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Vol. 9

[entrada mansión Vermillion]

-por fin llegamos- Anna bajó del carruaje- Gilda el muchacho es Don y tiene un propósito aquí, ahh me tengo que ir, perdón- hablo rápidamente apenas entendible y corrió hacía la mansion abriéndole de golpe y llamando la atención del mayordomo principal.

-Anna, siento interrumpir tu día libre, pero el joven Chris solo responde a ti, por favor- hizo una leve reverencia.

-no importa, iré rápido a verlo- y seguido de eso se fue rápido a la habitación del niño.

Abrió la puerta y lo vio, su pequeño y delgado cuerpo temblando y su cara rojiza de fiebre.

-joven maestro... Aquí estoy- se acercó y tomó su mano.

-Anna... Te vas a contagiar- a duras penas pudo pronunciar las palabras, por el tono sabia que su garganta estaba seca, así que llamó a una mucama a traerle agua.

-no, ya sabes que no me puede pasar nada- le sonrio y siguió a su lado, algo que hizo feliz al menor- debería tomar su médicamento.

-hmm...- negó con la cabeza suavemente.

La rubia suspiro y siguió intentando convencerlo pero falló en todos los intentos, el silencio fue interrumpido por el sonido de la puerta.

-traje el vaso con agua- se escucho la temblada voz de una mujer, posiblemente la mucama de antes, pero cuando abrió la puerta la sorpresa la invadió.

-j-joven maestro Ray...- dijo anonadada, pues el joven tenía la bandeja con el vaso y a su lado una mucama temblando.

-no me querían dejar entrar, así que entraré a mi manera, quieran o no, mi hermano está enfermo tengo que verlo- su expresión mostraba molestia para variar, y rápidamente con la bandeja en mano se abrió paso- además, traje el agua.

-esta bien- le siguió el paso dentro de la habitación hacia el lado de Chris, dejó la bandeja en la mesa de noche y acarició la cara del menor.

-¿Anna?- fue lo que el pequeño dijo haciendo que su hermano sienta una pequeña molestia.

-Chris- lo llamó más calmado y con la voz serena.

-¡H-hermano!- se sorprendió y rápidamente trató de apartarlo como podía.

-esta bien, no se preocupe- la ojiceleste trató de calmarlo- viene conmigo, mientras este a mi lado nada le pasara- le sonrió amablemente.

-... Si tu lo dices...- se calmo pero aún seguía preocupado- que bueno que Anna esta aquí, así puedo estar con mi hermano.

-si...- su mirada estaba perdida en otra parte, se sentía dañado y lo peor de todo es que los causantes eran ajenos a su dolor.

Mientras el pensaba, Anna tomó el vaso y trató de ayudar a Chris a beber de él, luego lo ayudó a volver a echarse, Anna y Ray que estaban al lado derecho de la cama del enfermo fueron llamados por este sentándose en el borde.

-¿... Puedo tomar sus manos?- pregunto inseguro a los dos jóvenes, la primera asintió pero el segundo se sorprendió ¿esto es real? ¿No es sólo un sueño?  Fue lo que el azabache pensó.

Pero al final cedió y el pequeño sostenía ambas manos, como si se aferrara a ello.

-la mano de Anna es cálida sin llegar a calentar y la de mi hermano es fresca sin llegar a congelar- sonrió a los dos y luego se quedó dormido abrazando ambas manos.

-se ve tan tierno- habló para sí misma la mucama.

-no deberías decir eso tan deliberadamente... Solo lo digo para que no haya problemas con algún otro noble- bajo un poco la mirada a su hermano- pero si... Es tierno.

-hmm- la muchacha se veía ansiosa de decir algo.

-¿qué pasa?- preguntó curioso de su comportamiento.

-si se lo pido... ¿No me dejaría un momento a solas con el joven maestro Chris?- pidió un poco asustada de cómo reaccionaria.

-... Lo siento, pero no puedo hacer eso... Hace mucho que no estaba con él, no quiero perder ni un segundo- suspiró y cerró los ojos.

-entiendo...

Y después un incómodo silencio, bueno, ellos dos no eran para nada cercanos, más bien antes tuvieron uno que otro roce, así que era incómodo estar solos y juntos con un niño reteniendo sus movimientos.

-me gustaría...- la rubia empezó a hablar- que el joven Chris mejore de su enfermedad...- pidió a quien sabe quien, pero Ray lo tomó como un comentario.

-si, a mi también- luego de otro silencio la contraria lo miró.

-usted es discreto ¿verdad?- preguntó con la mirada ensombrecida.

-¿a qué viene esa pregunta?- El joven quedó extrañado por la repentina duda.

-por favor perdone mi imprudencia, pero, me gustaría oír su respuesta- dio una pausa- si de repente usted conoce algo peculiar de alguien y ese alguien quiere mantener en secreto ese algo ¿usted callara? ¿aún si pudiera usar ese algo del alguien para su beneficio?

-eso es muy específico... ¿Es qué quieres confesarte de una vez?- bromeó que después de tanto interrogatorio al final ella cediera- pero, si lo oculta es por algo y yo no soy nadie para usar ese algo ni a ese alguien, ademas que no me interesa mientras no cause problemas.

-ya veo...- tomó otra pausa- ¿usted cree en la magia?- volvió su mirada a él.

-...hmm pues...- lo pensó un poco- he leído de personas especiales bendecidos por dios, pero no vi a nadie, a menos que lo vea por mis propios ojos no lo creería- alzó los hombros.

-... Si se lo muestro, entonces ¿usted me creería?- se intimido ante la estoica mirada del más alto, sus ojos amatistas hipnotizaban.

-¿de qué hablas?- arqueo una ceja.

De pronto una luz dorada y blanquecina rodeo a la muchacha, sobretodo la mano que sostenía el pequeño niño durmiente, quitando todo rastro de lo que parecía fiebre, su piel se torno de un color más normal, algunas marcas que tenía producto de su "maldición" desaparecieron y las marcas debajo de sus ojos también.

-... ¿Q-qué... Qué hiciste?- se sorprendió completamente por el extraño suceso, rápidamente reviso a su hermano.

-siento no haber hablado antes... Pero, tuve miedo- agachó la mirada y toco su pecho.

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Xdxd, ahhh ¿quién lo esperaba? Ehh, nadie ¿verdad? Nadie :)

Poder de diositooo!!

Espero les haya gustado, nos vemos en el próximo capítulo.

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