Capítulo 12
—¿Tienes hambre? ¿Por qué no bajamos juntas? —le pregunto a Arleth.
—No, gracias prefiero quedarme aquí, le puedes decir a Dinora que me suba algo ligero en una hora.
—Está bien, quédate tranquila —le mando un beso con mi mano, mientras ella se queda recostada en su cama.
De pronto timbra su celular. Lo revisa y me vuelve a ver asustada.
—¡No puede ser! Es mi hermano.
—¿Arek?—preguntó extrañada.
—No, el otro ¿Por qué me estará llamando?
—No tengo idea, respóndele —le digo mientras la animo hacerlo con mis manos.
—Pronto! —Arleth responde la llamada. —¡Abrah! Qué milagro, hermano, ¿cómo estás?
—¡Me alegro mucho! —le responde a cualquier cosa que él le haya dicho. Se queda atenta escuchándolo hablar. —¿Qué? ¿Cómo dices? Mi amiga...
La volteó a ver, mientras le hacía señas de «¿Qué es lo que dice?».
Ella une su dedo índice y el pulgar para indicar que espere.
—Fíjate, que casualmente ella está aquí conmigo. Y sí, me ha ido excelente en la escuela.
Ella vuelve a esperar mientras él habla.
—Sí, su nombre es María —continúa hablando Arleth.
¿María? ¿Qué cosas le está diciendo?
—Ponle en alta voz —le susurro cerca de su oreja, ella asiente con la cabeza, y de pronto ya escucho su voz.
—¿Qué no me habías dicho que su nombre era Mía? —le pregunta Abrah a Arleth.
Wow, su voz se escucha sexi.
—No, te confundiste, su nombre es María, es la chica que siempre está junto a mí en todas las fotos que te comparto.
—Dijiste que está contigo, ¿verdad? ¿Será posible que pueda hablar con ella?
Su pregunta me sorprende y le hago señas a Arleth de que por supuesto no quiero.
—¡Cómo dices eso, hermano! ¿Para qué hablarías con ella? No tienes un tema de conversación. Aparte, qué extraño sería. ¿No crees?
—No lo creo, ya que tengo que estar siempre al pendiente de ti.
No sé por qué, pero esa frase que dijo me parece adorable.
—No lo veo necesario, hermano.
—¿Por qué no? ¿Tienes miedo de que me confunda y la termine llamando por su nombre real y ella reaccione?
—¿Qué dices? —le responde Arleth nerviosa.
—Ya no sirve que te sigas haciendo la tonta, ya sé que su nombre real es Mia Santiago, trabaja en la casa como auxiliar y fue contratada por mi mamá hace 1 año, desde ese día ella fingió ser tu mejor amiga para que me convencieras de que en el colegio eres aceptada.
No puedo creerlo ¡Ya lo sabe! Arleth me mira sorprendida y con algo de miedo, su hermano hasta donde será capaz, ¿por qué él tomará este tipo de decisiones?
De un momento a otro le arrebato el celular y habló con voz desafiante.
—Yo no tuve que fingir, ¡Soy su mejor amiga! —grito. Arleth se queda en shock, y al parecer él también, no se esperaba que hablara y mucho menos así. —No es justo que le hables así a tu hermana, si ya lo sabías era justo que se lo dijeras sin más preámbulo, ella está muy triste por la situación que tiene que pasar todos los días en ese maldito colegio, para que alguien que ella quiere mucho, le tenga que hablar de esta forma, es muy desagradable —respiro profundamente. —Arleth, me tengo que retirar. ¡Suerte! —le digo mientras le doy un abrazo, le entrego su celular y salgo de su habitación.
¡Mierda, mierda! ¿Qué fue lo que hiciste Mia? Es mi fin, él es el que toma las decisiones en esta casa, seguramente le marcará a Magda para que me despida, soy una idiota.
No entiendo mucho lo que está pasando, me imagino que debe ser difícil nacer en una familia como esta, Nora debe aclárame algunas cosas.
De pronto suena mi radio. Está marcando la señora.
—Hola, Anelle ¿Necesita algo?
—Puedes venir, estoy en el recibidor.
—Voy en camino.
¿Para qué me necesitará? ¿Habrá visto a su hija llegar llorando del colegio? ¿O le habrá marcado su hijo molesto? Bueno, solamente si él de inmediato le hubiera colgado a Arleth y hubiese tenido una conversación fugaz con la señora.
Bajo de inmediato en el ascensor.
—¡Hola Marcello! —saludo al mayordomo chocando la mano.
—Buen día, querida Mía —responde amigable. —La señora te espera —me dice mientras me abre la puerta.
—Con su permiso Anelle —le digo.
—Adelante, toma asiento por favor.
Necesito que me hagas un favor, quiero que vayas con Julio a la ciudad a dejar estos papeles en la paquetería, también necesito que realices una visita a uno de mis negocios, mis empleadas te entregarán el dinero recaudado del mes.
—Por supuesto, será un placer —¡Genial, por fin saldré de esta casa! —pienso.
—También necesito pedirte otro favor, es realmente muy importante
—Dígame, ¿qué necesita?
—Necesito que le compres a mi hijo un gran regalo, quiero algo increíble, no importa lo que cueste, te daré la chequera en blanco con mi firma, así no tendrás ningún problema en pagarlo.
—Muy bien, ¿y qué tiene pensado regalarle a Arek?
Anelle se ríe.
—No, Mia te equivocas, no es para él, será para mí otro hijo, Abrah.
—¿Qué? —exclamo. No puedo evitar gritar y poner mi cara de espanto.
—Él regresa el día de mañana, y quiero recibirlo con un gran obsequio. Así que necesito que me sorprendas, tienes buen gusto seguro encontrarás lo ideal.
¡Qué mierda! Mi cabeza por poco explota. Seguramente Arleth se estará enterando de esto, ya que está hablando con él, pero... ¿Cómo es posible que regrese así de pronto? ¿Lo de Arleth realmente le molestó?
—¿Está hablando en serio, Anelle?
—Por supuesto, hable con él hace varios minutos y él mismo me lo confirmó, mi hijo por fin regresará a casa —se nota que lo extraña demasiado, lo dice con tanta efusividad.
—¡Me alegro mucho por usted, señora! —le digo sinceramente.
—Muchas gracias, Mia. ¡Estoy feliz! Por fin veré a mi hijo después de ¡7 años! Así que por eso necesito darle un gran regalo de bienvenida.
—Entiendo, ¡claro que sí! Le compraré un gran regalo.
—Confío en ti —me dice sonriente. —Lleva ropa casual, no queremos que los demás sepan que vas como parte de nuestro personal.
—¡De acuerdo!
—Será un placer, Anelle. No se preocupe por nada. Otra cosa, ¿qué Julio no salió de la casa hace como 30 minutos?
—Lo sé, por ese motivo le llamé para qué regresará por ti.
—De acuerdo, gracias.
—Julio es el que regularmente hace los pedidos, pero en esta ocasión te elijo a ti para que lo acompañe, ya que, él tiene otras cosas que hacer, y sobre el regalo de mi hijo, necesito el gusto femenino, así que... confío en ti.
—No se preocupe —le digo sonriendo, mientras me entrega una pequeña bolsita de terciopelo con la chequera y una fina pluma.
Me dirijo al sótano para cambiarme de ropa, ya que traigo mi overol y para ir a la ciudad no puedo ir a sí, y mucho menos después de no haber salido en tanto tiempo. Gaby, ¿me estará buscando? ¿Tendrá de alguna forma noticias mías?
Me imagino que las tiendas que visitaremos son de super lujo, así que decido ponerme uno de los vestidos que traje desde México y que jamás los he usado. Es algo sencillo, completamente liso y de un color azul cielo, no se mira costoso, pero creo que está bien, tampoco hay que ir exagerada. Aunque si decido llevarme unas sandalias de tacón, para que parezca que estoy arreglada. Decido maquillarme un poco para no verme tan pálida. Normalmente, no suelo usar maquillaje, siempre estoy sudando aseando la casa. Pero hoy vuelvo a salir a la ciudad, así que no me tengo que ver tan mal.
Me apresuró lo más pronto posible, detesto hacer esperar a las personas, tomó un bolso pequeño que vaya a juego con mis sandalias y salgo corriendo a la entrada principal
Espero unos minutos y julio ya viene entrando de nuevo a la propiedad.
—¿Qué pasa linda? ¿Quieres un aventón? —me dice Julio bromeando.
—Ya deja de decir tonterías, vámonos que tenemos que hacer muchas cosas.
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