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De apariencias y chicas con sombrero

Capítulo 23
Maratón1/2

Narra Jayled

Un mes había pasado desde la última vez que había visto a Monik. Teníamos un plan, uno que beneficiaría a ambas partes. El primer paso era no levantar sospechas y para eso decidimos dejar pasar un tiempo y que todo se solucionara.

Con mis padres la situación seguía tensa pero un poco más calmada, conversábamos de vez en cuando, todo estaría bien mientras yo siguiera dandoles el dinero que ganaba a veces y el poco que me donaban algunas personas. Básicamente eso era todo. Con Elie la situación era diferente, nos habíamos distanciado un poco y yo no tenía idea de por qué. Tampoco había hecho mucho por solucionar las cosas pues sabía que tarde o temprano ella hablaría, esta vez había tardado más de lo esperado.

Ese día iba a ver a la dama del sombrero y me encontraba nervioso. Estaba esperando el momento justo, nos veríamos después de un mes. Estaba tan emocionado. Iría directo hacia la academia a buscarla. Agarré mi mochila con unas pocas baratijas dentro y me dispuse a salir de casa pero una voz me detuvo.

—¿A dónde te diriges con tanta prisa Jay? —preguntó amablemente mi madre, tenía una bonita sonrisa en el rostro.

Aveces me daban miedo sus raros cambios de humor.

—A vender estas baratijas y así traer algo de dinero —mentí intentando ser amable también.

—Así me gusta hijo, estos últimos días has estado de maravilla, justo como quiero —continuó la conversación con poder en la voz.

Odiaba la sensación de sentirme dominado, presionado y saber que alguien tenía o, en este caso, creía tener el poder sobre mis acciones. Eso me irritaba demasiado, aún así no dije más.

...

Entré a la academia en busca de ella. Lo primero que ví fue una chica rubia con el micrófono en frente, estaba a punto de comenzar a cantar al parecer. Era una chica muy guapa, delgada y alta parecía sacada de una revista británica. Aunque no tenía muy clara su nacionalidad, ella tenía el rostro y la figura que los hombres londinenses más codiciaban. O al menos así lo describió Albert.

—Veo que no le quitas la vista a Irina —comentó Monik acercándose a mí mientras acomodaba su sombrero.

Olía a celos el ambiente.

—No, emm, sólo miraba las luces. Sí eso —respondí algo nervioso por su reacción.

—¿En serio Jayled? No pensé que fueras de los que iban tras las apariencias.

Pensé rápido e hice lo primero que se vino a la cabeza. Envolví su cuerpo en un cálido abrazo, uno tierno y adorable como ella, así era para mi. Al principio se tensó un poco pero luego se relajó y dejó sus manos quietas a los lados. No devolvió el abrazo, yo ya sabía que hacer ante esas situaciones.

—No voy tras las apariencias, voy tras chicas con sombrero y rizos rubios —eso fue lo mejor que se me ocurrió.

Y pareció funcionar pues ya sus manos se posicionaban en mis hombros.

—¿De verdad no me extrañaste? —preguntó.

Realmente la había extrañado, cada día separados se convertía en un infierno lleno de torturas. Varias veces estuve a punto de ir a buscarla y dejar el plan a un lado, pero no lo hice. Logré soportar ese mes, si fui capaz de eso ya podría con todo.

—Te extrañé como jamás pensé que lo haría -dije con seriedad —me importas más de lo que te imaginas, Monik, sobre todo después que compartiste conmigo esa parte oscura de tu vida, eso me demostró que confías en mí.

Oh Jayled, creo que estás enamorado -palabras constantes de mi subconsciente.

—¿Y tú a mí? —cuestioné con interés.

Temía un poco su respuesta. No estaba acostumbrado a darle tanto de mí a alguien, tenía miedo de darle a cualquiera el poder de lastimarme. Porque así es el amor, se trata poder lastimar pero no hacerlo, no con malas intenciones.

—Jay, no diré lo que esperas que diga. Todavía es difícil para mí contarte mis sentimientos abiertamente. Confórmate con que eres la persona más importante de mi vida en estos momentos —respondió.

El hecho de que dijera eso era muy importante para mí, era suficiente, me bastaba. Aún así, dolía saber que yo era todo lo que tenía. Sin un padre y sin una madre. Muchos no los tenían y otros los tenían y era como si no existieran, debíamos comenzar a valorar las pequeñas cosas.

Los míos malos o buenos estaban a mi lado a pesar de las insesantes discusiones y diferencias, los tenía vivos y, a su forma, me querían. Lo que me dijo Monik ese día me hizo reflexionar en mi vida. ¿En verdad estaba valorando lo que tenía? Al lado de ella mis problemas eran mínimos. Ser víctima de maltrato no es algo que deba tomarse a la ligera, su padre evidentemente no la quería.

Por otro, lado eso también me hizo recordar que todo lo que pasaba en nuestras familias nos había unidos aún más. No teníamos su compresión, y con eso se habían encargado de que buscáramos en nosotros mismos lo que ellos no podían darnos, apoyo. Ella también era de las personas más importantes que yo tenía en mi vida.

—Oye ¿Te has molestado por lo que te he dicho? Te has callado de pronto —inquirió.

—Para nada, al contrario te agradezco por tus palabras. Ahora veamos a Irina cantar —propuse pasándole un brazo por los hombros para conducirla hacia los asientos.

—Los ensayos son privados —dijo dándome la espalda con los brazos cruzados sobre el pecho.

Era tan graciosa.

—Sin sigues frunciendo el ceño te arrugarás —carcajadas una tras otra de mi parte.

—¿Te burlas de mí? —se volteó ligeramente.

Sabía que había fruncido el ceño sin necesidad de verla.

—Sí. Pero no te preocupes. No me van las chicas como ella, me gustan como tú.

Eso último acabó por hacerla reír más alto que yo.

—Bien, veamos el ensayo.

N/A
Holiss, Jayled y Monik en multimedia.
Desliza para el otro capítulo del maratón.

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