Capítulo 34
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Apoyo mi sien contra la ventana, viendo los árboles de diferentes tamaños, formas y colores, pasar con rapidez. Las hojas se mueven al compás del fuerte viento que transmite su característico silbido, las nubes cubren el cielo dándole la apariencia de un gran manto gris. El silencio abunda en el interior del auto, solo podemos escuchar el rozar de las llantas junto la carretera y uno que otro murmullo de Max que duerme pacíficamente en el asiento del copiloto.
Estamos así desde que terminamos el desayuno, después de que sintiéramos que otro auto nos perseguía, como anoche. Todo resultó ser una falsa alarma, nos dimos cuenta de ello al notar por la ventana de ese coche que era una familia que a la vista parecía feliz, riendo y jugando.
Parece ser que no fui la única afectada por lo de ayer/hoy.
Nunca he pasado por la situación de ser asaltada en una calle, no sé si es lo mismo con los demás, pero considerando lo de ayer, no es para nada bonito.
¿Debería reconsiderar ir a una estación de policía?
Sí, ya sé que dije que no es una opción, pero saqué esa conclusión a base de mis propios pensamientos, no de los chicos que son la principal razón por la que en este mismo momento no busco una estación de policía en el mapa desde algún celular.
Mi oportunidad perfecta para hablar sobre el tema y sacarme las dudas de la cabeza aparece cuando Jayden y Ryan regresan de una gasolinera con comida para nuestro almuerzo. Mi estómago ruge de solo ver las bolsas de papel en sus manos, aumentan cuando el olor impregna el interior del coche.
El chico de ojos avellana se sienta a mi lado. La pregunta sobre si me gusta o no siguen almacenadas en mi cabeza. No es algo que he dejado de lado. Debo admitir que me gustó lo que pasó ayer antes de quedarme dormida, más cuando desperté y seguíamos con las manos unidas. Por supuesto que pasé algo de vergüenza al ver que Skyler y Max lo notaron, pero eso no significa que me arrepienta. Me gusta que andemos en... ¿andemos en qué? ¿Coqueteos acaso? ¿Eso es coquetear? No sé lo que es, es decir, sé su significado pero no la forma en la que se hace.
Otra cosa que no sé... Al igual que mi gusto por Ryan.
¡Pero vamos! Eso no se responde de la noche a la mañana. Requiere de tiempo... o al menos en mi caso. A no ser que soy la única tonta que no sabe identificar cuando un chico le gusta.
Aprovecho el silencio en el que nos sumimos para aprovechar hacer mis preguntas, a excepción claro sobre el gusto hacia Ryan.
—¿Iremos a una estación de policía? —inquiero dejando mi comida de lado al tragar mi último bocado.
—¿Por qué haríamos eso? —Max sigue engullendo lo de su plato.
—Para reportar sobre lo que sucedió aye...
—No haremos eso. —Jayden se mantiene firme ante su postura.
De todas formas, ya había pensado esa opción, así que no me sorprende, sin embargo, quiero seguir haciendo preguntas.
—¿Por qué?
—Porque no podemos ir a demandar con los policías como si nada. —Jayden se da la vuelta apoyando su codo en el asiento de Max—. Por si no lo sabías, Summer, seguimos siendo narcotraficantes.
—No somos narcotraficantes del todo...
—Nos involucramos en esto, Ryan, así que sí, sí lo somos —Jayden suspira al ver la cara de Skyler asomándose entre Ryan y yo, con el ceño fruncido hacia él. El de cabello castaño claro suaviza su expresión al ver a mi compañero de asiento. Sé que para Ryan, sus palabras sonaron como reproche—. Está bien, lo siento, pero no podemos arriesgarnos a que nos encarcelen solo por el hecho de quejarnos de unos bandoleros que estuvieron a punto de quitarnos lo poco que teníamos.
Como lo sospechaba, pero...
—¿Y si no pueden presentarse ante ellos, por qué lo hacen como si nada en California? ¿Por qué Max asiste a la escuela? ¿Por qué fueron como si nada a la fiesta en mi instituto? ¿Cómo hacen para salir cada de día de sus hogares? A menos que vivan dentro del taller lo cual es imposible porque ese lugar es muy pequeño y además Max vive con su abuelo...
Me detengo abruptamente al ver el movimiento de las manos de Jayden indicando que me detenga.
—Espera, espera, no te adelantes, vamos lento. —Escucho a Max reír ante las palabras del chico—. Si que eres molesta a veces...
A pesar de ser un murmuro, sí logré escucharlo, pero no voy a replicar.
—Para empezar, una cosa es presentarse ante policías que luchan por la destrucción completa del crimen y otra es ante simples adolescentes que no tienen consciencia de lo que sucede en su país, el narcotráfico por ejemplo; esa simpleza incrementa cuando tienen a un descendiente de uno de los más grandes distribuidores de droga en el país —Señala a Ryan, el cual a leguas no parece orgulloso de ese título—. que, además, nunca se ha metido en cosas enormes y siempre se ha encontrado a la vista de un ciego; y a simples ayudantes de este hijo y del pequeño grupo del verdadero jefe. —Se señala a sí mismo y al pelinegro—. No somos tan famosos en este mundo, pero de todas formas tomamos precauciones.
—¿Y qué con la demás personas en la ciudad? ¿Qué hacen para salir?
—Evitamos sitios concurridos, como notarás, el lugar que más habituamos está algo alejado de estos. Pero si te refieres si es que lo hacemos con normalidad, sí, a veces.
—El abuelo de Skyler, ¿lo conocen?
Yo sin un poco de tacto, pero mi cabeza no pudo evitar traer esa pregunta a colación.
—¿Qué tiene que ver él aquí?
—Él me recomendó su taller, ya saben, para mi auto. Prácticamente dices que su círculo social es cerrado por ser precavidos, ¿pero por qué personas ajenas los conocen sabiendo ustedes el las consecuencias que pueden tener si los exponen? ¿Eso quiere decir que están relacionados con su mundo?
—¿Cómo sacas esas conclusiones?
—Instintos felinos —murmura Max. Le lanzo una mala mirada y alza las manos de forma inocente—. Son de los buenos.
—Lo que dices es cierto. —Jayden vuelve su vista hacia mí—. El abuelo de Skyler se involucraba en las carreras, indirectamente con el negocio de la droga ya que patrocinaba a algunos de los grupos.
Le lanzo una ligera mirada a la rubia, pero ella está como si nada, como si ya supiera todo lo que cuenta el castaño.
—Pero todo fue hace mucho tiempo, él fue una leyenda en ese tipo de competencias.
—Si lo dejó hace mucho, ¿por qué lo conocen entonces?
—Antes participaba en las carreras... —Jayden duda si en contármelo o no, pero al final niega levemente con su cabeza, como si espantara esos pensamientos. Lo que no sabe, es que Ryan ya me explicó lo suficiente sobre su tema, pero no digo nada sobre ello, todo principalmente para escucharlo de su propia boca—. No daré detalles sobre ello.
Sí, pues tendré que esperar.
—El punto es que él asistió a unas competencias y vio mi potencial, habló conmigo un poco, se enteró que arreglaba autos, me recomendó al papá de la señorita aquí presente, —Le regala una sonrisa socarrona a la mencionada—. y resultó conociendo el taller donde trabajamos.
»¿Satisfecha?
—En cierta parte... —Escucho un quejido de Max junto a un "Ahí va otra vez", pero lo ignoro—. ¿Qué con Lily? Es una compañera en la escuela y la he visto en su taller.
La mirada de Jayden se dirige a mi lado, lo sigo y nos encontramos con Ryan. Parece incómodo, pero ahora sabe disimularlo.
—Ese no es mi problema. —Él suelta una risita—. Que te lo cuente él. Por mi parte, es lo único que obtendrás de mí. Me libero de tus preguntas y me siento contento.
Ni que fuera tan malo.
Me quedo mirando a Ryan esperando por algún movimiento que me indique que me dirá algo.
—No estoy preparado para decirlo... Por ahora.
—Lo que diga el jefe son órdenes. —Jayden realiza una pequeña reverencia desde su asiento e inserta las llaves del vehículo para salir de este lugar y seguir con nuestro viaje.
Río levemente ante sus gestos.
—¿Ven que una buena ronda de preguntas aligera el ambiente? —inquiero con un tono humorístico.
Max me abuchea desde su asiento, lo que causa que casi se atragante con la comida que permanecía en su boca. Skyler ríe desde el fondo y Jayden no hace más que rodar los ojos ante las cosas que hace su amigo.
Río a la par de la rubia y mis ojos se posan en Ryan, lazándole una mirada expresándole el mensaje de que no tengo problemas con que no me haya dicho nada sobre Lily. Está bien.
El pasar por las carreteras se me hace más tranquilo entre juegos y pequeñas conversaciones simples. La explicación de Jayden sobre por qué no nos dirigimos a la policía se quedó en mi mente. Tiene razón, no deben arriesgarse por unas personas que ni siquiera lograron su cometido. No debería preocuparme con ello, solo pasó una vez. ¿Cuántas probabilidades de que suceda lo mismo existen? No muchas, o eso creo.
La noche cae, y con ello, lleva a la cena y luego a descansar. Logramos nuestro primer cometido y, cuando satisfechos, recorremos las pistas por si encontramos un motel para quedarnos. La señal no es muy buena, por lo que buscar en internet no es una opción.
Parece convertirse en una eternidad, mis ojos se cierran e incluso pienso que me dormiré aquí. Pero, el ahora conductor, Max, encuentra un pequeño terreno que parece ser el adecuado para quedarnos por lo menos una noche. No hay ningún letrero con luces sobresalientes que indique que es un lugar para el hospedaje, pero los pares de autos estacionados son una señal.
El pelinegro se alista con un abrigo enorme para no perder la calidez y se prepara mentalmente para salir, incluso cuenta hasta tres. Abre la puerta y el frío del ambiente se cola donde nosotros, haciendo que nos estremezcamos. Él sale como un rayo hacia el interior del lugar. El trayecto es corto, así que no tiene que sufrir mucho.
Esperamos unos minutos hasta que el reloj en mi celular indica exactamente las doce de la noche, ahí es cuando Max se asoma por la puerta y nos hace una señal con rapidez indicando que entremos.
Tomamos todo lo necesario para la noche y corremos en su dirección. A pesar de que la distancia es corta desde el auto al lugar, el frío me llena por completo, o solo es porque no estoy igual de abrigada que los demás.
Al entrar, parece que esto en una casa común y corriente, no hay recepción y menos una chica que lo atienda, solo hay un primer piso y la planta baja, no hay llaves ubicadas en la pared y no hay botones. Es solo una casa normal que parece habitada por una gran familia.
El señor que nos recibe parece afirmar mi teoría. Fue una casa donde él vivía con su familia, pero poco a poco esta se fue separando hasta que cada integrante decidió irse por su cuenta dejándolo solo. Hospeda a un limitado número de personas que quieran pasar la noche para así no sentirse solo en enorme propiedad. El precio es lo menos que hayamos encontrado en el viaje. El señor de una edad ya avanzada, solo quiere algo de compañía.
Agradecemos cuando nos indica las habitaciones, pide que no hagamos mucho ruido porque ya hay una joven pareja descansando en su respectiva habitación.
Nos repartimos las habitaciones. Está la habitación que pertenecía a las nietas del dueño de la casa, eran gemelas, por lo que una de nosotras no tendrá que dormir en el suelo ya que hay dos camas. Por otro lado, los chicos tienen una gran habitación que pertenecía a, de igual manera, los nietos, conformado por un camarote y una cama pequeña que era del menor de la familia con doce años. Tendrán que enfrentarse al piedra, papel o tijeras para decidir quién se queda con la mejor.
Skyler y yo dejamos lo que trajimos en una esquina. Cada una se cambia de ropa por una más cómoda y abrigadora, nos metemos por las sábanas y apagamos las luces de las lámparas de las mesitas de noche para fundirnos en la oscuridad. Hay una pequeña ventana en lo más alto de la pared, lo que nos deja ver la luz de la luna y la cantidad de estrellas.
Es una hermosa vista.
Giro mi cabeza y encuentro a la rubia totalmente derrotada. No pensé que fuera a dormir más rápido que yo, debe estar demasiado cansada.
Me preparo para dormir buscando la mejor posición sobre el colchón. Tantos son los movimientos que me sorprende que la ojiverde se inmute ante estos. Cierro los ojos esperando que al siguiente parpadeo ya sea de día. Nada sucede, no puedo dormir. Tengo los ojos cerrados desde hace media hora, y sí, tomé la cuenta pensando que eso me ayudaría a dormir, pero nada sucede.
¿En serio ahora se me ocurre quedarme despierta? No es como si no lo hubiera hecho antes, pero ahora no tengo nada que hacer más que solo intentar descansar.
Mi vista vuelve hacia la pequeña ventana, la luna sigue estando allí y las estrellas sin dudarlo. Tal vez debería salir a dar un vistazo. El ver un punto fijo por mucho tiempo es capaz de hacerme dormir.
Me deshago de las sábanas sin algún tipo de cuidado, ocasionándome un mareo que ignoro como cada mañana que veía la hora y resulta que se hacía tarde para la escuela. Skyler sigue como una momia en su sarcófago, me alivia que no haya interrumpido su sueño, si no, apuesto a que hubiera desatado a una fiera.
Tomo unas mantas en un pequeño mueble al pie de la cama, y me enrollo con ellas cual oruga. Paso por el pasillo que me lleva hacia las escaleras, veo de reojo la puerta donde albergan los chicos, y no escucho nada como para darme una señal de que siguen despiertos y así tal vez pasar el tiempo con ellos. Esos pensamientos desaparecen y sigo con mi destino.
Bajo las escaleras y la sala me recibe en penumbras. Es un ambiente rústico, pero acogedor. No es algo que haya visto antes, por lo que me quedo analizando cada objeto en busca de responder las preguntas que llegan al azar a mi cabeza, esperando que el sueño llegue a mí al menos con esto, pero siguen sin funcionar así que retomo mi primer plan.
Me dirijo a lo que me supone es la cocina, esta presenta unas puertas de vidrio que son deslizables, que dan vista al pequeño patio que necesita de algunas reparaciones en el césped, pero no es algo que tomar en cuenta para pasar el rato.
Al salir, me siento sobre el asfalto que divide la casa y las plantas, mirando el oscuro cielo, conectando puntos con las estrellas, escuchando el sonido de los grillos y demás insectos, incluso de las pisadas detrás de los árboles.
Pisadas detrás de los árboles...
Mis vista se fija en esa área oscura, las ramas y hojas secas suenan cuando están presentes esas pisadas. No puedo mirar para otro lado, me siento paralizada. Mi vista se ajusta por si lo que veo no es mi imaginación, pero es real. Hay alguien allí, mirándome fijamente, como si estuviera a mi asecho como un animal salvaje a su presa. Se me hace conocida, me refiero al rostro, la oscuridad no me deja ver bien, pero sé que lo conozco.
El pensamiento de acercarme inunda toda mi mente, inflándose como un globo que está apunto de reventar. Mi curiosidad está apunto de reventar porque quiero saber lo que hay allí.
—¿Summer?
Me sobresalto al escuchar la voz detrás mío. Ryan, envuelto en cantidad de mantas, se mantiene de pie tras de mí. Sé que cualquier cosas que se encontraba detrás de la vegetación ya se ha ido, creo que he podido identificar los movimientos a través de las leves pisadas. Vuelvo mi vista hacia donde antes, y sí, ya no hay nadie, no está esa misma sensación de hace unos segundos.
—R-Ryan... —Lo veo acercarse y sentarse junto a mí—. ¿Qué haces aquí, no deberías estar durmiendo?
—Pregunto lo mismo.
Encojo los hombros y me arropo entre la tela que me rodea.
—No podía dormir.
—Yo tampoco.
Suelto una pequeña risa. ¿Por qué siempre me suceden cosas como estas?
—Y... ¿qué hacías?
Mis ojos se posan inconscientemente entre los arbustos.
—Nada, solo... imaginando cosas.
Sí, mi imaginación el haber visto algo.
No sé qué decir, desde que estoy descubriendo si siento algo por él, el ambiente entre nosotros se ha vuelto... raro. No sé cómo describirlo.
—Con respecto al tema de la mañana... —Empieza.
—¿Lo de los policías? Eso está bien, ya lo entendí.
—No —interrumpe—. Me refiero a Lily... —Mi vista se fija de inmediato en él—. Puedo decírtelo.
Una sensación extraña se forma en la boca de mi estómago. No es agradable. Las imágenes cuando los vi la primera vez llegan a mi mente y no me gustan. Es extraño y muy incómodo. ¿Es normal que ahora no quiera escuchar nada de ella incluido la relación que mantienen, cuando antes mis pensamientos se organizaban para crear teorías de ello? ¿Es normal que esté dejando de lado mi curiosidad solo por esto?
¿Qué si son novios y por eso todo ese entorno de incomodidad?
Niego lentamente con la cabeza, sin que él note mi acción. Eso sería tonto, sus personalidades chocan por completo (con lo poco que conozco a Lily), simplemente los imagino y no cuadran en mi cabeza. Además, no he visto a Ryan en modo novio, es decir, donde esté para de buen humor y casi nunca se encuentra con sus amigos por pasar con su chica. A menos que sean ese tipo de parejas que casi nunca están juntos pero tienen el título de relación.
Debo dejar de pensar tonterías.
—Si no quieres simplemente no lo hagas —murmuro fijándome en el césped.
—Quiero explicarlo, no quiero que pienses algo erróneo.
—¿Por qué debería pensar algo erróneo?
—Porque... bueno t-tú. —Abre la boca pero las palabras no salen—. Ehh, nada.
»De todas formas, quiero decírtelo para... explicar qué es lo que hace ella en este cuadro. Además de que un principio no quería hacerlo en frente de ellos.
—Le hablaste a Jayden y Max sobre tu nombre y tu incomodidad, ¿verdad? —Asiente y luego procede a negar con la cabeza.
—No intentes cambiar de tema, Summer.
Y yo que creía que iba a funcionar.
¿Qué me sucede? ¿Acaso no quiero saber sobre la pelirroja? Claro que quiero pero... Qué va.
—Adelante. —Hago un ademán con mi mano.
—Ella...
—¿Ella?
—Ella es hija de alguien que conoce mi padre... —Hace gestos con sus manos para que saque mis propias conclusiones de la oración. Mi mente maquina con rapidez y nada se me ocurre. Niego con la cabeza indicando que no sé lo que seguirá—. Y este señor es... líder de otra banda de narcotráfico.
Abro la boca totalmente impresionada.
—¡¿Ella...?! —Tapo mi boca con mis manos tomando en cuenta que no debo hacer ruido a estas horas, así que susurro—: ¿Ella?
Asiente con la cabeza.
Sé que existe gente con gran economía en sus hogares, y por supuesto que no todos que se permiten cualquier cosa son hijos de narcotraficantes. Pero Lily... Dios, ella llegaba a otro extremo. Desde ropa de conocidas marcas en el mundo, joyas realmente preciosas y un auto diferente cada dos días. La miraba de reojo en los pasillos, y es que ella realmente resaltaba mucho con ese cabello pelirrojo. A veces era la reina abeja de la escuela, y otras actuaba como una estudiante común y corriente (cuando Deron se quedaba con ese puesto) con notas decentes.
Pero nunca esperé que todo lo que provenía de ella viniera del... narcotráfico. A menos que ella tenga trabajo, pero creo que uno solo no bastaría para todo lo que ella tiene.
—Papá cree que relacionándome con ella podré unir a ambos bandos, y creo que el papá de Lily piensa lo mismo. Así que padre organiza algunas reuniones entre nosotros para que poco a poco nos acerquemos más y más, y así, papá junto al padre de Lily consigan el título del bando más grande de distribuidor de... ya sabes.
—Sí. —Aprieto mis manos—. Y tú... ¿la dejas acercarte?
Por favor di que no.
—Me siento incómodo a su lado, ella es muy... intensa. No lo sé, papá dice que lo haga y yo... simplemente obedezco.
Otra vez con su padre. Mi odio a ese señor va creciendo cada vez que el chico habla de lo que hace.
—¿La hiciste tu novia?
Niega con la cabeza y la sangre se le sube a las mejillas.
—C-Claro que no. Solo pasábamos tiempo juntos... solo eso, Summer.
Suelto una pequeña risita ante su nerviosismo.
—Tranquilo, no te reclamo nada. Lo que dices es pasado. A menos...
—¿A-A menos?
—A menos que cuando regresemos de hacer las entregas sigas juntándote con ella.
Su sonrojo aumenta.
—¿Qué quieres decir?
Maldición, lo que dije sonó como celos. Soy tonta. Ahora soy yo la que presento mejillas rosadas, las puedo sentir.
—Q-Quise decir que no puedes juntarte con ella a pesar de que no quieras hacerlo. —Finjo un bostezo—. Dios... qué sueño tengo. Ya debería irme.
Me levanto apresurada pero su mano sobre mi muñeca me detiene.
—¿Summer?
—Buenas noches, Ryan.
Me acerco a él que se mantiene aún sentado y deposito un suave beso sobre su mejilla, que hace que mi estómago se revuelque de esa sensación tan placentera.
Salgo prácticamente corriendo, bueno, es más caminar con rapidez. Los demás arriba siguen durmiendo, por lo que no quiero tropezar por algún objeto en el suelo y ocasionar ruido.
Al llegar a la habitación, Skyler se encuentra despierta, pero somnolienta.
—¿Dónde estabas? —Bosteza.
—Uhm... Fui al baño.
Parece creerme, así que vuelve acomodarse en la cama. Por otra parte, me acuesto en mi lugar y me quedo dormida de inmediato.
Boston sigue tal cual como lo dejé. No hay ninguna construcción nueva y su clima sigue, en este mes, igual al que los demás, bueno, casi. Es raro que nieve en Noviembre, normalmente se hace a unos cuantos días de Diciembre. La diferencia es mínima, pero sigue estando allí. De todas formas, mis amigos se prepararon para estas ocasiones, sus grandes abrigos lo demuestran. Yo sigo teniendo mis suéteres y los guantes y bufanda que me dio Ryan.
Max se esmera en buscar un motel en internet, pero algunos están muy lejos de nuestro destino (que aún desconozco) o la cantidad que tenemos que pagar no nos convence. Boston, al ser una ciudad de gran conocimiento en Massachusetts, los precios tienden a subir, más cuando nos encontramos en el centro.
—No encontraremos nada bueno por aquí —anuncio.
—¿Qué sugieres? —inquiere el pelinegro.
Encojo los hombros.
—Solo díganme dónde acordaron la entrega y busco algo. —Max alza una ceja, dudando de mis palabras—. Nací aquí, así que déjenme guiarlos como tú lo hiciste en Nueva York.
»¿Dónde será la entrega?
Max me alcanza su celular que tiene abierto la aplicación del mapa. En este, señala un punto en todo el estado, hago zoom con mis dedos y leo el nombre de las calles. Claro que conozco esto, está cerca de mi antigua casa.
—Sé dónde es.
—Genial. —Jayden hecha a andar el carro—. Ahora, ¿dónde nos quedaremos?
Tal vez no sea la mejor idea del mundo, pero ahorramos dinero.
—En mi casa.
—¿No que te mudaste? —Skyler se asoma entre los asientos.
—Sí, pero mis padres... decidieron conservarla. Así que prácticamente está algo abandonada, aunque creo que pidieron que los vecinos la cuidaran por nosotros. No tengo idea, pero podemos echarle un vistazo para cerciorarnos de que vagabundos no vivan en su interior.
Los chicos se miran entre sí, analizando mi propuesta. Al final, no tienen más opción que asentir con la cabeza. Ellos no conocen la ciudad como yo, a comparación de donde nos hemos encontrado antes.
Con una par de indicaciones, dirijo a Jayden hasta mi antiguo hogar mientras pequeños copos de nieve van cayendo desde el cielo. Pobre a los que recogen la nieve, tendrán más trabajo desde que supongo fue la ultima nevada, la cual, no parece haber sido hace mucho.
El auto se estaciona frente al lugar que me acogió la mayor parte de mi vida. La pintura del exterior sigue intacta, no hay grafitis en las paredes y las ventanas con las cortinas cerradas no tienen ni una rajadura. La nieve inunda el pequeño (muy pequeño) exterior, por lo que hace denotar la falta de gente viviendo en el interior, pero es bueno que los vecinos se hicieran cargo de que mi hogar no sufriera ningún rasguño.
Me encargo de observar las casas de los vecinos. Lo que menos quiero es que se den cuenta que me encuentro aquí, son capaces de llamar a mis padres y exagerar por completo con esta noticia; por ejemplo, decir que vine con unos completos desconocidos a armar una fiesta. Sería el colmo.
Juntos nos acercamos a la puerta con rapidez, más para tener un techo con abrigo que para descansar. Golpeteo con mi pie la madera del pórtico esperando un sonido hueco, hasta que lo encuentro. Espero que todavía siga allí.
Papá y mamá dejaban una llave de repuesto ante cualquier emergencia. Le servía especialmente a Fallon que iba de fiesta pero olvidaba llevar la llave de casa, así que ubicaron una llave de repuesto bajo una madera del pórtico para que así ella no interrumpa el sueño de la demás familia, y parecía funcionar, al menos para mí que dormía tranquilamente cuando ella salía.
Tomo entre mis manos el poco espacio que tiene la madera entre las demás. Si ves con detalle, es realmente obvio que este trozo tiene un defecto.
Con algo de dificultad, logro sacar ese pedazo ocasionando un hueco en el piso, dando a relucirse el objeto plateado y brillante. Es sorprender que no tenga ni una marca de oxidación con todo este clima y todo el tiempo que llevamos fuera.
—¿Segura que esta es tu casa? —pregunta el pelinegro—. Porque parecías ladrona al haber hecho eso.
—No sabía que pararíamos aquí en algún momento del viaje, por supuesto que no traje una llave. Tenemos una de emergencia.
Introduzco el objeto y lo giro con fuerza sacando la cerradura... la cual, no tiene, ya que se abre con facilidad.
Raro, muy raro.
Abro la puerta y agradezco que las bisagras se encuentren en buen estado, no quiero rechinidos. Doy paso a la sala que se encuentra... limpia, normal.
Max hace ademán de querer seguir con la conversación, pero lo interrumpo ubicando un dedo sobre mis labios indicando silencio. Todos obedecen y entran cuidadosamente cuando les doy el pase. Cierro con extrema delicadeza la puerta y me adentro por el pasillo que guía a las escaleras, con los chicos pisándome los talones.
No sé si ellos lo notaron, pero yo sí. Si es que esta casa hubiera estado medio abandonada por todo el tiempo que llevamos fuera, la sala y el exterior no estarían limpios, y la puerta no se encontraría abierta. Además, desde que entré, una sensación se ha creado en mi pecho, una mala, y los leves golpeteos contra el piso de arriba que suenan como pisadas hacen que aumente. Cerramos todas las cortinas antes de salir de aquí para que personas ajenas al vecindario no vean que este lugar esté habitado.
Bueno, pues parece que no funcionó, porque hay gente aquí.
╚══════❀・°・❀══════╝
Hola, aquí Lucy :D
Otro capítulo, atrasado, pero la intención de subirlo es lo que cuenta xd.
Lo traje lo más rápido posible, estoy muy ocupada con dudas existenciales (ahre). Como ya acabo la secundaria ahora solo queda la universidad y pues eso ah.
Espero disfruten este cap. Y los próximos que se vienen pues... no lo sé. Prepárense (?) supongo. Agarren sus pelucas B) *puño*
Si encuentran algún error, no duden en notificármelo para tenerlo en cuenta en la edición del libro uwu
(08/12/20)
ℒüḉ¥ ϟ℘αґкℓε
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