Capitulo 17

Punto de vista de Monik

—¡Señorita! Bienvenida, déjeme tomar su equipaje —me saludó Agatha.

Estaba un poco agotada pues recién llegaba de mi viaje.

—¿Qué tal le fue el Birmingham? Espero que hayan sido unas bonitas vacaciones para usted después de lo último que pasó —indagó.

Recordar los incidentes de la semana anterior con los golpes, Jayled y la vergüenza que pasé con su familia al llegar en esas condiciones. Y sobre todo no poder decirle nada.

—Fueron bonitas vacaciones, gracias. Es un placer volver a verte.

—Me alegro mucho y ¿Lista para ver a su padre?

Agatha podía ser muy curiosa y demasiado habladora en ocasiones. La verdad es que estaba a mi lado desde que tengo memoria. Mi padre la llamaba mi "sirvienta" pues cobraba un generoso salario por atenderme. Pero yo prefería referirme a ella como compañía.

—No estoy lista para verlo de nuevo —respondí.

—Usted está en todo su derecho.

—Agatha, sabes que no es necesario que me trates de usted. Has sido mi única amiga por años. Además tengo algo que contarte —comenté.

Ella era la única con la que compartía algunos de mis secretos, sin necesidad de ocultar nada, pues tenía la plena confianza que los llevaría consigo a la tumba.

Entramos a casa y observé todo decorado a mi forma favorita. La verdad me gustaba mucho ese estilo de muebles acolchonados, chimenea empedrada y varias lámparas por todo el lugar, un estilo colonial muy de moda. Planeaba subir a mi habitación pues estaba segura que ese hombre no estaba en casa. Siempre estaba demasiado ocupado con su trabajo, afortunadamente.

Entramos a mi habitación que se veía bastante triste, fúnebre y solitaria, eran las dos mejores palabras para describirla. Tan triste como yo. Tan oscura y llena de baratijas sin valor emocional.

Me senté en un mueble para dos en la esquina de mi cuarto e invité a Agatha a hacer lo mismo.

—Supongo que me quieres hablar de tu chico, ese que te gusta. Admítelo de una vez —sugirió.

Era capaz de entenderme con una mirada. Podía jurar que ella me conocía casi como yo misma o hasta más.

—Veo que ya no me hablas de usted, me alegro —reí —A decir verdad sí, después de todo los golpes me beneficiaron en algo. Pude estar cerca de él y verle en esa faceta acabado de despertar y ¿sabes qué? Aún de esa manera todo despeinado, con lagañas y un mal aliento terrible, aún asi me atrae.

Podía decirle sólo a ella esas estupideces tan absurdas que rondaban mi mente.

—Te diría que eres rara, pero eso ya lo sabes. Me encantaría verle y comprobar si es tan guapo como describes.

La verdad es que no pensaba en Jay de una forma tan superficial como si era atractivo o no, esas cosas tarde o temprano dan igual. Pensaba en Jay como un joven intentado sacar a su familia adelante a pesar de las adversidades. Como alguien maduro y a la vez divertido, todo eso me atraía de él.

—La verdad es que tiene el corazón más guapo que he visto en mi vida.

Muy a mi pesar acababa de decir una frase tan extraña que ni yo misma la entendía.

—¿Acaso puede un corazón tener belleza? —preguntó con tono de burla.

Lo pensé unos instantes para evitar soltar otro disparate.

—La belleza de los sentimientos.

Pero a pesar de todas esas cosas tan bellas que sentía por él, me daba miedo el futuro. Temía todas las cosas que tendría que pasar por mi culpa y eso me hacía alejarme. Eso me hacía evitar pasar por la calle Spigman de vez en cuando, yo tenía tantos problemas como él. Por un momento quería visualizar un nosotros en el futuro, pero más tarde comprendía que era muy difícil. No estaba segura si decir imposible.

—Agatha y ¿qué has hecho tú durante esta semana? —pregunté intentando alejar a Jayled de mi mente.

—Pues intentar controlar las turbulencias que dejaste aquí. Thomas Wembley cada día es más maquiavélico.

El simple hecho de escuchar su nombre erizó los bellos de mi piel. Dolieron los golpes y observé con detenimiento cada hematoma que había dejado en mi piel, cada rasguño. Sobre todo palpé la cicatriz causante de que usara sombrero.

—¿Qué hizo esta vez?

—Pues arrojó toda la vajilla nueva a la basura, porque decía que tenía defectos. Todo a su alrededor debe tener perfección.

Nuevamente, eso me recordó la razón de sus golpes. Y es que gracias a mi cicatriz, hecha por él mismo, yo no era perfecta. Me recordó a la razón de la extrema belleza de toda la servidumbre de mi casa, de la perfección de todos y cada uno de los trabajadores de su empresa. Y la mismísima Agatha era el vivo ejemplo.

Sus ojos de un azul intenso acompañados de un cabello castaño muy largo y con unas ondas que me recordaron al océano. Yo nunca estaría a la altura de lo que el quería de mí.

N/A
Aquí está el primer capítulo narrado por Monik, espero que lo hayas disfrutado. Poco a poco irás viendo descubrimientos.
Besos a todxs y gracias por continuar leyendo este libro.

💁Pequeña pista:
Todo comienza a ir esclareciendo a partir del capítulo 20.