Noveno.
Ha sido un día triste,
mi madre ha estado llorando desde la mañana
y ha buscado consuelo en mi padre.
Él no ha parado de repetir lo estúpida
que es su hija por intentar suicidarse,
se ha preparado un vaso de whisky y ha encendido
la televisión. Estaba riéndose con un programa
y la ira ha comenzado a apoderarse de mi.
Mi madre le llamaba desde la cocina
y él se reía y le gritaba cállate zorra;
Me he acercado a mi madre sin mirarle
y he rebuscado el rodillo de madera entre los utensilios.
Me he colocado entre mi padre y la televisión
con las manos tras la espalda
sin intentar disimular la ira. Él se ha percatado
y su rostro ha mostrado, por primera vez, temor.
No he pronunciado ninguna palabra antes de comenzar
a golpearle con el rodillo en la cabeza.
Un fuerte crujido y sus gritos han llamado
la atención de mi madre
que ha venido corriendo para intentar detenerme.
Pero ha llegado tarde, mi padre está tirado en el suelo
rodeado por un charco de sangre que se expande.
Los gritos de mi madre me suenan lejanos
al final de un túnel mental. He perdido el conocimiento
y he despertado en el hospital
con una mano esposada a la cama.
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