No me toques, amor,
Que me derrito y no puedo volver a componerme.

No susurres secretos anhelantes,
Evítate ser esa perífrasis en las expresiones de mi vida.

Adorna mis pasos con puntos y seguidos
Y no insistas en poner un paréntesis a lo nuestro.

¿Lo nuestro?
¿De qué hablo?
Nunca hubo un nosotros.

Nunca pude atrapar el ángel efusivo de tus ojos
Ni disipar la espesa neblina de tu pensamiento,
Ni ahondar en la profundidad de tus pesares
Para curarlos con mis lágrimas
Y que cicatrizaran aún más rápido.

Mis manos expresivas,
Ni con toda la maleabilidad de sus dedos,
Pudieron pintar con palabras la dureza de tus facciones,
Carcomidas por la ignominia, por el desprecio ajeno.

Y sin embargo,
Eres capaz de hacer crujir mis huesos,
Hacerme olvidar de una estabilidad emocional preexistente,
Daltonizarme la vida,
Cambiar mis grises por rojos encendidos,
Ser el nuevo Matisse de esta piel desnuda
Que funge como un lienzo a la espera de  ser cubierto con arte.

Cada pincelada se convierte en un beso,
Cada roce fugaz de esa brocha entre tus manos,
Es como sentir tu tacto arremolinado.
Cada medida, que haces a este lienzo
Se transforma, para nunca ser olvidado
En una proporción perfecta de sentidos revolucionados.

Y quisiera encadenarme a tu pelo,
Rebuscar en el baúl de sensaciones inerciales
Que te producen el verme pasar,
Quizá, a propósito,
Para que adviertas este amor turbulento
Que destruye ese Triángulo de las Bermudas
Que se llama: alma, corazón y pensamiento.

🎡🌈🖍📈📉