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Capítulo 1.-Abrir de ojos.

Se os habrá dicho que durante la época de las "cruzadas" solo hubo 9, pero en realidad han sido 10 cruzadas las que han sucedió, ¿Qué cómo lo sé?, fácil. Es porque yo participe en la décima cruzada.

-Ese era el último.

Dijo un mercader que estaba subiendo cosas a su carreta. -gracias por su ayuda. -Dijo el mismo mercader.

-No hay de que, solo hago mi trabajo.

Respondió Lawrence.

El día era soleado mientras corría el año 1271 en un pueblo francés de nombre Dinan, que está al este del país.

Lawrence es templario que ha servido a la orden desde hace poco más de 10 años.

-Por estos días lo que usted hace es lo último que pensaría algún mercader de un templario-dijo el mercader.

Lawrence es un hombre con el cabello rubio, una ligera barba, ojos azules y alto de estatura, tiene a lo mucho unos 30 o 35 años, con una familia a la cual cuidar en Dinan

-Pues solo son ordenes, si me niego terminare peor que los paganos a lo que se nos ha ordenado exterminar.

Respondió Lawrence de manera muy serena.

-Pocos los que hay como usted, esperemos encontrarnos muy pronto, que Dios lo bendiga.

Decía el mercader mientras subía al asiento de su carreta para tomar las riendas y dar orden a su caballo de que era hora de irse, "que así sea", respondió Lawrence mientras se despedía con la mano derecha.

El día era caluroso, por eso mismo Lawrence fue al pozo que estaba a las afueras del pueblo para tomar la cubeta y echarse un poco de agua en el rostro que estaba lleno de sudor seco.

"El día es productivo", pensó Lawrence mientras usaba las mangas de su camisón para secarse el agua.

Mientras no estaba en servicio Lawrence estaba en ayuda de su pueblo y al de su familia que era su esposa Niccole y su hija María, llamada así en honor a la madre de Jesús de Nazaret debido a que Lawrence y su mujer eran fieles creyentes.

Sin embargo, no todo era felicidad. Lawrence no podía decir que Niccole era su esposa, decía que era la mujer de un amigo que no era templario. Esto debido a que los templarios al unirse a la orden hacían un voto donde renunciaban al amor.

- ¡Oye Lawrence!

Le grito un amigo suyo.

- ¿Qué paso con lo de las cosechas?

-Todo está en regla, me imagino que el trigo estará listo en unas dos o tres semanas.

Respondió Lawrence que era muy buen agricultor y calculador ya que lo había aprendido en la orden.

-Esas son excelentes noticias, ¡cuando sea la época de cultivo tu y yo tomaremos un buen vaso de vino!

Dijo muy animadamente el amigo de Lawrence.

-Primero Dios y si es que no estoy en servicio, pero en el caso contrario de todas formas un vaso no estaría mal ahora mismo.

Respondió tranquilamente Lawrence.

-Hahaha, ¡esa es la actitud, amigo mío, te espero en mi casa!

El amigo de Lawrence se dio media vuelta para ir a su casa a preparar todo para el brindis.

-Algunas personas se mantienen reacias a cambiar de hábitos, pero bueno, ¿Qué se le va a hacer?

Pensó Lawrence para sí, ya que él no era de tomar vino muy a menudo ya que los templarios también se lo habían prohibido, pero los secretos entre amigos y a tortura se rebelan, decía Lawrence a sus amigos.

Mientras el caminaba para ir a la casa de su amigo veía desde lejos las casas que estaban enfrente de una plaza, y en el centro de esta estaba una estatua de San Lucas.

El pueblo de Dinan era pequeño pueblo, pero muy envidiable a todos los reinos de la alta Europa. Lawrence está agradecido de tener un lindo lugar para vivir, aunque él vivía afuera de la ciudad.

Después de recorrer un gran tramo del pueblo y de cruzar un puente que estaba sobre un canal de agua cristalina, Lawrence finalmente llego a la casa de su amigo, el cual por cierto ya lo estaba esperando en la puerta.

-Te veo algo distraído Lawrence, ¿Qué es lo que pasa?

Pregunto su amigo.

-En realidad no lo sé, creo que es por el sol que hace, me canso mucho en la siembra.

Respondió Lawrence para sí mismo mientras se frotaba la cabeza con ambas manos.

-Pues deberías descansar un poco, trabajas duro, pero deberías descansar igual de duro.

Dijo en tono burlón su amigo, el cual estaba sirviendo el vino en dos tarros de madera con círculos de bronce en ellos.

-No lo creo, en la orden me enseñaron que la Diligencia es lo mejor que puede pasar en la vida, y la verdad es que prefiero estar haciendo algo para que cuando llegue mi hora tenga un el descanso merecido en el paraíso.

Respondió Lawrence mientras su amigo le pasaba el tarro de vino.

-Te tomas demasiado enserio tu trabajo, no quiero ni imaginar que pasara si te mandan a la cruzada.

Le respondió su amigo.

- ¡Sin duda sería un gran honor!, servir al Rey sería lo mejor que me pasara.

Dijo Lawrence muy animado debido a que él había participado en batallas memorables junto a sus colegas, saliendo victorioso en todas y cada una de ellas.

Pero de repente la paz de la charla se vio interrumpida por un golpeteo en la puerta.

- ¡Lawrence!, ¿¡Lawrence estas ahí!?

Grito una voz muy preocupadamente.

- ¿Qué sucede?, ¿pasa algo?

Dijo el amigo de Lawrence mientras se dirigía a la puerta para abrirla.

- ¡Templarios, hay templarios a las afueras de la ciudad, y no para enseñar la obra de Dios!

Lawrence se levantó rápidamente de la silla y se terminó el vino que estaba en su tarro para luego decir: "yo me arreglo con ellos".

Lawrence salió por la puerta mientras se dirigía a toda prisa hacia la entrada de la ciudad para ver qué asunto tenían sus colegas.

Al llegar a donde estaban sus colegas templarios se percató que había por lo menos unos 30 de ellos y todos montados a caballo y con lanza en mano.

-Buenos días, ¿Qué asunto es lo que los trago por aquí?

Dijo Lawrence en un tono muy amable-

- ¿Quién te dio el derecho de hablar?

Respondió el capitán.

-Dios, porque da la casualidad de que también soy un hermano templario.

Dijo Lawrence con la misma amabilidad, pero ahora más severamente.

-Bueno, entonces identifícate.

Replico el capitán.

-Mi nombre es Lawrence, me llaman Lawrence "el Valiente".

Lawrence al ser un templario antiguo y con un historial lleno de batallas épicas donde se alzó con la victoria se hizo de renombre no solo en la orden, sino también en el Vaticano.

- ¿Lawrence el Valiente?, ese nombre es famoso, ¿Qué haces en este pueblo?, todos los que escuchamos ese nombre esperamos escucharlo en Paris o en Versalles, no en cualquier pueblo.

Respondió el capitán de manera desconcertada.

-El lugar donde yo decida vivir es asunto mío, no de la orden o de la iglesia, solo Dios puede decirme donde debo vivir.

Expreso Lawrence de manera muy firme.

-Pues si es así, Dios ya no quiere que vivas aquí, "valiente". El papa Decimus nos ha ordenado desterrar a la gente de esta parte del pueblo para que él pueda construir una nueva propiedad suya.

- ¿Por qué lo hace?, ¿Por qué le quita a esta gente lo que le pertenece y su patrimonio?

Pregunto Lawrence de manera muy enojada y retadora.

-Tú mismo lo dijiste, el papa Decimus solo elige su lugar para vivir, eso no es asunto tuyo o del pueblo.

Replico el capitán.

- ¿Te das cuenta de lo que eso conllevaría?, no es asunto de nadie el dónde yo viva por que no molesto a nadie, pero esto ya no es posible, Decimus acabaría con la vida de estas personas.

- ¿Acaso estas desacatando una orden de tu superior?, eso es algo muy grave señor valiente.

Respondió audazmente el capitán.

- ¡Fuera de aquí!, ¡yo hablare con el papa en persona!

Grito lleno de furia Lawrence.

- ¿Acaso alguna de estas casas es tuya?

Pregunto burlonamente el capitán.

- ¡Claro que sí!, de lo contrario no me negaría a lo que dice la excelencia.

-Pues no estés triste, quizá a ti te de alguna linda casa en Paris.

"Quémenlas", susurro el capitán a uno de sus hombres, "y también los cultivos", agrego finalmente.

Cuando los templarios empezaron a quemar la primera casa y el primer cultivo Lawrence se abalanzo sobre el caballo del capitán.

- ¡Dile que se detenga, dame tiempo para hablar con Decimus!

Exigió Lawrence, pero el capitán ni le devolvió la mirada.

- ¡Dile que se detenga de una vez!

Volvió a insistir Lawrence, pero ahora golpeaba la pierna del capitán.

-Mira que da la bonita casualidad de que el papa Decimus nos ordenó exterminar a todo aquel que se interpusiera en el camino.

Cuando el capitán dijo eso, varios de sus hombres bajaron de los caballos y sin preguntar mataron con lanza a toda muchedumbre que se acercara a protestar.

- ¡Lawrence!

Grito la Niccole, la esposa de Lawrence.

- ¡Niccole!

Lawrence corrió hacia su mujer la cual había sido sacada de su casa a la fuerza mientras otros hombres iniciaban la quema de la casa de Lawrence.

- ¡Hay una niña ahí adentro!

Grito llena de desesperación Niccole.

- ¿¡María está adentro!?

Pregunto Lawrence muy acelerado para que después de que Niccole asentara con la cabeza. Después salió corriendo hasta la casa en llamas, pero fue detenido por los templarios.

- ¿¡A dónde crees que vas!?

Pregunto un caballero.

- ¡Mi hija está ahí adentro!, ¡déjenme pasar!

-No me digas, ¿Qué casualidad?, los templarios tienen prohibido tener hijos.

El capitán bajo de su caballo al escuchar lo que grito Lawrence.

- ¿Hija?, ¿hija?, supongo que debes tener una mujer que concibió a esa hija, ¡¿Dónde está?!

Lawrence se quedó pálido al percatarse del error que había cometido, el castigo por romper una de las reglas más sagradas de la orden era la muerte de toda la familia.

-Creo que es ella capitán, ella le dio la noticia.

Respondió uno de los soldados que sostenía a Lawrence.

-Magnifico.

Respondió el capitán para después darle un golpe en el estómago a Lawrence que lo dejo totalmente sofocado.

- ¡Ustedes dos, tírenla con la niña!

Grito el capitán mientras señalaba a dos soldados más los cuales tomaron a Niccole para tirarla a la casa en llamas, y mientras trataba de escapar los soldados le cerraron la puerta para escucharse desde afuera los gritos desgarradores de Niccole y los llantos de María.

-Lo que has hecho es una blasfemia, no, ¡ha sido una herejía!

Lawrence era pateado por sus compañeros para después ser encadenado y amarrado al asiento de un caballo.

-Ahora eres mi prisionero, "valiente Lawrence", ¡llévenselo!

Ordeno el capitán mientras uno de los hombres tiraba del caballo para hacer caminar a Lawrence que tenía algunos golpes sangrantes en la cara y con el camisón desgarrado.

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