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Capítulo Cuarenta


Capítulo cuarenta.

13 de julio, 2015.

Observo como pintan las uñas de mis pies y luego observo como hacen lo mismo con los de Fabia. Muerdo mi labio, inquieta con respecto a que Fabia hable y me diga lo que me tiene desesperada.

—La verdad es que Barack es un tipo muy atractivo —dice finalmente dirigiendo su mirada hacia mí.

—Es una belleza física que no radica en su interior.

—Ya, pero las personas en un primer momento cuando conocen a otras no se finjan en si son bellas por dentro —Rueda sus ojos en medio de unas palabras tan reales—. Lo primero que vemos es la portada que nos venden, llámalo superficial, pero es la verdad.

»Cuando conoces a alguien nuevo estás pensando en su ropa, viendo su aspecto, su rostro. Si es muy atractivo en tu mente estás delirando por su belleza y si no es agraciado te fijas en que es lo que no lo hace tan atractivo, luego, con el tiempo, conoces que hay en su interior, pero no es lo primero que ves y es una hipocresía proclamar que en un primer momento importa el interior. Admitámoslo, así es la sociedad de mierda, nosotros somos la sociedad, por lo tanto, somos esa mierda.

Hay varios factores que me sorprenden en tal discurso. En primer lugar destaca que es la primera vez que escucho a Fabricia hablar con tanta convicción sobre algo que no tenga que ver con sus historias de aventuras, lo segundo es que encuentro totalmente racional su declaración y tercero, pero no menos importante, es una excelente oradora. Creo que a Fabricia podrían esperarle grandes cosas.

Me mira como si estuviese preparada a un contrataque de lo que yo podría diferir, pero le sonrío.

—Tienes razón.

— ¿La tengo? —Enarca una de sus cejas, asiento.

—La tienes. Pero el quid de esta cuestión, es que no te dejes engañar. No es un buen hombre, Fabia.

—No soy ingenua, Elanese. He conocido más colores oscuros de este sucio mundo de lo que te puedes imaginar —Su actitud es completamente seria—. Es malo lo que viviste, pero conozco de situaciones peores.

—Fabia... ¿Te lastimaron? —murmuro. En mi mente trato de recordar todos los relatos que siempre me comparte, tratando de encontrar qué no detecté y estoy sintiéndome una amiga de mierda. Ella sacude su cabeza y sonríe.

—Solo digo —Se encoge de hombros—. En fin, ser que es un tipo de moralidad cuestionable y tengo en claro que hago esto por ayudarte.

»Parece interesado luego de nuestro encuentro de casualidad organizado por Kora —Toma su celular y comienza a leer sus notificaciones mientras habla—. El problema es que es un hombre que tiene en mente otra conquista que le dice que no. Yo le intereso, pero mientras tú estés en su punto de mira con tu contundente no, no puedo tenerlo completo.

—Mierda —siseo.

—Pero como el plan no es que me tire a este tipo y tengo cero intereses en hacerlo, supongo que solo es cuestión de ganar un poco de confianza y llegar a sus papeles. Puedo hacerlo, Elanese. Dije que podía con esto y no miento.

—Estaré afuera por unos días, visitando a papá. Eso me dejará fuera de su radar por un tiempo, debería servir para que tú...

—Sí, eso sirve. Solo necesito algo de tiempo para llegar a lo jugoso que servirá —Hace una breve pausa como si pensara en decir algo más—.No hago esto solo en beneficio propio y por ti ¿Sabes? Lo hago por esa niña, porque es una mierda cuando quedas en manos equivocadas en lo que debería ser una infancia increíble.

Cada vez sus palabras me hacen más ruido, pero no me da oportunidad a comentar algo o intentar obtener más.

»Así que esa niña estará con tu increíble novio y luego él me conseguirá una genial sección de fotos que me enviará al estrellato. Lo siento, cariño, pero nos ayudamos mutuamente, ¿No?

—Lo hacemos —respondo sin dejar de observarla—. ¿Sabes que podrías contarme lo que sea, verdad?

—Sí. Ahora por favor, dame tu opinión sobre estos vestidos que compré.

Y solo así, vuelve a ser la misma Fabricia a la que estoy acostumbrada, solo que ya no sé si es su verdadero yo.

***
18 de julio, 2015.

Tomo el portarretratos de la mesita de noche y observo a madre e hijo tan felices. No puedo evitar con mi pulgar acariciar el rostro del niño de vivaces ojos azules y cabello azabache que sonríe mostrando sus dientes de leche en la foto, mientras una hermosa mujer de la que sacó mucho de su apariencia lo abraza y sonríe tanto que sus ojos están a medio cerrar.

Leslie y Arthur.

Es el Arthur de seis años, el niño que al igual que nosotros desconocía la batalla que meses después estaría por alcanzarnos.

Abro el portarretrato y extraigo la fotografía, le doy la vuelta leyendo la fecha y palabras que dejé cuando le regalé la foto a Arthur:



"Eres la estrella de la familia.

Iluminas la vida de tu mami y la de todos.

Eres nuestro señor sonrisas."



—Y siempre lo serás —susurro abrazando la fotografía y dejándome caer en la cama de mi sobrino.

Miro hacia el techo cubierto de pegatinas de estrellas. Su habitación está intacta. Papá le ha dado la oportunidad de elegir a Leslie cuando hacerse cargo de todo, y aunque ella dice que todo está bien, sabemos que no se siente lista para ese paso. La ropa de Arthur aún se encuentra en sus cajones, en el closet, sus juguetes, sus dibujos. Todo permanece intacto, como si de alguna manera algún día él simplemente volviera...No es sano, pero las personas tienen su propia manera de irse curando y aceptándolo con el tiempo.

—Todavía duele —Escucho la voz de papá antes de sentir el peso hundirse en la cama, volteo encontrándolo sentado. Me da una mínima sonrisa—. Pasé de tener mucho ruido en esta casa donde crie a mis hijas y nieto, para luego convivir con el silencio.

»Pero ¿Sabes que me digo, mi Ela?

—No, papá.

—Que mis hijas tuvieron una vida maravillosa en esta casa al igual que el poco tiempo que se le permitió a Arthur. Estas paredes albergan hermosos recuerdos que en momentos de silencio vienen a mi mente y puedo verlas perfectamente corriendo y gritando, puedo vernos haciendo un escándalo por Arthur dando sus primeros pasos y entonces no duele, yo siento felicidad por haber tenido la oportunidad de darles un hogar al cual siempre volver.

—Si pretendes hacerme llorar, vas por muy buen camino —digo haciéndolo reír.

Me incorporo y le entrego la foto que él se encarga de nuevo de dejar en el portarretrato; luego me acerca para abrazarme.

—No todos los cambios nos hacen felices, pero no debemos estancarnos en el pasado, hija. Perdimos a Arthur y nadie ocupara su lugar, pero estamos vivos y nos brindan la oportunidad de darle un espacio en nuestras vidas a nuevas personas especiales.

—Lo sé, solo parece imposible no extrañarlo. No desear que estuviera aquí, no aferrarse a las hipótesis de si él estuviese aquí.

—Lo sé, es un dolor que aunque mitigue, no dejará de estar. Es un dolor que será parte de nosotros, pero no debemos estancarnos en él.

—Eres tan sabio, papá —bromeo aunque hay mucha verdad en ello.

—Años en este mundo, hija —Me responde—. Y precisamente esos años son los que me hacen saber que algo no está bien con mi bebé menor. ¿Qué sucede, Ela?

—No estoy pasando un buen momento —Decido en mi mente qué puedo decirle—. A veces me siento perdida en cuanto a mis decisiones y mi futuro.

»También estaba saliendo con un hombre maravilloso, pero justo ahora hay demasiado en sus manos para enfocarnos en nuestros problemas. Trato de ayudar, pero me da miedo.

— ¿Qué te asusta?

—Me asusta que generalmente cuando trato de ayudar a las personas, de alguna manera, siempre termina saliendo mal o con daños colaterales.

— ¿Y esperas que todos los triunfos sean perfecto? Siempre habrá un margen de error, Ela.

— ¿Eso crees? —Me siento como esa pequeña niña que siempre hace preguntas a su papá con la esperanza de que él tenga la respuesta para todo.

—Eso creo y más de ti, porque sé que tienes un gran corazón al que le gusta ayudar. No temas de tu buen corazón, ten más fe en ti, cariño.

—Como te extraño cuando estoy lejos.

—Y yo a ustedes, pero está bien, incluso a la distancia siempre estaremos juntos.

Asiento y lo abrazo. Venir a casa me hace tan bien, unos pocos días siempre parecen ser la respuesta para mi mente confundida, ver a papá, recordar y entender que crecer es parte de la vida, que voy a errar y acertar.

Conversamos otro poco más y luego vamos a la cocina a preparar la cena. Papá me habla de Rosalie, su novia súper oficial y sonrío viendo lo feliz que es. Mamá no era una mala mujer y nos amó a su manera, pero no mentiré diciendo que no pensé siempre que pudo darnos más. Prefirió ser hermana a ser madre y esposa. A veces, cuando cierro mis ojos, en mis recuerdos siempre está papá, mientras que mamá solo está en unos cuantos cuando pasaba tiempo con todos nosotros. Sin duda alguna, Loick amó a su esposa Eleanor y mamá lo amó a su manera, durante años tras la muerte de mi madre, papá no salió con nadie y cuando comenzó a adentrarse en el mundo de las citas, no salía muy bien, no hasta la dulce vecina Rosalie. Me gusta verlo feliz y dándose una nueva oportunidad de amar.

Rosalie viene para la cena y no me siento incómoda, es agradable y una mujer muy dulce. Esa noche antes de irnos a dormir, papá y yo tomamos té y abrigados nos sentamos en nuestro jardín, no decimos mucho, pero nos basta con nuestra compañía. Y cuando Leslie y Eva, quienes esta noche se encuentran juntas, nos hacen una vídeollamada, mi pecho se siente con una cantidad enorme de amor hacia la familia con la que fui bendecida y me doy cuenta que nada es imposible, que tengo fe y esperanza porque las cosas marchen bien.

Todo irá bien.

***

25 de julio, 2015.

—Creo que Eva enloquecerá —Me dice Leslie con ironía viendo alrededor.

—Creo que Eva tiene una despedida de soltera fantástica —digo con sarcasmo tomando uno de los canapés que pasa una mesara a mi alrededor.

Me siento como en un evento organizado por algún partido de ultraderecha y muy conservador del siglo XXVIII, y no es que quiera ofender, pero esto parece tan...Correcto. Uno esperaría que una despedida de soltera se tratase de descontrol y diversión, pero no es el caso. Ni siquiera está sucediendo de noche. Pero esto tiene sentido si tomas en cuenta que fue organizada por la odiosa prima de Elliot y la madre del mismo, ¿Qué podría esperar yo de mujeres tan conservadoras con pensamientos machistas y tan del pasado?

Enarco mi ceja cuando abre uno de los obsequios que le han dado, un juego de vajillas de porcelana y ese es solo uno de entretantos. Las mujeres de esta habitación en su mayoría son parte de la enorme familia de Elliot, amistades de él, muy pocas son amistades de mi hermana – no es que tenga muchas – y parientes nuestros todas fueron lo suficiente sabias para tener excusas para no venir. Leslie y yo como buenas hermanas aceptamos este sacrificio que consume y nos hace expirar.

— ¡Jesús! Te prometo que si veo otro juego de vajillas lo partiré —Promete Leslie tomando un vaso de sangría de otra mesonera que pasa por nuestro lado. Esto está lleno de mesoneras, no puedes esperar menos cuando estás en la mansión de los padres de Elliot.

—Te prometo que si veo que le dan otro regalo estúpido para insinuar que solo se dedicara al hogar, quemo todo esto —susurro tomando mi propio vaso y brindando con ella. Rio viendo la sonrisa de Eva—. Mira cuán miserable es su sonrisa.

—Espero y no abra mi regalo aquí.

— ¿Qué le has dado? —volteo a verla. Me sonríe—. Oh, mi Dios, ¿Qué le has dado, Les?

—Pretendía hacerle una broma, no pensé que fuese a abrirse en público. Pero mira, va a abrirlo.

Volteo y efectivamente anuncian que es regalo de parte de Leslie, quien alza su vaso y sonríe. La habitación queda en silencio cuando mi hermana mayo extrae de la bolsa de regalo lo que promete ser un vibrador turbo que simula ser uno muy –bastante real –, escupo mi trago y comienzo a toser mientras rio. Leslie disimula a mi lado. Eva está sonrojada y pienso que somos hermanas terribles cuando tratando de ignorar el regalo de Leslie le pasan el mío.

— ¿Lubricantes? —Se ríe Leslie.

—También quise hacerle una broma aunque podrían servirle si tienes en cuenta que está condenada a estar con Elliot para siempre —digo limpiando el desastre que hice con mi labial al escupir la sangría.

Los juegos de esta despedida son tan retrogradas que no dejan de sorprenderme, las mujeres que ya están casadas dan unos consejos tan lamentables que estoy segura que les hace plantearse a todas las mujeres solteras si quieren abandonar tal estatus. Leslie y yo nos entretenemos bromeando sobre la situación en general aunque lo que queremos es salir corriendo de este lugar con nuestra hermana aun soltera. Ahora, mientras adentro todas siguen celebrando al estilo monarquía de hace tres siglos, Leslie y yo nos sentamos en las escaleras de la puerta principal.

— ¿Crees que Eva vaya a ser feliz en su matrimonio?

—Espero y lo sea, lo merece —Me responde Leslie—. ¿Cómo van las cosas con Dexter?

—Estamos centrados en recuperar a Skylie, por ahora nuestra relación está en pausa y creo que quizá nos ayude un poco. Estoy redescubriéndome.

—Descubrirás que eres maravillosa —Me sonríe.

—Me gusta que seas mi hermana —susurro recargando mi barbilla de mis rodillas.

—Te hubiese escogido a ti y a Eva como hermanas si hubiese sido mi elección, no hay duda de ello.

La puerta detrás de nosotras se abre y ambas volteamos. Eva aparece y le da un trago a lo que luce como una botella de vino. De acuerdo, esto es extraño.

Ella nos mira y da otro trago antes de sacarse la camisa mangas largas que usaba dentro de su falda entubada y dejarse lo que luce como un sexy body de encaje y lycra que llevaba debajo. De acuerdo, aún más extraño.

—Necesito salir de aquí, si sigo viendo estos regalos creo que moriré —dice pasándonos por las escaleras. Leslie y yo la observamos en completo silencio. Se gira y nos frunce el ceño—. Muévanse, no voy a emborracharme sola.

Leslie y yo nos vemos antes de al mismo tiempo decir:

— ¡Tú conduces!

De acuerdo, así que todo el mundo aquí se quiere embriagar, necesitamos un conductor designado y creo tener la solución. Saco mi celular mientras Leslie convence a Eva de que espere, una Eva que no deja de darle tragos a la botella de vino.

— ¿Si? —responden a mi llamada.

— ¿Ya estás fuera del trabajo?

—Sí, son casi las ocho, Ela.

—Muy bien, porque te quiero invitar a ser el conductor designado de lo que será una súper fiesta, Alan. ¿Te apuntas?





Holaaaa, paso corriendo porque llevo días peleando con el internet.

Capítulo dedicados a todos, es sencillo, pero era la idea. Prepárense para los que se vienen, todos de paro cardíaco...O tal vez no haha depende de los corazones.

Espero les guste.

Un beso.

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