24 ¡Espera!
-¡Corred!- dijo Andrea, señaló la figura con el dedo y comenzó a perseguirla.
Álvaro y yo nos miramos entre nosotros y salimos pitando de allí, siguiendo a Andrea que nos ganaba por 15 metros de distancia.
Misteriosamente, volvió a pasar lo mismo que aquella vez, y nos encontramos acorralados de nuevo en un Callejo sin salida.
La sombra desapareció, como si fuera un fantasma.
Tal vez el destino no quiere que la encontremos, o quizás sea una señal, quizás, quizás, quizás...
¿No todo puede salir bien, no?
*****
-¡Venga chicos, espabilad!
- ¡Pero si llevamos más de media hora caminando! - renegó Álvaro, la verdad, es que sigue cayendome mal, es un quejica, pero tiene su punto.
- ¡Eso no es nada, estoy segura de que en nada la encontraremos!
- Si, ya ya, que si ella vendrá a nosotros, que si no se qué, que si bla bla bla.... - Andrea le pegó un zape en la cabeza.
-¿Y si no aparece?- comenté.
- Aparecerá.
- Pero ya la hemos perdido una vez ¿Porqué tendría que volver a aparecer?
-He dicho que aparecerá y punto.
Pero que carácter.
*****
- Esto es una perdida de tiempo, estoy perdiendo horas de sueño por vuestra culpa - comentó él medio adormilado, tirado en medio de la acera y mirando el cielo.
-¿Has sido tú el que ha querido venir, no?- dije molesto.
-Lo he hecho por ella.
- Calla. - dije.
- No
- ¡Que te calles!
- ¿Y si no quiero?
- ¡QUE OS CALLÉIS YA! - dijo Andrea, ya alterada y con la vena del cuello hinchada - ¡Pareceis niños pequeños!
Los dos levantamos los brazos en forma de rendición, la verdad es que cabreada daba miedo, mucho miedo. Álvaro me guiño un ojo y me dijo:
- Se que en el fondo me amas.
- Ya quisieras....
-¡Mirad chicos! ¡Allí! - dijo Andrea señalando hacia una esquina, por donde desaparecia una especie de tela negra. - ¡Corred!
Corrimos y corrimos pero la perdimos de vista, entonces tube una idea. No podíamos dejarla escapar de nuevo, esto ya parecía una busqueda imposible. Debía sacar mi potencial. Sabía como encontrarla.
-¡Esperad! Silencio, escuchad....
Todos callamos, y escuchamos atentamente...
Un, dos... dos golpes.... un repiqueteo de tacones... una respiración agitada...
- ¡Hacia la derecha!
Giramos rápidamente en la dirección contraria a la dama de negro.
-¡Pero qué haces, así lo que harás es que nos alejemos más de ella!- Álvaro me chilló.
De golpe escuché un sonido a mi izquierda y giré bruscamente hacia ella.
Entre por un pequeño callejón, y así seguí, escuchando atentamente mientras corría, sin perder un segundo.
Izquierda
Derecha
Izquierda
Derecha
Izquierda
Derecha....
Giré en una esquina y de golpe nos la encontramos de frente.
¡Sí, lo conseguí! Sabía que no fallaría.
La mujer se quedo con cara de sorpresa, y dió media vuelta para salir corriendo por donde había venido. Comenzó a correr. Se escapaba de nuevo.
-¡Espera!- Andrea alzó una mano, quieta en el sitio, inconscientemente hizo un gesto de querer cogerla a la vez que decía esa simple palabra. Y a continuación dió en el blanco, el nombre que la hizo detenerse - ¡Miriam espera por favor!
Paró en seco, y se giró lentamente, a continuación dijo - ¿Como sabes mi nombre?
Si tu supieras....
- Soy tu hija ¿No me recuerdas?
A la mujer se le calló de golpe el objeto metálico que llevaba en la mano al escuchar esas palabras -¿Andrea?
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