Toda la semana la vivimos empacando, comprando lo necesario para el viaje, y despidiéndonos de todos. También renuncié a mi trabajo, ya estaba pensando en cambiarme, así que no me sentí mal al dejarlo ya que estaba harta de ese lugar. Me preocupaba mucho mi casa, aunque no fuera a vivir allí, las pertenencias de mi madre y mi padre iban a seguir en este lugar, ¿qué tal si alguien entraba? Si rompían la chapa o entraban por la ventana y terminaban por robar lo poco que tengo, no dejaba de pensar en eso. 

—Ya hablé con mi primo, él nos llevará al aeropuerto mañana —dice Gabriela.

—Excelente—respondo. 

—Te noto algo extraña Mia, ¿Qué te pasa? ¿Aún quieres ir?

—¡Por supuesto que sí! 

—Entonces, ¿Por qué esa cara?—pregunta. 

—Solamente me siento melancólica por mi casa, creo que me duele dejarla. 

—¡Ay amiga! Tan divina, es lógico, pero recuerda que no será para siempre, vas a regresar no te preocupes más por eso. ¿Por qué no comenzamos a tirar lo del refrigerador?—se ríe. 

—¡Buena idea! También hay que ver que vamos a cenar... 

Pasamos toda la tarde y la noche limpiando la cocina, nos preparamos unas quesadillas rellenas con un chile verde riquísimo, sin duda voy a extrañar la comida. Pronto mi amiga se retira a su casa para preparar todo para mañana, sus padres están un poco tristes porque se va, es curioso que por mí nadie se preocupe un poco, no tengo que rendir cuentas a nadie es deprimente, acomodo mis maletas justo en la entrada, tomo un baño y me acuesto en mi cama. Como voy a extrañar mi casa, aunque es muy sencilla me gusta mucho, me acostumbré a esta vida tan simple y sin lujos, nunca renegué por tener una vida diferente a la de mis amigas, yo era muy feliz en mi pequeña casa. De algún modo comienzo a llorar, tomo el portarretratos con la foto de mis padres que está en mi buró y le doy un beso a su imagen, lo abrazo como si se tratara de ellos mismos en persona, siento que mañana estaré aún más lejos de ellos, lo cual es estúpido ya que están muertos. 

A la mañana siguiente me paseo por toda la casa para revisar que todo esté bien y no esté olvidando nada, Gabriela pasa en el taxi como dijo que haría, su primo me ayuda a subir mis maletas, gracias al cielo porque están muy pesadas, para terminar, cierro mi casa y le doy una pequeña miradita me persignó y con toda la suerte del mundo me subo al taxi camino al aeropuerto. 

El vuelo surge rápido, para ser mi primera vez volando no estuvo mal, como no había un vuelo directo disponible tuvimos que tener 2 escalas, yo no tuve problema con eso, pero mi Gaby ya estaba muy estresada, es curioso que en cuanto más te alejas de casa, menos español escuchas. Tuvimos que viajar de aquí a la ciudad de México para después tomar un vuelo que saliera directo a Italia, y así fue que... ¡Llegamos a Roma ✨! ¡Imagínense! 

De aquí a Milán es como 1 hora así que fue más el tiempo de espera y la carga de las maletas que llegar, nunca había salido de México y llegar a una ciudad tan pero tan lejos, pero super hermosa que valió la pena vivir casi un día en el aire. 

En cuanto salimos del aeropuerto, nos ofrecieron servicio de taxi, Gaby le entregó al chófer la dirección para que fuera más sencillo, aunque ella siempre fue la que le dirigió la palabra todo el tiempo, yo estaba tan callada porque por supuesto no entendía nada. 

En cuanto iba avanzando el taxi, nos cruzábamos con hermosos paisajes, enormes edificios, casas y esculturas de arte bellísimas, sin duda mi amiga tenía mucho que fotografiar. Cuando por fin llegamos a donde va hacer nuestra casa por los próximos 3 años, resulta bastante agradable, es un edificio pequeño de 3 pisos, se mira diminuto si lo comparó con los demás, es muy italiano. No pretendo ser el típico turista, pero realmente es así. 

Después de que la casera habló con ella del reglamento del edificio y demás por fin nos entregó las llaves y entramos. De primero huele mucho a humedad creo que es por estar tanto tiempo encerrado, pero viéndolo bien es muy acogedor tiene dos habitaciones, una pequeña cocina que comparte espacio con el comedor y la sala, un baño y también tenemos un balcón.

—¿Qué te parece?—le pregunto a Gaby. 

—Es lindo ¿no lo crees?—lo dice muy animada, ya no está estresada en lo absoluto. —Algo pequeño pero lindo. 

—Si realmente lo está, ¿Qué te parece la vista? 

Así es amigos tenemos una vista, algo lejos, pero de la linda y brillante ciudad✨

—¡Está realmente chingón! ¿Qué habitación prefieres? —me pregunta. 

—Me gustan ambas, pero tu odias la luz por la mañana y esta habitación se va a iluminar por completo, la otra también pero mucho menos. 

—Mia, no tienes que decirme eso para saber qué quieres la habitación del balcón, es tuya. 

—¡Ay que genial!—brinco de felicidad, realmente no lo hacía desde hace mucho, como es posible que me alegre tanto por una simple habitación.—Gracias amiga, ¡Te amo!. 

Me paso la tarde acomodando mi ropa y limpiando un poco el polvo de la habitación, abro el balcón y me encuentro con una preciosa vista, realmente es muy bello este lugar, a lo lejos veo a las personas caminar, andar en bicicleta y esos carros tan chiquitos que me dan ternura, las aves revoloteando en el cielo que en estos momentos se encuentra tan perfecto, una puesta de sol con colores sumamente suaves y delicados, destellos de luz entre las nubes, sin duda un digno hogar para el creador de toda esta maravilla. 

Gaby y yo limpiamos toda la casa y el baño por supuesto, que necesitaba una limpieza ultra profunda, tomamos un baño y nos alistamos rápido porque morimos de hambre, así que decidimos cenar en un restaurante. En el camino disfruto de la caminata, cada sonido, cada color, cada textura, todo es nuevo para mí, aunque al principio no estuve muy convencida de venir aquí, sinceramente me está gustando mucho, hay que ver el lado bueno de las cosas. 

En los próximos días Gaby se la pasa en la escuela, al parecer le gusta bastante y comienza a tener muchos amigos. Mientras tengo que enfocarme en mí, así que comienzo a buscar empleo, realmente es muy complicado, el no saber el idioma no ayuda para nada, no sé cómo comunicarme, resulta muy extraño encontrar a alguien que hable español, en un intento de entrevista en una librería aproveche para comprar un libro de italiano. Gaby práctica un poco conmigo cuando tiene tiempo, he visto el padrino demasiadas veces, y no tengo que buscar algo en el idioma, simplemente enciendo la televisión, y Laura Pausini ¡Siempre presente! 

Mientras pasan los días nuestro departamento luce más bonito, conozco más a los vecinos, como llegar del supermercado a la casa, donde está la parada de autobús, que restaurantes no te enferman de la panza, todo comienza a hacer más sencillo, aunque aún me falta conseguir un empleo.