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Capitulo 3; Llego la doña

Todo el mundo en la Hacienda estaba ajetreado, limpiaban las cuadras, arreglaban los jardines, limpiaban la piscina, dejaban preparados los animales, acababan la cerca, limpiaban la casa.  No había empleado que no tuviera algo que hacer.

                                                

-¿Cómo esta? –Roberto se paro en las cuadras observando a Oscar que sostenía al caballo de la doña por las riendas mientras le cepillaba

-Bien –El asintió –Es un buen semental ¿Cómo se llama?

-Demonio –Roberto sonrió –Guarda al animal y ve a la puerta de la casa . Todos estan preparados para recibir a la doña

Y así era, ante la gran casa todos se encontraban de pie, esperando, mirando al frente como si en cualquier momento el mundo cambiara para siempre.  Y era lo que iba a ocurrir

A un lado, Gonzalo, junto con sus tres hijos esperaban ansiosos y como no con sus mejores ropas.   Al otro, los empleados, los que estaban trabajando antes con la familia Barquero, el primero de todos Bernardo.  Roberto se situó al centro y sonrió al ver a los muchachos que Elena contrato llegar a caballo después e acabar con la cerca.

-¡Llega la doña! –Uno de ellos bajo de su caballo y miro a Roberto –El coche se acerca por la carretera

-Bien –Roberto asintió –Guarden los caballos y colóquense en sus lugares 

Los sirvientes de la casa y jardineros, se colocaron detrás, en la misma puerta, todos igual de nerviosos.  Al fin, la doña hacia su aparición.   El silencio se hizo en el lugar mientras observaban el cuatro por cuatro negro que se adentraba en la Hacienda dirección a ellos.  El auto se paro justo ante todos, y fijaron la vista en la parte trasera de este, a pesar de que los cristales estaban tintados.  Un hombre alto y fornido se bajo del lado del conductor y dio la vuelta al coche para pararse en la puerta trasera, coloco la mano en la manecilla y abrió despacio la puerta.   Tendió la mano, y todos pudieron observar una fina y delicada mano posarse en ella, lo siguiente fue una pierna saliendo del auto.

-No esta mal –Lorenzo hablo en voz baja a su hermano, esa pierna no era de una vieja 

-Silencio –Gonzalo reprendió a sus hijos

El vestido rojo cayo al suelo al bajar ella del auto, todos la recorrieron con la vista, hasta llegar a su rostro.  Y como una estatua permanecieron en su lugar.

-¿Algo mas señorita? –El fortachón la observo atento

-Puedes retirarte –Elena le sonrió –Te necesitare dentro de una hora para que me lleves al pueblo

-Bienvenida  a su Hacienda doña –Roberto se acerco a ella, le tomo la mano y la beso con delicadeza.  Después se situó a su lado sin soltarla.   Elena elevo la cabeza con sobriedad y sonrió fríamente.  Todos permanecían estáticos en sus sitios, la reconocían y le encantaba el efecto que tenia en ellos.   Los empleados la miraban asombrados, poso la vista en su padre que parecía estar viendo un fantasma.  Giro el rostro para fijarse en Los Barquero, uno de los hermanos, el mas pequeño fruncía el ceño.  Los otros dos permanecían mirándola asustados, sonrió y miro al padre.

-Señor Barquero –Le saludo ladeando la cabeza, a ver si de esa forma salía de su estado

-Luz –Su nombre salio de sus labios despacio y sus hijos reaccionaron, se dieron cuenta que no estaban soñando, era real, estaba ante ellos

-No, mi nombre ahora es Elena –sonrió con superioridad –Elena Teibas

-Todo esta preparado –Roberto miro a Elena satisfecho -¿Quieres dar una vuelta por la Hacienda o entrar a la casa?

-Vayamos a la casa, tengo asuntos que arreglar contigo –Elena se paro ante los empleados camino de la casa –Espero que sigan cumpliendo con su trabajo como hasta ahora, nada ha cambiado –sonrió mirando de reojo a Los Barquero –Salvo que yo soy la patrona

-Si señora Teibas –La ama de llaves asintió

-Llámenme doña –Elena miro a todos –Después de todo es así como me conocen ¿no? Soy la doña

Y entro a la casa ignorando a los que habian sido dueños de la Hacienda, que  aun permanecían en sus lugares sin poder moverse.

-Señores –Roberto miro a todos –A trabajar

Y ante la orden, los empleados se marcharon a sus quehaceres, Bernardo se balanceó a un lado y Oscar le ayudo

-¿Se encuentra bien? –El muchacho lo observo preocupado

-Ustedes tambien tienen cosas que hacer –Roberto se dirigió a los Barquero, todos asintieron y desaparecieron.  Camino hacia Bernardo  -No se preocupe, usted sigue siendo el capataz y nada cambiara 

Roberto entro a la casa y se dirigió al estudio, donde ella le esperaba.  Estuvieron un rato hablando y aclarando todas las cosas que habian ocurrido en el pueblo.  Todo lo que ella estaba logrando y lo que le quedaba por hacer 

-¡Tu la has visto! –Lorenzo caminaba nervioso por el patio -¡Esta aquí!

-¡Si! ¡Si! ¡La vi! –Leonardo se llevo las manos a la cabeza –Luz

-¿Luz? –Lucas se quedo pensativo –Ahora recuerdo ¿La muchacha con la que jugasteis?

-Si –Lorenzo asintió con la mirada perdida –Es la doña

-Es un fantasma del pasado –Lucas suspiro –Y ha venido para vengarse, nos va a destruir

-¿De que estas hablando? –Leonardo lo miro molesto

-¿No lo ves? –Lucas señalo la casa –Es la dueña de la Hacienda, trabajamos para ella y poco a poco se esta adueñando del pueblo  Recuerdo que todos la despreciaron hasta su padre, por vuestra culpa. Los barquero pagaremos por eso, el pueblo pagara

-¿Ocurre algo señores? –Roberto salio de la casa y les miro sonriente

-No –Lucas contesto negando con la cabeza –nada

-Bien –Roberto asintió, levanto la mano llamando al hombre que había conducido el auto en que Elena llego –Prepara el auto, la doña y yo salimos

-¿La sigues llamando la doña? –Leonardo lo miro con el ceño fruncido -¿Su nombre no es Elena?

-¿Tu sabes su verdadero nombre? –Lorenzo se acerco a el

-No os confundáis, Elena, la doña y Luz, son mujeres distintas –Roberto sonrió –Vosotros conocisteis a Luz, y ahora conoceréis a la doña.   Pero nunca a Elena.

-Buenas –Roberto entro a El Faraón al ver la puerta abierta, se paro ante la mesa donde las chicas estaban sentadas

-¿Y ahora que? –Violeta le miro y suspiro

-¿Quieres mas información? –Ariadna lo miro con una ceja levantada

-Vengo ha hablar sobre el cambio del bar –Roberto sonrió

-Ya te dije que para eso tiene que venir la doña en persona –Ariadna sonrió

-Y aquí estoy –Elena se paro en la puerta del local, miro a su alrededor y los recuerdos la asaltaron.  Centro su vista en la mesa, no habian cambiando.  Violeta la miraba de arriba abajo atontada.

-Una dama muy elegante –Vanesa la miro de reojo -¿Qué puedes querer tu de nosotras?

-Nada bueno –Dana se levanto de su asiento molesta

-Esto me huele raro – Angélica frunció el ceño

-Pues a mi me suena su cara –Violeta la observo atenta y abrió los ojos sorprendida –No puede ser

-Si, es –Elena camino despacio hacia ellas –Dana, Angélica y Vane, ¿Por qué no dejáis que sea Ariadna la que me juzgue?

-Yo no juzgo –Ariadna se levanto de su mesa y la miro fijamente con el ceño fruncido –Tu

-Es ella –Violeta asintió

-¿Luz? –Ariadna se acerco despacio –Eres tu

-No, ahora soy Elena –Ella sonrió triste –Luz desapareció hace mucho

-Eres la doña –Ariadna abrió los ojos sorprendida y de repente la abrazo –Muchacha has vuelto

-¡Estas aquí! –Violeta corrió a abrazarlas y pronto todas las chicas estaban abrazadas, juntas, como grandes amigas

-Estoy aquí –Elena sonrió y miro a Ariadna –Y quiero saber si vas a aceptar mi trato ¿Cambiaras el local? ¿Aceptaras el trato de la doña?

-Acepto tu trato muchacha –Ariadna sonrió –Y será todo un placer ser tu socia y ayudarte.  Porque supongo que tienes importantes motivos para regresar.

-Solo uno –su mirada se volvió fría –Los Barquero

Lucia abrió la puerta de su casa y sonrió al ver a Roberto, Maria se paro tras ella y frunció el ceño.

-¿Ocurre algo? –la mujer se puso nerviosa -¿Cambio de opinión sobre el trabajo?

-No –Roberto negó con la cabeza –Hay alguien que quiere verlas, la doña

El se hizo a un lado y Elena entro por la puerta, miro a las mujeres que tenia delante y espero sus reacciones.  Pero ellas la miraban confundidas, Maria negó con la cabeza, al contrario que Lucia, que sonrió.

-¡Luz! ¡Luz! ¡Luz! –Lucia corrió hacia ella y la abrazo fuertemente -¡Volviste!

-No puede ser –Maria se acerco a ella y le acaricio el rostro –Estas aquí, pero no eres tu

-Tienes razón madrina, no soy Luz –Elena asintió –Me llamo Elena Teibas, la doña

-La doña –Maria la abrazo con cariño y después se aparto para mirarla a los ojos, con tristeza –Has vuelto por ellos

-Si, por lo que me hicieron –Elena la miro fijamente, en ella podía confiar –Para humillarlos, para destruirlos como ellos hicieron conmigo.  Ahora yo soy la patrona, la doña. 

-El hotel –Lucia sonrió –Lo construiste por nosotras  Como mi madre siempre soñó

-Así es –Elena sonrió –El Hotel Dulces Sueños

Pasaron a la sala, Roberto insistió en esperar fuera pero Elena no se lo permitió y le pidió que la acompañara .   Maria no dejaba de mirar asombrada a su ahijada, en lo que se había convertido, lo que había cambiado.

-Lucia –la miro con tristeza –Tus padres

-Elena madrina, ese es mi nombre –Ella la miro seria –Y no tengo padres

-No digas eso –Maria negó con la cabeza

-¿Por qué? Ellos me negaron ¿recuerdas? –Elena cerro los ojos para impedir que las lagrimas salieran de ellos –Mi padre dijo que no tenia hija, me echo de la casa, me desprecio .  Y mi madre, ella, no me tendió su mano, me negó la ayuda y solo me pidió que me marchara

-Pero son tus padres –Maria limpio las lagrimas que caían por sus mejillas –Se que obraron mal y se arrepentirán toda su vida 

-Pero es tarde, -Elena suspiro –Y si lo que ibas a decirme es que pasan malos momento económicos, lo se

-¿Lo sabes? –Lucia frunció el ceño

-Si, se que estuvieron a punto e quitarles la casa –ella se quedo pensativa

-Pero el director del banco les dio un boto de confianza –Maria sonrió –Les deja pagar como puedan

-No, el director solo acepto el dinero que le ofrecían –Elena sonrió –En este pueblo todo tiene precio

-¿Qué quieres decir? –su madrina la observo sorprendida

-Que yo pague la casa y le pedí al director que no dijera nada, que aceptara el dinero que mis padres le dieran y lo metiera en su fondo de pensiones –Elena levanto las cejas –Claro que solo acepto cuando le di una buena propina

-¿Cómo tienes tanto dinero? –Lucia la miraba curiosa –Bueno, has cambiado  Te ves elegante, poderosa

-Y lo es, Elena es una de las mujeres mas poderosas de Miami –Roberto las miro con una sonrisa –Y no solo económicamente, su belleza mueve montañas

 Y LLEGO LA DOÑA Y CON ELLA EL MOMENTO DE ENFRENTAR EL PASADO, DE SER PODEROSA Y SOBRE TODO DE IMPONERSE     PERO ESTO SOLO ES EL PRINCIPIO ¿QUE LE DEPARARA ESTE NUEVO CAMBIO EN SU VIDA A ELENA?  ¿Y COMO LA TRATARAN EN EL PUEBLO REALMENTE? ¿LA DOÑA? ¿ELENA TEIBAS? ¿LUZ?  ¿QUIEN ES ESA MUJER QUE HA REGRESADO?   OS DEJO UNA FOTO DE ELLA, A SU LLEGADA A SU HACIENDA

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