Capítulo 8 [Parte 1]
Santiago
Ya Edward había dejado a la panadera y su amiga en su casa. Estaba de brazos cruzados, molesto sentado en la parte de atrás del auto. No sabia si estaba molesto o... ¿Celoso?, ¿Yo celoso?. Creo que no me cabía en la cabeza mayor estupidez, nunca había sentido celos por nadie; ¿Y porque yo debería sentir celos de ella?.
Tal vez... Sea porque Edward a sido y es la única figura paterna que he tenido desde que tengo memoria; y pensar que podría tener a alguien estime mas que a mi me irrita.
Cuando llegamos me abrió la puerta del auto para que yo bajara de el. Antes de salir vi una pequeña tarjeta blanca en el otro extremo del asiento trasero. La tome rápido para salir; como era de costumbre me despedía de Edward con un apretón de mano o algo. Pero hoy no, salí del auto dando tumbos hasta la puerta de la casa, o más bien la gran mansión, ¿A quien le importa lo que sea?, yo solo se que es una cárcel, una gran cárcel donde el único prisionero, soy yo.
Una de las jóvenes mucamas me abrió la puerta. Me horrorizaba, ¿Como sabían el momento en el que yo iba a entrar?, sin duda, era un secreto que nunca resolvería.
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Ya en mi cuarto me senté frente a mi cama, en el cómodo sofá que yo mismo elegí para mi habitación, era mas cómodo que mi cama y de color canela, mi color favorito. Saque la tarjeta de mi bolsillo y la revoqué por detrás y delante. La puse de frente para leer lo que publicitaba.
Orfanato La Esperanza
Los niños son el futuro, adopte un niño/a y el futuro sera mejor.
Dirección: **************.
Coreo electrónico: *********@*******.***
Tire la tarjeta por ahí, segura es la tarjeta que le regalo la monja a la panadera. ¿Porque no mejor deja de creerse la madre Teresa y se pone hacer pan?, para eso es lo único que sirve, porque no he visto su talento y no he visto si es buena o no en lo que hace.
Me levante del sofá para ir directo a mi piano, o mas bien mi gran pasión, en lo que me consideró el mejor de toda mi ciudad, ¿Que ciudad? El mejor del mundo entero.
Comencé otra vez a practicar mi nueva canción, la que compuse, la que guardo todos los sentimientos que llevo dentro.
Narradora
Santiago toco el piano como todos los días, practicando la canción que compuso. Él creía que la canción transmitía amargura y el sentimiento que le provocaba estar encerrado a todas horas en esa gran casa. Pero lo único que transmitía esa canción; era tristeza, una tristeza que guardaba desde pequeño. Su madre era y sigue siendo una mujer muy estricta, desde pequeño lo obligaba a estudiar por horas en las tardes y por las noches el piano. Por lo cual se convirtió en un joven prodigio en el piano y de todo el colegio era el mas inteligente. Por eso llegaba a la hora que él quería, ya sabia todo lo que los profesores les impartían a los estudiantes de Whisphor. Algo que Emily no sabia, porque solo ese día Santiago no apareció por ningún lugar solo en el aula donde solo pudo ver la adoración que tenían las chicas por él y la envidia que transmitían las miradas de los otros chicos; de los que pudo ver ese día, claro.
Una de las razones de la amargura de Santiago es que no puede salir con sus amigos. En toda su vida a salido con poco chicas y ninguna para algo serio; porque nunca podría construir algo serio con una chica con la vida que tenía, y muchas de ellos solo lo querían por su dinero.
Pero él se punteo una meta hace mucho: "Cuando encuentre a alguien que me quiera por como soy, no por lo que quiera que sea esa persona. Buscare todos los medios de que esta me quiera sin tener que usar dinero, el dinero que es pasajero y un vicio activo que puede cambiar a cualquier ser humano".
Santiago se levanto del siento del piano luego de terminar de practicar su canción; la cual ni siquiera tenia que practicar por lo bien que lo hacia.
Fue y se tiro a su cama, pensativo; hundido en sus pensamiento. Trato de dormir pero algo que paso aquel dia no lo dejaba dormir.
Miro su computador a lo lejos, y el lugar donde había tirado la tarjeta. Y en su mente se formó una de las ideas que nunca pensó tener en toda su vida.
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Emily
Tenia puesta mi pijama para dormir, estaba cansada luego de ayudar a mamá en la panadería y estar sentada casi toda la noche en una banca.
Mi espalda baja esta a dolorida de estar tanto tiempo sentada. Ya casi no tengo clientes a los cuales hacerle un dibujo; debo encontrar un trabajo de medio tiempo pronto. Papá aun no encuentra nada, solo lo veo sentado buscando trabajo en los periódicos. En ocasiones ayuda a mamá en la panadería junto con Alex, al pobre lo colocaron afuera de la panadería con un cartel llamativo que yo misma pinte para que mas clientes llegaran. Le enseñe una tonta rutina de baile que hacia que las personas que pasaran rieran a carcajadas. Una que otra entraba a comprar aun riéndose de él. Algunas veces se molestaba por los comentario de los chicos chismosos que pasaban por los alrededores. Los enfrentaba asustándolos con cualquier movimiento brusco que hacia.
Ya pasaban de las 11:00 pm y estaba decidida a estudiar lo que los profesores hablaron el día de hoy. No dejaron tarea, pero estaba cansada y tenia mucho sueño y decidí dormir.
Antes de entrar a la cama decidí ir a buscar la tarjeta del orfanato donde vive Samantha, quería ir a visitarla mañana mismo para saber en que lugar se encontraba el orfanato.
Fui hasta el uniforme del Whisphor que ya era mio. Rebusque en el bolsillo donde se suponía que la había guardado cuando me la dio la monja.
... No estaba... ¿Que?, oli el uniforme y expulsaba un rico olor a limpio.
-Oh no.. Oh no -balbucee antes de salir casi corriendo de mi cuarto a el de mis padres-.
Recuerdo que mamá en la tarde vino a casa y volvió luego de tres horas. Dijo que había llevado una blusa a la tintorería y otras cosas. ¡Pero no especifico que otras cosas!.
Toque la puerta del cuarto como tres veces en un solo segundo.
-Pase.. -Dijo con una voz cantarina-.
Papá ya estaba roncando en una esquina de la cama con una barba ya algo pronunciada en su rostro.
Mamá estaba frente a su tocador colocándose la crema de noche que siempre se pone antes de dormir.
Debo admitirlo, el cutis de mamá es envidiable para su edad, ya casi estaba casi en sus cuarentas.
-Mamá, ¿Llevaste mi uniforme a la tintorería? -Inquirí con los nervios a flor de piel-.
-Si, ¿Porque?.
-Tenia algo en uno de los bolsillos -Admití, esta me miro por fin-
-¿Dinero? -Quiso saber-.
-No, pero era algo de papel.
-Seguro Emma lo tiene, ella siempre rebusca en los bolsillos antes de poner la ropa fina a lavar en la lavadora -Afirmo-.
¡Bingo!, Emma era mi salvación.
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-Otra vez vienes con tu feo discurso.
-;-; perdon pero es el unico que se señor subconsciente.
-Señora!!
-Si, como digas, ahora baja tu vocesota.
Holi chicos, disculpen la discusión con mi subconsciente, pero yo me critica el discurso que dejo aqui en pie de pagina ;-; pues dejenme esa estrellita, la amo y ese comentario que me inspira mas a seguir escribiendo. Les invito a pasarse por mis otras novelas, en este verano publicare otras que seran mas menos poesía e historia corta para así terminar mis primeras novelas n.n bey
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