Extras.
Gracias a los lectores que llegaron al final de la historia, me tomé la libertad de hacer unas pequeñas escenas sobre el futuro de ___ Solari y Jack Frost.
Ya que son ideas que no sabría si ubicarlas en un nuevo libro.
No lo sé, pero espero que les gusten estas pequeñas escenas.
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- ¡A un lado!.- Gritaba Jack tratando de pasar junto a la camilla para llegar a la pequeña sala de partos que habían preparado los Yetis para Solari.
Al llegar Norte le impidió el paso al albino al que acompañó a un banco para calmar sus nervios.
- ¿Porqué no me dejan pasar? ¡Me necesita!
- Jack, confía en los Yetis, ellos saben lo que hacen.- Dijo Norte siguiendo con la mirada el ida y vuelta del albino.
- ¿A cuántos Dioses ayudaron en partos?.- Cuestionó arqueando una ceja.
- El nacimiento de un bebé entre Dioses es muy raro.- Trató de explicarle.- Y mucho más si es producto de dos elementos opuestos, eso jamás se había visto.
- Es reconfortante escuchar eso.- Dijo de manera sarcástica.
- ¿Ya nació el bebé?.- Preguntó un joven envuelto en llamas.- Vinimos lo más rápido que podíamos en el trineo.
- ¿Cómo está Solari?.- Preguntó algo preocupada una mujer albina con una enorme barriga mientras se quitaba la capucha de su capa.
- Querida, ven siéntate.- Dijo Norte al levantarse de aquel banco.
- Sí amorcito es mejor que te sientes o seré el siguiente en morir de nervios como Jack.- Dijo Tom.
- Estoy bien, no estoy enferma sólo estoy embarazada.- Acarició su barriga.- ¿Creen que será un elemento de fuego como Solari o frío como Jack?
- Tal vez ambos.- Dijo fascinado.- Como nuestro pequeño Arcoiris.- Acarició suavemente la barriga de su esposa.
- ¡ITSYA MAIK LINFGE!.- Gritó un Yeti mientras abría la puerta de la sala acompañado de unos llantos.
- ¡¿Qué dices?!.- Norte pasó sus manos por su cabello.
- ¡¿Qué te dijo, le pasó algo malo a Solari el bebé?!
- Ven conmigo.- Norte le daba pequeños empujones para guiarlo dentro.
Estaba algo aterrado por si le decían malas noticias.
Pero al entrar sus ojos se iluminaron al ver a su amada esposa recostada sobre una cama jugando con sus dedos por encima de sus pequeños bebés recién nacidos envueltos en pequeñas mantas.
- Wow ...- No podía expresarse bien a medida que se acercaba a ellos.
- ¿No son preciosos?.- Preguntó sin quitarles la vista de encima.- Tiene tus ojos.- Señaló a la pequeña.
- Tiene los tuyos.- Señaló al pequeño.
- Maisfalon dugis nai ...- Susurraba un Yeti cerca de Norte.
- Entiendo, se los diré.- Contestó Norte.
- ¿Qué sucede?.- Preguntó Jack.
- Hombre de la Luna quiere verlos.- Ambos se miraron extrañados entre los pequeños llantos de sus hijos.
Llevaron a los pequeños en brazos de su madre en el salón de conferencias de los Guardianes, en donde todos los Dioses, miembros del consejo, criatura y Guardián los esperaban ahí.
- Por favor.- Norte señaló con su mano una manta que yacía en el suelo, Solari se acercó tímidamente para dejar en una cómoda posición a los pequeños.- Madre Naturaleza nos dirá el mensaje de Hombre de la Luna.
La nombrada se acercó a los recién nacidos mientras que un haz de luz se posaba en la pequeña, provocando la angustia de los padres por no saber la razón de este encuentro.
Al envolver a la pequeña con aquella luz, su cabello comenzó a resplandecer al igual que el de su madre pequeñas llamas que sobresalían y entre la luz apareció la figura de un pequeño sol resplandeciente.
- Hombre de la Luna decidió, que esta pequeña será la sucesora de Verano para tomar su puesto en el futuro.
- ¿Qué?.- Cuestionó asombrada su madre.
Los presentes suspiraban asombrados ante tal anuncio, la luz cambió de lugar y se posó sobre el pequeño.
Sus cabellos se volvieron blancos al igual que su padre y de aquella luz apareció la figura de un copo de nieve.
- Hombre de la Luna decidió que este pequeño será el Dios del Hielo, ya que no hay uno existente, él será el primero.
Hombre de la Luna dejó a todos impactados con lo sucedido, nunca en la historia habían elegido Dioses tan rápido sin una ceremonia y mucho menos si esos Dioses eran unos bebés.
Sus padres no podían estar más orgullosos de ellos, eligieron sus nombres luego de esa reunión, los llamaron, Soleil y Calder.
Los únicos que tenían su destino asegurado por orden y gracia de Hombre de la Luna.
- ¿Te gustaría tener más hijos?.- Preguntó Jack con una sonrisa pícara mientras dirigía su mirada a Solari.
- Sí claro.- Dijo de manera irónica.
O tal vez no.
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