02
Se ahogaba. No sabía cómo expresar lo que pasaba por su cabeza. Entonces, le pidió a la muerte, que le rompiera el corazón. Que le diera la oportunidad de salir del hoyo de la incomprensión. Pensó que si se resguardaba en su interior, podría detener la caída de todo lo que le rodeaba. Las lágrimas llegaron a la Luna. Y esta las abrazó, haciéndole saber que se preocupaba por su bienestar.
Ella no había notado la presencia de su madre, pero esta la abrazo por detrás.
―Greta, no va a volver. ―su hija se cobijó en sus brazos, cuando tuvo el valor de mirarla, observó su compasión, pero era difícil, conseguir que sus sentimientos retorcidos en dolor, se fueran deshilachando. Como podría despegarse de la culpabilidad que sentía de no haber podido ser de ayuda.
―Se llevó la sonrisa más real que nunca le había enseñado a nadie. Acabó con todo, sin siquiera pensar si yo sería capaz de afrontar su pérdida. ¿Cómo voy a olvidarla? ―sus labios temblaban―. Cada noche, sueño que caigo en el vacío, mientras ella pide ayuda, me atrapa en sus brazos y me susurra "Estoy aquí, para ti". Si pudiera decidir dejar de amarla, lo haría.
Greta se durmió en los brazos de su madre.
―Pero nosotros los humanos, no tenemos el poder de decidir de quién nos enamoramos.
La condujo al coche, la tapó con una manta y respiro el aire fresco de la noche. Se preguntó porque el mundo era tan sorprendente, de todos los modos posibles. Sabía que no podía hacer más, solo tener el hombro preparado y pañuelos para las lágrimas que no podría retener ni un huracán.
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