#3: LA CASACA
La tenía ahí durmiendo sobre mi torso desnudo piel a piel mientras acariciaba su cabello, calculaba el tiempo de su respiración mientras sentía su senos, estábamos ahí desde la noche de ayer que hicimos bailar las sabanas. La tenía ahí en mis brazos cuidándola, movía las manos para acomodar la posición de su cabeza, sus piernas me daban seguridad al atarse a mi cuerpo. Por fin estaba aquí conmigo.
- Kevin -exclamó con un tono débil
- Buenos días cariño -respondí a su llamado con una sonrisa-. Kev, ¿me puedes preparas algo para comer? -me consultó.
- Por supuesto que si -respondí besándola en la frente.
Al terminar de mencionarme su necesidad por comer, sentía como presionaba con mayor fuerza sus piernas y me sujetó con sus brazos haciendo un candado con su piel, me tenía ahí. Ya no tenía por qué temer, me quedaría con ella para siempre, aún separándome por un momento para dirigirme a la cocina, podía notar su temor. Nada ni nadie podrá hacerle daño mientras yo esté aquí. La abracé con mayor fuerza, con tanta fuerza demostrándole seguridad. Nuestras respiraciones estaban al mismo compás, notaba como su corazón cambiaba de emisora. Al instante que me soltaba para ir hacia la cocina me detuvo tomándome del brazo.
- Kevin -se dirigió a mí con la emoción en su palabra-. ¿A qué se debió tu perseverancia? , esa terquedad tuya de no desistir, ahora que conseguimos estar juntos. ¿Qué te impulsó a que desde un comienzo sepas que lo lograríamos?
- Te acuerdas que te mencioné de una casaca que la guardaba para un momento especial.
- ¿Esa casaca que usabas muy seguido cuando nos juntábamos? -refutó acomodándose el cabello tratando de entender a que me refería con eso.
- Si esa misma ...
- Pero ¿Qué tiene que ver la casaca? -volvió a cuestionarme buscando la casaca por los alrededores usando la mirada. Sonreí mientras observaba fijamente sus senos rosados que mantenían los pesones apuntando hacia mi.
- Antes de conocerte nunca lo usaba y esperaba dicho momento especial
- Sigo sin entender -agregó con un tono desesperante mientras se tocaba el mentón.
- Yo era muy idiota al no usarlo mas seguido -respondí mientras le peinaba con mis dedos.
- Que más ...
- Porque cuando comencé a conocerte sentía que la casaca ya me ajustaba un poco -agregué con la mirada perdida.
- Pero ahora te queda muy bonito la casaca -exclamaste con una sonrisa tierna mordiéndose los labios.
- ¡Ahí está la respuesta! -exclamé mirándola fijamente retirándole de su cabello una pelusa de almohada.
- Explícame que aún no logro entender ...
- Es que contigo no esperé que la casaca ya no me cuadre. Y antes de ti solo daba lo que me sobraba y con esa entrega tan limitada no se logra nada extraordinario, nada loco. La respuesta está en dar algo que te duela, algo que valores, algo importante para uno, apostar tus fichas a la vida. Dando todo por el todo.
- ¿Y si hubieras tenido conocimiento que esto no pasaría, lo habrías hecho?
- Prefiero haber tenido un aroma de tu cabello, un beso de tu boca, un roce de tu mano, que una eternidad sin ello.
Los dos nos regalamos una sonrisa. Me apegué a su cuerpo con ternura. Mi mano comenzó a frotar toda su piel de porcelana, mientras que trataba de meterme entre sus piernas
- Ey tranquilo -exclamaste con una mirada tentadora
- Ahora ya tengo todo el derecho de poseerte -agregué mientras besaba su cuello, a la vez reías con los ojos achinados.
Comenzamos a revolotear las sabanas mientras me desquiciaba con su cuerpo. En el suelo estaba regado nuestras vestimentas entre ellas la casaca que me la sacaste cuando tenías tu lengua estampada en mi boca y tus manos en mi sexo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro