Después del tormento en Egipto, el faraón había accedido a liberar a los esclavos..

Esto alegro a los mismos, mientras que las familias egipcias seguían sufriendo, no sólo perdieron mucho, incluidos a sus hijos, si no que ahora la fuente de su economía se marchaba.

Tan cruel destino...

Mientras tanto en el cielo, las cosas se veían más calmadas

Las almas de los niños y jóvenes habían sido bien recibidas en el cielo, por ser considerados personas inocentes que murieron demasiado pronto.

Sin embargo, cierto angel de lacios cabellos negros tenía una pequeña petición que hacerle a Dios, sólo algo sin importancia en recompensa por todo su esfuerzo...

- ¿quieres que te deje el alma del muchacho?

Había preguntado su Dios con algo de confusión. Shiryu no era de pedir cosas como esas, y no comprendía el motivo de su petición .

- se que suena raro pero...Sólo, quisiera poder ser yo quien velará por él apartir de ahora...

Dios se le había quedado mirando con aquella mirada llena de bondad que tenía ante la vista de sus Ángeles, y , con una sonrisa, había aceptado la petición del ángel.

Lo que nos lleva al momento actual.

- ugh..donde...

Algunas almas permanecían dormidas hasta ya varias horas después de su llegada al cielo, lo cual había sido el caso del egipcio de cabellos cafés, quien al despertar, noto que ya no se encontraba en su puesto de guardia, si no en una cama en una casa de algún sitio lleno de luz, y sin embargo, no caluroso...

Se levantó de la cama confundido, todavía llevaba su traje egipcio, sin embargo ya no tenía ni un solo grano de arena encima.

No podía reconocer el lugar donde estaba, no era arquitectura egipcia, tampoco parecía ser una de las humildes casas de los esclavos...

Casi de inmediato al pensar en eso recordó lo que había pasado en la noche anterior. Aquella figura apareciendose delante suyo y plantando aquel suave beso en sus labios, para que todo después se tornara negro.

-¿Mo..morí? ¿ estoy muerto?

Murmuró al encajar las piezas de lo que pasaba...

No podía haber muerto...no...¿qué pasaría con su familia? ¿con sus amigos?

Además, este lugar no se parecía nada al lugar donde se supone iban las almas al morir...

Su respiración se agitó un poco, se estaba asustando.

- Sí, lo estás...pero puedes relajarte, ya no tienes que tener ninguna preocupación.

Aquella voz provenía de la puerta, al voltear pudo ver al muchacho más atractivo que haya visto en su jodida vida.

Tenía el cabello negro, lacio y largo hasta la cadera, unos bonitos ojos azules y rasgos que, si no le fallaba la memoria de las pocas veces que vio a personas de esas naciones, parecían ser orientales. Unas lindas alas blancas de puntas verdes asomaban de su espalda, dándole una apariencia gloriosa...

Podia haberse quedado todo el día observandolo, pero de repente las palabras que el chico había pronunciado hicieron click en su mente junto a otra cosa.

Ya había visto a este chico antes...aunque sea sólo su silueta.

-Un momento...¿tu...tu eres el espíritu de ayer...?

- Preferiría el termino "angel", pero como gustes llamarme está bien.

Aquel ángel se acercó un poco al egipcio, quien seguía parado frente a la cama en la que había despertado.

- me tienes que estar jodiendo...donde demonios...?

- estas en el cielo, aquí vienen a parar todas las almas buenas que han fallecido

Pudo notar la confusión en la mirada del más joven, y la verdad le era comprensible. Había sido criado con una idea totalmente distinta de la muerte, por lo que todo debía parecerle muy extraño.

- ya te lo explicaré luego mejor..... por cierto, mi nombre es Shiryu, y a partir de hoy estas a mi cargo