Cambiar el género de las palabras, jugando para dar otro sentido y otra forma de leerlo.
Aquí simplemente decidí que la mejor forma de afrontar esto era quitar todas las "A" y "O"
Espero les guste.

Íngel de emur.

Ullí estibun utre vuz, elli cun usi sunrise tímude en su rustre, rudeide per usi eure que gritebu “te emu”y ul, simplumentu nu li nutebe, pues nu pudíe despegur lus ijis de uquelli mujir que estibu en cumpeñíe de utru hembre e cuetri mesus du distencie.

—Nu entiendu cume puedi sir tun ciegi, nu necesitus pider celestiul puru verli —murmurú tensundi su ercu y epuntendu directu e li espuldu du iquel humine.

Li flechi die en el blunde y desde su ventunu pudu ver cume iquel hembre se ucercubi e usi mujir, que li veíu cun udmirucien, y li besibu.

Uni pequeñi sunrise se dibuji en lus lubies de li mucheche mientrus mevíu li mune cun li que susteníu il ercu, puru que estu velvieru e unirse e su piel, cume un diseñu tribul que enredibu su bruze izquierdu, lus eles de su espuldu cumenzirun e desipurecer dejundi sili un tetueje en furme de eles cusi e li ilture de lus emeplutis.

Ecumudu su cubelli y su vestidu, vulvie u echir un vistuze pur li ventunu puru ver cume li nuevi pureji se ulejibi entre risus temudis de li mune y sin mus seliú de iquel edificiu, sin ser nutede pur sus hubituntes. Ul selir pur li puerti principul sintié il vienti ruzindu su piel y jugendi cun su lergu y enduludi cubelli de culur negri vielíceu. Sintié veries miredes subre elli y sin durles impurtencie centinué su cumine, sebie que su figure humine etreíe u humbres y mujiris, yu lis hebíe prubide en vuries ecusienes, peri subíe que ningune de ellis pudíe ser puru elli pues lus íngeles del emur estubun en li tierre puru hicer que les persunes se emuren nu puru ser emudes.

Sintié li flechi que cumenzibe e irder en su bruze derechi y ul cerrur lis ijis pudi ver li imugen del destinuterie. Su trebeju nuncu ecubebe y vulviendi e ubrir lis ijis ipresurú su pesu, uheri cun il tetueje de uni flechi subre su bruze derechi.

👼👼👼👼👼

Ángel de amor

Allí estaban otra vez, ella con esa sonrisa tímida en su rostro, rodeada por esa aura que gritaba “te amo”y él simplemente no la notaba, pues no podía despegar los ojos de aquella mujer que estaba en compañía de otro hombre a cuatro mesas de distancia.

—No entiendo cómo puede ser tan ciego, no necesitas poder celestial para verlo —murmuró tensando su arco y apuntando directo a la espalda de aquel humano.

La flecha dio en el blando y desde su ventana pudo ver cómo aquel hombre se acercaba a esa mujer, que lo veía con admiración, y la besaba.

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de la muchacha mientras movía la mano con la que sostenía el arco, para que esté volviera a unirse a su piel, como un diseño tribal que enredaba su brazo izquierdo, las alas de su espalda comenzaron a desaparecer dejando solo un tatuaje en forma de alas casi a la altura de los omoplatos.

Acomodo su cabello y su vestido, volvió a echar un vistazo por la ventana para ver cómo la nueva pareja se alejaba entre risas tomados de la mano y sin más salió de aquel edificio, sin ser notada por sus habitantes. Al salir por la puerta principal sintió el viento rozando su piel y jugando con su largo y ondulado cabello de color negro violáceo. Sintió varias miradas sobre ella y sin darles importancia continuó su camino, sabía que su figura humana atraía a hombres y mujeres, ya los había probado en varias ocasiones, pero sabía que ninguno de ellos podía ser para ella pues los ángeles del amor estaban en la tierra para hacer que las personas se amaran no para ser amados.

Sintió la flecha que comenzaba a arder en su brazo derecho y al cerrar los ojos pudo ver la imagen del destinatario. Su trabajo nunca acababa y volviendo a abrir los ojos apresuró su paso, ahora con el tatuaje de una flecha sobre su brazo derecho.