Capítulo 4
COLE
Expulso el humo intentando que la nicotina me relaje, aunque sé que eso solo son mierdas del cerebro porque el tabaco es una droga estimulante; sin embargo, las respiraciones que me enseñaron a hacer en la cárcel, para no saltarle a la yugular al primero que me tocaba los cojones, sí ayudan.
En cuanto la he visto sonreír, lo he sabido. Anoche, cuando ese hijo de puta la tiró al suelo, hubiese acabado con él ahí mismo. Si me controlé fue por ella, porque vi el terror en su mirada y no quise empeorar las cosas; la puta tobillera y la condicional me la sudan si se trata de Emily. Si no soporté el hecho de ver cómo la trató fuera del bar, no sé cómo pretende que soporte saber que la está pegando. Porque lo está haciendo. Ese cabrón pega a mi Emily.
—¿Me das uno?
Giro la cabeza cuando escucho que se abre la puerta trasera de la cocina para mirarla, camina hasta sentarse a mi lado y cruza las piernas con la espalda apoyada en el respaldo del banco.
—¿Desde cuándo fumas?
—Unos meses —contesta quitándole importancia.
—No te voy a dar un cigarro, Em. Tú no fumas, nunca te ha gustado.
—Pues ahora sí, las cosas cambian.
—Eso ya lo veo. —Vuelvo a fijar la mirada en su labio y ella se inclina por encima de mi cuerpo para alcanzar el paquete de tabaco al otro lado.
Percibir su cercanía después de tantísimo tiempo me hace sentir cosas que ya ni siquiera recordaba, al igual que el olor dulce de su pelo por ese champú que lleva usando desde que la conozco.
Observo cómo coloca un cigarrillo entre sus labios, pintados cuidadosamente de granate para intentar cubrir el corte, y entonces me mira esperando que le dé fuego. Alza las cejas y mueve el cigarro entre sus dientes de tal forma que por un instante se me olvida todo lo demás.
—¿Me das el mechero o tengo que quitártelo? —inquiere con voz divertida.
—Sé lo que intentas. —Niego con la cabeza al mismo tiempo que lo saco del bolsillo y enciendo el fuego frente a ella.
—¿Qué intento? —pregunta después de prenderlo y dar una calada.
—Que me olvide de ese hijo de la gran puta que te ha partido el labio y al que solo puedo imaginarme saltándole hasta el último puto diente de la boca.
—No está partido —contesta sin pensar. Y su rostro se contrae inmediatamente después, al ver cómo mi expresión cambia porque acaba de confirmármelo—. Cole —advierte al mismo tiempo que tira de la sudadera para que vuelva a sentarme cuando cojo impulso.
La miro con la mandíbula apretada y dejo escapar una pequeña risa amarga. Entonces fijo la vista en el jardín y apoyo los codos en las rodillas, las cuales suben y bajan en un tic nervioso por la ira que recorre todo mi ser.
—Háblame, dime algo —pide hecha un amasijo de nervios. Sé que le aterra mi reacción.
—No vas a volver a esa casa —hablo con determinación y la mirada perdida—. Te vas a quedar aquí.
—No digas tonterías.
Giro la cabeza hacia ella para ver cómo niega y sus ojos se cristalizan. Me encantaría poder leerle la mente y saber lo que está pensando. Meterme de lleno e intentar entender cómo cojones se cree que voy a dejar que regrese con ese pedazo de cabrón y arriesgarme a que vuelva a ponerle la mano encima.
—Emily, ese tío te está maltratando —digo girando el cuerpo para colocarme más cerca de ella—. ¿Eres consciente de lo que me estás pidiendo?
—Por favor, no hagas nada. —Se le quiebra la voz y en ese mismo momento lo único que quiero es quemarlo todo.
Que el puto mundo arda antes de que yo lo incendie.
Rodeo su cabeza con los brazos para pegarla a mi pecho y hundo los dedos llenos de anillos entre su cabello, al mismo tiempo que intento inspirar y expirar lo más calmado posible. Soy consciente de que es un momento muy delicado y que, por mucho carácter que tenga, también es una persona muy vulnerable cuando respecta a sus sentimientos.
—¿Qué es lo que te da tanto miedo? —pregunto al separarla de mí y secar sus mejillas con mis pulgares—. ¿Lo quieres? ¿Estás enamorada de él?
—No. —Traga saliva y aparta mis manos despacio para levantarse, pero no me ofende, es algo común en ella.
Siempre que se siente así, abrumada, confusa o triste, necesita espacio, moverse y respirar tranquila.
—Pues entonces déjame ir a tu casa y... —Aprieto los labios cuando clava los ojos en mí—. Y hablar con él. A ver si tiene huevos de meterse con alguien de su tamaño.
—Estás loco si crees que te voy a dejar hacer eso.
—La loca eres tú si crees que yo voy a dejar que vuelvas con él —suelto al mismo tiempo que la señalo con el dedo.
—No eres mi novio, Cole, y aunque lo fueses, no necesitaría tu permiso para nada —habla con rabia mientras regresa al interior de la cocina.
—Emily. —La sigo y mi hermana silencia la televisión en cuanto nos ve—. Emily, para.
—Mañana te llamo —le dice a Abi cuando pasa por detrás del sofá y se dirige hacia la puerta de la calle.
—¿Qué ha pasado? —me pregunta y yo me llevo las manos a la cabeza y tiro del pelo con impotencia.
—¡Emily! —grito antes de que salga y cierre dando un portazo—. ¡Joder! —Mi puño atraviesa la pared de cartón yeso y me quedo con el papel pintado de flores pegado a los nudillos.
—¿¡Qué ha pasado!? —insiste mi hermana a la vez que se levanta del sofá.
—¡Que ese hijo de puta la está maltratando! —gruño mientras echo el codo hacia atrás para volver a golpear la pared, pero ella corre y me sujeta del brazo.
—¡Para! ¡Te recuerdo que no tenemos un puto duro para arreglarlo!
—¿¡Has oído lo que te he dicho!? —exclamo, señalando la puerta.
—Sí, joder. —Resopla de camino al salón y busca su móvil, supongo que para llamarla, porque se lo pega a la oreja y los dos guardamos silencio unos segundos—. No contesta. ¿Qué te ha dicho? ¿Por qué sabes que la pega?
—Venga ya, Abi. —La miro de soslayo mientras doy vueltas por el salón. Necesito que la sangre circule y no se concentre solo en mis brazos—. Llevo un día aquí y me he dado cuenta, ¿y tú no has sido capaz de verlo en todo este tiempo?
—Pues claro que sí, no soy gilipollas —replica mientras se sienta en el borde del sillón—. Pero siempre que le saco el tema se cabrea y me dice que son imaginaciones mías, ¿qué quieres que haga?
—¡Ayudarla!
—¿¡Cómo, Cole!? ¡Dime cómo la ayudo!
Voy a responder cuando veo cómo empieza a temblarle el labio y se le humedece la mirada, así que intento calmarme y voy hacia ella, sintiéndome la peor mierda del mundo por haber provocado que las únicas dos personas que me importan, acaben la noche llorando.
—Perdóname —digo al mismo tiempo que tiro de ella para que se levante—. Lo siento, enana.
Envuelvo su cuerpo con mis brazos y le pido perdón varias veces más, porque me he comportado como un completo capullo al decirle eso. Yo he sido el que ha estado lejos de ellas durante dos años, y ellas las que han tenido que buscarse la vida y cuidarse la una a la otra. Soy el menos adecuado para echar nada en cara, joder.
—Me da mucho miedo que le haga algo —solloza, secándose las lágrimas de camino a la cocina—. Lo peor de todo es que Trey no era así. Antes de que le echasen de la empresa en la que trabajaba, siempre le regalaba flores y nos traía cena para las dos, nunca discutían ni tenía comportamientos raros —explica al mismo tiempo que llena un vaso de agua—. Pero desde hace un par de meses...
—¿Dices que lleva dos meses pegándola? —mascullo, sintiendo cómo el accionador de la ira empieza a funcionar de nuevo.
¿Igual que los muñequitos de la película de Inside out? El rojo es el que más me trae por el camino de la amargura, el que más me cuesta controlar y el que me mandó entre rejas.
—No, creo que no —contesta tras dar un trago y secarse la boca con el dorso de la manga del pijama—. Al menos yo no he sospechado nada hasta hace dos semanas que le vi un golpe en la mejilla y me dijo que se lo había hecho un paciente descontrolado...
—Un paciente —me mofo con sarcasmo—. Pues sí, un paciente va a ser en cuanto le parta las piernas y lo tengan que operar.
—Estás con la condicional, Cole, no puedes meterte en jaleos —me recuerda con preocupación—. Sé que, si por ti fuera, te plantarías ahora mismo en su casa y lo sacarías de los pelos —continúa, y yo asiento con una sonrisa cargada de ira y amargura—, pero ¿sabes lo único que conseguirías?
—Me da igual, Abi.
—¿Te da igual que te detengan y te vuelvan a meter en la cárcel por reincidente y por saltarte la condicional? —Se acerca cabreada hasta mí y me da un empujón. Su rostro se contrae con rabia y puedo notar cómo todo procede del miedo cuando se le humedecen los ojos se a medida que habla—. Pues eres un puto egoísta de mierda, porque entonces volverías a dejarnos solas a las dos, ¿¡eso es lo que quieres!? —exclama al mismo tiempo que varias lágrimas ya le están cayendo por las mejillas—. ¡No puedes volver a dejarme! ¡No puedes!
—Vale, ya está, ven aquí. —Intento abrazarla, pero se resiste, golpea mi pecho sin fuerza hasta que finalmente se rinde y clava los dedos en mi espalda con rabia—. Cálmate, no voy a ir a ninguna parte.
—Júramelo —solloza con el rostro escondido en mi pecho.
—Te lo juro.
—No. —Separa la cabeza para buscar mi mirada y el corazón se me encoge en el pecho por un momento al ver a la niña de doce y trece años correr hasta mi cuarto en medio de la noche—. Júrame que no vas a cagarla, que no harás nada por lo que puedan encarcelarte.
Suspiro y seco sus lágrimas. Lo que me está pidiendo es demasiado, algo que ni yo mismo sé si seré capaz de cumplir, y menos ahora, sabiendo lo de Emily. Desconozco cuál será mi reacción si la próxima vez que la vea tiene un nuevo golpe, si me cruzo con su puto novio o si... Dios quiera que nada de eso suceda.
—Te lo juro. —Le doy un beso en la frente y ella me suelta cuando se siente un poco más tranquila—. Ahora deja de llorar y vuelve a llamarla. A mí sí que no me lo va a coger.
¡Holaaa! ¿Cómo estáis? ¿Teníais ganas del capítulo nuevo? Vamos allá con las preguntas de hoy, aunque me gustaría un montón que comentaseis también en los párrafos del capítulo jajajajajaj (por eso los separo más de lo normal, para que podáis seleccionarlos):
• Primera conversación entre Cole y Em, ¿qué os ha parecido?
• Ella ha intentado ocultar el maltrato, pero claramente Cole no es idiota. ¿Esperabáis que reaccionase como lo ha hecho? Que conste que se ha controlado mucho por ella...
• Ese primer abrazo... No sé vosotras, pero ha sido como si me hubiese abrazado también a mí.
• Cuando le ha dicho (con toda la calma que ha podido) que no iba a dejar que volviese con él, y ella ha respondido que no es su novio y que no necesita su permiso para nada. ¿Qué opináis de que ella quiera volver?
• Bueno, Emily no ha podido con la presión, se ha sentido muy abrumada y se ha marchado... ¿Tenéis miedo de lo que pueda sucederle cuando regrese a casa con Trey?
• La discusión entre Cole y Abi me ha roto el corazón, primero por cómo él la "acusa" por no haber dado cuenta del maltrato, y después por cómo él se arrepiente y ella rompe a llorar al pensar que volverá a perderlo... ¿Entendéis el cabreo inicial de Cole y el miedo de Abi a que él la cague y vuelva a prisión?
Hasta aquí el capítulo y las preguntas de hoy, espero que lo hayáis disfrutado🖤 El domingo tendréis el siguiente y desde ya os adelanto que tendrá un trigger warning de maltrato e intento de agresión sexual (por si alguna se lo quiere saltar).
💕Os recuerdo que tendréis adelantos en Instagram: nerea_vara
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