Sin previo aviso tomó una curva cerrada, las ruedas derraparon en la carretera y los frenos rechinaron, era una Harley cabalgada por la Dama de la Noche; se podía esperar cualquier cosa. Cogió un camino lateral que subía a la colina, al máximo y sin aminorar la velocidad. Llegó a la cima de la colina y paró la moto. Se hizo el silencio, una oscura noche de otoño, dominando las llanuras de Texas desde el monte, bajo un cielo sin estrellas con una fina luna creciente. Respiró el aire puro y se impregnó del silencio nocturno.

De pronto algo la sobresaltó, el ruido de un motor. La Yamaha subía hacia la colina donde había desaparecido la chica con su Harley. Ella giró la cabeza justo a tiempo de que los faros de la moto que el chico acababa de encender le iluminasen de lleno la cara, sus preciosos ojos de gato nocturno quedaron deslumbrados. Se paró la moto y se volvió a hacer la oscuridad y el silencio. Un silencio que duró largo rato sin ser interrumpido. Ninguno de los dos sabía qué hacer. Sorprendentemente fue ella la que lo rompió.

—Tú eres el chico que me observaba por las noches —Su voz sonó extrañamente dulce y melodiosa en medio de la noche, como un órgano tocando en el silencio de una catedral.

Él quedó como en trance al oír su voz. ¿Cómo demonios sabía ella que la había estado observando?

—Sí, ¿cómo lo sabes?

—Sé muchas cosas, sin que nunca nadie sepa nada de mí —dijo enigmática con su inquietante y a la vez seductora voz.

—¿Quién eres?

—Soy una sombra, un espíritu de la noche.

Él se quedó completamente atónito, era mucho más misteriosa de lo que podría haber imaginado.