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1. La flor

La danza de las lechuzas

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1

La flor

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El Santuario, Atenas

1747

Había pasado algún tiempo desde el final de la guerra santa contra Hades, durante ese periodo se vino una reconstrucción muy seria de las afectaciones que la guerra dejo en el Santuario; debían hacerse reformas en muchos templos, calles y demás construcciones que rodeaban el complejo y que tomarían, quizás, más tiempo del estipulado.

Esa mañana, Sasha bajo desde el templo de Atena hacía la zona de reformas acompañada por su mensajera, y asistente, la joven Partita quien gustosa fue junto con su diosa fuera del complejo observando el magnífico día que ambas tenían por delante.

—Es una pena que el Señor Shion no haya podido acompañarnos en esta ocasión —comentó Partita, la mujer del cabello oscuro cubriendo su rostro ligeramente del sol ajustando su sombrero—, pensé que volvería antes de su visita a Jamir.

—Ha estado muy ocupado últimamente, la gran guerra Santa nos dejó a todos agotados y heridos. El que pase un tiempo en su hogar, le vendrá bien para sanar sus heridas —Sasha llevaba también un sombrero y el cabello recogido pues el clima era muy cálido por esas fechas y el sol proyectaba sus potentes rayos sobre toda Grecia.

—Es verdad.

Sasha gozaba también del tiempo de paz uniéndose al periodo de reconstrucción, no obstante había dado a Shion una temporada fuera asegurando que ella podría con todo pues tenía otros consejeros a la mano como Sísifo o Rasgado, quienes amablemente la asesoraban cuando era necesario. La diosa solicitó al Patriarca aprovechar esa oportunidad fuera pues, tanto él como los demás sobrevivientes, necesitaban sanar sus heridas y permanecer lejos de la zona de obras. Lo cierto era que la diosa contaba con dos líderes que coordinaban la reconstrucción y solo daban actualizaciones periódicas a la joven sobre los avances de las mismas.

Partita había asistido a Sasha por esos días observando lo bien que sus dos asesores administraban al personal que apoyaba en las construcciones. La mensajera de los cabellos negros observaba sonriente a los dos hombres no solo por la fidelidad profesada a la diosa, sino por su actitud eficiente y todos los progresos logrados hasta el momento.

—Me alegra mucho que la reconstrucción del Santuario se esté llevando a cabo tan bien y sin contratiempos.

—Señorita Sasha —Sísifo se adelantó reverenciando a la diosa mientras Rasgado hacía lo propio mientras ambas jóvenes los miraban sonrientes—, todo está progresando exitosamente. No solo trajimos constructores especializados sino que, junto con los aprendices, estamos todos levantando y reestableciendo el Santuario.

Rasgado solo observaba sonriente como su amigo daba el parte de novedades a Sasha quien lo miraba animada esperando el mejor momento para hablar y expresar su opinión al respecto mientras Sagitario entraba en detalles uno tras otro.

—Es maravilloso ver como el Santuario está volviendo a la vida poco a poco —Partita se adelantó hacia Rasgado haciendo un par de comentarios mientras Sasha trataba de hablar con el parlanchín de su santo dorado—, el trabajo que Usted y el señor Sísifo hacen es sobresaliente.

—Gracias por el comentario, llevamos ya días en esto y espero terminemos cuanto antes.

—Veo que el anfiteatro será el primero en terminarse —dijo Partita muy interesada.

—Si, es de los primeros edificios junto con varios de los templos cercanos —Rasgado se sorprendió ya que la mensajera de Atena era de las muchas personas que preguntaba por el teatro.

—Estaré pendiente de la conclusión de la obra.

—El antiguo teatro será terminado en breve, puede estar tranquila al respecto —el santo de Tauro afirmó esto al ver como la mujer no apartaba la mirada de aquella zona.

—El anfiteatro es un sitio al que tengo gran aprecio, agradezco que pronto esté operando de nuevo —la doncella le dedicó una profunda sonrisa mientras Sasha hacia una señal indicando que era momento de retirarse de ahí.

Las mujeres continuaron su camino mientras los dos hombres las observaban andar por el sendero rumbo a otra zona de reconstrucción mientras Rasgado veía como Sísifo no apartaba la mirada sonriendo discretamente.

—Vámonos ya, amigo. Hay cosas que hacer —comentó Rasgado condescendiente tocando levemente a su sonriente amigo del hombro quien, obediente, fue detrás de él al siguiente trabajo de rehabilitación—. Busquemos donde refrescarnos de este sofocante clima.

—No crees que la señorita Sasha está haciendo un buen trabajo como diosa y jefa ahora que Shion esta fuera del Santuario.

—Lo creo, no tienes que repetirlo cada hora —Rasgado sabía lo orgulloso que su amigo sagitario estaba de la pobre niña huérfana que llego al Santuario tiempo atrás como reencarnación de la diosa aunque, por momentos, le parecía que su orgullo era excesivo—. Todos sabemos que ella lo ha hecho muy bien y seguirá mejorando.

—Y pensar que no le tenían fé por ser una jovencita huérfana.

—Debemos concentrarnos en las actividades del día, ¿esta bien?

—Tienes razón, amigo. De acuerdo.

Sisifo cedió a enfocarse en las actividades pendientes y así los dos santos dorados pasaron el resto de la tarde supervisando las obras de restauración del primero de los edificios, y el que había sido solicitado por varios de los habitantes tanto dentro como fuera del Santuario. Hasgard recordó entonces el rostro cándido de Partita al desear que esa obra estuviera terminada cuanto antes, deseo secundado por algunas personas que les pasaban por un lado.

—Es increíble que todos quieran ver el teatro concluido cuanto antes —comentó el arquero sorprendido y contagiado por ese entusiasmo.

—La gente necesita distracciones, asi que puedo entender que sea el deseo de todos los habitantes del pueblo y del Santuario.

El santo de Tauro solicitó de forma extraordinaria que se diera un poco de prioridad al teatro para que estuviera listo cuanto antes.

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Rasgado salio de su templo aquella mañana muy temprano ya que debía bajar a los refugios donde se daba atención a los heridos y enfermos; no era indispensable que se presentara, no obstante quiso hacer acto de aparición pues también deseaba estar pendiente de los heridos y dar un reporte a Sasha. El encargado de aquella tarea era Teneo, asistido por dos o tres colegas; Tenma y Regulus apoyaban en todo lo que podían pese a que ellos mismos necesitaban guardar reposo.

Apenas llegó a la zona de rehabilitación médica encontró a los tres yendo de aquí para allá sin parar llevando materiales o suministros y apoyando a las mujeres que hacían de curanderas.

—No entienden que deben cuidarse también —les dijo adoptando una pose autoritaria apenas cruzó la puerta—. De nada servirán si dos de ustedes aún están malheridos.

—Una disculpa, maestro —Teneo se aproximo a Rasgado haciendo una leve referencia—. Les pedí a estos dos que guardaran reposo pero jamás se me toma en cuenta.

—¡¿Qué dijiste?! —Tenma se adelantó apartando a Teneo del hombro observando al santo de Tauro con reproche— Queriamos ser de utilidad, maestro. Regulus y yo estamos en mejores condiciones que los enfermos y podemos apoyar a las curanderas —indicó rápidamente mientras Rasgado los observaba con más condescendencia—. Teneo nunca se opuso a ello —reveló malicioso.

—¡Tenma...!

—Basta, chicos. Se que quieren ayudar a las curanderas pero también tienen que estar saludables. No se descuiden a ustedes mismos, ¿les quedo claro?

—Si, maestro —ambos respondieron dedicándose miradas molestas mientras Rasgado sonreía para sus adentros.

Eran un trio de chicos impacientes, era obvio que no iban a guardar reposo más que un par de días si acaso. Era la ventaja de su juventud pensó Tauro apunto de abandonar la cabaña de las curanderas cuando su vista divisó a la mujer que acompañaba a Atena a su recorrido por las obras.

La asistente que llevaba por nombre Partita le dedicó una sonrisa saludando con amabilidad dirigiéndose hacia él con paso regular mientras Rasgado la observaba aproximarse notando como la chica levantaba ligeramente su vestido para no tropezar. En un momento en que estaba más atenta al camino, fue que su sombrero se deslizo de su cabeza el cual, impulsado por una leve brisa, se alejo de la joven lo suficiente para desviarla del sendero.

—¡Espere, yo iré a buscarlo! —Rasgado se adelantó antes de que ella diera otro paso más acercando el sombrero mientras Partita lo observaba manteniendo su sonrisa— Aqui tiene —el santo de Tauro sacudió un poco el sombrero banco el cual estaba adornado por un grueso listón azul y algunas flores rosas, para entregárselo enseguida.

—Le agradezco mucho, no debio molestarse —la joven aceptó el sombrero gustosa sin dejar de mirar agradecida al imponente y alto hombre frente a ella—. Vi que salía de las cabañas de los curanderos.

—Si, es parte de nuestras actividades de supervisión. No era necesario que viniera pero necesitaba ver cómo van Teneo y los demás.

—Ya veo, justo me dirijo hacia allá por instrucciones de la señorita Sasha.

—Es una feliz coincidencia, estaba por llevarle el reporte del día, si gusta vayamos los dos para que confirme que está todo viento en popa.

—Por supuesto —Partita rio discretamente evitando que Rasgado la viera.

Los dos llegaron, de nueva cuenta, a las cabañas mientras que Tenma se quedó perplejo un momento al ver a su mamá muy sonriente al lado de Rasgado; no supo qué exactamente, pero algo dentro de él se sintió extraño. Algo dentro de él sintió una ligera incomodidad.

—No te distraigas —Regulus susurró a su lado sacándolo de su trance.

—¿Qué dijiste?

—No te distraigas, el maestro volvió. Vamos, debemos llevar todo esto a la otra cabaña —Tenma obedeció mecánicamente a su amigo sin dejar de observar cómo su madre y el santo de Tauro hablaban con una de las curanderas al servicio del Santuario.

Rasgado pidio un informe detallado que Partita escuchó atentamente sin quitar la vista de la estupenda interacción entre el Santo de Atena y la mujer a cargo de esa cabaña. En ese momento pudo apreciar un poco de los rasgos del hombre frente a ella; era muy alto, de cabellos grises casi blancos, una sonrisa amable y actitud bondadosa aunque, hubo un detalle que llamo su atención: la cicatriz en un ojo. Una herida de batalla probablemente, pensó la joven desviando su mirada de la mujer curandera por un momento.

—Le agradezco mucho todos los esfuerzos que hacen aqui —Partita regreso sus ojos a la mujer apreciando su arduo trabajo—. La diosa Atena esta infinitamente agradecida por el tiempo que han dedicado a cuidar de nuestros heridos en batalla.

—Hacemos lo mejor que podemos.

Rasgado observó a su alrededor como el ambiente entre los heridos comenzaba a ser menos tenso, se les veía más vivos, más dispuestos a recuperarse sintiendose aliviado porque las fuerzas de la diosa volverían a estar completas dentro de poco. Un poco más allá noto que, tanto Tenma como Regulus, llevaban cajas con suministros notando como el joven pegaso le dedicaba una mirada un tanto extraña y ajena a él.

—Debo volver con la señorita Sasha en seguida —anunció Partita—. Le agradezco sus atenciones —la joven salio de la cabaña colocándose su sombrero nuevamente.

—Por cierto, ¿señorita...?

—Puede llamarme Partita. Soy asistente de la señorita Sasha mientras el Señor Shion está fuera del Santuario.

—Entiendo. Quiero comunicarle que la reconstrucción del anfiteatro está casi completa. Dentro de poco comenzaran las actividades de entretenimiento.

—Me entusiasma esa noticia, he esperado por esa buena nueva desde hace tiempo.

—Veo que le agrada mucho asistir a ese sitio.

—Me gustan mucho las artes interpretativas, las obras, la opera, la danza. ¡Soy entusiasta sin remedio! Oh, lamento mi exceso de sentimientos al respecto, le ruego me disculpe. Debo irme ahora. El reporte que Usted quiere entregar a la diosa puedo transmitirlo yo directamente, no se apure por eso.

—Le agradezco el gesto. Que todo vaya bien.
—Lo veré en otro momento. Buen día.

Ella emprendió el camino mientras Rasgado se despedía cortes observándola alejarse por el sendero hacía el templo de Atena. Apenas la joven se alejo lo suficiente, el santo de Tauro noto que había algo en el camino, justo por donde ella acababa de pasar, se aproximo con pasos lentos buscando aquel objeto observando que era una flor sintética la que estaba en el suelo.

Era una de las flores del sombrero de Partita la que se quedó olvidada pues, seguramente, habría caído del sombrero cuando este voló lejos de su dueña. Como la chica ya no estaba en la cercanía, Rasgado guardó instintivamente la flor en el bolsillo de su chaqueta emprendiendo el camino hasta el coliseo de entrenamiento.

Para esos momentos, el joven caballero dorado había olvidado la extraña mirada que Tenma le había dedicado hacía unos momentos.

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Rasgado observaba las reconstrucciones del coliseo de pie en la parte más elevada del mismo. Al notar que no había nadie alrededor, sacó la flor del bolsillo observandola con calma: se trataba de una orquídea sintética hecha con diversos materiales muy finos y suaves al tacto. La sostuvo durante un momento sin apartar la mirada de ella saliendo del trance un momento después, notando que el tiempo se había detenido por unos instantes a su alrededor.

—Bien, todo parece estar en orden aqui —se dijo colocando la flor nuevamente en su chaqueta deseoso por volver a su templo pues el sol estaba en su punto más alto y comenzaba a molestarle.

Tras volver a la habitación de su templo, se sacó la chaqueta dejándola sobre la cama mientras tomaba asiento en la silla más cercana llevando la flor de tela en su mano dedicando varios minutos a contemplarla sonriendo. Fue en ese instante en que su mente recreó el rostro de la dueña del sombrero, sus ojos risueños, su linda sonrisa y un aura de tranquilidad que la rodeaba.

—Es una pena que su sombrero haya perdido una flor, se la devolveré apenas la vea —se dijo sonriente colocándola delicadamente sobre la mesa.

Rasgado estaba tan absorto en sus imaginaciones que no percibió el momento en que Sísifo entro a la habitación del segundo templo tomando asiento a su lado observando a su amigo Tauro quien tenia una expresión casi soñadora en sus ojos

—Amigo... —dijo Sísifo sin recibir respuesta— ¿me escuchas? —nuevamente no hubo una respuesta— ¡Rasgado, ¿me escuchas?!

—¿Disculpa? —Rasgado pareció regresar de algún sitio muy lejano observando a su amigo extrañado— No te escuché entrar, perdoname.

—Veo que estás totalmente perdido en tus pensamientos —comentó Sagitario con calma sonriendo con un poco picardía—. Esa flor no es real, seguro cayó de un vestido o un sombrero, ¿a quien pertenece, amigo?

—A la asistente de la diosa —respondió Rasgado con calma—. Bajo a la cabaña de las curanderas y su sombrero se deslizó al suelo, imagino que por eso la flor cayó del sombrero. La encontré pero no pude devolverla.

—Pues, es una coincidencia, porque mañana por la noche habrá una pequeña fiesta en el templo de Atena. Habrá música y baile y venía darte el aviso para que vayamos juntos.

—¿Una fiesta? —respondió Rasgado pensativo— No lo sabía, ella no lo mencionó esta mañana.

—Eso fue porque Sasha pensó en eso hace pocas horas. No estaba considerado hasta que el anfiteatro estuviera organizado, pero como las obras de reconstrucción han salido tan bien es que se animó a organizar algo para nosotros y los pueblerinos.

—Es una idea muy bonita, me agradaría asistir.

—Estupendo —Sisifo tomó asiento mientras Rasgado colocaba delicadamente la flor sobre la mesa de noche buscando un poco de vino para ambos.

Pasaron el resto de la noche charlando sobre esto y lo otro; sobre la batalla, sobre el periodo de paz y reconstrucción del Santuario mientras que, de vez en vez, Rasgado desviaba su atención al sitio donde descansaba la pequeña flor esperando devolverla a su dueña.

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Continuará...

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Rasgado x Partita for you. Un ship nuevo para mi y para el cual tengo ciertas ideas que espero les agraden.

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