—Tal parece te encariñaste con Natsu-san— dijo con una sonrisa la peliazul mientras acariciaba al pequeño lobo.

Aunque al principio no se dejaba tocar poco a poco el pequeño se dejo acariciar por la maga de agua.

Narra Juvia

Después de que Natsu-san se fuera con la pequeña criatura, me quedé observando la expresión de Erza-san, la cual era de sorpresa y enojo, sé que ella no es una mala persona, pero Natsu-san no tiene derecho a ser tratado de esa forma.

Me fuí caminando con Wendy-san, Charle-san y Happy-san, para seguir al dueño de esa cabellera rosa, decidimos separarnos para buscarlo.

Y cuando lo encontré, él estaba dormido recargado en el tronco de un árbol, con el pequeño lobo en su regazo.

No pude evitar sonreír, pues se veía muy tierno así; poco a poco me acerqué a Natsu-san, pero el cachorro no me dejaba, me miraba como si desconfiara de mí, luego de un rato, me dejó acariciarlo, mientras yo observaba dormir a Natsu-san.

Su cabello era rosa, pero tenía pequeños reflejos de color rojo, no eran tan visibles a la vista, pero ahí estaban, pestañas largas y curvadas, piel morena, tostada, tenía facciones finas en su rostro.

Intenté acariciar su mejilla pero, empezó a balbucear mientras dormía.

—¿Por... qué... Er... za?— en una fracción de tiempo su rostro que estaba tranquilo, comenzó a tensarse, lo único que hice fue completar la acción que iba a realizar hace unos momentos.

Con delicadeza coloque mi mano sobre su mejilla, tiene una piel suave, de un momento a otro mi rostro se acercaba al suyo, y mi vista se poso sobre sus labios, ligeramente abiertos, eran de un café rosado, y bastante gruesos, finalmente mis labios se colocaron encima de los suyos...

«Cálido...»

Fue lo único que pude pensar en esos momentos, lentamente me separé de su rostro, y después de unos minutos Natsu-san, había despertado.

—Natsu-san, que bueno que haya despertado— le dije con una sonrisa, y sentía como me sonrojaba al fijarme que me miraba fijamente.

—Juvia... ¿Qué...? ¿Qué haces aquí?— su rostro reflejaba duda y asombró dadá mí presencia.

—Juvia, bueno Wendy-san y Juvia estaban preocupadas por usted, por supuesto que Happy-san y Charle-san también lo están...— él me seguía mirando dudoso, por alguna razón, me hizo sentir... ¿mal? —A Natsu-san ¿le molesta qué Juvia esté aquí?— pregunté algo ¿triste?

—Para nada... Es solo que...— bajo su vista, y en el camino se encontró al pequeño lobo que dormía plácidamente en mis piernas —Nada, no importa— me respondió con una ligera y tierna sonrisa, mientras miraba al cachorro.

Luego de ese momento, los dos magos junto al pequeño lobo, empezaron a buscar a Wendy, no tardaron en encontrarla gracias al olfato de Natsu.

Una vez todos reunidos, emprendieron camino al gremio, y como ya sabrán nuestro pelirosa no duró ni un segundo en pie dentro del tren, por lo cual Wendy decidió aplicarle el Troia, de ese modo no se sentiría mal durante el vieja.

El viaje fue tranquilo y bastante ameno, pues todos hablaban y reían de cualquier cosa.

Finalmente al llegar a Magnolia, pensaron en ir a comer, a todos les pareció una excelente idea, todo iba de maravilla.

Concluida la comida, todos fueron juntos al gremio, pero al llegar...

—¿Dónde estabas Natsu?— le preguntó de forma autoritaria una peliroja con espada en mano.

—Contesta— demandó esta vez.

—Erza... no eres mi madre, para exigirme algo como eso— dijo de forma aparentemente tranquila, pues por dentro deseaba que no le matara.

—Escucha bien Dragneel...— iba a continuar hasta que una mano se poso sobre el hombro de la escarlata.

—Dejalo Erza, no es para tanto— le dijo tranquila aquella persona.

—Lissana...— dijeron ambos magos, tanto la escarlata como el pelirosa.

—Esta bien, tienes razón— alejo su espada del Dragneel desapareciendo al instante, para después alejarse de ahí.

—Gracias... Lissana— agradeció el pelirosa.

—No es nada, Natsu— le respondió mientras le sonreía.

Después de aquella escena, todos volvieron a lo que hacían antes, Happy hablando y queriendo invitar a salir a Charle, mientras Wendy solo los miraba contenta.

Juvia se fue a Fairy Hills, dejando a un pelirosa algo solo, pues las personas que le seguían tratando como siempre aun no regresaban de sus respectivas misiones, mientras todos los demás lo ignoraban.

Narra ¿¿??

Todo va bien, ¿¿?? Esta haciendo la parte que le toca, la boba de Erza ni siquiera sabe que está siendo manipulada, a nuestro antojo, solo es cuestión de tiempo para que Natsu Dragneel, salga de la jugada.

Falta muy poco, pronto todos odiaran a Natsu Dragneel, y yo tendré el camino libre para hacer mi siguiente movimiento.

No hay falla...

Jaque Mate... Dragneel.

~Cuidado hijo mío, tu mundo esta por derrumbarse, pero tranquilo, no estarás solo, pues ella y ella también, están a tu lado, en cada momento.

No temas, no tengas miedo a caer, pues solo así, te volverás más fuerte, dando inicio a la era del Dragón ojinegro del Inframundo~