Capitulo 17; Fuera de mis tierras
Dos golpes en la puerta despertaron a Elena, suspiro y giro sobre la cama hacia el otro lado, ignorándolos De nuevo volvieron a tocar, cubrió su cabeza con la almohada
-Elena tenemos problemas –Roberto entro en la habitación agitado
-¿Qué pasa? –Ella se incorporo en la cama despacio mientras estiraba los brazos
-Es la chica, Clara –Roberto la miro con tristeza –Esta en el hospital
-¿Cómo has dicho? –Se levanto de la cama de un salto -¿Qué ha pasado?
-La atacaron anoche –Roberto suspiro
-Te dije que la sacaras del pueblo –Elena camino por la habitación a prisa –Que la llevaras lejos
-Y lo hice –Roberto negó con la cabeza –Se iba esta tarde, le arregle documentos, trabajo, una casa Todo
-Maldita sea –Elena abrió su armario –Espérame abajo y dile a Dilan que suspendemos la sesión fotográfica
-Vale –Roberto salio corriendo de la habitación
Cuando Elena bajo todos estaban desayunando en el comedor, no dio explicación alguna y tras saludar fríamente salio de la casa a rápidamente. Roberto la esperaba en el auto y al caminar hacia allí su mirada se cruzo con la de Oscar. El estaba en la entrada a los establos, apoyado en la puerta y mirándola fijamente. Elena tuvo que desviar la vista y seguir hacia el coche. El viaje transcurrió en total silencio y nada mas llegar al hospital ella corrió a recepción
-Buenas, hoy trajeron a una chica, joven –Elena respiro hondo –Su nombre es Clara
-Señorita disculpe pero no podemos dar datos si no es familiar –La enfermera la miro desconfianza
-Esta claro que no sabe con quien habla –Elena recobro la compostura –Soy Elena Teibas, la doña. Y si no me dice lo que quiero saber, me encargare de que este hospital desaparezca ¿Me ha entendido?
-Si –la mujer asintió, tecleo en el ordenador –Habitación 223
-Gracias –Elena giro sobre sus talones y corrió hacia el ascensor seguida de Roberto
Al llegar a la habitación Elena obligo al medico a recibirla enseguida y se informo sobre el estado de Clara. Había perdido al niño
-Hola –Abrió la puerta de la habitación y entro despacio -¿Cómo estas?
-¿Qué hace aquí? –La chica no la miro, tenia la vista fija en una niña de unos doce años que estaba sentada en el sillón frente a la cama
-¿Es tu hermana? –Elena sonrió a la niña
-Si –asintió –ella es Diana
-Hola Diana –Elena se acerco a ella y se agacho para estar a su altura –Eres muy guapa
-Gracias –Diana sonrió -¿Tu eres amiga de mi hermana?
-Si, lo soy –Elena se levanto y camino hacia la cama –Y he venido para ayudaros
-No necesitamos su ayuda –Clara contenía las lagrimas –Vallase
-No voy a irme Clara –Elena suspiro –Y podemos hacer esto por las buenas o por las malas
-¿Qué quiere? –Clara la miro a la cara
-Ayudarte –Y Elena supo que sus ojos estaban vidriosos –Siento lo del niño –le tomo la mano –de verdad que lo siento –suspiro –Pero tienes que salir adelante, por ti y por tu hermana
-Lo se –Clara rompió a llorar -¿Pero que hago con Diana mientras este aquí?
-Se vendrá conmigo –Elena hablo decidida –Tu tienes que permanecer unos días mas en el hospital y mientras Diana estará conmigo Cuando estés bien podréis marcharos, ya tienes una casa y trabajo en la capital
-Gracias –miraba a su hermana con tristeza –No podré pagarle nunca lo que hace por nosotras
-estará bien, te lo prometo –Elena se acerco a la niña y le tendió la mano –Vamos
Al regresar a la Hacienda Elena hizo que arreglaran la habitación que se encontraba junto a la de ella y mando a Dilan a comprar ropa y cosas para Diana. Por supuesto el estaba encantado de tener una niña como modelo, poder comprarle ropa y prepararla.
La pequeña estaba bastante cansada así que después de comer un poco se quedo dormida y Elena le pidió a una de las empleadas que estuviera al pendiente de ella, después fue a su habitación y se cambio. Necesitaba relajarse y solo un paseo a caballo la ayudaría. Pero las ganas de ir en busca de Lorenzo pudieron con ella, tan solo al imaginar lo que podía sentir Clara, sola, desprotegida y habiendo perdido a su hijo. Sabia que era el quien había ordenado que la golpearan, todo para desaparecer al niño
Salio de la casa decidida, llamo a unos de sus empleados mas cercanos y les pidió que la acompañaran. Camino hacia el establo y aunque no esperaba encontrarse con tanta gente allí no le importo
Bernardo y Oscar estaban aguantando a los caballos, Lucas limpiaba la cuadra y Lorenzo cargaba el heno. Elena camino con paso firme por el establo, al escuchar sus pasos todos la miraron, pero la vista de ella solo estaba puesta en el. En ese monstruo despreciable que para colmo se atrevió a sonreír, pero ella le borraría la sonrisa y lo hizo. Cuando estuvo lo bastante cerca levanto la fusta y le golpeo en la cara haciendo que todos la observaran sorprendidos
-¡Te dije que si te atrevías a hacer algo te ibas a arrepentir! –tiro la fusta al suelo y con toda la fuerza que salio de su interior le agarro por el chaleco y le empujo contra la pared -¡Voy a borrarte esa maldita sonrisa de tu rostro por el resto de tus días!
-No se de que me estas hablando –El tuvo el descaro de sonreír de nuevo y Elena le lanzo contra la paja furiosa. Estaba a punto de lanzarse sobre el cuanto las manos de Oscar la sujetaron por la cintura
-¡Suéltame! –lo miro furiosa, mientras tanto Bernardo aparto a los caballos y Lucas se apresuro a agarrar a su hermano para impedir que se levantara
-¡¿Qué ocurre?! –Gonzalo entro al lugar y se quedo sorprendido al ver la situación
-¡¿No me has oído?! –Elena golpeo a Oscar en las costillas haciendo que la soltara, después miro a sus hombres -¡Sacadle de mi casa, de mis tierras! ¡No quiero volver a este hombre aquí!
-Un momento –Gonzalo se interpuso -¿Por qué?
-¿Por qué? –Elena miro a Gonzalo a los ojos –Porque tu querido hijo tuvo la sangre fría de hacer matar a su propio hijo –todo quedo en silencio mientras las miradas se posaban en Lorenzo –Mando golpear a la mujer que dejo embarazada
-Ese niño no era mió –Lorenzo escupió sus palabras –No era mas que una zorra
-Y tu no eres mas que un desgraciado que no tiene trabajo –Elena le sonrió –Ni casa, ni dinero. No tienes nada y yo me voy a encargar de nunca puedas tenerlo –Volvió a mirar a sus hombres –Sacadle de mis tierras
Y en contra de su voluntad Lorenzo fue arrastrado al exterior de las caballerizas y después empujado al interior de un auto para sacarle del lugar
-¡Esto no quedara así! ¡Voy a volver! –Lorenzo golpeaba la puerta del auto -¡Esta es mi tierra! ¡Yo soy un Barquero!
-¡Y yo soy la doña! ¡Y tu aun no sabes de lo que soy capaz! –Elena lo miraba fríamente, con odio, con desprecio, fijo la vista en Roberto que la miraba serio –Encárgate de que nadie en el pueblo le de trabajo, ni casa
-Es mi hijo –Gonzalo miro a Elena dolido –No puedo dejarle así
-Pues entonces vete con el –Elena le miro –Sal de mis tierras y no regreses, te comprare lo poco que aun te queda –sonrió –Te comprare tu dignidad
Tras la tensión vivida en los establos Elena decidió salir a cabalgar . Tomo a Diablo y se alejo de allí lo mas rápido posible, dirección al lago un lugar tranquilo en el que pudiera descargar su rabia. Al llegar ato a su caballo y se acerco al agua, se deshizo. rápidamente de la ropa y cuando estaba a punto de entrar al lago escucho el trotar de un caballo, un caballo que reconoció al instante. Se metió al agua como si no hubiera oído nada y se sumergió bajo ella. Cuando salio de nuevo al exterior, el estaba allí, parado en la orilla, mirándola. Sin retirarle la mirada, Elena salio del agua caminando hacia el, dejando que viera su desnudez y Oscar la recorrió con la vista, con deseo, con fuego
-¿Qué haces aquí? –Elena se paro ante el
-Saliste furiosa del establo –Oscar la miro a los ojos –No estabas bien
-¿Estabas preocupado por mi? –A pesar del tono irónico con el que hizo la pregunta algo se movió dentro de ella al pensar que el podía sentir preocupación por su bienestar
-¿Por qué te pusiste así? –Oscar frunció el ceño -¿Qué es lo que ocurrió entre tu y Leonardo Barquero?
-¿Por qué te importa? –se acerco a el –Dime a que has venido Oscar –sonrió mientras extendía las manos hacia su pecho y comenzaba a desabrochar su camisa -¿A preguntar? ¿O por algo mas?
Y no hizo falta repuesta, ambos sabían lo que querían, lo que necesitaba. Ella quería descargar su rabia en los brazos de el, salvajemente y el solo quería ayudarla a sentirse mejor rápidamente Elena le quito la camisa mientras el se deshacía de sus pantalones y sus calzoncillos. Si no hubieran estado tan necesitados quizás hubieran entrado al agua, hubieran disfrutado de caricias, besos. Pero lo único que necesitaban era tener sus cuerpos unidos
Se tumbaron sobre la hierva y de una sola embestida Oscar estuvo en su interior, Elena rodeo la cintura de el con las piernas, dándole un mejor acceso y juntos se movieron rápidos, cargados de necesidad. Sus respiraciones se hacían cada vez mas intensas, Oscar gruñía escondía el rostro el cuello de Elena tratando de controlarse mientras ella gemía y se agarraba a la espalda de el clavando sus uñas.
Exhaustos ambos se dejaron caer sobre la hierva, aun con su respiración acelerada y sin mirarse el uno al otro. Elena sentía que había liberado toda su frustración y tambien su necesidad. Ese hombre la saciaba, la saciaba como ningún otro lo había hecho antes y todo por recordar su primera vez. Con Leonardo Barquero
-Debo volver a la Hacienda –Oscar se levanto y comenzó a vestirse, por el contrario Elena permaneció tumbada y con los ojos cerrados -¿Estas bien?
-Perfectamente –Ella respondió sin abrir los ojos. El se encontraba de pie a su lado, mirándola, el sol bañaba su piel mojada, por los restos del agua y el sudor. Parecía una autentica Diosa, una sirena. Una mujer que cualquiera desearía tener para el por el resto de su vida. Pero ella no era así, ella no deseaba pertenecer a un hombre, era el hombre quien debía pertenecerle a ella
Elena Teibas, la doña, era una mujer que tomaba lo que quería y lo hacia suyo pero ella no entregaba nada a cambio, ella no se entregaba . Al menos no su corazón
Y LORENZO BARQUERO ACABO CON LA PACIENCIA DE LA DOÑA; PERO QUE ELENA NO PIENSE QUE SE LIBRO DE ESE HOMBRE, PORQUE NO ES TAN SENCILLO ¿OSCAR PREOCUPADO POR LA DOÑA? ¿QUE ES LO QUE ESTA SURGIENDO ENTRE ELLOS? QUIZAS EL TIEMPO LO ACLARE
OS DEJO UNA FOTO DE ROBERTO, LA MANO DERECHA DE ELENA
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