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Capitulo 23; Limpiando el pueblo

El cementerio estaba en total y absoluto silencio, Gonzalo, Leonardo y Lucas permanecían en primera fila, observando el lugar donde enterraban a Lorenzo.

Todo el pueblo estaba allí, todo el pueblo permanecía atento mirando a los Barquero y a la que todos sabían que era su mayor enemiga.


Elena Teibas, ella se encontraba frente a ellos, junto a Jou, Richard, Dilan y Roberto, miro a su alrededor despacio y sus ojos se encontraron con los de su padre.  Bernardo estaba parado tras los Barquero, en la ultima fila, junto con su esposa  Ambos la estaban mirando a ella.

-¿Ese es Oscar? –Dilan hablo a Elena al oído y ella siguió la dirección a la que el miraba para encontrase con  el.   Oscar estaba alejado, junto a un árbol, observando el entierro de forma penetrante, sus ojos se encontraron con los de el y el desvió la vista

-¿Estas bien? –Roberto coloco la mano en la espalda de Elena

-Si –Ella le miro con el ceño fruncido -¿por?

-No es que vea mucha tristeza en el pueblo por lo que paso –El se encogió de hombros y miro a su alrededor –Pero todos parecen asombrados de que tu estés aquí y vestida de negro

-La doña siempre sorprende –Richard sonrió mirándola de reojo

-Silencio –Elena suspiro –No olvidéis donde estamos

Después del entierro Elena, Roberto, Jou y Richard acompañaron a Dilan al aeropuerto.

La campaña fotográfica ya estaba terminada y el tenia que regresar a Miami para publicar todo y terminar de arreglar los asuntos

-Cielo ten mucho cuidado –Dilan la abrazo fuertemente –No me gusta dejarte en esta situación

-No te preocupes que nosotros estamos aquí –Richard lo miro autosuficiente –Estando yo a su lado nada le pasara

-Eso es lo que me preocupa –Dilan lo miro de reojo –A ver si te vistes un poquito mas normal

-Aquí el único que no es normal eres tu –Richard suspiro –Estas obsesionado con la ropa

-Ya basta –Jou miro a ambos negando con la cabeza –Sois como niños pequeños

-Yo por eso los quiero tanto –Elena abrazo ambos con cariño, después se alejo y miro a Dilan –Vete, perderás el avión

-Adiós –Dilan sonrió y se alejo de todos con su maleta

En el auto de camino a la Hacienda todos permanecían en silencio, sumido en sus propios pensamientos.  Roberto conducía y Elena iba a su lado, detrás Jou y Richard

-¿No crees es mal momento para lo que planeamos? –Roberto la miro de reojo

-No voy a cambiar mi plan por ningún Barquero –Elena seguía con la vista fija en la carretera –Además esto no tiene nada que ver con ellos

-Y ya es tarde para echaros atrás –Richard frunció el ceño

-Según creo la policía debe estar a punto de hacer su aparición –Jou sonrió

Y estaba en lo cierto, mientras ellos se dirigían de regreso a la casa, Mariano Cortes, jefe Civil había regresado a su despacho tras el entierro.  Y unos minutos después había sido informado de la peor de las noticias, la policía estaba allí y temía conocer la razón para ello.   Nervioso, trato de destruir la mayor cantidad de papeles que pudieran involucrarle en robos y estafas, en falsificación de presupuestos de la administración del pueblo, fraudes.  Pero sabiendo que no disponía de mas tiempo, recogió los últimos resquicios de culpabilidad y salio de la casa de gobernación a toda prisa, en busca de la única persona que podía ayudarlo.  La persona mas poderosa del pueblo, La doña

Elena observo desde la ventana de su habitación como el auto de Gonzalo paraba frente a la casa, de el salían padre e hijos, todos vestidos de negro.  Frunció el ceño al ver como todos giraban el rostro hacia el camino y fijo la vista en el camino, un auto se dirigía a toda velocidad hacia la casa y ella sabia a quien pertenecía

-¿Ocurre algo? –Richard la miro con el ceño fruncido desde el sillón donde estaba sentado

-Busca a Roberto –Elena sonrió –Ocupaos de que Mariano Cortes no entre a la casa

-De acuerdo –Richard salio rápidamente de la habitación y ella camino con tranquilidad por ella en busca de su teléfono  

Mientras avisaba a la policía de que el hombre al que buscaban estaba en su propiedad observo por el ventanal como Mariano corria despavorido hacia la casa y Richard y Roberto le impedían la entrada.  Gonzalo Barquero y sus hijos miraban la escena confundidos, algunos empleados, entre ellos Oscar y Bernardo obedecieron la orden de Roberto de impedir el acceso al jefe civil

-¡Necesito hablar con la doña! –Mariano se movía nervioso de un lugar a otro -¡No lo entienden! ¡Es un asunto urgente! ¡Tengo que contarle algo!

-Pues lo lamento pero ella no piensa recibirlo –Richard lo miro con frialdad

-¿Entiende que no es el mejor momento para hablar temas de negocios?-Roberto miro a los Barquero

-¡No se trata de negocios! ¡Es algo crucial! –el intento entrar de nuevo y Oscar lo empujo alejándolo de la puerta 

En ese momento el sonido de las sirenas de los coches patrulla se oyó y estos hicieron su aparición por la entrada de la Hacienda.  Mariano Cortes abrió los ojos asustado y fijo la vista en el ventanal, donde Elena se encontraba, aprecio la sonrisa en los labios de ella y supo que no obtendría ayuda . No de la Doña.  Giro sobre sus talones y corrió hacia el coche

-¡Cogedle! –Roberto indico a uno de los obreros y este se lanzo a por el, cayendo juntos al suelo

-¡Suéltame! –Mariano se revolvió nervioso

En ese instante los coches patrulla pararon ante la casa y los policías salieron de el a toda velocidad, dos encañonaron al jefe civil con sus pistolas, otro aparto al obrero y obligo a Mariano a permanecer contra el suelo mientras le ponía las esposas

-Mariano Cortes tiene derecho a guardar silencio, tiene derecho a un abogado, si no puede costeárselo el estado le proporcionara uno –Uno de los policías permanecía de pie junto a el mientras el otro le esposaba –Esta siendo detenido por los cargos de corrupción, estafa, robo, trafico de drogas y fraude

-¡Tu! –Cuando el policía lo levanto, Mariano pudo ver como Elena salía por la puerta de la casa y lo miraba con una sonrisa triunfal -¡Tu! ¡Maldita zorra! ¡Esto no quedara así!

-Por supuesto que no –Elena se acerco a el y se paro mirándole a los ojos –Esto no ha hecho mas que empezar, te esperan muchos años en la cárcel.  Harás buenos amigos

-¡Maldita puta! –Mariano intento lanzarse contra ella y el policía que lo mantenía sujeto apretó su agarre, en ese momento el otro que le estaba leyendo los derechos le asesto un puñetazo en la mandíbula

-Esa no es forma de hablar a una señorita –El lo miro molesto y después fijo su vista en Elena –Señorita Teibas, el estado y el cuerpo de policía le agradece su colaboración

-A sido todo un placer agente –Elena observo con una sonrisa como introducían a Mariano en el coche bruscamente

-Si no es mucha molestia, me gustaría que nos acompañara para tomarle declaración, a parte de los documentos que nos aporto, claro –El la miraba interesado

-Por supuesto –Ella asintió –Le ayudare en todo lo necesario

-En ese caso, por favor –El agente se hizo a un lado y señalo el auto

-Te acompaño –Roberto se paro junto a ella decidido

-No es necesario –El agente paso la vista de el a Elena –Yo puedo traerla

-Entonces acepto su ofrecimiento –Elena sonrió y miro a Roberto –Quédate aquí, yo me encargare

-Bien –Roberto asintió y se alejo hacia la casa, mientras Elena caminaba junto al policía hacia el coche

-Señorita –El agente le abrió la puerta caballerosamente y una vez ella entro, la cerro y se dirigió al otro lado

-¿Qué demonios acaba de pasar aquí? –Leonardo miraba como los coches salían de la Hacienda 

-A mi no me interesa –Gonzalo ignoro todo y camino hacia la entrada

-Creo que La Doña esta limpiando este pueblo –Lucas se quedo pensativo

-Y empezó por nuestro hermano –Leonardo hablo de forma fría

-¿Qué estas diciendo? –Lucas lo miro sorprendido – No puedes hablar en serio, ella no seria capaz de matar a nadie

-Tu te dejas cegar por su dulzura –Leonardo sonrió

-Le robo el coche, si no lo hubiera robado ahora seria ella la que estaría muerta –Lucas miro a su hermano fijamente

-Y todo estaría como tiene que ser –Leonardo mantenía la vista fija en la casa

-¿Qué quieres decir? –Lucas observo con el ceño fruncido como su hermano se alejaba ¿Había tenido algo que ver con el accidente? No podía ser, Lorenzo era su hermano

después de su declaración Elena pidió amablemente que se le permitiera visitar la celda de Mariano Cortes, por supuesto con la seguridad de las rejas de por medio, pero quería verle a la cara

Con paso firme camino por la comisaría, asintió al guardia que le abrió la puerta y camino por el oscuro pasillo hasta llegar frente a la reja que mantenía a aquel hombre donde merecía estar.   El estaba recostado en una cama y levanto el rostro y entorno los ojos al verla

-¿Viene a regodearse? –La miro furioso

-Algo así –Elena sonrió -¿Qué se siente? ¿Qué se siente al estar acabado? ¿Al saber que tendrá que pagar por todo lo que hizo?

-Yo caeré, pero la arrastrare conmigo –El se levanto y camino hacia la reja

-No este tan seguro –Elena rió –Usted no es nadie, yo soy la Doña, una mujer con poder, con dinero, respetada.  Y además yo ayude a desmantelarle, mi participación en sus negocios fue solo una tapadera

-¿A que vino a este pueblo? –El la miro fijamente -¿Se siente dolido por ser despreciada cuando no era mas que una estupida niña?

-He venido a limpiar la basura –Elena se giro y lo miro por ultima vez –Y no me ire hasta dejar el pueblo reluciente

Y salio de los calabozos con una sonrisa triunfal, cada vez quedaba menos por hacer en el pueblo.  Poco a poco toda la maldad estaba desapareciendo, aunque aun tenia que descubrir que era lo que había ocurrió con Lorenzo Barquero.  No olvidaba su muerte y menos el echo de que era ella la que estaría bajo tierra si no le hubiera robado el coche

Como prometió el agente la llevo de regreso a la Hacienda y cuando paro el auto frente a la puerta se bajo de el rápidamente para abrirle la puerta y tenderle la mano para ayudarla a bajar

-Gracias agente –Ella asintió sonriente

-Gracias a usted por su colaboración –El la miro a los ojos

-Adiós –Elena camino hacia la entrada de la casa pero paro al notar como tenia una mano de el sobre su brazo

-¿Me permitiría invitarla a un café? –El la miro nervioso –Mañana

-Claro –asintió, siempre venia bien tener la ley de su lado  además, sabia que seria un gran aliado para averiguar lo que había pasado con el accidente de su auto.   La verdad sobre la muerte de Lorenzo Barquero

-Pasare mañana a recogerla –El sonrió –A las seis

-Hasta mañana a las seis entonces –Elena le sonrió, después observo como el subía al auto y desaprecia.  Al girarse para entrar a la casa vio una figura parada junto al pozo y por la reacción de su cuerpo supo quien era antes de mirar su rostro

Oscar la miraba fijamente, en silencio.  Ella espero a escuchar su voz, ver que se acercaba, pro contrariamente el le dio la espalda y se alejo caminando al lado contrario.

Elena apretó los puños a ambos lados de su cuerpo y entro a la casa sin mirar atrás

UN CAPITULO CARGADITO, UN ENTIERRO, UNA DETENCION  ¡Y UN ENEMIGO MENOS! EL JEFE CIVIL YA ESTA EN LA CARCEL, ¿ESTA ELENA AHORA MAS A SALVO?  SI CREEIS QUE TODO SE ESTA CALMANDO ESPERAD A LO QUE VIENE; EL PUEBLO DE PALMER SE VA A CONVERTIR EN TERRITORIO DE GERRA,  Y SOLO PUEDE HABER UN VENCEDOR

  OS DEJO UNA FOTO DE ELENA CON SU GORRO PARA EL ENTIERRO

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