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Capítulo 5

⚠️ADVERTENCIA⚠️
Este capítulo contiene un intento de agresión sexual. Si te lo quieres saltar, puedes leer hasta donde veas ‼️ y saltar hasta donde veas el siguiente ‼️

EMILY

Camino bajo la lluvia de camino a la parada del autobús, sintiendo cómo el agua me cala los huesos y la ropa se me pega al cuerpo por no tener paraguas. No pensaba que fuese a llover y tampoco esperaba marcharme tan pronto de casa de Abi... y de Cole; sin embargo, no podía permanecer allí ni un minuto más. No por lo que ha pasado ni porque se hayan enterado de todo —aunque mi amiga ya lo sospechaba—, sino porque sé que, de haber permanecido allí, Cole me hubiese convencido y habría terminado quedándome a dormir; y las consecuencias con Trey serían terribles.

Mi móvil suena cuando apenas han pasado unos pocos minutos, veo el nombre de Abi en la pantalla y lo ignoro; necesito distanciarme de ellos y regresar a casa. No puedo dejar que se involucren, porque si Cole le hace algo a Trey, volverán a encerrarlo. Sé que será así.

Esto es solo problema mío, yo me metí solita en esta relación, yo acepté irme a vivir con él y soy yo la que tiene que asumir las consecuencias. Nadie más.

En el trayecto hasta casa no soy capaz de borrar de mi memoria las manos tatuadas de Cole, la cantidad de veces que besé esos nudillos cuando estábamos juntos y lo que nos reíamos por lo grandes que me quedaban sus anillos.

Una sonrisa boba se forma en mi rostro y una señora me la devuelve al mirarme.

Joder, no soy capaz de olvidar lo que esas mismas manos me hacían sentir cuando me tocaban, la seguridad que me transmitía con solo abrazarme y el amor que percibía cuando sus dedos acariciaban mi rostro mientras veíamos una película tumbados en su cama.

A pesar de todo eso, era con esas mismas manos con las que golpeaba la cara de personas para ganar un puñado de dólares. Sí, por un buen propósito y por necesidad, pero no dejaba de ser violencia sin sentido para mí.

—¿Vas a bajar?

—¿Qué? —pregunto a un hombre cuando me señala la calle.

—Si vas a bajar.

—Ah, no, perdone. —Me hago a un lado para dejarlo pasar y me sujeto de nuevo a la barra vertical cuando el autobús arranca de nuevo.

El móvil no ha dejado de sonarme y ha pasado de ser Abi la que me llama, a ser el nombre de Cole el que aparece en la pantalla, seguido ahora de un mensaje.

4.58pm Cole
Cógeme el puto teléfono, Emily. ¿Dónde estás?

4.59pm Yo
Dejad de llamarme o tendré que apagar el móvil.

4.59pm Cole
Dime dónde estás. Abi sabe dónde vives, como no me digas dónde estás, sabes que me presentaré en tu puerta.

5pm Yo
Ni se te ocurra, te lo advierto. Deja de meterte
en mi vida y dile a Abi que mañana la llamo.

Decido apagar el teléfono porque sé que no parará, a obstinado no le gana nadie.

Comprendo cómo se siente y sé que está haciendo un esfuerzo sobrehumano por no dejar que sus impulsos lo ganen, por comportarse y no actuar sin pensar, pero no voy a permitir que se crea con el derecho de decirme lo que tengo que hacer.

Sé que los dos quieren protegerme, pero Trey tampoco es el demonio que ellos se imaginan... Sí, se transforma en él cuando bebe, pero no lo hace siempre. Al menos no lo hacía...

Cuando llego a la puerta de mi casa, el sonido de la música llega hasta la calle. Inspiro y me preparo para lo que pueda encontrarme dentro, pero la realidad siempre supera lo que mi mente se imagina. Abro la puerta despacio, intentando no hacer ruido, pero en cuanto me quito el abrigo y entro en el salón, las carcajadas cesan y cuatro pares de ojos se posan sobre mí.

—Ya ha llegado la princesa de la casa —dice mi novio, señalándome con una cerveza en la mano—. Ven a saludar a mis colegas, cariño.

—Hola. —Aprieto los labios y finjo una sonrisa sin acercarme mucho, ya que no los había visto en la vida y los cuatro están ya un poco bebidos—. Estoy cansada del trabajo, voy a ducharme y a acostarme un rato.

—No, no, no —insiste a la vez que se acerca para sujetar mi mano y arrastrarme hasta el centro del salón—. Ven aquí con nosotros. Estábamos hablando de ti.

—¿De mí?

‼️

—Está mucho más buena de lo que nos habías dicho, mamonazo —ríe uno de ellos mientras sus ojos recorren toda mi anatomía.

Como por acto reflejo me cruzo de brazos, en un vano intento por cubrir parte de mi cuerpo y sentirme un poco más protegida; sin embargo, Trey me lleva hasta donde están y hace que me siente entre dos de ellos.

Intento levantarme, pero el pelirrojo apoya una mano en mi rodilla y la palmea mientras se pasa la lengua por los labios.

—Tu novio nos ha dicho que eres enfermera —comenta, y su aliento a cerveza acompañado de la forma en la que me mira, hace que tenga que contener una arcada que me sube por la garganta—. ¿Tienes algún modelito sexy para enseñarnos?

—¿Perdona?

Frunzo el ceño y le retiro la mano de un golpe antes de ponerme de pie. Paso por delante de ellos y, cuando pretendo salir del salón para alejarme, Trey rodea mi brazo con fuerza y me empuja contra el respaldo del sofá.

—¿A dónde te crees que vas?

—Te he dicho que estoy cansada. Déjame, por favor —pido al mismo tiempo que le muestro las manos para que se calme—. Después hablamos, ¿de acuerdo?

—Si no quiero hablar. —Sonríe y da otro trago a su cerveza antes de dejarla sobre la mesita que hay junto al sofá.

Entonces se acerca a mí y retira todo mi pelo a un lado del cuello para dar un lametazo desde la base hasta la oreja.

Aprieto los labios para no decir algo que pueda cabrearlo y empeorar la situación, pero entonces me abre la chaqueta de lana con fuerza, provocando que los botones superiores salgan disparados por el aire.

—Trey, aquí no —suplico notando cómo el terror forma un nudo en la garganta—. Vamos a la habitación.

—¿Para qué? Aquí tenemos unos sofás muy cómodos —ríe y sus amigos lo acompañan a mi espalda, incluso siento las manos de uno de ellos acariciando mi pelo desde atrás.

—¡Que me sueltes! —exclamo empujándolo—. Te he dicho que aquí no.

Su mirada se oscurece y puedo notar cómo las paredes comienzan a moverse hacia mí, el techo baja despacio y las ventanas van eliminando por completo la claridad de la estancia. El pulso se me dispara en las sienes y la garganta se me seca, mis pensamientos quedan bloqueados por el miedo más profundo provocando que los músculos no me respondan.

Ahí llega el primer golpe.

Tan fuerte y certero que hace que todo mi cuerpo se dé la vuelta y quede inclinada sobre el respaldo del sofá, donde unas manos aprovechan para tirarme del cabello y que lo mire a la cara.

—Te has portado mal. —Se carcajea antes de intentar besarme.

Pongo las manos en su cara y lo empujo sin saber de dónde saco las fuerzas, pero entonces otras manos, las de mi novio, me tiran de los mechones sueltos hacia atrás y pegan mi espalda a su pecho.

Con la mano libre me sujeta por la mejilla y me advierte con la mirada de que, si me resisto, será peor; sin embargo, en ese momento el sabor a hierro me baja por la garganta cuando la sangre procedente de la nariz se me mete en la boca.

Cierro los ojos con fuerza para dejar salir todas las lágrimas y despejar la vista, intento reunir valor y, cuando sus manos llegan hasta la camiseta y tira de ella con tanta fuerza que me arranca uno de los tirantes, le doy un fuerte pisotón en el pie —aprovechando que está descalzo—, y echo a correr.

‼️

Atravieso la puerta sin preocuparme por cerrarla a mi espalda, me alejo todo lo deprisa que puedo bajo la lluvia y no me detengo, a pesar de sus gritos a mi espalda, hasta que los pulmones me arden unos minutos después.

Ni siquiera sé dónde estoy.

—Re-Respira —me digo a mí misma al notar la velocidad de mi pulso, pero entonces me da un bajón y las lágrimas se mezclan en mis mejillas con las gotas de la tormenta que está cayendo.

Busco el móvil, que por suerte no había sacado del bolsillo de los pantalones, y lo enciendo mientras camino hasta el saliente de una panadería cerrada para intentar que no se me moje; sin embargo, hace muchísimo viento. A pesar de que no habrá ni cinco grados, que estoy calada de pies a cabeza y estado de mi ropa, creo que mi cerebro está en un modo alerta tan profundo que ni siquiera siento frío.

Espero a que cargue todo y, como esperaba, me llegan muchas notificaciones, tanto de Abi como de Cole.

No lo pienso demasiado cuando pulso sobre su nombre y me llevo el teléfono a la oreja.

—¿Em? —contesta al primer tono de llamada—. ¿Estás bien? ¿Dónde estás?

En cuanto su voz llega a mis oídos, mi sistema nervioso envía señales de emociones tan intensas y abrumadoras, que rompo a llorar y soy incapaz de articular palabra.

—¡Emily! Me cago en la puta, dime dónde cojones estás. ¿Qué te ha hecho ese cabrón?

—Ven a buscarme, por favor —suplico entre sollozos que me impiden hablar con claridad.

—¿¡Dónde estás!?

La desesperación de su voz se suma a la cantidad de emociones que intento procesar mientras miro a mi alrededor, buscando el nombre de alguna calle.

—En una panadería de la calle Harvey —digo por fin.

—No te muevas de ahí, llego enseguida.

Asiento como si pudiese verme y me retiro el móvil de la oreja después de que cuelgue, vuelvo a guardarlo en mi bolsillo, no sin antes bloquear a Trey para que no pueda llamarme, y me abrazo a mí misma sin dejar de mirar a ambos lados de la acera.

Tengo la esperanza de que mi novio esté demasiado borracho como para salir a buscarme, pero no me fio de que no lo haga.

No habrán pasado más de diez minutos cuando un coche se detiene en la carretera a unos metros. Frunzo el ceño, porque creo recordar que es el de Byron, y no me equivoco cuando este sale del coche y se queda de pie bajo la lluvia mientras Cole corre hacia mí.

Frena en seco a tan solo un par de pasos al ver el mi estado. Se lleva las manos a la cabeza y sus ojos se llenan de lágrimas casi de forma inmediata.

Es la primera vez, desde que lo conozco, que le veo llorar.

Todo el aplomo y la poca fuerza que había conseguido reunir en estos minutos caen en picado como en un tobogán, provocando que me rompa en mil pedazos y las emociones estallen en mi cerebro igual que una bomba atómica.

—Lo siento. —La voz hundida mientras termina de llegar hasta mí, acompañada de la expresión de su rostro y la oscuridad de sus ojos marrones, terminan de romperme—. Lo siento muchísimo —repite ya con sus brazos alrededor de mi cuerpo.

Soy incapaz de unir dos palabras, tan solo siento frío, ansiedad por no poder controlar las emociones que me están destrozando por dentro, dolor por la suma de todos los golpes que llevo acumulados y miedo por pensar que Trey pueda aparecer en cualquier momento.

Que el día acabe en dos lugares: la cárcel o la morgue.


¡Holaaaa!💕 Cómo ha ido a la semana??? Espero que genial. Bueno, ya habéis leído el capítulo... ha sido duro.
Vamos con las preguntas:

• Al principio, vemos como Emily vuelve a casa y va pensando en Cole en el autobús. ¿Creéis que en algún momento se arrepiente de no haberse quedado con él?

• Well... lo que pasa en casa cuando llega. Si quieres comentar esta parte, hazlo aquí y que las que no quieras leerlo⚠️ no pinchen en esta pregunta.

• La llamada de Em a Cole sin pensárselo ni un momento. ¿Esperábais que acudiese a él?

• Y lo que siente Cole cuando llega y la encuentra en ese estado... Ha dolido desde aquí😣

• El capítulo ha sido intenso, así que no haré más preguntas, pero si quieres dejar una opinión general, te lo agradeceré enormemente🙏🏼

Hasta aquí el capítulo y las preguntas de hoy, espero que lo hayáis disfrutado. Más o menos, ya me entendéis😔

💕Os recuerdo que tendréis adelantos en Instagram: nerea_vara

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