Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

17










Miedo.

Miedo.

Horror.

Pánico.

Son emociones naturales que suelen sentir las personas que son hurtadas por mí. Lo veo en sus ojos, su mirada experimentando una sensación desagradable e intensa que se sumerge por su cuerpo. No todos reaccionan de la misma manera. Algunos intentan huir, tan veloz como si de un león hambriento siguiéndolos se tratara. Otros optan por pelear. Aquellos son más divertidos, expresan el terror de una forma diferente, como si fueran capaz de dominarlo y actuar a favor de su beneficencia. Y para el tercer grupo, está el shock. No saben qué hacer, por lo que su mente les juega en contra, quedando bloqueados de cualquier acto de supervivencia.

Mi madre me lo había dejado claro en una de las temporadas en las que la había visitado. Ya era toda una mujer, y era la capitán de la tripulación que le pertenecía a mi padre cuando aún respiraba la fría brisa de la incesante mar. Ella me miró con desconfianza apenas entré a su casa, y al observar mi ostentoso tricornio, la seda fina de mis ropas y el dinero que le ofrecía, solo se quedó en silencio, para después escupir con palabras hirientes:

—Esta no eres tú. No te atrevas a volver y decir que eres mi hija.

Mi madre era una buena persona, solo que tomaba malas decisiones, y una de ellas, era su fuerte adicción al alcohol barato y maloliente.

Ella odiaba a los ricos.

Personas con dinero, ostentosos sombreros, vida de lujos, las tres comidas diarias y perfumes pretenciosos. Era un mundo ajeno a nuestra realidad, y sin embargo, odiado de todas maneras. Por eso supe, en cuánto me vio llegar así, con mis tesoros y lujos robados, que iba a reaccionar de la manera en que lo hizo.

Ella no me entendía. Sufrí demasiado a través de las oprimientes manos de la carencia.

"Solo quiero tenerlo todo. ¿Acaso es mucho pedir?"

Fueron mis palabras bañadas en ironía.

Discutí con mi madre. Intenté que sus ofensas no me afectaran. Pero si eso no lo hizo, fueron sus golpes físicos sobre mi rostro, aquellos que implantó con las mismas manos que años antes peinaban mis cabellos, y doblaban mi ropa casi limpia.

Ella me obligó a irme, y no volver jamás.

Su expresión no fue fácil comprenderla en ese momento. Al principio creí que estaba muy molesta y decepcionada de mi rumbo y estilo de vida. Así lo creí por un buen tiempo, hasta que en una mañana lluviosa la idea me golpeó como pez entrando al agua. Ese pensamiento me explicaba la verdadera emoción que guardaban los ojos de mi madre la última vez que la ví: Miedo.

Ella me temía, al igual que todos.

Esa fue la razón por la que me había obligado a alejarme. Ella estaba alejando al enemigo.

Y ese mismo miedo lo ví incrustado en los ojos de Corinne, perdidos en la escena del crimen. El cuerpo en el suelo frente a mí, las espesas sensaciones de horror y decepción, la tristeza apoderándose de dos corazones que no podían comprenderse.

El recuerdo de mi madre, y el rechazo de Corinne, hicieron que cayera de rodillas, sintiéndome el ser más despiadado e infame que existe en la tierra, desperdiciando oxígeno y harrazando con la felicidad de todos los desafortunados que aparecen a su alrededor.

Mis lágrimas caían sin poder encontrar consuelo. Me llevé las manos al rostro para evitar que me viera así.

—Lo siento...

Emití débilmente, entre llantos.

Su silencio era doloroso. Pero no podía culparla, ella tenía miedo de mí. Era una reacción normal, que hasta comencé a normalizar para todas las personas que se atrevían a hablarme. Tal vez no merecía tener amigos, o aliados. Algunas almas viajan solas.

Me acerqué a Corinne, lentamente y sin hacer mucho ruido.

—¡No me toques! ¡Aléjate de mí, por favor!

—Sabes que nunca te haría daño.

Ella sollozaba, sin saber qué hacer o decir. Parecía querer huir de este infame mundo de los seres sin cola de pescado, y refugiarse en la mar, arrepentida de haber intentado alejarse. Había descubierto que un mundo que hace tantas maravillas también podía ser muy malo.

Lo siguiente que hice fue acercarme aún más, hasta estar a centímetros de su rostro. Este lucía pálido e inflamado, por los golpes llevados a cabo.

Me lamenté por todo esto. Me ardía el pecho con una sensación espantosa y desagradable. Si Corinne se hubiese alejado de mí desde hace tiempo, no tendría que estar pasando por esto. Al aferrarse a mí, solo le esperaba oscuridad. No lo entendía, pero ahora sí.

Ella merecía una mejor vida de la que yo le puedo dar.

—Está bien... Sé que lo hiciste para protegernos. L-lo siento, no quise decir eso —Dijo con voz temblante, producto del hilo formado en su garganta, y las lágrimas que no querían cesar.

—Tranquila. Todo está bien ahora —la tomé entre mis brazos, evitando moverla demasiado para que no sienta dolor—. Estás a salvo. Solo tenías miedo.

Otra vez esa intermitente emoción, en la vida de los demás a costas de mi presencia.

Suspiré, agotadamente.

Corinne me dio un beso en los labios, y me dejé llevar por su suavidad. Ya era nuestro ritual, me estaba acostumbrando demasiado. Al separarnos me percaté de que el tajo superficial en su muslo ya no estaba, y asumí que su dolor tampoco. El poder curativo había funcionado incluso cuando no tenía su cola de sirena.

—¡¿Te has dado cuenta de que...

Dejó la oración sin terminar en cuánto el resplandor rodeó sus piernas y estas fueron reemplazadas por su cola con hermosas escamas aguamarinas.

—No entiendo, no estamos en la mar y ni siquiera estás tocando agua.

—Ni yo, esto nunca me había pasado.

—Intenta volver a transformarte en humana, Corinne. Tenemos que huir de aquí, no es seguro.

—¡No puedo controlarlo!

Ví su cola de gran tamaño, y luego la miré a ella otra vez.

—¿Cómo saldremos de aquí y pasearemos libremente por el pueblo sin que nadie te note?

Ambas nos miramos. Era imposible.

Aproveché de robarle ropa a Mary, resignándome a ser lo que era, una vil escoria que vivía hurtando lo ajeno. Tenía lencería, ropa de encaje, vestidos, tacones y abrigos. Por sus amenazas con entregar mi cuerpo a sus "clientes" supuse que era una prostituta. A Corinne le dejé una blusa blanca para cubrir su tórax desnudo, y un abrigo de pelos marrón ya que desde que adoptó muchas más características humanas, también siente frío. Yo me llevé un abrigo negro, y unos pantalones del mismo color. Agradecí encontrar unos benditos pantalones.

Inspeccioné un poco la casa y me di cuenta de que era un prostíbulo, y habían más mujeres viviendo aquí.

De manera sigilosa, me acerqué a la cocina y tomé varios cuchillos que podrían ser de gran ayuda para ciertas ocasiones. Los incrusté en los bolsillos, cuidando de no rozar mi piel con el filo.

Robé un poco de dinero al amenazar a una mujer de unos treinta años aproximadamente, que se encontraba en un punto desfavorable, y un momento inadecuado. Volví hacia donde se encontraba Corinne e intentamos irnos de allí lo más rápido que mis piernas me lo permitían.

Iríamos a la mar.

Al cruzar las calles me sentía expuesta. Llevar a una mujer con una enorme cola de pescado en mis brazos era definitivamente vistoso y algo que no se ve todos los días.

Las personas hablarían.

—¡Mira, mami, una sirena! ¡Qué bonita! —Dijo una pequeña niña que caminaba junto a una señora.

—Es un disfraz. Somos del circo —le di una sonrisa que intenté sea genuina.

La mujer veía impactada a Corinne, como si el disfraz fuera muy realista.

Corinne saludó a la niña con una actitud solemne y un aura maravillosa. Le extendió la mano, mientras la miraba de forma amistosa y le cantaba.

Lo tenía claro: No podía estar más enamorada de ella y su idea de vivir en una realidad creada por ella misma, para ocultar los horrores que pueden existir y atormentarnos. Ella prefería vivir en su cuento de hadas, o más bien, su cuento de sirenas y piratas.

—¡Eres muy bonita! —Fueron las palabras de Corinne, despidiéndose de la niña.

Pero fue inútil. En unos minutos nos encontrábamos rodeados de niños ya cuando estábamos llegando a la playa. Y como buen día soleado, las personas se vuelven fieles visitantes de la mar, que se siente dichosa de ser honrada.

Tenía mucha calor, y me dolían los brazos. El sudor me hacía sentir sofocada, y lo estaba aún más por el gentío que se arremolinaba a nuestro alrededor.

Corinne comenzó a cantar, dejando hechizada a la multitud. Su voz suave impregnando en el ambiente y revolviéndose con la brisa costera era un sentimiento de que la mar se estaba haciendo presente, otorgándonos paz y regocijo.

—Bien, los haré olvidarse de que nos vieron —me susurró—. Llévame a las olas.

Asentí.

Cuando estábamos adentrándonos a la misteriosa y encantadora mar, dejé libre a Corinne, para que pudiera estar en su hábitat natural. Ella se adentró en la profundidad y luego hizo su salto icónico en el que vi su hermosa silueta antes de que entre al agua otra vez.

—Confía en mí. Te llevaré con ellos. —Dijo la sirena.

Ahora es ella quién tomó mi cuerpo, y me impulsaba debajo del agua, alejándome de allí, protegiendo mis vías aéreas con una burbuja de aire.

Era rápida, realmente rápida. Con la burbuja cubriendo mi cabeza me sentía muy bien y a salvo. Corinne me tenía sujeta mientras nadaba y desplazaba su hermosa cola en un movimiento de arriba hacia abajo totalmente eficaz para impulsarse. En mi mente aparecieron recuerdos sobre esa tarde en la playa, donde me tenía desnuda frente a ella, en todos los sentidos. Pero esa exposición me resultaba agradable, para nada aterradora. Era lo mismo ahora, me sentía a salvo con ella.

Confiaba en ella.

Solo necesitaba que ella confíe en mí. Y no la culpo si aún no lo hace, hemos tenido muchos problemas que avalan la idea de desconfiar de mí.

Después de un tiempo siendo transportada por la sirena, aquella nos eleva hacia la superficie. Estábamos en alta mar, y comencé a sentir fascinación con la idea de estar tan lejos de la tierra otra vez.

—Zair, nos queda poco para encontrar tu barco. La mar me guía.

—Bien...

Ella sabía elevarse y mantenerse a flote bastante bien. En cambio yo, tragaba agua salada de manera intermitente. La sirena al percatarse de esto, posó sus manos en mi cintura y ejerció un poco de fuerza para sujetarme. Su tacto me hizo estremecer más que la frialdad del agua rodeando mi cuerpo.

—Corinne... Respecto a lo sucedido...

—No es la primera vez que asesinas a alguien. Lo sé. Sé que mataste al asesino de tu padre.

—Solo... Quiero que no sientas miedo de mí. No lo soportaría.

En mi mente apareció por unos segundos la imagen del rostro enfurecido y asustado de mi madre, la última vez que nos vimos. Esa misma vez que me obligó a irme de su vida y jamás volver. Ella no quería volver a verme y le estoy cumpliendo su deseo.

Intenté esconder mis lágrimas. Nuestros rostros estaban muy cerca y ella lo iba a notar.

—Zair, entré en pánico, ahora estoy bien.

—Okay —respondí.

Silencio.

Por un momento, solo se escuchaba el cantar de las olas de la mar, abrazándonos con su salada belleza. La templanza marina era realmente reconfortante. Y estar tan cerca de ella, me hacía sentir bien.

—No te usé para conseguir mis piernas y luego largarme. Yo... Tenía miedo, solo eso.

—¿Te asusta enamorarte de mí?

La miré fijo, como intentando adivinar por telepatía todos sus secretos que se reflejaban en su aura misteriosa y casi irreal. Ella parecía conocer muchas cosas de mí, y yo muy pocas de ella. Y eso me dejaba en desventaja.

¿Quién era Corinne realmente?

Si tiene una maldición que la convirtió en sirena, entonces antes era humana.

¿Por qué la maldijeron?

¿Quién la maldijo?

En cuánto pensé esto, sentí como una horrible corriente me llevaba hasta las profundidades de la mar. Grité, intentando tomar la mano de Corinne, pero solo rocé sus dedos, y esa corriente rápida y siniestra me llevó con ella a lo profundo, desconocido y recóndito de la mar, que ningún ser humano conocía con certeza.












🏴‍☠️🏴‍☠️🏴‍☠️


En este capítulo, hay una referencia a la película "La Sirenita" de Disney. ¡Espero la hayas notado! 🧜🏼‍♀️

En este espacio, adjunto una imagen de la fusión entre Zair y Corinne, que me recuerda a Ariel, protagonista de la película mencionada.



Creada por Meta AI.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro