Hace cuánto tiempo se había preguntado cómo se vería su esposa llorar?.

Ella siempre se demostró fuerte, autoritaria, de gran carácter pero jamás triste o sumida en la agonía.

Hace 2 días...ella cayó en la agonía y el tan solo escuchar su llanto lleno de dolor le revolvía el estómago, su corazón dolía y tenía unos enormes deseos de asesinar a quien ocasionó ese llanto desgarrador.

Pero solo pudo quedarse mirando, desde la puerta, a su esposa ser contenida por su mejor amigo.

Los dos habían sido purificados con éxito pero debían de guardar reposo para recuperarse de la perdida de sangre.

Todo el palacio, los jardines y demás fueron purificados.

Todo estaba seguro, pero aún no dejaba que Athanasia se reuniera con Soleil por su debilidad y por el mismo motivo no quería que sus hijos vinieran, no quería que vieran a su madre tan débil.

No los conocía pero...sentía algo extraño cuando se imaginaba a sí mismo en un retrato familia con su esposa, su hija y sus hijos.

-"es molesto".

En serio era molesto, él no era así.

Esa mujer en serio lo volvía loco, desde que se casó con ella todos los días sucedía algo inesperado.

Ella no era como las demás mujeres que siempre lo complacian con sonrisas o halagos, ella se demostró desde el principió como era.

En pocos meses su corazón se removió y todo hechizo en él se esfumó sin que lo notará, al final ella volvió al campo de batalla y todo sentimiento por ella se hacía más fuerte.

Se sentía un niño estupido.

Quería verla, ansiaba verla, no quería solo recibir cartas de ella, queria verla y abrazarla pero no se animaba a decirlo en una carta.

Y lo peor de todo, es que ella no se daba cuenta de sus sentimientos ya que estaba demasiado centrada en su liderazgo, en la batalla, en su plan principal o en su familia.

Y él no era los suficientemente expresivo como para demostrarle lo que sentía.

Pero...ahora él también es su familia, tienen su propia familia. Le daría algo de atención a ellos.

Podría ser esa su oportunidad para demostrar lo que sentía?.

Tal vez...debería de ser un poquito más expresivo con su esposa.

Aunque siempre demostró facetas con Soleil que nadie más conocía, excluyendo a Felix que lo conocía desde que era niño, ella era la única mujer que vio absolutamente todo de él en tan poco tiempo.

Diana vio algo de su personalidad pero...por algún motivo no se demostraba por completo con ella.

Tal vez por los sucesos de ese momento.

Diana, su primer amor, el amor que lo abandonó y él cayó en la locura pero que gracias a Soleil no la olvido pero sí la superó y siempre la recordaba con los buenos momentos que pasaron.

Aunque siempre trataba mejor de no recordarla ya que no quería pensar algo triste y ponerse de mal humor.

Diana fue su primer amor, quien le devolvió la confianza en el amor, y Soleil era su segundo amor, quien lo ayudó a superar varias cosas y le hizo ver la vida de diferente manera.

Claude fue maldecido pero gracias a Soleil y Lucas esa maldición se fue extinguiendo hasta desaparecer por completo.

-sí, la conozco desde hace mucho tiempo incluso a tu papá -bebió el té tranquilo sin darle importancia a la reacción de la rubia.

-y por qué no me dijiste?!.

-en realidad nadie lo sabía, solo nosotros tres y el escolta.

Ni siquiera pasó una semana y ya estaba al nivel máximo de sorpresa.

-por cierto...deberías de estar más tranquila y estar realmente agradecida con tu madrastra, ella ayudó a que tu padre se liberé de la maldición que portaba y gracias a eso te empezó a querer.

Parpadeo curiosa ante lo que le dijo y por unos momentos lo miro sin entender.

A qué se refería?.

-"cuando lo volví a ver me di cuenta que estaba siendo nuevamente maldecido gracias a que se reunía con Athanasia, una niña que fue maldecida desde el interior de su madre, la cual también fue maldecida".

Diana, Athanasia, Claude, los tres habían sido maldecido por la misma persona.

Pero Soleil y Lucas habían llegado para terminar con esa maldición, lástima que no llegaron a tiempo para salvar a Diana pero todo sucede por algún motivo.

-"Soleil debe de ayudarme a liberar a esta niña de la maldición y luego volver a liberar a Claude así por fin podremos hacer algo para que no sean tan vulnerables ante una maldición".

Ojalá la rubia mayor se recuperé rápido y lo ayude porque él debía de ir a buscar el árbol del mundo en algún momento y no se quedaría tranquilo sabiendo que existe una quimera junto a un posible titiritero que pueden destruir por completo a la familia Real y...a la niña que tanto apreció le tenía.

-qué más conoces de Lady Soleil? -al ver su entusiasmo la miro aburrido.

-...conozco varias cosas, sé quiénes son sus familiares, sus amigos, sus mejores amigos, lo que siente o piensa, prácticamente yo entro al círculo de familia y mejores amigos -habló con orgullo haciendo que la rubia lo mire con una gotita.

-sabes algo de mis hermanos?.

-la última vez que los vi eran tan solo unos bebés, me quedé con ellos unos meses y luego seguí con mi viaje por los bosques sagrados.

-los conoces desde bebés?, cómo?.

Y ahí empezó el intercambio, galletas y dulces por información.

-ayude en el parto de Soleil.

-en serio?! -le pasó otro postre mientras éste asentía.

-sí, estábamos en el reino de las hadas.

Mientras la rubia le pasaba un postre cada tanta información el mago seguía hablando de cosas que sí tenía permitido decir.

-extraño a mami.

Se escuchó una voz infantil en la habitación blanca, el otro niño dejó de dibujar y se acercó a su hermano.

-ella estará bien, la abuela Tania dijo que ella es fuerte.

-lo sé pero escuche al abuelo Oberón decir que estaban en una batalla peligrosa.

Los dos se pusieron pensativos y preocupados.

-niños no se preocupen, su madre está bien, ahora su padre la está cuidando.

Una figura apareció ante ellos haciéndolos sonreír.

-Lady Diana!.

La rubia oji turmalina rosa les sonrió amable y alegré.

Ella era un hada, era el hada protectora de esos dos pequeños príncipes y estaba orgullosa de serlo.

Diana le debía un enorme favor a Soleil y estaba realmente agradecida con su amiga, por eso siempre cuidaría con todas sus fuerzas a sus pequeños.

Era una promesa.

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