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Capítulo 3

EMILY

La jornada se me pasa deprisa, aunque es lo que suele sucederme desde que las cosas con Trey... bueno, no van bien. Supongo que es porque, como sé que él estará en casa —probablemente borracho— y buscará cualquier excusa para discutir, prefiero quedarme en el hospital o haciendo cualquier otra cosa, antes que regresar a su lado.

Todo era tan diferente cuando salía con Cole... Sí, quizá lo pasaba mal las noches en las que sabía que iba a pelear, pero era cuestión de unos minutos, desde que me llamaba para decirme que entraba al improvisado ring, hasta que me llamaba cuando salía para que estuviese tranquila y no me preocupase. Que yo lo hacía de todas formas. A ver, no era plato de buen gusto tener que curar sus heridas y ver el aspecto de su rostro después de cada pelea, pero al menos dormía tranquila, en paz y sintiéndome segura a su lado.

Es complicado. Lo dejé porque no quería que la violencia estuviese tan presente en mi futuro —es algo que me preocupa enormemente, soy incapaz de no pensar en el mañana—, nunca fui capaz de aceptar que se ganase la vida rompiéndole la cara a la gente y que otros se la rompiesen a él, a pesar de ser consciente de que lo hacía por necesidad; sin embargo, fuera del ring (o como lo llamen), Cole jamás levantaba la voz ni se le ocurría ponerse violento.

Las pocas discusiones que teníamos eran casi siempre por cosas relacionadas con las peleas o con mi dificultad para expresar mis sentimientos, para dar explicaciones o para temas relacionados con el dinero; pero nadie se enteraba. Quiero decir que no éramos de esas parejas que discuten a gritos en plena calle o se faltan al respeto, de hecho, todo lo contrario.

A pesar de que Cole es un hombre muy impulsivo y que, debido a su pasado y al modo en el que se ha criado, siempre está a la defensiva y dispuesto a responder, también es muy consciente de cuáles son sus defectos e intenta controlarlos en la mayor medida posible. Sabe que no tiene paciencia y que es muy orgulloso, pero conmigo se desarma.

Siempre me ha dicho que soy su debilidad.

Y no voy a mentir, eso me encantaba cuando estábamos juntos, saber que yo, en cierta forma, tenía poder sobre él; no obstante, para mí no fue suficiente.

Llegó un punto en el que cada vez participaba en más peleas y mi estrés y ansiedad estaban por las nubes. Dejamos de entendernos con la misma facilidad que antes y, bueno, Cole decía que era yo la que no lo entendía a él, porque tenía unos padres que me mandaban dinero y cuando acabase la carrera podría ser enfermera; en cambio, su hermana y él estaban solos en el mundo. Aunque mis padres distan mucho de ser ricos y me consta que se han hipotecado para pagarme los estudios, me ofrecí a ayudarle a él y a Abi en lo que pudiese, pero jamás aceptó ni un centavo.

A día de hoy, después de más de dos años separados y teniendo en cuenta lo sucedido tras dejarlo, no puedo decir que me arrepienta. No sé qué hubiese sido de mí si hubiéramos estado juntos cuando lo encarcelaron; sin embargo... bueno, su presencia me sigue afectando.

Estaba enamorada cuando lo dejé y sería hipócrita si no reconociese que he pensado en él a menudo. A pesar de que mi relación con Trey me ha ayudado a sacarlo más de mi cabeza, nunca ha llegado a salir de mi corazón.

Y eso lo confirmé anoche cuando lo vi después de veinticuatro meses.

—Hola, Abi —respondo a su llamada cuando el móvil me vibra en el interior de la bata del uniforme.

—¿Qué tal? Ya sales, ¿no?

—Si, en diez minutos. —Le hago una señal a una compañera cuando me busca con la mirada—. Tengo que dar el relevo, luego hablamos.

—¡Espera! —exclama cuando voy a colgar—. Pásate por casa y así ves a Cole...

—Abi, no sé si...

—Venga, hemos alquilado una peli, podemos pasar la tarde juntas. —Hace una pausa y al ver que no respondo, continúa hablando—. Desde que te mudaste con Trey me tienes muy abandonada, te echo de menos.

—Eso es chantaje emocional, asquerosa —río y escucho que ella hace lo mismo al otro lado—. Va, me cojo el bus cuando salga y voy para allá.

—Genial, te esperamos —dice antes de colgar.

Termino de pasarle el parte a la compañera de la tarde y me cambio en el vestuario, asegurándome de que nadie ve los hematomas de mis brazos y de la espalda. Se superponen unos a otros, ya que no me da tiempo a que se curen.

Soy consciente de que, si no voy a casa en cuanto salga, tendré problemas con Trey, y eso me aterra, pero también conozco a mi mejor amiga y no es estúpida; sabe que algo está pasando. Si sigo evitándola, al final se presentará en mi casa cuando él esté borracho y lo último que necesito es que no solo me golpee a mí, sino que también la pegue a ella.

Cole iría derecho a prisión de nuevo, porque no dudaría en cargárselo.

Hace dos años, el día en el que lo sacaron a rastras de casa para detenerlo, yo no estaba en Monroe porque había ido a ver a mis padres a Oklahoma; era el cumpleaños de mi madre. Esa noche, Abi me llamó echa un amasijo de nervios. Un tío había intentado abusar de ella en el cuarto de baño del bar en el que actualmente sigue trabajando, y Cole, que estaba tras la barra, la echó en falta y fue a buscarla. El resto podéis imaginarlo.

Ni siquiera sacó al tío del bar, allí mismo empezó a golpearlo sin control y no paró hasta que los de seguridad lo sujetaron y lo inmovilizaron. Tuvieron que llamar a la ambulancia y el chico estuvo tres días inconsciente con una conmoción cerebral; le había hundido el tabique nasal y Cole se rompió tres nudillos al golpearle en la boca.

No estuvo bien y no lo aplaudí, pero lo entendí.

Cole ha crecido viendo cómo su padre maltrataba a su hermana, se hizo cargo de ella desde bien pequeño y se prometió a sí mismo que nunca dejaría que nadie volviese a hacerla daño. Lo de aquella noche fue irremediable.

Me muerdo el labio, nerviosa, y espero a que Abi me abra la puerta. A pesar de que anoche vi a Cole, las circunstancias no fueron las mejores y apenas duró diez segundos, en los cuales puse más énfasis en que no le rompiese la cara a Trey, que en darle la bienvenida. Quizá debería haberlo dejado, teniendo en cuenta lo que él me hizo al llegar a casa.

Ese es el segundo motivo por el que llevo con retortijones en la tripa desde que he salido del hospital. Me da miedo que se den cuenta del estado de mi labio y que no se crean mi excusa, que a Cole se le nuble el juicio y vaya a por él.

No me perdonaría ser la responsable de que fastidiase la oportunidad de estar en libertad condicional y tuviera que regresar a prisión.

—¡Hola! —saluda mi mejor amiga con emoción, pero enseguida percibo cómo sus pupilas se clavan en mi labio para después inspeccionar el resto de mi cara—. Pasa, Cole está en la cocina.

—¿Qué tal? —pregunto con el pulso galopando dentro de mis venas a la vez que me quito el abrigo y se lo entrego.

—Bien, ¿y tú? —Frunce el ceño mientras lo cuelga en el perchero que hay en la pared y se acerca con cautela.

—Bien, aunque algo cansada, ha sido una mañana movidita en el hospital. —Me aclaro la garganta y camino hacia la pequeña salita que hay junto a la puerta de la calle.

La casa tiene dos plantas, pero es bastante pequeña. Abajo están, como ya he dicho, la sala, donde hay un sofá de tres plazas y un pequeño sillón que Byron y Cole robaron de un camión de mudanzas justo después de alquilarla, una televisión que cuando hay tormenta deja de funcionar y una mesita entre medias.

Justo al lado, separado por el arco de una puerta que nunca cierran, está la cocina, donde apenas te puedes mover si hay más de cuatro personas en ella, y la puerta trasera que da a un pequeño jardín donde tienen un banco, el cual también cogieron de la calle.

Pegadas a la entrada de la casa hay unas escaleras que llevan a la planta de arriba, donde hay un pequeño pasillo que se divide en tres puertas: la habitación de Cole, que durante casi dos años fue la mía, la de Abi y el cuarto de baño.

Recuerdo que cuando me mudé con ella, después de que detuviesen a Cole, estuve cuatro días sin ser capaz de dormir en su cuarto porque sabía que todo olería a él. Me sentía como una intrusa y una aprovechada, durmiendo en su cama mientras él lo hacía en una celda.

Lo que nunca se me ocurrió fue traer a Trey aquí; lo tuve claro en cuanto empezamos a salir. Algunas veces venía a casa, pero intentaba evitarlo porque sentía que estaba faltando al respeto a Cole y también a Abi, aunque ella me decía que no pasaba nada.

Nunca vacié su armario ni quité sus cosas, me hice un pequeño hueco para mí e, imagino, eso tuvo mucho que ver con que no fuese capaz de dejar de pensar en él cada vez que estaba en la habitación.

—Buenas, ¿cómo estás?

Me armo de valor, e intentando calmarme para que no note lo nerviosa que estoy, me giro al escucharlo a mi espalda. La sonrisa siempre fue una de mis partes favoritas de él. No la sonrisa en sí, sino el aspecto aniñado que le otorga a su rostro lleno de facciones duras, mandíbula perfilada y mirada profunda.

Trago saliva y le devuelvo el gesto, pero entonces una pequeña mueca de dolor se me escapa al estirar el labio y notar cómo se abre el corte que minuciosamente me he maquillado en el autobús.

—¿Estás bien? —pregunta con los ojos entornados al mismo tiempo que se acerca.

—Sí, es que esta mañana me he mordido el labio mientras comía —miento y, para evitar observarlo, paso por su lado de camino a la cocina a por una servilleta.

Los dos guardan silencio y me miran con el semblante serio cuando regreso a la sala. Sostengo la mirada de él e intento sonar lo más relajada posible, vuelvo a sonreír y les enseño la servilleta después de apretar varias veces la herida.

—Ya está, ¿veis? —digo con entusiasmo—. No es nada. ¿Qué tal la vuelta, Cole? Espero no haberte desordenado mucho la habitación, intenté...

Me callo cuando, al pasar por su lado, me sujeta por el brazo y me mira fijamente, vuelvo tragar mientras lleno mis pulmones de aire y puedo sentir cómo empiezan a sudarme las manos por los nervios.

—¿Ha sido él? —pregunta armándose de paciencia y tratando de controlar la ira que ya puedo percibir en sus ojos.

—No sé de qué me estás hablando, Cole. —Me suelto de su mano y sigo caminando hasta sentarme en el sofá, donde Abi nos observa en silencio, pero con el mismo semblante que su hermano—. Te he dicho que me he mordido el labio comiendo.

Se queda de pie mirando hacia la cocina, por lo que no puedo ver su expresión, pero el temblor de sus brazos por debajo de la sudadera cuando aprieta los puños a cada lado, la posición de los hombros y el modo pesado en el que respira, deja en clara evidencia que no se ha tragado una mierda de lo que le he dicho.

Cuando creo que va a reaccionar y a insistir, se aleja con un par de zancadas y sale por la puerta trasera al patio.

—Deja de mirarme así —pido a mi mejor amiga, que aún no ha abierto la boca.

—¿Hasta cuándo vas a permitir que te siga pegando, Em? —Niega con la cabeza y yo me muerdo la mejilla por dentro desviando la mirada hacia la televisión.

—No sé de dónde te has sacado eso, pero si vais a estar los dos en este plan, me largo a mi casa —advierto haciendo amago de levantarme.

—Quieta, no vas a ir a ningún sitio. —Me agarra por la mano y se acomoda a mi lado, deja escapar una bocanada de aire y no vuelve a decirme nada al respecto—. ¿Por qué no vas a hablar con él? —sugiere a la vez que señala la puerta trasera con la cabeza.

—No sé si es el mejor momento.

—Lleva dos años en la cárcel, Em, cualquier momento es bueno.

¡Holaaa! ¿Cómo estáis? Ahora comienza de verdad esta historia, y os prometo que no estáis preparadas para toda la intensidad y el drama😣
Por cierto, muchísimas gracias por todos los comentarios del capítulo anterior, os tengo ya fichados los usuarios y espero seguir viéndoos por aquí💖
Vamos con las preguntas de hoy:

• Bueno, ya habéis comprobado el estado en el que se encuentra Emily...😔 ¿Qué os parece que se esfuerce tanto por ocultar los hematomas y los golpes?

• Tambié ha expresado cómo se sentía respecto a cuando Cole peleaba. ¿Empatizáis con ella? ¿Creéis que os sentiríais igual?

• Respecto a los motivos por los que Em rompió la relación, ¿qué opináis? ¿También dejaríais a Cole por no querer la violencia y las peleas en vuestro futuro, aun sabiendo que lo hace por necesidad?

• Ha contado que Cole, a diferencia de lo que la mayoría puede pensar por el aspecto duro que tiene, jamás levantaba la voz ni nada por el estilo; todo lo contrario. ¿Os lo esperábais?

• Bueno, Emily ha ido por fin a casa y le han visto el corte del labio... Los dos se han dado cuenta enseguida, ¿qué os ha parecido la reacción de Abi?

• ¿Y la reacción de Cole?

• ¿Cómo reaccionará él en el siguiente capitulo? ¿Qué os gustaría que hiciese?

Ya os adelanto que en el próximo capítulo podréis ver la primera conversación a solas entre Cole y Emily... y no será fácil💔

¡Y hasta aquí el capítulo! Espero que hayáis disfrutado. Os recuerdo que tendréis adelantos en Instagram: nerea_vara

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