Capítulo Treinta y Ocho
Capítulo treinta y ocho.
5 de julio, 2015.
—Déjame ver si estoy entendiendo toda la bomba que como una mala amiga no me dijiste antes —Me corta Fabia, me sonrojo porque tiene razón.
He sido una pésima amiga. Me enfrasque tanto en mis asuntos que olvidé completamente hablar con ella y ahora vengo por ayuda.
»Sales con uno de los tipos calientes más famosos, hiciste mierda en el pasado y quieres usarme para sacar la verdad a una perra loca...
—No es así...
—Me encanta, no es algo muy elegante pero amerita actuación. Sí, me gusta como proyecto —Sonríe—. Sin embargo, espero y sepas que debes compensarme alguna vez por esto. Quizá un vídeo musical de tu novio, una fiesta exclusiva, algo que cubra todo este dolor de una amistad que estaba llena de secretos.
—Cuidado, te traume la vida —digo con sarcasmo, luego le sonrío—. Gracias, Fabia. Esto es realmente importante para mí.
Ella estira su mano y me toma por sorpresa que tome la mía por sobre la mesa. También me sorprende lo suave que es su palma ¿Qué usa para tenerlas así?
—No soy tonta, sé que muchos se preguntan por qué eres amiga de alguien narcisista, perfecta, egocéntrica y buena para el sexo como yo, pero no soy tan mala ni tan perra. Eres de las pocas chicas que me agradan a mi manera, la mayor parte del tiempo no quiero ser cruel contigo y eso no sucede siempre ¿De acuerdo? Así que quiero ayudarte, eres una persona sosa y aburrida que vivió una experiencia llena de mucha adrenalina y horrible. ¿Me entiendes?
»Voy a ayudarte porque eres mi amiga —Se encoge de hombros— y creo que eso hacen las amigas; no sé, no estoy acostumbrada a ser una buena.
—Lo eres, Fabia y lamento si te juzgué.
—Sí...Ahora te soltaré la mano porque te está sudando y me da asco, pero no lo tomes personal.
No puedo evitar reír antes de tomar una fresa de mi dulce, ella rueda sus ojos y da un sorbo a su té. Fabricia es especial a su manera, espero algún día alguien se dé cuenta y a diferencia de lo que incluso yo solía hacer, no la juzguen por la manera en la que ve la vida.
***
6 de julio, 2015.
— ¿Elanese? —Me llama Eva.
Alzo la vista de mi taza de chocolate caliente y observo a mis hermanas, da la impresión de que esperan alguna respuesta de mi parte, solo que no sé de qué hablaban. Me encontraba perdida entre mis pensamientos y preocupaciones. Las veo intercambiar una mirada antes de que vuelvan a concentrarse en mí.
Estamos desayunando juntas, por lo general suele ser un hecho que disfruto mucho, pero ahora se me hace difícil relajarme y fingir que llevo una vida normal.
— ¿Qué pasa por tu cabeza? —pregunta Leslie.
Paso mis dedos de forma ausente por la mesa; por mi cabeza pasa tantas cosas. Estoy en un momento donde parece que es fácil afligirme y que todo me afecte de alguna manera. Ahora, mientras observo a mis hermanas, siento la inminente culpa de poseer un secreto tan grande de ellas. Sé que las destruiría saber lo que hice en el pasado, así que mientras callo los recuerdos solo me destruyen a mí.
Sin embargo, yo sé que los secretos suelen alejar a las personas, suelen ser el atajo y camino rustico de las mentiras. Algunos secretos ensucian la honestidad y tambalean la confianza, son las consecuencias de poseerlos.
—Amar conlleva a sufrimiento, es una de sus facetas —digo, Eva enarca sus cejas con sorpresa—. ¿Sufres amando a Elliot?
— ¿Dexter te ha hecho algo?
—No, pero es inevitable. Amar conlleva felicidad y dolor, es un equilibrio. Les, amaste a Arthur y fuiste feliz, también sufriste. Amamos a mamá, felicidad y tristeza conllevo a hacerlo. El dolor es inevitable, es solo que a veces no sabemos cómo vivir con ello.
—Elanese, ¿Qué sucede? —Más que una pregunta, Eva exige saber.
Tomo mi taza de chocolate, ahora bastante frío, y doy un pequeño sorbo retrasando el que tenga que hablar. Al final, termino por encogerme de hombros.
—Nada, Dexter y yo nos estamos tomando un poco de espacio, de esa manera podemos ordenar nuestras cabezas y él concentrarse en conseguir obtener la custodia de Skylie —Tomo ese atajo—. No han sido días precisamente risueños para mí, supongo que solo tengo un bajón.
—Pero tú eres todas sonrisas.
—No siempre soy feliz, Eva. A veces solo finjo muy bien —respondo a la defensiva, eso la toma por sorpresa. Suspiro—. Lo siento, solo como dije, no estoy teniendo buenos días.
—Te ves agotada —Leslie estira su mano y toma la mía—; sabes que siempre estaremos para ti, para lo que sea, Ela.
—Lo sé, gracias —Aprieto su mano y luego la retiro—. Estoy bien, solo es un bajón.
No están convencidas de mi respuesta, Eva presiona un poco más, pero termina por dejarlo cuando nota que solo me pongo más inquieta. Intentan reintegrarme a la conversación sobre la boda de Eva y trato de corresponder tanto como puedo. Para cuando terminamos, vuelvo al trabajo con dolor de cabeza y la angustia todavía en mi pecho.
Fabricia ha contactado a Kora y todo parece ir...Bien. Kora dirá que sí a cualquier cosa que represente ingresos monetarios, incluso si consta de prostituir a una chica. Fabricia aún no tiene contacto con Barack y mucho menos con Miranda Miller; estoy ansiosa y preocupada, aunque Barack no sea un mafioso o algo tan turbio como asesinatos, es un hombre de mucho poder y alcance, no quiero saber hasta dónde está dispuesto a llegar si nos descubre.
El plan es bueno, tan sencillo como entrar y obtener pruebas de que Miranda no es apta para obtener la custodia de Skylie, suena fácil, pero no lo es. Se arriesga tanto en una jugada que parece tan simple. Para distraerme, debido a que he acabado mi trabajo, una vez más navego por las escuelas, institutos y universidades. Una vez más trato de hacer que los planes de pago se adapten a mi presupuesto, y una vez termino frustrada cuando las cuentas no dan.
¿Qué va a ser de mi vida? Me siento desorientada, en una carretera incierta sin saber qué rumbo seguir. Es terrible estar en este punto en el que no sabes qué harás con tu vida, tu futuro, cuando no tienes ni idea de cómo construir y vivir el presente.
— ¿Qué sucede conmigo? —susurro y tengo ganas de llorar—. ¿Por qué no puedo tener mi vida clara cómo mis hermanas?
Estoy demasiado abrumada por todo, quiero acurrucarme, cerrar los ojos y despertar con ideas claras, sin problemas y mucha tranquilidad, pero sé que no es posible. Que los problemas no desaparecen por si solos, que solo yo puedo trazar el camino hacia mi futuro y que no puedo darle la espalda a lo que sucede, debo superarlo.
—Respira hondo, Ela. Fabricia y todos estaremos bien. Tú encontrarás tu camino, quizá ni siquiera es la escuela, tal vez solo lo estoy forzando. No cedas a la presión, puedes con esto y mucho más. Positiva, se positiva.
Cierro las páginas de las escuelas y abro un documento Word en blanco, en el escribo: ¿Qué es lo que quiero? ¿Cuál es mi talento? En internet navego encontrándome con experiencias de personas que al igual que yo aman la historia y que la estudiaron a través de libros, viajes, visitas; también descubro que hay otros aspectos que no había pensado y los cuales me gustan, posibilidades que simplemente había descartado o ni siquiera las había pensado.
Es como si poco a poco, mi nube gris se fuese difuminando al descubrir que poco a poco, si me lo propongo, encontraré mi camino. Esta vez mis ojos se humedecen ante la sensación de retomar mis esperanzas. No tengo que esperar que me salga mal todo, esto saldrá bien.
No soy solo un desastre andante, soy una persona que puede conseguir grandes cosas en la vida, incluso, si mi camino para lograrlo es mucho más largo que el de otros, que el de mis hermanas.
Mientras el alivio poco a poco recorre mi ser, me percato de que mi teléfono vibra contra el escritorio; es un número privado y aunque tengo mis dudas sobre contestar, al final termino por hacerlo.
— ¿Hola?
— ¿Mejor amiga? —pregunta una voz baja y asustadiza. De inmediato me incorporo.
Pero ¿Cómo rayos...?
— ¿Skylie? ¿Cariño, eres tú? —Estoy segura de su voz, el modo en el que me llamó, pero es tan improbable que ella pueda llamar...Y a mí.
—Sí... ¿Eres mi súper amiga Ela?
—Sí, sí, Sky, soy yo. Tú súper amiga.
— ¿Por qué no vienes a verme? ¿Ya no quieres ser mi amiga?
—Amo ser tu mejor amiga, Sky. Nunca dejaré de serlo.
—Pero ya no me ves. Rojo tampoco me quiere ya. Ya no me lee cuentos, no baila conmigo, no me habla. ¿Está enojado conmigo?
Estoy oxidada en lidiar con este tipo de situaciones, en mi cabeza busco lo que aprendí, los libros, mi clase, pero estoy tan abrumada por sentimientos qué no sé cómo lidiar ante tales preguntas de una niña en medio de un proceso de disputa por custodia legal.
—Dexter nunca te olvidaría, eres su lucecita, ¿Lo recuerdas?
—Me olvida.
—No, cariño, no lo hace —aseguro—. Sky, sigues en la casa donde los señores amables te cuidan por un tiempo, ¿verdad?
—Sí.
Dejo ir la respiración que no sabía que estaba conteniendo, aunque el alivio no es del todo total.
— ¿Y cómo conseguiste mi número, cielo?
—Tengo un nuevo amigo —Me cuenta—. Lleva corba... ¿Cómo se llama?
—Corbata —completo con la voz aguda.
— ¡Sí! A veces trae dulces y me regaló cuentos. También le da regalos a la señora Clary.
— ¿La señora Clary?
—Sí, la señora dueña de esta casita. Ella siempre nos dice: yo mando aquí. A veces es un poco gruñona. Dice que le robamos años, pero yo no soy una ladrona.
—No, no lo eres. Cuéntame un poco más sobre ese amigo tuyo.
—Le dio a Tayra un celu para que llamara a mi súper amiga. ¡Dijo que te conoce! Tenía tu número —Parece cada vez más entusiasmada mientras yo me voy tensando—. Tay es mi amiga, es grande...No como tú, es una adolor.
—Adolescente —corrijo.
— ¡Eso! Solo podemos llamarte a ti, pero tu amigo te dejó saludos. Dice que no lo dejas ser amigo de Rojo, ¿Por qué?
— ¿Cómo se llama tu amigo?
—No puedo decirte —susurra—, se enfadará. Dijo que tú sabrías.
— ¡Aléjate de ese hombre! —grito y escucho como se le corta la respiración, me ordeno calmarme—. Quiero decir, cariño, puedes tener otros amigos. Él no es muy buen amigo porque a veces hace cosas que están mal ¿Vale? Me haría muy feliz si lo evitaras.
—Pero es mi amigo, no solo tú puedes ser mi amiga —Parece molesta, incluso puede que sonara un poco desafiante.
—Lo sé, pero él no es buen amigo, Sky.
—Quiero irme con Rojo, pero me olvidó —Sorbe su nariz y su voz se vuelve temblorosa—. No me quiere, me lo dijo ¡Mi amigo me lo dijo!
—Dexter te ama, tu amigo solo quiere molestarte.
—Me olvidó. Yo tampoco voy a quererlo más porque él no me quiere.
Me pongo de pie, sostengo el teléfono contra mi hombro y tomo mis cosas.
—No te olvidó, ¿Quieres hablar con él?
— ¡No! Porque ya no le quiero.
—Sí lo quieres y mucho —Le recuerdo.
—No porque él no me quiere y yo tampoco lo quiero más.
—Sky, ¿me presentas a tu amiga Tayra?
— ¡Sí!
Espero cortos segundos hasta que una voz joven me saluda al teléfono, sin embargo, su voz es rasposa como si estuviese fumando.
— ¿Cuántos años tienes, Tayra?
—No es tu problema —responde.
—Muy bien. Resulta que si es mi problema porque soy trabajadora social de una agencia a la que con solo una llamada podría decirles como en este mismo momento estás fumando y tienes un teléfono a escondidas del cual permites que una niña llame, además de que dicho regalo proviene de un supuesto amigo, el cual ambas sabemos es un hombre adulto. Entonces, ¿Cuántos años tienes, Tayra?
Pasan largos segundos.
—Quince años, señora.
—Sé que no tienes una vida fácil y que ahora el mundo parece caer sobre ti, pero quedan posibilidades de que todo mejore.
—No necesito charla motivacional, señora. No necesito de su esperanza y fe. ¿Qué quiere?
Se me encoge el corazón ante la seriedad y la desesperanza que debe embargarla. Aclaro mi garganta.
—Sky es pequeña y le queda un montón de esperanza y fe, tiene una inocencia que no debe perder. Necesita hablar con alguien para seguir creyendo. Necesito que hable con alguien muy especial y luego debes alejar este teléfono de ella, incluso de ti, alejarse totalmente de ese hombre. ¿Lo entiendes?
— ¿Y si no quiero?
No quiero ser cruel con ella, pero necesito que entienda.
—Supongo que conocerás una nueva casa y me encargaré de que sepan que te gusta fumar a escondidas —Odio hacer esto, pero necesito sonar firme. Si estuviese frente a esta chica, no sé si podría mantener la fachada.
— ¿Cuándo debo volver a llamar?
—Dame una hora y luego deshazte de ese teléfono, y promete que se mantendrán alejadas de ese hombre.
—Puedo prometerlo, pero mi palabra no vale nada, señora.
— ¡Dile que la amo a ella! —escucho a Skylie.
—Dile que yo también la amo. Llama en una hora. ¿Tayra?
— ¿Si?
—No soy tu enemiga.
—Todos lo son.
Y con eso da por finalizada la llamada. Salgo con rapidez de mi oficina y camino hasta la de mi jefa. Puesto que he terminado mi trabajo por el día de hoy, cuando uso una de las excusas más trilladas, malestar estomacal, ella me deja ir porque nadie quiere malos olores en su lugar. Voy tan deprisa que ni siquiera me lamento del dinero que sé que me tocará gastar cuando tenga que pagar el taxi en el que subo. Le envío una nota de voz a Dexter preguntándole dónde está, a lo que me responde que es el cumpleaños de su sobrino y están teniendo una pequeña reunión familiar en casa de su hermano. Así que ese es el lugar al que me dirijo.
Cuando bajo del taxi, mi celular suena, no ha pasado una hora, pero es el número privado.
—Ya no podremos hablar, es ahora o no sucederá —dice de manera seca Tayra.
—De acuerdo, dame unos minutos.
Me siento un tanto apenada de la fuerza que implemento para tocar el timbre de la casa de Harry Jefferson, pero hay prisa. Kaethennis es quien abre la puerta sosteniendo a Jeff McQueen en sus brazos.
—Hola, Elanese.
—Hola, esto sonará muy grosero, pero ahora no puedo entablar conversación, necesito hablar con Dexter —digo con rapidez todavía con el teléfono pegado a mi oreja.
—De acuerdo...Pasa adelante.
Un perro ladra a mí alrededor cuando entro, Kaethennis llama a Dexter y yo le pido a Tayra que ponga a Skylie al teléfono.
— ¡Hola de nuevo, mejor amiga!
—Hola, tengo una persona muy especial que quiere hablar contigo.
— ¿El hada de los dientes? Porque perdí un diente y no me trajo nada, lloré mucho.
Mierda. Qué manera de hacer estragos en mis sentimientos.
—En esta ocasión el hada no puede ponerse al teléfono, pero tengo alguien mucho mejor con el que puedes hablar.
—Uhmm... ¿Santa? Hace mucho no sé de él, tampoco me quiere.
—Eh...No, cariño, no es él. Y Santa sí te quiere.
—No me da regalos.
—Sí lo hace, tu buena salud, esa sonrisa y alegría es su regalo.
—Pero yo quería juguetes —Se queja y no puedo evitar reír. Veo a Dexter acercándose.
—Bueno, no es Santa tampoco. Ya te paso con tu persona especial para que le hables —Extiendo el teléfono hacia un confundido Dexter—. Es una llamada especial para ti.
—Esta mierda del misterio asusta, copo de azúcar.
—Sin malas palabras —advierto señalando hacia el teléfono ahora en su mano, donde asumo que Skylie sigue parloteando.
—De acuerdo —Lleva el teléfono a su oreja. En un principio parece desconcertado luego sus ojos se abren con incredulidad y me observa—. ¿Lucecita?
»Sí, soy yo, Rojo —Su voz tiembla, sacude su cabeza—. No, no llores. Te prometo que no te he olvidado, te amo, Skylie, nunca te abandonaría.
Respiro hondo, es lo que Skylie necesita escuchar porque conozco lo que Barack quiere hacer. Quiere orillarme a caer en su propuesta, porque sabe que si Skylie deja de creer en el amor de Dexter, cuando hablen con ella su testimonio podría solo decir que no quiere estar más con Rojo porque él no la quiere y olvida. Está manipulando las emociones de una niña indefensa para quebrar mi voluntad, pero no voy a permitírselo.
Dexter se deja caer en el suelo para sentarse y me siento a su lado, recargo mi cabeza de su hombro y tomo su mano libre, entrelazando nuestros dedos.
—Yo también te extraño mucho, pero a cualquier distancia siempre estaremos corazón a corazón. ¿Lo recuerdas? Te dije que algunos corazones laten al mismo ritmo, Lucecita. Somos como Nemo y su papá...
»Sí, prometo encontrarte.
No estaba muerta, estaba de parranda (8)
Holiiiiiiiisssssssss, volví jijijiji. Repotenciada, así que preparen esos corazones.
Y junto a mí volvió el hada ¡Yeihhh! Así que el hada inaugura su regreso con @EMartinez18 espero haber escrito bien tu usuario; nena gracias por el constante apoyo y amor, es tu momento de brillar.
Espero les guste.
¡Esperen! La maldad no estaría completa sin...
AVANCES DEL CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE:
—Hola, espero no te moleste mi presencia y de igual manera mi disculpo por lo inesperada de mi visita.
***
—Lo sé, Dexter funciona de una manera extraña —Intento bromear.
***
— ¿Por qué? —Me mira con desconcierto—. ¿Por qué te rendiste con Dexter?
***
—Siendo así, me gustaría saber ¿Quién es y qué pasa con Lissie?
***
—Y Dexter perdió su ilusión.
***
Ahora sí, un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro