Capítulo 33

Narra Monik

Sin mi padre los días pasaban muy rápido y todo era más agradable. Aunque no puedo decir que perfecto, recientemente me había mudado con Jay su padre y Elie, y la verdad es que pude ver algo que jamás conocí en mi vida... La pobreza. Aunque la verdad prefería eso mil veces a estar cerca de mi padre. Estaba bastante feliz al lado de estás amables personas y nos ayudaron algunos de mis ahorros que había ganado cantando por ahí.

Aún días después, todavía me iba a dormir con el miedo de que al abrir los ojos todo hubiera sido un sueño. Vivía más conetenta, pero el miedo a verle regresar, a qué alguien me golpeara o quizás a que él me golpeara, todo eso me perturbaba un poco al dormir. Supuse que eso era algo con lo que cargaría toda mi vida, el resultado de años de maltrato físico y emocional. Eso jamás se olvida.

Por todo eso y más acababa de terminar los trámites de lo que sería un nuevo comienzo para mí. Mi casa, ese lugar al que tantos años temí regresar, ahora pertenecían a una organización para niños huérfanos o abandonados. Quise usar mis recursos para una mejor causa, yo conocía bien el dolor de que una madre te abandone, de que quien se supone que debe cuidarte te maltrate, de sentirse sola en el mundo, por todo eso y más la Mansión Wembley tendría nuevos dueños.

-Les dejo aquí algo que amo y odio a la vez, les dejo un lugar lleno de recuerdos no muy agradables para mí. Aún así estoy segura de que ustedes, sí ustedes pequeños -dije señalando a los más pequeños de la multitud que me escuchaba -... Ustedes crearán bonitos recuerdos que convertirán este lugar en lo que no pudo ser para mí, un hogar.

Así finalicé mi discurso de apertura, tuve unos tres días de trabajo para acomodar todo. Esa mansión era lo suficientemente grande como para albergar a unos ciencuenta niños al menos, más algunos tutores. Sentí que esa era la mejor manera de hacer las paces con mi yo de la infancia, la manera de redimir mi pasado. Ahora me sentía en paz.

Jay me abrazó cuando bajé y susurró en mi oído:
-Estoy orgulloso de tí -Nos unimos en un profundo abrazo y todos los niños comenzaron a aplaudir y a reír.

Me alegraba ver en ellos todo lo que yo hubiese querido tener de niña, personas interesadas en mi bienestar y no en mi herencia. De ese dinero sucio lleno de malversaciones y robo no quise nada.

Todos esos días habían sido un gran progreso, para Jay fue un shock muy grande cuando me vio sin el sombrero, sin ropas de mangas y exageradamente encubridoras, con todas las cicatrices visibles. Para mí eso fue un ¡Ya basta! Era suficiente de tanta inseguridad, la persona más importante en mi vida me aceptaba con todos mis defectos, eso era lo que me bastaba. No necesitaba la opinión de nadie para ser feliz. Estaba orgullosa de mi misma.

...

Luego de la ceremonia de apertura Jay, su padre y yo decidimos salir un rato, lo necesitábamos ya que todo eso de la madre de Jay nos tenía un poco desconcertados. Era el momento indicado pues Elie estaba en la escuela, la ausencia de su madre había sido un poco preocupante para ella esos días, pero aún así intenté ocupar ese lugar lo mejor que pude.

Decidimos ir a una galería de arte, eso era algo que disfrutaba mucho los últimos días. Habían dos tipos de arte: pintura y cerámica. Todo era muy interesante de ver.

De un momento a otro el padre de Jay, emocionado por lo que veía se alejó de nosotros hacia la parte de la cerámica, mientras que mi novio y yo admirabamos una imagen que, a mi parecer, no tenía sentido. Sin embargo Jayled la miraba con una fascinacion increíble y yo no sabía por qué.

-¿En verdad te gusta? -pregunté sin entenderlo.

Estaba agarrada de su brazo, todavía pasaban varias personas y me veían con algo que no supe decifrar, solo observaban mi cicatriz y seguían su camino, no era tan malo como había imaginado. Al contrario, la cicatriz sin querer me daba un imagen exótica, eso de cierta forma me gustaba, aprendí a hacer de mis debilidades una fortaleza.

—Se llama imagen abstracta, es algo sin una forma específica e incluso aveces sin un significado. Sin embargo, es hermoso, así pasa con nosotros los humanos, sin importar como seamos, sin importar nuestro pasado, aún así somos valiosos en los ojos indicados.

Quedé impresionada con lo que acababa de decir.

-Jay entonces tú y yo somos abstractos. No somos perfectos, ni prolijos, y como somos pobres no significamos nada para esta sociedad, pero aún así somos valiosos y estamos llenos de cosas buenas que ofrecer -admití.

Sin darse cuenta y utilizando un pintura rara Jayled acababa de darme una lección de vida. En pocos instantes el padre de Jay se acercó a nosotros y trajo una escultura pequeña. Era un rostro de un hombre afligido y me pregunte el por qué la había comprado. Hasta que por si solo lo dijo.

-De esa forma me dejó mi esposa, sufriendo y pensando qué hice mal. Por eso jamás la perdonaré.

-Yo tampoco -concluyó Jay.

Bien sabía yo que el rencor no traía nada bueno.

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Hoy sii. Saludos, a tres capítulos de terminar el libro...
Al final daré un sorpresa que lastimosamente solo podrán ver los lectores que me siguen en Instagram:
Purple_writer_M