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Capítulo 26 | Un descanso

El paso de las semanas fue incluso más rápido que antes de que Dracovia cambiara tanto, gracias a que estaba ocupada todo el tiempo con los estudios sobre política y economía humana, además de las clases horribles clases de etiqueta, que ni siquiera me dejaban salir a volar con Ayris y ver el atardecer como antes. Me hizo cuestionarme si esto de abrir las puertas del reino a los humanos ha sido una buena idea, pero al ver las nuevas casas del nuevo pueblo con los habitantes paseando y empezando a tener una vida tranquila mientras los dragones los ayudaban en sus tareas... me hace disipar cualquier duda. Ha sido la mejor de las ideas.

-Reina, ¿dónde se ha metido? -escuché la voz de mi mentora, pues mis lecciones de cómo debe comportarse una reina deberían de empezar.

Miré a todos lados y salí corriendo en silencio para esconderme de ella antes de ser vista. Entiendo que esas lecciones sean necesarias, pero ¡nada de lo que hago parece estar bien! Es algo agobiante, no puedo sentarme encovada, pararme sin estar lo suficientemente recta como si fuera a doblarme hacia atrás, hay demasiados cubiertos para todo tipo de cosas siendo que yo solo usaba un par. No puedo salir a volar todo el tiempo con Ayris porque vuelvo muy sucia, debo bañarme como tres veces al día. No puedo comer todo lo que se me antoje, ¡es demasiado!

-Oh, mi rey, ¿ha visto a la reina? Hace veinte minutos que sus clases de etiqueta deberían de empezar y no la encuentro por ninguna parte. Una reina no debería llegar tarde a sus obligaciones.

Ini rini ni dibi lliguir tirdi i sis ibligicinis.

La imité en silencio con una mueca mientras permanecía escondida.

-¿En serio? -podía escuchar la voz divertida de Reed-. Lo siento, Marlene, no la he visto.

-Está bien, seguiré buscando. Con su permiso, majestad.

Me asomé un segundo, pero volví a esconderme cuando ella pasó junto al pasillo en el que me escondía, que era el mismo por el que había venido. Reed suspira y cuando pasa por el mismo pasillo, extendí la mano para atrapar la manga de su abrigo y lo jalé hasta mí por sorpresa.

-Mi reina, amo que me secuestres así para escondernos y tener privacidad... pero ¿no deberías estar en clases?

-Hoy quiero saltármelas, necesito un día libre. Ya van seis semanas en las que no salgo de este castillo y es siempre la misma rutina.

-Ya veo -se ríe un poco con algo de burla mientras se separa de la pared en la que lo había acorralado-. Entonces, puedo ayudarte a salir de aquí, pero tendrá su precio.

-Sí, sí. Lo que sea que quieras, solo ayúdame a que ella no me descubra.

-Trato hecho, mi reina.

Él se asoma por el pasillo y luego jala de mi mano para llevarme consigo. Bajamos pisos y esquivamos a los de servicio hasta haber podido salir del castillo, Ayris y Jadiel estaban allí, durmiendo en un mismo sitio mientras Arawn voló hasta Reed en forma de halcón.

-Dejémoslos dormir, ¿no? -propone Reed, asentí estando de acuerdo.

Arawn se transforma en un pegaso majestuoso. Reed me ayuda a subir a su lomo antes de subirse tras de mí, Arawn alza vuelo y corre hasta alejarnos del castillo y el reino. Sonreí sintiendo de nuevo la brisa golpear mi piel, en todos estos días apenas pude sentir esto, ya lo extrañaba. Volteé la mirada para encontrar la de Reed, su mano sujetando mi cintura me hacía sentir ese hormigueo agradable. Arawn desciende en el bosque, junto a la cascada. Reed es el primero en bajar y me ayuda a hacer lo mismo.

-Gracias Arawn -dije acariciando su cuello.

Él asiente antes de frotar su cabeza contra la mía. Reed y yo nos acercamos al borde de la cascada y nos sentamos allí para relajarnos un poco, bueno... yo necesitaba relajarme. Me recosté contra el hombro de Reed y suspiré más tranquila.

-¿Mejor? -preguntó.

-Sí, mucho mejor -fue mi respuesta.

No me di cuenta de lo agotada que estaba por tener que despertarme temprano para empezar las clases y lo tarde que me acostaba para cuando acababan, hasta que poco a poco iba quedándome dormida. Reed me abrazó para acomodarme y solo recuerdo sonreír antes de perder la consciencia por completo.

Apenas abrí los ojos de nuevo, me di cuenta de que la tarde se había pasado, ya no había tanta luz solar y ahora estábamos acostados en el suave y húmedo pasto mientras Reed acariciaba mi cabello y yo usaba su brazo de almohada. Me acomodé con intenciones de volver a dormir sin preocupaciones.

-¿Seguirás durmiendo? -pregunta con un tono divertido.

-Aha -respondí sin abrir los ojos.

-Pero no has comido nada.

-No tengo hambre.

Pero apenas terminé de decir eso mi estómago gruñó por comida, estando en contra de mis palabras. Me senté rápidamente sintiendo el calor subiendo a mis mejillas, apoyé una mano en una de estas y aparté la mirada para evitar la suya, mientras que él se sentaba riendo un poco.

-Ya veo que no es como dices.

-Bueno, quizás tenga un poco de hambre.

-Sí, claro -Reed se levanta y me tiende la mano para ayudarme a hacer lo mismo-. Vamos de regreso, de todos modos, ya han de haber terminado tus clases por hoy.

Vuelve a ayudarme a subir en el lomo de Arawn antes de subir él y el leónido alza vuelo de nuevo. La brisa se hizo más fría por volverse de noche. Bostecé una vez más, pero de repente Reed me empuja más hacia él y algo cruza frente a mí rozando mi mejilla hasta hacerme un corte, solté un quejido, pero tuve que sujetarme cuando Arawn comenzó a volar más agresivamente para esquivar lo que parecía ser una lluvia de flechas.

-¿Pero qué...?

Una flecha roza una de las alas de Arawn, comenzamos a caer por esa desestabilización. Reed me sujeta con fuerza y casi en el último minuto Arawn pudo equilibrarse y caer algo más suave de lo que iba a ser.

-Arawn -Reed se apresura a ayudarlo-. ¿Estás bien?

-"Sí, solo fue un rasguño." -menciona mostrando el corte en su ala.

-Déjame ayudarte -me acerqué y usé mi energía para curar su herida.

-"Gracias, mi reina."

-Así que era cierto... -una voz desconocida llama nuestra atención-. Mi reina adorará saber esto.

Reed desenfunda su espada, pero los caballeros desconocidos hacen lo mismo. Él me mantiene atrás y mira a todos lados.

-Arawn, sácala de aquí.

-¿Qué? Reed, no puedes...

-Atrápenlos -ordena el desconocido.

-Ahora -sentencia Reed antes de que todos los caballeros corrieran a nosotros.

Arawn adopta una forma de dragón, lanza llamaradas a todos para alejarlos antes de tomarme con sus garras y salir volando.

-¡Espera, Arawn! ¡Tienes que volver por Reed!

Él no me hace caso y sigue volando. Volví la mirada hacia el lugar en donde lo dejamos, podía escuchar como peleaban mientras unos árboles ardían en llamas.

-¡Reed!

Pero no creía que fuera a escucharme por lo lejos que estábamos. Regresamos al reino y fuimos recibidos por los dragones al sentir mi preocupación. Ayris se me acerca en cuanto Arawn me dejó en el suelo.

-Ayris, debemos irnos. Hay que ayudar a Reed.

-"¿Qué ha pasado?"

-Nos han atacado, no sé quiénes han sido, pero no tenemos tiempo que perder -declaré subiendo sobre el lomo de Ayris.

-Espere, ¡majestad! -unos caballeros que antes pertenecían a la guardia real de Valoria se acercan-. No puede ir, el reino necesita a uno de sus gobernantes aquí.

-Pero Reed...

-Nosotros iremos por el rey y lo traeremos de vuelta.

Dudé. No estaba acostumbrada a no hacer nada y menos por Reed, pero después de tantas clases sabía que ese caballero tenía razón. Solté un gruñido frustrado y asentí estando de acuerdo. El caballero empezó a dar órdenes a los otros, montaron sobre caballos y dragones y fueron velozmente a buscar a Reed luego de saber en dónde estaba.

-¿Por qué Reed no ha venido con nosotros? -cuestioné para mí misma.

-"Luego de haber vivido tanto creo saber el porqué ha ordenado a Arawn que te trajera solo a ti" -comenta Ayris-. "Si los traía a ambos, esos caballeros los seguirían hasta aquí, aún somos un reino en desarrollo como para defendernos bien, ahora somos un blanco fácil para los demás reinos y... sí, estamos nosotros los dragones, pero eso no impedirá que los humanos no sufran muchas pérdidas por un ataque repentino sin que tengamos preparación. Prefirió quedarse a retrasarlos, quizás porque sabe que irán a ayudarlo allá o para darnos tiempo de prepararnos aquí."

-Esto es... complicado. Reed pensó en todo eso en tan poco tiempo, yo apenas pude comprender lo que estaba pasando -apreté mis manos en puños mientras me sentía impotente-. Aún me falta mucho por aprender.

-"Reed no fue primer general de las tropas reales por nada, Eliette. Él se supone que tiene que pensar en todo antes que el enemigo, debo admitir que es muy bueno en eso."

-Quiero ir a ayudarlo...

-"Lo harás cuando conozcas más de la situación. Ahora tienes un reino preocupado al que debes calmas."

Bajé de su lomo y observé las miradas de todos los presentes, estaban esperando a que dijera algo y, como dijo Ayris, que los calmara. Suspiré un poco y les dediqué una sonrisa para ayudarme a demostrar confianza y tranquilidad.

-No tienen qué temer, su rey es alguien muy hábil y fuerte, aguantará hasta la llegada de los caballeros quienes lo traerán de vuelta. La amenaza pasará y ustedes estarán en paz. Créanme, incluso tienen la ayuda de los dragones y un poderoso leónido que los protegerá, ellos volverán.

Algunos parecen convencidos por mis palabras, otros seguían dudando, pero no dijeron nada. No los culpo, yo tampoco estoy del todo tranquila aquí sin saber lo que está pasando allá, pero el caballero tiene razón, el pueblo no puede quedarse sin gobernantes, menos al ser aún tan nuevo, ni siquiera tenemos completo la guardia y caballería, incluso no tenemos del todo terminadas muchas casas o edificios públicos. Debo confiar en que Reed y los soldados volverán. Eso espero...

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