18- La promesa
Olvidándose de todo, se alejaron de la multitud, casi corriendo. Llegaron a una esquina y se fundieron en otro apasionado beso.
Gulf lo miraba, le tocaba el rostro, como convenciéndose de que no lo estaba soñando.
—Prométeme una cosa...
—Lo que quieras...— dijo él, besándole suavemente las manos.
—Prométeme que ya no nos vamos a separar...Prométeme que te quedarás a mi lado para siempre.
Mew lo miró algo serio.
—He escuchado que hay problemas en un archipiélago del sur, tu ¿no has oído nada?
Gulf frunció el entrecejo...nunca sabía si Mew hablaba en broma o en serio.
—¿Qué? ¿No serás tan egoísta de quererme para ti solo, verdad?
—Nunca te pediría que te quedes aquí por mí, si ya has encontrado otra misión, tienes que ir...pero yo voy contigo...
—No hará falta...creo que lo del archipiélago es sólo un rumor— dijo pícaro Mew.
—Me lo imaginaba...
Mew volvió a besarlo, lo abrazó y le susurró al oído:
—Te lo prometo...y esta lluvia es testigo...Te prometo que nunca más nos vamos a separar.
Gulf lo abrazó. Y recién en ese momento sintió que había llegado a su hogar, un hogar por el cual sentía melancolía, pero en el que nunca antes había estado.
Unas finas gotas de lluvia comenzaron a caer. Miraron hacia el cielo, sonrientes. Era una lluvia pasajera. Mew lo miró a los ojos. Gulf miró al cielo y, con un brillo extraño en sus ojos, señaló algo, con su brazo izquierdo totalmente extendido hacia las nubes como queriendo tocarlas.
Mew lo vio, de la misma manera que la había visto en su sueño. Y sin mirar arriba, supo lo que Gulf estaba señalando : el Xojobil Yu"un, el arco iris que mostraba juntos los colores de la tierra, cruzando la ciudad de punta a punta, para alcanzar luego a todo el planeta en un gran abrazo, el primero que se veía en algo más de quinientos añospolianos después...
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