Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18

‼️IMPORTANTE‼️
A partir de la semana que viene, empezaré a quitar capítulos del inicio de la novela (lo expliqué en la nota del principio), así que, si queréis releer, es el momento.
Además, subiré más capítulos pronto, porque tengo la historia más avanzada. Estad atentas😊
Y, por favor, comentad contándome vuestras sensaciones y opiniones. Ya sabéis que es lo único que sacamos los autores a cambio de publicar gratis en Wattpad❤️

COLE

Entrelaza nuestros dedos, los cuales llevo hasta mi boca para depositar un beso en ellos antes de hacerme a un lado para dejar que suba las escaleras primero. Aunque lleve una sudadera mía y le quede de vestido, no necesito ver su culo para imaginarlo desprovisto de ropa.

Sé que, si yo quisiera, esta misma noche se dejaría llevar conmigo hasta el final. La conozco y la forma en la que ayer me pidió que la besase, cómo se pegó a mi cuerpo mientras bailamos y cómo no paró de mirarme la boca incluso cuando ya estábamos en la cama, evidencia que tiene las mismas ganas que yo de revivir nuestro último encuentro de hace dos años; sin embargo, eso no va a suceder.

Al menos de momento.

Emily está pasando por un momento muy delicado y lo último que voy a hacer es aprovecharme de esa debilidad. No dudo de que sus ganas y su deseo sean reales, siempre lo han sido. La última vez que nos acostamos fue uno o dos días antes de mi detención y fue increíble; como todas. A pesar de que han pasado dos años, entre nosotros es como si tan solo hubiesen sido horas. Cuando nos miramos a los ojos y mi piel entra en contacto con la suya... los dos estamos perdidos; pero ahora soy yo el que debe mantener la cabeza fría y cuidar de ella. Cuando esté preparada de verdad, lo sabré.

—Ven aquí y dame calor —pide desde debajo del edredón cuando regreso del cuarto de baño.

—No entiendo cómo puedes estar siempre tan fría —digo después de quitarme los pantalones y tumbarme a su lado.

—No te confundas, es que tú siempre estás caliente. —Sostiene mi mirada con una sonrisa juguetona y yo niego con la cabeza para abstenerme de caer en su provocación.

—No juegues con eso, Em —advierto al mismo tiempo que paso un brazo por detrás de su cabeza y ella enrolla la pierna por encima de mi cadera.

—¿Por qué? —susurra con los labios pegados a mi oreja—. Si en el fondo te encanta.

—Emily. —Alejo unos centímetros la cabeza y la giro para mirarla directamente a los ojos—. ¿Por qué siempre te pones tan tonta a estas horas de la madrugada? —Alzo las cejas cuando no deja de mirarme la boca, convencido de que me besará en cualquier momento.

—No lo sé, supongo que es por tenerte tan cerca. Cuando estoy a tu lado es como si no hubiese pasado ni un minuto desde la última vez...

—No juegues —repito con más seriedad al mismo tiempo que hundo mis dedos entre su pelo para sujetarlo y tirar de él con delicadeza hacia atrás al notar que se acerca más—. Llevo dos años sin sexo, no me hagas esto.

—Pues entonces no me tires del pelo o sabes lo que pasará. —Un pequeño jadeo se escapa de entre sus labios, yo muerdo los míos y cierro los ojos a la vez que, con un esfuerzo sobrehumano, giro la cara para mirar al techo.

Suelto una pesada bocanada de aire y relajo los dedos entre su cabello. Grave error. Se aproxima despacio hasta pegar la boca a mi cuello y comienza a depositar besos húmedos en él. Un pequeño calambre en la base de mi polla hace que esta despierte más rápido de lo que me gustaría, así que vuelvo a girar el rostro y, en esta ocasión, nuestros labios se rozan un instante hasta que tiro una vez más de su pelo hacia atrás; ahora con más fuerza.

—¿Qué es lo que quieres? —pregunto con voz ronca y el semblante serio.

—Sabes lo que quiero. —Su nariz roza la mía y siento que, si no me alejo, todo lo que he pensado antes se irá a la mierda.

—Escúchame —pido al mismo tiempo que trago saliva y aparto mi cuerpo un poco del suyo—. Tienes que ayudarme, yo solo no puedo, Em.

—¿Me rechazas? —Frunce el ceño y por un momento su mirada cambia, como si se sintiese confundida e incómoda—. Vaya. —Se chupa los labios y gira sobre sí misma para colocarse boca arriba.

—Ni de coña vas a hacer eso —advierto al mismo tiempo que estiro los brazos para sujetarla y tirar de ella. Hago que se coloque a horcajadas sobre mi cadera y levanto las cejas—. Lo sientes, ¿verdad? —Me muevo entre sus piernas y ella asiente en silencio—. Te aseguro que no te estoy rechazando.

—¿Y por qué no quieres besarme?

—Porque creo que no estás preparada. —Acaricio sus brazos con la yema de mis dedos sin dejar de mirarla con cariño—. Es demasiado pronto, Em.

—Pero yo quiero besarte, tendría que ser mi decisión saber si es pronto o no.

—Lo sería si estuvieses en tus plenas capacidades emocionales —contesto con cuidado, porque no quiero que malinterprete mis palabras. Para mi sorpresa solo suspira—. Ahora estás confundida, abrumada, te sientes agradecida y protegida conmigo, porque...

—¿Crees que quiero besarte por agradecimiento? —pregunta al mismo tiempo que arruga el ceño y se quita de encima de mí.

—No, yo no he dicho eso. —La observo mientras niega con la cabeza y se destapa para salir de la cama—. Emily, por favor.

—Dormiré con Abi, así no tendrás que seguir rechazándome.

Maldigo interiormente mientras intento no soltar ninguna palabra malsonante ni hablarla de un modo que pueda asustarla u ofenderla. Más.

Me levanto con rapidez y me coloco delante de ella cuando se dirige a la puerta, intenta apartarme, pero no me muevo hasta que alza la cabeza para mirarme.

—Lo siento, ¿vale? No quería decir eso, sé que no me quieres besar porque te sientas agradecida. —La sujeto por las mejillas, pero me aparta y da un paso atrás.

La conozco tan bien que ahora mismo puedo ver cómo la caja de secretos en la que esconde todas sus emociones está echando el pestillo delante de mis narices. Y contra eso no puedo luchar; es algo que aprendí hace tiempo.

—De acuerdo. —Agacho la cabeza y me aparto para dejar que salga.

Cuando gira el pomo para abrir, la sujeto por la mano y espero a que me mire, decidido a gastar hasta el último cartucho. No habla, pero su semblante ha pasado de la ira y la rabia, a la tristeza y la confusión. Puedo ver cómo traga saliva y sus ojos se humedecen, entonces no me lo pienso, vuelvo a cerrar la puerta y la pego a mi pecho para abrazarla.

—Lo siento, lo último que quiero es hacerte sentir mal. —Me golpeo mentalmente a la vez que acaricio su pelo y la llevo de vuelta a la cama.

Me siento en el borde del colchón con ella entre mis piernas, dejo que seque algunas lágrimas que ha derramado y pienso en algo que pueda hacerla reír para romper un poco la tensión del momento.

—Si lo llego a saber, te beso —suelto provocando una carcajada que me regala años de vida—. En serio, te he hecho llorar y encima voy a tener que dormirme con dolor de huevos.

—Te jodes —espeta antes de apretar los labios y alzar las cejas—. Por rechazarme.

Coloco las manos en su cadera y tiro de ella para que se siente sobre mis piernas, a horcajadas como hace un minuto, solo que esta vez sentados. Los dos tragamos saliva mientras volvemos a ponernos serios, retiro un mechón de pelo de su cara y ambos nos acercamos para apoyar la frente en la del otro.

Para volver a sentirnos en casa.

—¿Me quieres? —pregunta de pronto mientras busca mi mirada.

—¿De verdad me has preguntado si te quiero, Em?

—Necesito escuchártelo decir. —Más que una petición es una súplica, y me rompe saber que ese cabrón la ha destrozado tanto como para que dude de algo tan evidente.

—Te quiero más que a mi puta vida, Emily —contesto después de sostenerla por las mejillas—. No he dejado de quererte ni un solo día. Me dormía cada noche en aquella celda pensando en ti y me despertaba cada mañana tachando un día más del calendario para verte.

Asiente en silencio y puedo percibir cómo el labio inferior le tiembla por las ganas de llorar de nuevo.

—Aunque se caiga el mundo entero y nunca más volvamos a vernos, no quiero que dudes ni por un segundo lo que significas para mí ni de lo enamorado que estoy de ti, pequeña.

Seco con mis pulgares las dos lágrimas solitarias que salen de sus ojos y me permito depositar un lento y corto beso sobre sus labios.

Solo uno. No necesitamos más.

Vuelve a apoyar su frente en la mía y entonces hago que los dos caigamos hacia atrás para tumbarnos y quedar abrazados como antes de todo este puto malentendido del que soy el único responsable. Entre los dos nos tapamos con el edredón y vuelvo a envolverla con mis brazos, pero con mi rostro apoyado en la almohada, frente al suyo.

—Yo también te quiero —confiesa segundos después mientras acaricio su mejilla con el pulgar.

—Lo sé. —Sonrío y alzo la barbilla para depositar en su frente el beso que deseo darle en los labios—. ¿Puedo hacerte una pregunta? No hace falta que la contestes si no quieres.

Dudo de si decirlo en voz alta o no, pero es algo que llevo preguntándome desde que la vi junto a ese cabrón fuera del bar el primer día.

—Claro. —Asiente y frunce el ceño con curiosidad; adoro cuando hace eso.

Em tiene muchísimas virtudes, pero mis favoritas son su fortaleza, su amabilidad con las personas y su creatividad; aún recuerdo lo embobado que me quedé la primera vez que la vi tocar el piano en una tienda de música del centro comercial. Le prometí que algún día le regalaría uno igual que el que tenía en casa de sus padres, pero al paso que voy...

Además de todo eso, siempre me ha fascinado lo trabajadora que es. Y no me refiero al trabajo físico como enfermera, sino a la forma en la que trata de convertirse cada día en una mejor versión de sí misma. Su tenacidad y la manera en la que ve el mundo. Consigue que, a través de sus ojos, me enamore hasta de los detalles más insignificantes; sin embargo, hay una cualidad de ella, que ya he mencionado anteriormente, que no sé si es una virtud o un defecto, y es su curiosidad.

Siempre quiere saberlo todo. No se conforma con que le digas que algo es de equis forma, ella necesita entender el por qué; y ese fue uno de los motivos por los que tuve que acabar llevándola a una de mis peleas de bare knucke. Obviamente, fue el mayor error de nuestra relación y el detonante que llevó a todas las discusiones, miedo e inseguridades de después. Nunca volví a llevarla.

—Es simple curiosidad, como la que tienes tú por todo —insisto para evitarme más malentendidos.

—Deja de vacilarme y suéltalo —pide impaciente.

—¿Sigues enamorada de mí?

Mi pregunta dibuja una sonrisa inmediata en su rostro, se aproxima despacio y en esta ocasión no la rechazo cuando deposita un suave y húmedo beso sobre mis labios. Al igual que antes, no se trata más que de un pequeño roce, pero uno que consigue transmitirme tantas emociones como el más intenso de los besos.

—Nunca he dejado de estarlo, Cole —admite en un susurro cerca de mi boca—. Te aseguro que me he esforzado, pero intentar sacarte de mi corazón es, con diferencia, el mayor fracaso de mi vida.

Me muerdo el labio para contener las ganas de volver a besarla, esta vez de verdad, y me limito a asentir al mismo tiempo que ambos sonreímos.

—Pues que vivan los fracasados —digo antes de alzar la barbilla que para dejar que hunda la cabeza en mi cuello y poder abrazarla.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro