Rodeo la cama y cuando estoy a unos pasos del ropero un ruido llama mi atención, era como si algo pesado se deslizara lentamente... me quede quieto en el lugar y cuando el ruido cesó, lo vi aparecer...

Mi padre, aunque su rostro se veía extraño, era como si se estuviera transformando, sus manos ya eran garras y su cuerpo se estaba cubriendo de pelo.

─Richard ya es tiempo, vas a ser uno de nosotros, lo quieras o no ─dijo con una voz que no reconocí, mientras con sus garras marcaba una de las puertas del ropero.

─¿Qué significa esto? ─logre preguntar mientras retrocedía... pero por única respuesta obtuve un gruñido.

La sangre se heló en mis venas. Mi padre ahora era irreconocible y de repente saltó sobre mí haciéndome caer en la cama. Mis gritos y sus gruñidos inundaron la habitación.

Sentí los filosos colmillos clavándose en mi hombro y las garras cortando la piel mis brazos y el abdomen. Forcejee con aquel pesado cuerpo, pero no podía moverlo y el dolor era cada vez más intenso. De repente aquel enorme peso ya no estaba sobre mí, rodé por la cama y caí al suelo, escuchaba los pasos que se alejaban presurosos. Mire mis brazos y manos, estaban totalmente cubiertos de sangre, sentí la furia crecer en tu interior. Mi mente era un completo lio, pero una cosa sabia con seguridad, no podía dejar las cosas así, no podía permitir que mi padre fuera lo que fuera, atacara a alguien más... entonces en mi mente apareció la imagen de Cler, mi querida Cler, y eso me motivo a correr tras mi padre.

Tambaleé un poco en los primeros pasos, pero al llegar a la pared mis ojos se centraron en aquel oscuro pasadizo y sin dudarlo un momento me adentre en el. Era demasiado oscuro, pero pronto me llego ese olor tan familiar, whisky y madera pero en esta ocasión estaba mezclado con sangre, mi sangre, esa fragancia era de mi padre y la seguí sin despegar las manos de las paredes.

El ruido de algo corriéndose llego hasta mí y pude ver la luz de la luna que entraba por una especie de puerta y delimitaba la silueta de esa criatura en la que se había transformado mi padre... la furia volvió a hervir con más fuerza en mi interior y antes de que me diera cuenta estaba corriendo tras él, pero cuando estuve afuera la luz de la luna llena me cubrió y mi cuerpo se detuvo, sentía que esa belleza plateada me llamaba y tenía que gritar para que ella pudiera escucharme.

Un aullido salió de mi garganta y sentí que todo mi cuerpo comenzaba a romperse, entonces olvide todo, ya no sabía quien era o que hacía allí... solo quería gritar de dolor, pero todo lo que podía hacer era gruñir y aullar. Rodé en el suelo sin poder levantarme por el inmenso dolor... y de repente ya no sentía nada, mis ojos volvieron a centrarse en la luna, y nuevamente llego a mí ese olor.

Encontré una figura mirándome a unos cuantos metros de distancia y el deseo de cazar invadió todo mi ser, la saliva caía de mi boca y mis garras se clavaron en el blando suelo. Tenía sed y lo que quería era sangre. Casi sin darme cuenta había alcanzado a aquella figura, y ahora él forcejeaba para librarse de mi pesado cuerpo. Escuche mis colmillos clavándose en su cuello y sentí el metálico sabor de la sangre en la boca, entonces apreté más la mandíbula, un gruñido se escapó de aquel cuerpo que parecía hacerse más pequeño a cada instante. Cuando escuché el último latido de su corazón, recién entonces solté su cuello.

Mire aquel cuerpo sin vida que descansaba sobre un charco de su propia sangre, no sabía quien era, pero algo en mi interior se sentía bien al verlo así... de repente un ruido me volvió a poner en estado de alerta, olfatee el aire y encontré un débil rastro, olía a caballo, vino y miedo, rápidamente vi a un hombre que corría más allá de los jardines y subía las escaleras con desesperación.

Di unos pasos entre los arbustos del jardín preparándome para darle caza a aquel hombre. Volví a centrarte en la luna y aullé con fuerza, quería decirle que sería un regalo para ella la más bella y hermosa que existe...

Pero antes de que comenzara a correr tras aquel hombre un ruido detrás de mí, me detuvo, metal golpeando contra madera. Gire y al instante vi algo que se movía tras la ventana, me acerque lentamente a ella, apoye el rostro sobre el cristal y olfatee... el olor a jazmines, jabón y miedo mezclado con algo de sangre llego hasta mí, conocía ese perfume, me gustaba demasiado, pero el hedor del miedo y la sangre lo arruinaba. Otro ruido se escuchó en el interior, esta vez mucho más fuerte y mi instinto se disparó, salte hacia la habitación haciendo añicos aquella ventana; sentía los cristales sobre el pelaje, pero con una sacudida me deshice de ellos e inmediatamente mis ojos encontraron al propietario de aquel delicioso aroma. A unos pocos metros de mi había una mujer que no dejaba de temblar, su piel era blanca, el cabello negro, largo y trenzado; su cuerpo estaba cubierto por un camisón blanco y sus ojos celestes llenos de temor no dejaban de verme.

El animal en mi la reclamaba para su amada y bella luna, pues esta mujer era hermosa y no podía existir nada más bello que mi luna...