, destruye y desgarra todo lo que encuentra a su paso.
Shoto sintió su cara arder, dolía demasiado como si el fuego estuviera ardiendo directamente en su cara y las llamas se tomarán su tiempo con él. "¿Porque?" Repitió su madre "¿Porque eres como él?" Shoto quiso preguntar a qué se refería, pero en ese instante sintió como si cuerpo estuviera cayendo.
"Oh, Shoto" volvió a llamarlo su madre, el piso había dejado de existir debajo sus pies, aunque su madre siguió sentada sobre el tatami, su mirada era triste, desconsolada y aunque quiso decir algo solo pudo dejarse caer, mientras la imagen de ella se volvía cada vez más borrosa frente a sus ojos, hasta que solo quedo la oscuridad a su alrededor.
Shoto se despertó de un sobresalto, con los ojos bien abiertos miro alrededor de su habitación, tratando de calmar su respiración, sus manos picaron, al igual que su cicatriz, y tuvo que poner todo su control para no acercar su mano a su rostro y rascarse. Shoto miro el reloj, eran las 5 de la mañana, pequeños fragmentos de hielo acariciaron el dorso de su mano, cuando tomo su muñeca, Shoto no pareció darse cuenta del movimiento o simplemente no le importo, en su lugar miro su uniforme colgado en el perchero frente al espejo de cuerpo entero, era demasiado temprano para vestirse e ir directamente al colegio, pero sabía que no podría dormir después de haber tenido ese extraño sueño.
Shoto era consciente que su madre nunca le haría daño, Fuyumi y el ya habían tenido esa conversación y él no era un niño pequeño como para no entender lo que Fuyumi le había explicado en esa ocasión; "Mamá está cansada, y demasiado estresada, ella..." se mordió el labio inferior "Tú lo sabes ¿Verdad?" lo tomo de los hombros con fuerza "Ella no quiso hacerte daño, Shoto" dijo y luego repitió para dejar en claro el punto "Ella nunca te haría daño" y Fuyumi nunca le había mentido, a diferencia de Touya quien solía decir que lo habían encontrado en el bote de la basura y así había llegado a la residencia Todoroki, pero Shoto no pudo evitar darse cuenta del temblor en su cuerpo y como Fuyumi se está aguantando las ganas de llorar y se tragaba el miedo cuando noto la presencia de su padre detrás de ella, cuando se acercó para asegurarse de que Shoto realmente estuviera bien, porque debía estar bien. En retrospectiva, Fuyumi debió estar igual de asustada que él en ese momento. Además, si no hubiera causado un alboroto tan grande tal vez su madre no hubiera sido enviada lejos por su padre. Todoroki tocó su cicatriz, las yemas de sus dedos recorrieron las arrugas casi imperceptibles sobre la piel delgada y rojiza, estaba seguro que no podría dormir, por lo que al final decidió bajar por un vaso de agua tratando de buscar una forma de calmarse así mismo.
La residencia Todoroki era grande, no solo contaba con un extenso terreno el cual estaba rodeado de un jardín que con el paso del tiempo fue reemplazado por pasto verde, a petición de su padre, tras ver como día a día la mala hierba se abría paso por sobre las flores marchitas. A pesar de ser una casa demasiado grande como para ser habitada por cinco personas, lo cierto es que además de las habitaciones para invitados, la casa Todoroki no contaba con demasiados lugares para pasar el rato, en realidad, gran parte del hábitat había sido destinado para la construcción del dojo.
Por lo que no era extraño que algunas habitaciones colindaran con el, mucho menos pasillos, Shoto se detuvo a mitad del camino con el vaso de agua en manos. Su entrecejo se frunció cuando corroboro que efectivamente eran voces las que había escuchado y que provenían de dentro del dojo. Shoto no quería saber nada al respecto porque nada que provenía del dojo era algo que valiera la pena en realidad.
Pero al final la curiosidad gano, cuando escucho una voz familiar. Shoto se movió con cautela, asegurándose de no llamar la atención hasta poder determinar si era algo en lo que realmente debería involucrarse o no. Después de todo Shoto conocía a su padre, y sabía a la perfección lo que podría hacerle a otra persona.
Dedos largos, bien trabajados, duros e inflexibles, de ellos brotaron las llamas hasta volverse un fuego abrazador que lo quemo todo a su paso.
Shoto desvió la mirada, avergonzado de sí mismo, no era el momento de pensar en ello. En su lugar se concentró en las voces de adentro.
—Sobre lo que hablamos —hizo una pausa y no parecía ser la voz de su padre en absoluto— ¿Tú lo has estado pensando? —su voz era baja como un susurro, carente de fuerza como de calor, aun así, Shoto se dio cuenta que era Bakugo quien estaba hablando dentro de la habitación. Segundos después escucho un gruñido demasiado familiar, solo su padre podía dar una respuesta tan visceral y creer que era una forma de comunicarse con los demás— Yo... —Shoto abrió los ojos, la voz de Bakugo sonó estrangulada, casi como si fuese a romper a llorar en cualquier momento, y por alguna razón le recordó a Fuyumi y a su madre cuando trataban de ocultar que había pasado cuando de hecho si había pasado algo— Por favor, yo...
—Bien —Enji interrumpió sus palabras con esa misma exasperación con la que solía terminar una discusión y Shoto no pudo evitar retroceder en su lugar casi cayendo de culo en el piso. Shoto escucho fuertes y pesadas pisadas que reconoció al instante, Shoto se echó a correr mientras apretaba sus manos en fuertes puños, dejando el vaso en el piso.
Shoto sabía que ese no sería su día, después de todo el desayuno no solo fue tenso, sino que su padre lo estaba mirando fijamente, Shoto realmente no entendía porque se había echado a correr, pero lo hizo y eso lo estaba irritando, aún más porque Bakugo de alguna forma estaba tratando de desviar su atención hacia él.
Y no era como si necesitara ayuda, aún menos de él, un completo extraño.
Cuando Shoto llego a la escuela su día solo pareció empeorar, el bullicio de las personas era molesto, no entendía porque todos actuaban así, demasiado ruidosos y emocionales, sus cejas se fruncieron cuando vio a un grupo de chicas abrazarse fuertemente, mientras dos de ellas empezaban a llorar, entonces recordó que estaba a un día de la ceremonia de graduación.
Pero eso no parecía importarle a Teru Kitakawa; su profesor, quien les había encargado como ultima tarea del año escolar; "¿Cómo se veían en 10 años?"
Shoto se desconectó en el instante que escucho la voz chillona de una de sus compañeras cuando el profesor Kitakawa le pidió que leyera su tarea. Shoto observo el papel arrugado sobre su pupitre, aún se encontraba en blanco, su mano se movió directo al lápiz y garabateo mientras el mundo parecía desvanecer detrás de él.
Fue solo cuando su maestro colocó una mano en el pupitre que noto que lo estuvo llamando. Shoto se levantó de su lugar y tomo la hoja entre sus manos como si fuese a dar el discurso de su vida, los ojos de sus compañeros se posaron en él, pero Shoto ya estaba acostumbrado a las miradas indiscretas como escrutadoras.
—¿Cómo me veo en 10 años? —empezó, sus ojos se apartaron de la hoja y miro al frente— Como un héroe.
Shoto tomo asiento una vez más. El silencio solo duro un par de segundos antes de que los susurros empezaran a volverse más fuertes a su alrededor. La mirada de Shoto se dirigió a su profesor quien pareció reaccionar al fin. Kitakawa carraspeo y demando hacer silencio dentro del salón.
—Tsubame —llamo Kitakawa con una sonrisa que no era muy diferente a la que solía usar su padre cuando le tocaba dar una entrevista para las cámaras, de esas comerciales y falsas. Shoto escucho una silla moverse, Kitakawa aún seguía a un costado de su pupitre— Todoroki —susurro— Me gustaría que te quedaras un momento cuando terminen las clases, por favor —dijo aun mirando al frente como si estuviera prestando atención a lo que su compañero de clases estuviera diciendo, Shoto no pudo evitar pensar si así eran todos los adultos y que en algún momento también aprendería a mostrar simpatía que no tenía en primer lugar o solo era que los adultos que conocía eran así.
Como le había dicho, Shoto espero paciente a que el salón quedara completamente vacío, fue cuando el sonido de la puerta se escuchó cerrarse que dirigió una mirada a su profesor, el hombre en cuestión se encontró guardando algunos papeles en su maletín antes de devolverle la mirada.
—¿Sucede algo? —pregunto Shoto, Kitakawa suspiro y sonrió de esa forma amable y consenciente con la que solían sonreír los adultos cuando los niños estaban en problemas y decían que no lo estaban, no muy diferente a la que Fuyumi solía usar.
—No estés tan tenso Todoroki, no estás en problemas —Shoto alzó una ceja poco impresionado— Sin embargo, no puedo evitar decir que no estoy un poco decepcionado de ti ¿sabes? —dijo Kitakawa— Mañana será la graduación, un día muy importante en la vida de todo adolescente, después de todo no solo les dirán adiós a sus compañeros de clase, sino adiós a su niñez —Todoroki frunció el entrecejo, sus palabras solo parecían el inicio de un gran sermón que no había pedido en primer lugar, porque realmente no había hecho nada malo. Después de todo entrego su maldita tarea, y hablando de la tarea— Dime Todoroki ¿Por qué crees que les pedí hacer este tipo de trabajo a estas alturas del año escolar?
Shoto fingió pensárselo por un momento antes de soltar venenosamente; —¿Rellenar el tiempo en clases?
Kitakawa parpadeo en su lugar, Shoto sabía que pelearse con su profesor un día antes de graduarse solo causaría más problemas para Fuyumi, quien había sido la responsable de asistir a la mayoría de sus juntas, por lo que decirle que viniera a la escuela porque se estaba comportando como un mocoso no era algo que quería hacer cuando ella estaba demasiado ocupada con sus propias clases, Shoto abrió la boca, sus puños se habían cerrado con fuerza y se tragó la ira, para poder disculparse cuando la risa de Kitakawa lo interrumpió.
—Oh, Todoroki, ¿Quién lo diría? Puedes hacer chistes elocuentes cuando la situación lo requiere —Shoto abrió los ojos con sorpresa, Kitakawa se limpió una lagrima por debajo de sus antejos— Quisiera decir que ese era el caso, pero no es así, esta es una técnica que suele usar el profesorado, por lo regular este tipo de actividad se hace a principios del año escolar y unas semanas antes de los exámenes de actitud ¿Entiendes por qué? —Kitakawa se ajustó las gafas y continuo— La adolescencia es una etapa muy importante para el desarrollo de las personas, es donde los seres humanos podemos experimentar varias cosas a la vez, no solo es la etapa donde los órganos reproductores se desarrollan —Shoto hizo una mueca, Kitakawa sonrió con simpatía— También es el periodo donde los adolescentes cimientan su personalidad, desarrollan sus gustos y cambian su forma de pensar— Shoto alzo una ceja poco impresionado— En otras palabras, Todoroki, las personas son seres cambiantes, lo que anhelan y sueñan puede cambiar con el paso del tiempo ¿Sabías que varios de tus compañeros cambiaron la respuesta de su primer año escolar? —Kitakawa suspiro— Lo que quiero decir es, que es normal querer ciertas cosas y con el paso del tiempo querer otras, eso no tiene nada de malo. Cambiar de opinión no es malo.
Shoto frunció el entrecejo.
—Si tiene algún problema conmigo yo...
—Para nada, en realidad quiero desearte las mejores suertes Todoroki, espero poder ver cómo te vuelves un héroe profesional, pero más que un héroe puedas abrirte a los demás y descubrir que es lo que te apasiona.
Shoto mantuvo su mal humor aun después de finalizar la reunión que tuvo con su profesor. Sus labios se encontraron cerrados con fuerza formando una línea recta. Las palabras de Kitakawa pulularon en su mente. Se suponía que sus palabras no tenían ningún significado particular, porque después de todo ¿Qué sabia de él? No era como si conociera algo de su vida realmente. La exasperación como la vergüenza empezaron a colarse, por sobre la ira. Fue solo cuando sintió el impacto de algo chocando con su hombro que detuvo sus pasos, Shoto miro al frente, observando una pareja, uno de ellos, (el chico) se giró y con un gesto de disculpa le sonrió a Shoto antes de seguir con su camino. Shoto parpadeo en su lugar cuando noto como su mano derecha se había extendido en su dirección, cuando regreso la vista al frente, la pareja había desaparecido por completo entre la multitud.
Shoto paso saliva.
—Yo... —susurro trémulamente— Yo...
Sus ojos temblaron, no era como si estuviera a punto de usar su peculiaridad, así que ¿Por qué su mano se movió en su dirección?
"¿Por qué eres como él?"
Recordó las palabras que dijo su madre en su sueño. El terror aumento con cada segundo que pasaba, el mundo empezó reducirse a su alrededor, el calor irradio de su mano izquierda, y Shoto sintió como si se estuviera sofocando.
—Hey, Onni-san ¿No quieres divertirte? —escucho una voz a su izquierda, cuando giro la cabeza se encontró una chica con demasiado maquillaje encima, llevaba un uniforme que no pudo reconocer de que escuela era, pero estaba seguro que ningún plantel escolar dejaría que se usara de esa forma, su cabello era rubio atado en una coleta alta, un mechón de cabello sobresalía al frente— Hey ¿Qué dices, Onni-san? Podría hacerte un descuento ¿Sabes? No estás tan mal —dijo y su mano se deslizo hacia su brazo. Shoto retrocedió antes de correr por sobre dónde vino.
—¿Qué rayos? —dijo en medio de una intercepción, había colocado sus manos sobre sus rodillas mientras trataba de recuperar aire. Cuando al fin logro calmarse, miro a su alrededor, no parecía reconocer el lugar en donde se encontraba, saco su teléfono celular, pensó en llamar a casa, pero se detuvo al instante, después de todo no era como si tuviera prisa en volver.
Shoto camino por la calle demasiado abarrotada de gente, carteles y anuncios televisivos se levantaron a su alrededor, la ira empezó a brotar de él, y lo malo de la ira era que, era un mal acumulado, uno que se había aferrado a sus huesos desde hacía años, hundiéndose en su carne y en cada grieta de ella hasta llegar a la medula. Un par de niños pasaron corriendo a su costado, Shoto vio que uno de ellos tenía una figura de Allmigth mientras el otro traía una de Endeavor. Los dos sonreían y reían felizmente, mientras jugaban a ser héroes.
—¡No se alejen demasiado! —escucho decir a una mujer que parecía ser su madre.
Shoto miro la escena en silencio, todo a su alrededor era una ofrenda para los héroes, una alabanza hacia ellos, una forma de amor.
¿Y qué héroe no nacía para ser amado? Después de todo ¿No era para eso que existían en primer lugar? Ser el centro de atención, ser admirados como emulados, ser la representación de los sueños que se dejaban ir con el tiempo, porque más que una persona, un héroe no era más que un símbolo, uno hecho por y para la sociedad. Algo eterno, algo que nunca moriría, se dio cuenta tristemente, porque no importa cuánto tiempo pasara, la imagen de su padre quedaría grabada por la eternidad no solo en la mercancía barata, sino en la gente que logro engañar, sus ojos siguieron mirando fijamente el muñeco hasta que se perdió de vista.
El sol se puso en el horizonte, tiñendo las calles de forma implacable. El rojo devoro la ciudad dejando atrás un rastro de sangre sobre sus edificios como su gente. Generando que la ciudad se viera tan cruel como lo era en realidad, porque después de todo, si no fuese así, no podría explicarse porque siguieron alabando a los héroes, porque siguieron alabando a su padre.
La ira lo abandono, dejando dentro de él, un vacío que intuyo que solo era hambre cuando su estómago gruño, después de todo, la ira como el enojo eran agotadores de mantener, Shoto busco en su teléfono celular un lugar para comer, por lo que observo en el mapa solo debía doblar hacia la derecha en la siguiente intercepción. Sin embargo, antes de cruzar la calle para llegar al local, Shoto detuvo sus pasos cuando noto una peculiar presencia cerca.
Shoto no era del tipo de persona que prestaba atención a otras personas, en una sociedad llena de gente peculiar, los rasgos sobresalientes no significaron nada a menos que estos afinaran sus cualidades en el campo de batalla. Y si no era así, solo era un rasgo más, uno que no importaba en realidad.
Eso lo había aprendido a las malas con su padre, porque cuando le hablo del hombre amable que trabajaba en la florería del centro comercial, un hombre con el poder de crear agua y controlarla, quien se encargaba de cuidar las plantas, y que solía regalarle un caramelo cada vez que iba con su madre, su padre dijo de forma borde y seca;
—Parece un desperdicio para su quirk. Además, no aceptes cosas de extraños —frunció el entrecejo.
En ese entonces Shoto parpadeo en su lugar sin entender porque su padre había cambiado tan drásticamente de humor.
"¡Pero no es un extraño, papá!" Quiso decir, no obstante, en su lugar se quedó rezagado detrás de su madre cuando lo empujo un paso atrás.
—Querido, no te enojes con él, es solo un niño.
Su padre masajeo el puente de su nariz y suspiro cansado —Rei —y su madre se congelo cuando dijo su nombre al instante— No quiero que lo lleves a este tipo de cosas, Shoto no es como tus otros hijos, ¿Lo entiendes? Mostrarle gente de este tipo solo lo confundirá, después de todo quieres que tenga éxito, ¿verdad? —sus ojos eran helados como témpanos de hielo y aunque había pronunciado sus palabras como una pregunta, su tono dejo en claro que no era algo que estuviera en discusión.
Así que, en teoría no debería de haber podido reconocer su cabello, después de todo no era particularmente extraño ver a gente con cabello rubio, pero aun así lo hizo, Shoto camino por la acera, dio una última mirada en su dirección antes de cruzar la calle desde el lado contrario de donde se encontraba sentado y camino hasta tomar asiento en una mesa detrás de la suya.
Shoto, estaba seguro que lo que estaba haciendo era una completa tontería, después de todo no eran amigos ni nada por el estilo, el chico había llegado a su casa gracias a su padre con el argumento de que era su nuevo discípulo. Solo uno más de los de los chicos ingenuos que se habían tragado el papel que fungía para televisión. Sin embargo, no pudo evitarlo, Shoto lo supo al instante cuando lo vio sonreír tan naturalmente que casi le hizo olvidar el cómo había sonado su voz la noche anterior, estrangulada y lamentable, como si estuviera al borde de romper en llanto amargo.
Y Shoto sabía sobre ello.
Después de todo, los últimos meses que estuvo cerca de su madre siempre la vio llorando, recapitulando, Shoto se dio cuenta que ella estaba en ese fatídico punto donde aferrarse a la poca cordura que le quedaba solo aumento más su dolor. Shoto hizo una mueca como si hubiera comido algo amargo y se abstuvo de rascarse la cicatriz cuando sintió ese reflejo fantasma que le decía a su cerebro que picaba, porque no picaba, por suerte la risa de Bakugo hizo que su atención se concentrara otra vez en él.
Shoto lo miro por el rabillo del vidrio de la tienda, el pequeño conjunto de arbustos que estaban entre cada mesa género que tuviera la libertad de no ser notado con facilidad a menos que Bakugo se levantara y girara en su dirección.
Shoto tomo el menú, como si estuviera estudiando para un examen muy importante, mientras siguió mirando por el rabillo del ojo, Bakugo sonrió, y no fue de esa forma fea que parecía más una mueca, sino que sus labios se levantaron sin esa tensión aguda y su sonrisa era suave como si realmente estuviera disfrutando de la conversación que estaba teniendo en ese instante.
—Me alegra que todo este yendo bien, Katsuki —Shoto abrió los ojos, y dedujo entonces, que Bakugo desde un inicio había sido un apellido, por un momento se sintió demasiado estúpido por no haberse dado cuenta de ello.
—Hice lo que esa vieja bruja me dijo que hiciera —escupió de forma burda y seca, y por un momento Shoto pudo imaginar el entrecejo fruncido de Bakugo mientras lanzaba las palabras, el silencio se extendió, aunque este no duro cuando una voz lo llamo.
—¿Puedo ayudarle con su orden? —era la voz de una chica, por el uniforme se dio cuenta que era la camarera, Shoto mostró el menú y señalo con el dedo índice un café late, la mujer sonrió e hizo un par de señas con las manos, que reconoció como lenguaje de señas. Shoto negó con ambas manos, pero la chica se había ido, con un suspiro áspero retomo lo que estaba haciendo una vez más.
—¡No me digas que hacer! —Bakugo gruño, y Shoto se encontró más confundido de lo que ya estaba, después de todo se había perdido parte de la conversación por lo que no sabía a qué se refería.
—Lo siento —hubo una pausa y luego un suspiro— Sé que esto puede ser difícil para ti.
—No me mires así, no es como si fuese tu culpa —Bakugo sonó exasperado.
—Katsuki —fue una súplica, y Shoto se mordió el labio inferior cuando la imagen de Fuyumi paso por su mente, Fuyumi quien sonreía con tristeza mientras lo abrazaba con premura al ser separado de su madre.
—Como sea —la voz de Bakugo lo saco de sus pensamientos y esta parecía que se había recompuesto— No perdamos tiempo, después de todo, lo prometiste, mostrarme tu departamento.
—Oh —la otra persona hizo una pausa —Sobre eso...
—Basta —no fue un grito, pero sus palabras no dejaron hincapié a un no— Estas siendo molesto ¿Sabes?
Y su interlocutor rio.
Shoto escucho las sillas moviéndose, tomo el menú y lo puso frente a su rostro. Cuando pasaron delante de él, bajo el menú y miro hacia su dirección. Bakugo estaba con un hombre mayor, su cabello era castaño y era un poco más alto que él, los dos caminaban lo suficientemente cerca como para no sentirse incomodos, lo que demostró un alto grado de tolerancia hacia el otro, además Bakugo por primera vez (al menos para él) no se encontraba con el entrecejo fruncido, sino que parecía y actuaba como una persona normal, lo que hizo fácil para él observar los rasgos finos de su rostro que le hicieron recordar a los chicos que solían aparecer en las portadas de las revistas de chicas en las tiendas comerciales y de conveniencia.
Shoto se levantó de su asiento y coloco un billete sin fijarse la denominación, camino un par de pasos detrás de ellos. Bakugo estaba hablando, de una forma demasiado inesperada para alguien que solía responder con monosílabos y de vez en cuando con muecas, el hombre pareció haber dicho algo que lo hizo reír a carcajadas y Shoto se preguntó porque estaba mirando, porque seguía mirando, pero era la primera vez que lo veía pasándosela bien y no era como si no comprendiera porque de su mal humor, después de todo vivir con su padre no era fácil y nunca lo sería, Shoto se preguntó cómo se veía la expresión que estaba haciendo en ese momento, si era como la de sus compañeros de clase, lo cual negó al instante, los ojos de Bakugo eran rojos, tan rojos como la sangre y tan ardientes como el fuego, no eran ojos comunes, eran vivaces y vibrantes.
Y luego lo vio, el hombre paso su brazo por encima de los hombros de Bakugo y Shoto desvió la mirada como si estuviera viendo algo inapropiado, algo que no debería ver, aunque ya había visto pornografía antes gracias a un compañero que trajo revistas de ese tipo a la escuela y una de ellas cayo en sus manos.
Shoto miro sus pies, sus zapatos negros eran brillantes, por alguna razón de pronto sintió ganas de volver a casa y se vio caminando por sobre sus propias pisadas, su mirada estuvo gacha todo el camino de regreso, en su cabeza varios pensamientos se arremolinaron a la vez, el saludo como la pregunta de Fuyumi sobre su día cayó a oídos sordos cuando llego. Shoto estaba enojado, el fastidio carcomió sus extrañas mostrando las purulentas heridas en forma de envidia, Bakugo no solo había entrado a su casa como un río caudaloso, arrastrando a todos los demás consigo, de alguna forma había conseguido hacerse un lugar dentro de sus filas, y aparento ser uno más de ellos, aunque las diferencias eran más que obvias, porque, en primer lugar, Bakugo siempre tuvo donde ir, pero para ellos, nunca hubo forma de escapar después de todo, siempre serían los hijos de su padre.
Esa noche Bakugo no llegó a cenar y Shoto soltó parte de la tensión en sus manos cuando escucho la respuesta escueta de su padre.
—No vendrá, dijo que iría a visitar a su madre.
Los palillos se rompieron en su mano, pero nadie lo menciono, la cena avanzo en silencio, ese áspero silencio que solía rellenar Fuyumi como si su vida dependiera de ello con conversaciones triviales, en esta ocasión nunca llegaron a aparecer, Fuyumi parecía demasiada exhausta como para hacerlo. Shoto miro con interés ese hecho, pero antes de poder preguntarle algo a su hermana, Natsuo intervino.
En realidad, Shoto no estaba seguro de lo que estaba tratando de hacer Natsuo, una parte de él por un momento creyó que tomaría la batuta y haría el trabajo sucio de Fuyumi, pero Natsuo no era así, nunca desvió la mirada cuando el horror tomo la forma de su padre y arraso con toda su familia.
—Bueno, es natural que visite a sus padres después de todo ha pasado mucho tiempo aquí, no sería raro que ellos ya sabes ¿No se preocuparan por él? —Y Shoto se preguntó si el hombre con quien hablaba era su padre— Hablando de eso ¿Cómo conseguiste su permiso? Aún más ¿Cómo lo conociste?
Natsuo bajo sus palillos y miro directamente a su padre. El ambiente se había viciado y Shoto miro por el rabillo a Fuyumi tensarse.
—Eso no es asunto tuyo, hablar de alguien que no está en la conversación es grosero —afirmo su padre cerrando el tema.
Natsuo frunció el entrecejo.
—A diferencia tuya yo me preocupo por él, después de todo si sus padres supieran la clase de persona que eres ¿Crees que te dejarían estar cerca de él? Corrección si la gente supiera la clase de persona que eres, ni siquiera te dejarían acercárseles.
—¡Natsuo! —grito Fuyumi, pero Natsuo no acato la advertencia y continuo.
—En serio, padre —y el apelativo salió áspero entre sus dientes— Si es una clase de lección para Shoto, detente, no puedes obligar a la gente a hacer lo que tú quieres, después de todo ya sabes lo que pasa cuando presionas demasiado ¿No? —sus palabras salieron venenosas— Además ¿No es suficiente destruir a una familia como para destruir otra?
—¡Natsuo! —volvió a gritar Fuyumi, Natsuo se puso de pie y se llevó su plato a la cocina.
—Gracias por la comida, estuvo delicioso, Fuyumi.
La cena termino en un silencio sepulcral. Shoto no supo cómo sentirse en ese momento. Y supuso que prestarle demasiada atención sería absurdo, porque después de todo era solo una pelea más que se sumaban a las cientos de peleas que solían haber en la casa Todoroki.
Pero eso solo fue un error más que sumo a la lista.
El día de la ceremonia de graduación fue tranquilo, en parte porque su padre no se presentó, en los asientos colocados para familiares, solo encontró a Fuyumi y Natsuo sentados, Fuyumi le dio palabras de consuelo, mientras Natsuo espolvoreo su cabello tras felicitarlo, cuando regresaron a casa una vez más se halló vacía. Bakugo no había regresado y Shoto se preguntó si en realidad lo haría. Porque si fuese él... Shoto negó, pensar en cosas que nunca pasaron era estúpido, no remediaba nada con ello, después de todo el presente era a lo único que podía aferrarse sin importar que tan finito fuese.
Shoto se detuvo a medio camino cuando escucho las voces de sus hermanos.
—Tal vez ya se habrá aburrido de él —Shoto escucho la voz de Natsuo— O simplemente no aguanto el entrenamiento espartano del "gran" Endeavor —hizo hincapié en gran y Shoto pudo imaginar cómo su hermano rodaba los ojos cuando lo dijo. Aun así, asintió en silencio porque no era algo que pudiera evitarse, relacionarse con su padre siempre traía problemas.
Shoto miro el techo, la marca de quemadura que había hecho su hermano Touya, había sido reemplazada tras un par de semanas de su muerte, borrando su rastro como si en primer lugar nunca hubiera estado ahí para empezar, y se preguntó si este extraño experimento que había hecho su padre también sería borrado con el paso del tiempo, después de todo nada era eterno ni mucho menos especial.
Pero Bakugo parecía ser la antítesis a su respuesta, porque volvió a la finca dos días después de la ceremonia de graduación y le pidió (exigió) a su padre que lo entrenara. Y su padre sonrió como si hubiese recuperado la felicidad que le habían arrebatado. Shoto hizo una mueca, sus manos picaron, no sabía cómo sentirse, su boca sabia amargo. Concluyo que Bakugo era extraño, porque ¿Por qué querría estar con alguien como su padre?
Fue esa misma semana que Bakugo declaro en medio de la cena que le patearía el trasero en el examen con una sonrisa santurrona y fuego en los ojos.
—Sigue soñando —respondió, sorprendido de sí mismo por haberlo hecho en primer lugar.
Bakugo era ruidoso, grosero la mayor parte del tiempo sin caer en ser molesto, el tipo de persona que era prácticamente lo contrario a un Todoroki, en retrospectiva Bakugo debió de haber sido echado el primer día, pero de alguna forma había borrado la tensión dentro del comedor como si en primer lugar nunca hubiera existido, y Shoto noto que tenía los hombros relajados y una sonrisa se había deslizado en sus labios cuando imagino su pelea, dándose cuenta que en realidad luchar contra él parecía un poco emocionante.
Pero ese día nunca llegó, Bakugo no se presentó al examen de admisión y cuando Shoto regreso a casa no hubo rastro alguno de él, sus cosas no estaban y su padre no llego a la cena esa noche.
Fuyumi trato de fingir que no estaba preocupada, que el terror no se enrosco en su cuerpo, y lamio cada rincón de su piel, su padre no estaba contestando sus llamadas y la agencia donde trabaja no le había querido dar información sobre él. El punto crítico llego cuando Natsuo llamo a su teléfono sin obtener respuesta alguna.
Fue tras una semana sin saber de él y mucho menos saber que estaba haciendo, que su padre llegó como si no hubiera desaparecido y hubiera hecho que Fuyumi cayera en una crisis nerviosa.
La cena ocurrió en silencio, ese silencio tenso que parecía demasiado sofocante como para poder respirar, aun así, su padre no parecía haberlo notado porque como si nada coloco sus palillos sobre el cuenco de arroz y con la mirada al frente, esa mirada que solía poner cuando daba una conferencia de prensa, seria, demasiado seria con un ápice de enojo y sinceridad para demostrar un punto, dijo;
—Me voy a divorciar.
Las palabras salieron planas, sin calor, solo como una simple frase que no debería tener peso, pero lo tenía y Fuyumi no parecía sorprendida, pero si derrotada.
—¿Es por ese chico? —grito Natsuo poniéndose de pie.
Y Shoto pudo escuchar a su hermana decir algo, estaba seguro que estaba tratando de evitar que los dos pelearan, pero todo se había vuelto un pitido agudo en sus tímpanos borrando cualquier otro sonido a su alrededor. Y luego como si la verdad al fin explotara directo en su cara recordó a Bakugo conversando con su padre.
"Sobre lo que hablamos ¿Tú lo has estado pensando?" y en ese momento el tono bajo de su voz le dio nauseas, de alguna forma le recordó a como las chicas solían hablar cuando querían algo de alguien más "Yo..." más parecía un jadeo en medio de la oración, del tipo entrecortado que profería algo más "Por favor, yo..."
Y cuando su padre acepto su propuesta ¿Cómo era su voz? ¿Era dura e inflexible como la que solía usar con su familia o... de alguna forma el calor en ella se debía a otra cosa? Sus hombros temblaron, ya no podía ver ni escuchar a su familia en la mesa y se preguntó si en primer lugar seguía en la mesa del comedor. Pero la imagen de Bakugo hablando con otro hombre se asomó en su memoria avivando la ira que empezaba a filtrarse.
"Como sea" Bakugo se encontró abrazando con fuerza el brazo del hombre, así como solían aferrarse los amantes acaramelados "No perdamos tiempo, después de todo, lo prometiste, mostrarme tu departamento" había algo en su voz, algo indecente, algo que le hizo casi romper en arcadas, pero se abstuvo, la imagen de Bakugo se torció como sus palabras.
Y la furia fría se enrosco en su estómago como una serpiente venenosa lista para atacar, estaba enojado, tan enojado consigo mismo porque la respuesta parecía ser tan obvia que quería golpearse así mismo por no verla.
Shoto escuchó el ruido de platos cayendo, y madera crujiendo, provenientes de la primera planta. Pero no le importo, en su lugar dio un par de zancadas directamente al cajón de su escritorio, la hoja que había guardado en el cajón seguía arrugada, realmente no sabía porque la había guardado en primer lugar.
"En realidad quiero desearte las mejores suertes Todoroki, espero poder ver cómo te vuelves un héroe profesional, pero más que un héroe puedas abrirte a los demás y descubrir que es lo que te apasiona".
Su sonrisa parecía sincera, al igual que sus palabras, sin embargo, si Bakugo podía sonreír de la misma forma ¿Cómo podía determinar que había sido real en primer lugar? ¿Cómo determinar que era verdad?
En un mundo falso, lleno de mentirosos, Todoroki había sido lo suficientemente estúpido por haber creído por un segundo que alguien se acercaría a su familia de forma honesta. Después de todo ¿Qué se podía esperar de algo que había traído su padre?
El fuego se extendió en el papel, así como la furia carcomiendo su interior, el fuego lo devoro todo hasta volverlo cenizas, así como Touya, así como a su madre, así como las manchas que nunca tuvieron tiempo de asentarse porque su padre reemplazaría el piso, los muebles, y cualquier cosa que no fuese útil para él.
Shoto rio, su risa fue baja, cruel, y estaba seguro que haría estremecer a cualquiera que lo escuchara. Porque cuando la escucho no supo ni el mismo reconocerse en ella.
Pero no pudo evitarlo, porque ahí abajo estaba su padre hablando de divorciarse de su madre, la misma que había dado todo de sí, solo para hacerla de lado cuando dejo de ser útil por un chico de su edad.
Porque lo cierto era que nadie era indispensable.
Y si nadie era indispensable no necesitaba aferrarse a nada ni mucho menos a nadie, las cenizas salieron volando por la ventana como los restos de la inocencia infantil a la que se había aferrado. Porque a diferencia de su padre él sabía la verdad.
Nadie era especial.
Pero Bakugo parecía ser la excepción.
Porque cuando entro al salón de clases, lo primero que encontró fue al chico sentado en uno de los asientos, hablando con lo que parecían ser sus compañeros de clase.
—¡Tú! —su voz se levantó, fue tan gélida que hizo que el cotilleo muriera al instante— ¿Qué haces aquí?
Bakugo alzo una ceja en su dirección poco interesado, una chica de cabello rosa que se había sentado en el asiento frente a Bakugo sonrió mostrando sus blancos dientes cuando se giró a verlo.
—¿Oh? ¡Te conozco, eres el chico que arraso con todos en el examen! —afirmo— ¿Se conocen?
Shoto camino hacia adelante, ignorando su voz chillona, la mitad de su cuerpo empezó a humear y la otra genero escarcha.
—Oye, espera ¿Qué estás haciendo? —escucho la voz de un chico, pero Shoto tampoco le prestó atención.
—Vuelvo a repetirlo ¿Qué haces aquí? —entrecerró los ojos— Tu no hiciste el examen —su mano se había extendido al cuello su camisa, Bakugo atrapo su muñeca, pero el hielo la inmovilizo.
—¡Hey! ¿Qué de...? —las palabras murieron en su garganta, Shoto apretó el agarre— Estudió aquí por si no te has dado cuenta —Bakugo no aparto la mirada, su respuesta fue tranquila, uniforme y segura de sí misma. No parecía estar mintiendo, pero Shoto sabía lo fácil que la gente podía mentir. El agarre solo se hizo aún más fuerte.
—¡Mientes! —las palabras salieron amargas como un grito ahogado y Shoto se dio cuenta de ello demasiado tarde como para poder detenerlas. Sus labios formaron una mueca, sus dientes se apretaron con fuerza a tal punto de hacerlos rechinar, por un momento sintió el sabor de la sangre en su propia lengua. Bakugo en cambio permaneció tranquilo, impávido en medio de la conmoción. Como el monstruo que había llegado a su puerta, ese mismo monstruo que había fingido ser humano.
—Cómo puedes ver, traigo el uniforme de U.A.
—¡No hiciste el examen! —Shoto sintió el sabor de la bilis en la punta de la lengua, y se odio tanto por eso, porque estaba enojado, realmente enojado y Shoto era mejor que eso, era un Todoroki y lo primero que se aprendía al serlo, era que todo lo innecesario debería ser enterrado en lo más profundo de su mente y corazón, pero el recuerdo seguía demasiado fresco en su memoria, porque nunca admitiría que en algún momento se devano la cabeza pensando en cómo vencerlo, en como regresarle todo lo que le había hecho a su familia y cuando no lo vio, toda la ira, esfuerzo como deseo simplemente se apagó. Shoto debió haberlo derrotado ahí en medio del campo y frente a los ojos de los examinadores, debió arrastrar su cuerpo y pisotear su ego, debió haberle hecho entender la realidad. Que no era especial, solo porque su padre le hubiera llenado la cabeza de sueños. Pero Bakugo no se presentó y aun así le había ganado en su propio juego.
—Todoroki —escucho una voz, pero su vista seguía fija en Bakugo, concentrada en cualquier maquinación y engaño que estuviera planeando.
—¡Deja de mentir!
—¿Qué eres estúpido? —frunció el entrecejo— Al igual que tu estudiare aquí.
—¿Cómo? —exigió
—Digamos —empezó— Que soy una excepción —sonrió mostrando los dientes con esa sonrisa de come mierda que de alguna forma parecía sentarle mejor que esa línea recta que solía mostrar en la finca Todoroki— Un caso especial.
Y cuando lo escucho, algo en Shoto se rompió, era como si todo aquello que había logrado sepultar en el fondo de su corazón y mente al fin saliera a la luz. No era ira, era algo peor, era furia.
Los ojos de Bakugo se iluminaron, el rojo refulgió brillantemente ante el calor del momento, Shoto escucho un par de gritos, pero pronto se volvieron un ruido sordo, mientras el fuego serpenteo y se alzó sobre ellos, abrazando sus cuerpos como cada rincón de su piel.
Todo había empezaba a arder.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro