Me basé en personajes reales para crear la historia, aunque me tomé unas cuantas licencias. Todo lo relativo a los escándalos es cierto, aunque el barón de Rich no tenía ninguna hija de nombre Elizabeth, así se llamaba la ilegítima que su esposa Penélope engendró con su amante Mountjoy.

     En este mural vemos al barón de Rich —y luego primer conde de Warwick— con su segunda esposa, Frances:

     Hay que decir que quedó bastante escaldado después del primero con Penélope y recién en 1616 pudo superar la traición y seguir adelante.

     Pero quien sí hizo carrera dentro del mundo de los piratas y de los corsarios fue su heredero, Robert, hermano de la protagonista en la novela y segundo conde de Warwick a la muerte del padre. Como hemos visto, en el transcurso del siglo XVII hubo actividades piráticas que contaban con el apoyo de Inglaterra, de Francia y de Holanda en el intento por terminar con la supremacía y el poder español y este hombre se valió de ello para enriquecerse y adquirir más riquezas e influencia.

     A estos efectos se crearon diversas compañías para colonizar puntos estratégicos de la costa de América del Norte y algunas islas próximas. Uno de los miembros de la nobleza más activos para fundar y para consolidar centros ingleses en el Nuevo Mundo fue precisamente Robert Rich, que en mi novela aparece con tan solo 14 años. Como ves, he intentado reflejar lo máximo posible los acontecimientos históricos, pese a las licencias que te he comentado.

     Robert era antiespañol, puritano y se dedicaba a trazar y a llevar a cabo planes para expandirse en estos enormes territorios. Contaba con la ayuda de los capitanes Daniel Elfrith y John Jope al mando de los barcos Treasure  y White Lion, respectivamente, que se dedicaban a capturar naves portuguesas y españolas que traficaban con esclavos. No te equivoques, no los guiaban los principios, sino que pretendían robarlos y utilizarlos en las plantaciones de tabaco.

     Además, ayudó al crecimiento de las colonias de Virginia y de Bermudas. Consiguió los inversores que contribuyeron a la creación de la Compañía de la isla de Providencia para colonizarla y utilizarla de base con la finalidad de atacar los intereses hispanos. En Bermudas, Elfrith contaba con el apoyo de los habitantes porque les había suministrado alimentos robados a los españoles para paliar la hambruna que los azotó en 1613.

     Más adelante, pese a que Inglaterra y España estaban en paz, las actividades delictivas de los ingleses fueron en aumento porque las autoridades coloniales les otorgaban patentes de corso. Robaban las riquezas que cargaban los barcos y se apropiaban de los esclavos para venderlos a los dueños de las plantaciones. Se cree que entre 1631 y 1639 los piratas de Providencia abordaron por lo menos 16 embarcaciones negreras portuguesas provenientes de Angola. Por supuesto, este negocio en expansión enriqueció todavía más al conde de Warwick.

     Las acciones provocaron que España reaccionara en 1635, pero no consiguieron derrotar a los corsarios. No obstante, este intento se utilizó como excusa para aumentar el número de patentes de corso, lo que le vino genial a Warwick para hacerse más y más rico. No es de extrañar, su apellido era Rich... «Rico», en español.

Robert Rich, segundo conde de Warwick (1587-1658).