#6: TOMA DE PELICULA
Estábamos sentados en el mismo asiento giratorio de nuestro escritorio, tu delante mío con las piernas flexionadas. Tus bellos pies sujetaban a dichas sandalias que apenas usabas, estaban al aire libre con la planta sucia. Tu short pequeño, tu blusa naranja y tu cabello sujetado toda tan sencilla, no necesitabas mas para verte preciosa. Mientras yo jugaba con tu cabello tu usabas el computador, estabas viendo memes a partir de mi cuenta de Facebook. Mis piernas rosaban tus vellosidades de tu muslo , la piel de tus brazos eran tan agradable rosarlos, en cada momento besaba tus hombros que se encojian. Cuando me acercaba a ese cuello tu cuerpo se estremecía llevando tu cabeza hacia atrás.
— Te gusta mucho mi cuello verdad —mencionaste con mucha seguridad.
— Por supuesto que si —respondí de forma inmediata mientras relajaba mi cuerpo.
— Lo podrás besar cuando te premie, ya no lo harás muy seguido —agregaste con los ojos cerrados y una leve sonrisa—. Mientras me acomodaba trataba de entender tu intención.
— Asu, no creo que seas tan mala
— Elevas mi ego —respondiste regalandome un beso de 4 segundos tan tiernos. Si que sabes mi debilidad.
— Uy si claro
Me quedé pensativo con tu comentario "solo cuando te premie", puede que lo hayas dicho enserio como puede que no. Eres una persona impredecible, a no ser que sepas que esas cosas me ponen pensativo y eso te gusta, a no encontrar respuestas hice lo primero que se vino a mi mente.
— Ay Kevin ja ja ja ja ja cosquillas nooo —a penas se entendía las palabras de tanta risa que brotaba de ti.
— Cosquillas SI —atiné a decir mientras buscaba una nueva zona para atacar.
— Ya ya ya me podrás besar en el cuello
— Ayaaa sabía que lo dijiste para ponerme pensativo eh
— Ja ja ja ja por eso lo hice ay yaaaa ja ja ja
La silla tambaleaba por nuestro peso, como si nos fueramos a caer. Tus pies empujaban hacia delante, dando un golpe al escritorio probocando la caída del mouse estaba al borde apunto del suicidio. Sacaste tu fuerza y reteniste mis manos.
— YA! —tu voz se tiñó de molestia —. Me gusta cuando ríes y luego te molestas.
— Seguiré con las cosquillas aun te molestes señorita —respondí cerrando mis ojos y regresandole la leve sonrisa.
Respirabas rápido, aun tu fuerza tenían sujeta mis manos, estaban casi inmóvil. Luego de varios segundos de silencio desistí a seguir con las cosquillas. Nos paramos del asiento de manera casi sincronizada. Te volviste a sujetar el cabello y te dirigiste al ropero mientras yo apreciaba tus nalgas a traves del short. Al parecer te cambiarias de blusa, pero yo no me quedaría con los brazos cruzados, con ambos brazos te tome de las piernas y por la espalda. Te levanté, llevándote como niña dirigiéndote a la cama.
— Ey ¿A dónde me llevas?
— Cha cha cha chan —respondí con suspensó
— Que señorito para más raro —agregaste mientras meditabas a que lugar te llevaría.
Te dejé caer sobre la cama, soltaste un pequeño grito con unas cuantas risas. Tus sandalias habían desaparecido. Tu respiración era más profunda y aun tenías tatuada esa sonrisa en tu rostro. Comencé a gatear por encima de la cama. Cuando llegué a estar sobre ti, hice un silencio de 8 segundos y comencé a hacerte cosquillas. Reíamos retorciéndonos. Recuperaste tu fuerza y lograste cambiar los papeles, ahora tú estabas encima mío. Igual a una toma de una película romántica, llevaste tu cabello por detrás de tu oreja, tu mano sobre mi pecho y nos besamos apasionadamente, acariciaba tu cabello y mis ojos te escaneaban cada rincón de tu rostro.
— Wo, ¡ Eres tan bella !
— Sigue besándome —respondiste con los ojos abiertos, soltando los dulces sonidos.
— Te amo demasiado
— Yo también te amo
Nuestras lagrimas después de pronunciar esas palabras poderosas se juntaron y se impregnaron en las sabanas. Reir, llorar y el besarnos es algo que lo tengo muy dentro de mi mente. Tenía el universo en mis manos. Te tenía a ti y eso para mí era todo.
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