Capítulo 12 | Primer vuelo
El viento que golpeaba mi rostro era suave por el vuelo lento de Jadiel para evitar que fuéramos a caer. Reed aún me sujetaba, y parecía negarse a soltarme por miedo a que fuera a caer. Resoplé cerrando los ojos y aceptando el hecho de que el primer vuelo de Reed sobre un dragón, y que además ese dragón y él tuvieran un vínculo, fuera estropeado a conciencia. Aunque a ninguno parecía afectarle, realmente parece que no les importa.
Dejé de pensar en eso por sentirme muy cansada como para preocuparme, volví a dejar apoyada mi cabeza en el hombro de Reed y me acomodé contra él. Reed también se acomoda para sujetarme mejor en esa posición.
-Creí que jamás me permitirías tocarte siquiera un poco -comentó-. Supongo que ahora no es que tengas muchas opciones, ¿no?
-Es verdad, no las tengo... Si no quiero caer, es mejor sujetarme de ti, no tengo la fuerza para hacerlo por mi cuenta -respondí levantando la mirada para notar esa expresión de amargura, como si él se esperaba esa respuesta, pero aun así no era lo que quería escuchar realmente-. Eso era lo que también creía. Pero luego de lo que hemos pasado y lo que te he visto hacer por los animales como ese cervatillo, supongo que puedo cambiar de idea respecto a ti.
-¿En serio? -me mira sorprendido, asentí con una leve sonrisa.
-Y más ahora, al saber que incluso eres digno de tener un vínculo con una especie tan majestuosa como son los dragones.
-¿A qué te refieres con eso del "vínculo"? -cuestionó. Supongo que no le he dicho sobre eso en lo que llevamos juntos.
-Al nacer estás vinculado a algún ser, muy pocas veces son a más de uno. Pero no a todos les pasa, solo los dignos son vinculados a los dragones que son casi tan importantes como ser vinculado con un leónidos -respondí.
-¿"Leónidos"?
-Criaturas aún más importantes, protectores de la Tierra, capaces de transformarse en cualquier criatura que deseen o que su vínculo le ordene. Los más fuertes, hábiles y poderosos animales. No hay mucho escrito sobre ellos porque no se dejan ver fácilmente, solo ante aquellos que ellos consideran merecedores. Así que tampoco saben cuál es su forma original.
Reed asiente comprendiendo. Volvimos a quedarnos en silencio mientras Jadiel baja hasta la tierra frente a la niebla del reino. Se inclina para dejar que Reed me cargara de nuevo y me bajara de su lomo, él me dejó sobre una roca y yo cubrí mis ojos con una mano para aguantar el mareo que aún prevalecía.
-¿Qué pasa si... no quiero tener este vínculo? -preguntó Reed de repente. Destapé mi rostro y lo observé un momento, notando que solo era curiosidad.
-¿Conoces la leyenda del hilo rojo? -pregunté, siendo un asentimiento de cabeza de su parte la respuesta-. Bueno, es lo mismo, el vínculo es como el hilo, puede estirarse, enredarse, cruzarse, pero jamás romperse. No puedes deshacer el vínculo una vez ya encontrados ambas partes.
-Entiendo.
Reed se sorprende un poco cuando Jadiel pasa su hocico por debajo de su brazo para pedirle que le hiciera caso y lo fuera a acariciar. Reed estaba algo confundido, pero lo hace.
-Es un dragón de cueva -mencioné llamando la atención de Reed-. Su tamaño es mejor que los dragones que andan en la superficie, además el color rojo de su cresta es exactamente igual al rojo de los trozos de rubíes que están incrustados en su cuerpo.
Muchos humanos quieren a los dragones de cueva por eso mismo, por las piedras preciosas en sus pieles y porque pueden detectarlas bajo tierra. Los usan en sus excavaciones, los maltratan y sobreexplotan. Lo sé gracias a Ayris y el líder de los dragones de cueva: Umbrax, al cual le arrancaron varias piedras de su cuerpo.
-Es fascinante -menciona Reed observando tales piedras en Jadiel.
El terror a que fuera a llevárselo para usarlo en excavaciones, o arrancarle las piedras del cuerpo me invadió. Estaba intranquila, quería decirle yo misma que Jadiel iba a quedarse en el reino, fuera del alcance de los humanos, pero a la vez me sentía mal por dudar de él. ¿Por qué me siento mal? No debería de importarme, no, debo decirle lo que pienso.
-Será mejor que Jadiel se quede contigo -soltó.
-¿Ah? -lo miré sorprendida mientras veía la sonrisa asomada en su rostro mientras acariciaba a Jadiel.
-Estará a salvo en tu reino, si lo aceptas y no creo que quieras negarte -responde antes de añadir-. No puedo llevarlo conmigo, podrían matarlo o utilizarlo, no quiero arriesgarlo así, menos luego de todo lo que pasó a causa de los humanos.
Me dejó plasmada de nuevo. No esperaba que fuera él quien pensara primero en Jadiel y en su seguridad. Creí que querría llevárselo consigo, supongo que de nuevo me he equivocado con respecto a él. No es tan malo.
Decidí mirarlo mejor, tratando de encontrar algún atisbo de maldad o algo así, pero nada, realmente estaba pensando en proteger a Jadiel de su especie. ¿Es posible que sea bueno? Al mirarlo ahora... ya no veo esa mirada gélida e inexpresiva como aquella al matar a ese lobo la primera vez, no, ahora veo algo más cálido, más suave. Se veía bien así...
-¿Huh? ¿Te ocurre algo, reina? Te ves roja -menciona al mirarme.
Toqué rápidamente mi rostro con ambas manos, podía sentir el calor de la sangre en mis mejillas, aparté la mirada avergonzada. Jamás me había sentido así y esto era nuevo, ¿por qué me he sonrojado? ¿Por qué mi rostro se ha puesto así solo por pensar que Reed se ve bien? ¡No entiendo nada de estas cosas humanas! ¡Los libros no me han ayudado mucho! Solo sé que esto pasa cuando la protagonista de mis novelas se enamora del otro protagonista, ¿por qué pasará esto entonces? No lo explica en los libros de medicina... o quizás no lo he leído bien.
-N..No me pasa n..nada -respondí. ¡¿Por qué estoy tartamudeando?!-. Tenemos que irnos. Jadiel.
Me levanté rápidamente, me había olvidado completamente sobre el hecho de que ahora mismo no es que pueda hacer las cosas muy rápido. Mi cabeza dio vueltas, retrocedí ocasionando que tropezara con mis propios pies, caí hacia atrás, pero de pronto un brazo rápido y firme evita mi caída por segunda vez. Abrí los ojos para ver a Reed, me estaba hablando, pero no podía entenderle ni una palabra, estaba tan ocupada admirando el brillo gris de sus ojos, ¿cómo alguien puede tener tal color? Ni siquiera en los dragones es común. Pero le queda bien de todas formas, un color único e hipnotizante.
-¿Reina? ¿Me escuchas? -su voz finalmente llega hasta mis oídos, consiguiendo que volviera a reaccionar.
-A..Ah... sí, te e..escucho, R..Reed -respondí poniéndome en pie-. Lo siento...
-No importa, solo ten cuidado.
Asentí estando de acuerdo, pero volviendo a ver su rostro un momento más, había algo en él que no me dejaba apartar la mirada una vez que ya lo había visto. Sin darme cuenta de que aún estábamos muy pegados. Mis manos se aferraban a su ropa por el pecho y la suyas se deslizaban por mi cintura y espalda, provocándome una sensación placentera, se me erizaba la piel. Apenas podía mirarlo al rostro pues me sentía cada vez más apenada sin razón.
-Estás roja de nuevo, reina -volví a mirarlo, notando una sonrisa leve asomarse en su rostro-. ¿Y dices que no te pasa nada?
-E..Es verdad, n..no me pasa nada -respondí volviendo a bajar la mirada, pero su mano bajo mi barbilla me regresa enseguida-. Creo...
-¿"Crees"? Pues yo creo saber lo que te pasa.
Noté su mirada bajar hacia mis labios e instintivamente copié su gesto. No había notado lo suaves que se ven sus labios, es como si sintiera la necesidad de comprobar su textura de una forma extraña. ¡¿Qué me pasa?!
-Ya me t..tengo que ir -sentencié apartando a Reed por un empujón leve contra su pecho. Él ríe un poco, pero asiente y me carga de repente-. ¿D..De nuevo?
Reed se acerca a Jadiel quien se inclina y esta vez me sube solo a mí en su lomo. Se despide y Jadiel alza vuelo, obligándome a sujetarme por su cresta. Mientras nos alejábamos, miré hacia Reed que nos veía desde lo lejos. Mi rostro vuelve a enrojecer de solo recordar esa cercanía entre ambos.
Jadiel y yo cruzamos la pared de niebla, enseguida vimos a Ayris y a unos centinelas acercarse alertas hasta verme sobre el dragón nuevo y extraño.
-"¿Eliette?" -Ayris me mira confundida.
-Vamos a hablar al castillo -pedí.
No es como si hubiera más opciones. Los centinelas volvieron a sus puestos mientras Jadiel, Ayris y yo regresábamos al castillo, en donde finalmente me bajé de Jadiel y mantuve el equilibrio para no caer.
-Sé que no querías que saliera de nuevo, pero al escuchar a Jadiel pidiendo ayuda... no pude evitarlo -suspiré profundo, sintiendo la misma tristeza de recordar lo que vi-. Ya no tiene a nadie más, ahora ya no... así que he decidido que se quedará aquí. Espero que lo entiendas, por favor.
-"Mira... no tengo problemas con eso, por supuesto que puede quedarse. Solo me preocupa que salgas y más sola, sabes lo que pienso."
-Lo sé, lo siento... es que fue muy rápido todo y yo solo actué.
Asiente comprendiendo, ella observa a Jadiel que mira todo el lugar con fascinación, más aún el trono y la fuerza que emana de este. Pocas veces me he sentado allí en realidad, pero es un trono fantástico. Ayris se dirige hacia él, se presenta y se ofrece para enseñarle el lugar, yo lo agradecía pues quería descansar un poco, pero apenas ellos se fueron, a mi mente llega Reed nuevamente. Mi rostro enrojece y corrí a la biblioteca a buscar libros de medicina que me fueran a dar una respuesta para saber lo que estaba pasando con mi cabeza, ¿y si explotaba? Espero que no.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro