Anécdota de @Magui­­­­­_115

Un día cualquiera de octubre vino mi amiga del baño y me susurró que se había manchado y que seguramente también había manchado la silla del salón. Por suerte nuestro uniforme tiene una polera de color verde muy oscuro, así que ni se notaba.

Fuimos a ver si la silla estaba manchada y... efectivamente, pasó de ser blanca a ser la bandera de Japón. Yo como buena amiga me ofrecí a ir a buscar un trapo para que lo limpiara.

Estaba todo calculado: Pedía el trapo, ella lo limpiaba todo, lo iba a lavar y ¡BOOM! Nadie se daba cuenta.

Todo bien hasta que vimos a mi amigo ¡SENTADO EN LA SILLA DE LA BANDERA DE JAPÓN! ¿El estúpido no se dio cuenta que se había sentado sobre la mancha? ¡Y también traía puestos mis lentes!

Él se percató de nuestras caras de desesperación y preguntó qué pasaba. Pero mi amiga entró en shock y no le salieron palabras. Así que acá entro yo a salvar el día:

—Vamos a decirle la verdad. Te pusiste mis lentes luego de que les estornudé y hasta creo que tenían un moco. Sin querer, obvio.

El chico se sacó los lentes y se fue corriendo. Y nunca se dio cuenta de la mancha porque su pantalón también era oscuro.

Me sentí como un héroe ese día.