Capítulo 33
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Mis ojos se abren lentamente y lo primero que veo es la pared. Mi espalda duele un poco así que me estiro lo más que puedo para alivianar el dolor. Mis pensamientos son una maraña de ideas de qué hago en el suelo.
Me levanto de un golpe al ser consciente de que me encuentro en la pequeña cama improvisada de Ryan. ¿Pero dónde está él? No es como si el tema de que no esté a mi lado me importara más que el hecho de que dormí con él...
Olvídenlo, sí me importa más.
Busco por toda la habitación y solo observo a Skyler dormir tranquilamente en la cama, ocupando todo el espacio que se supone sería para las dos. No me quiero ni imaginar qué sería de mí si estuviera a su lado.
De todas formas amanecería en el suelo.
Miro las camas improvisadas de los demás, pero prácticamente ya no existen. Toda la ropa está recogida, pero las maletas de los chicos siguen aquí, incluso el mapa.
¿A dónde se fueron?
Me levanto con pereza. ¿Qué hora es? ¿No deberíamos partir hacia Boston?
Me acerco hacia la rubia y la remuevo lentamente, chequeo la hora en mi celular mientras espero que la chica en la cama salga de su ensoñación.
8:34 a.m.
Viernes 24/11/17
—Skyler, Skyler, Skyler, despierta. —La tomo por el hombro y vuelvo a menearla—. ¿Dónde están los chicos? ¿No deberíamos salir ya camino a Massachusetts? ¿No deberíamos salir ya del motel? ¿Cuánto tiempo nos dio la recepcionista para quedarnos? ¿Puedes ya despertarte? ¿Skyler?
Me da la espalda y la escucho gruñir.
—Ni en las mañanas dejas las preguntas de lado.
—¿Dónde están los demás?
—No lo sé.
—¿No deberíamos salir?
—No lo sé.
Suspiro sentándome en el borde de la cama. Parece que se volvió dormir al ver su pecho subir y bajar de forma lenta.
¿Dónde se metieron?
Me levanto de un salto y estoy dispuesta a salir de la habitación para saber si están por algún lugar del motel, cuando escucho murmullos venir del pasillo. Camino lentamente hacia la puerta, como si alguien fuera a descubrirme. Pego mi oreja a la superficie liza y activo mis sentidos auditivos para escuchar lo mejor posible.
—Ya, tranquilo... —Palabras inentendibles—. Solo hay que seguir.
Y eso sí lo escuché a la perfección. Me separo rápidamente de la entrada y me siento sobre la cama a un lado de Skyler, ocasionando que ella vuelva a despertarse, lo sé al verla removerse entre las sábanas.
La puerta se abre y los chicos dan paso al interior. Sus rostros no me dicen nada como para hacer un intento de analizarlos a cada uno y saber qué es lo que sucedió, porque quiero saber.
—Ey —saludo—, ¿dónde estaban?
—Solo salimos a dar una vuelta —habla Max mientras se dirige a su morral y mochila que trajo al viaje.
—¿Para qué?
—Conversar.
Mis ojos se posan por instinto en Ryan, elevo una de mis cejas y él asiente ante mi gesto. Oh, entiendo, les habló sobre el tema que tuvo pendiente, sobre su nombre.
Pero, en general, aún nos queda hablar a todos sobre otra cosa.
—Skyler, despierta. —Jayden habla desde una esquina de la habitación.
—No me molestes.
—Tenemos que irnos ahora, nuestra pasantía en este lugar se está acabando. Y si la dueña del motel no te saca a patadas en ese lindo trasero, lo haré yo.
Ella deshace las sábanas de su cuerpo y baja de la cama.
—Eres irritante.
—Toma tus cosas, es hora de irnos.
Imito las acciones de mi amiga. He sacado pocas cosas de mi mochila, por lo que no me es complicado empacar.
Con todo listo, salimos de la habitación no sin antes dejarla impecable. Dejamos las llaves de la habitación a la recepcionista y nos dirigimos al estacionamiento para partir hacia Boston.
Me siento un poco nerviosa al estar al lado de Ryan, imágenes de nosotros en la noche se reproducen en mi cabeza. No hicimos nada malo, lo último que recuerdo es que nos mantuvimos más pegados de los normal y luego nos quedamos dormidos. Nada indebido aparece en mi mente, por lo que no tendría de lo que preocuparme. ¿Pero por qué mis mejillas se están tornando rojas? Maldición.
—¿Están las entregas faltantes atrás? —inquiere Jayden tomando el volante.
—Sí, están ahí —responde Max de copiloto.
El castaño con mechas rubias maneja por las calles, como siempre, estas se encuentran muy transitadas, por lo que el camino se nos dificulta. Fue tanto el tráfico en una calle, que Max bajó del auto para comprar algo para comer en el desayuno, ¿lo peor? Regresó con las bolsas y nosotros nos habíamos movido solo cinco metros.
Acabamos nuestro desayuno justo a tiempo. El destino decidió colaborar con nosotros, haciendo que los autos poco a poco avanzaran hasta que terminamos saliendo de esa calle espantosa. No nos molestamos en buscar la empresa a quien alquilamos la minivan, no conseguiríamos otro transporte mejor que este auto.
Para no aburrirnos en el camino a Boston, decidimos hablar. Siendo más específica, sobre el asunto del padre de Ryan.
—Es el mejor momento para hablar sobre lo que ocurrió ayer en la noche, Ryan. —Me sorprende escuchar a Jayden sin un tono de burla al nombrarlo, eso me confirma que el de ojos avellana sí habló con ellos sobre el tema—. Tenemos tiempo de sobra, el camino a Massachusetts será largo.
Él carraspea, preparándose para decir, lo que tal vez, no debamos y no queramos escuchar.
—Recibí un mensaje. —Saca su celular—. Era de mi padre.
—¿Qué decía...? —Me callo porque sé que lo he interrumpido, diablos, debí haber notado que iba a seguir hablando, pero mi curiosidad ganó—. Prosigue.
—Decía que me esperaba unas cuántas calles lejos del hotel, no me perdí ya que me mandó su ubicación exacta. Quería pedirme perdón sobre... lo que sucedió en Toronto y yo acepté. —Suspira y agacha la mirada—. Luego me dijo que se preocupaba por mí, no duda que cumpliré este favor, pero que estaría siguiéndome... siguiéndonos para asegurarse que esté todo en orden.
—Esto es una pesadilla. —Escucho murmurar a Max.
—Es preocupante... y extraño —agrego—. No debería estarnos siguiendo, si mantiene la confianza en ti, no debería estar haciéndolo.
»Además, ¿no que estaba tan ocupado para no encargarse de las entregas a sus amigos? ¿Qué hace siguiéndonos entonces? ¿por qué no lo hace él y los deja libres de una vez?
—N-No, no lo sé.
—El jefe del jefe está loco —dice Jayden con las manos en el volante.
—Sin ofender, Ryan —añade Max.
El auto se estaciona a un lado de la gran carretera.
—¿Qué sucede? —pregunto.
—Nada en especial, solo hablaremos —informa el conductor.
»Déjame entender... —Jayden cruza de brazos observando al de ojos avellana por el espejo retrovisor—. Tu papá nos está siguiendo ahora.
Él encoge los hombros.
—No me dijo nada al respecto, solo que estaría cerca.
Giro en dirección a Skyler, alzando una ceja dándole una señal que pide su versión de los hechos.
—Me pareció sospechoso de que dijera que quería tomar aire fresco fuera del hotel, era obviamente una mentira. Lo seguí, pero no a tiempo para escucharlo hablar con su padre, pero sí lo vi junto a él, si es que ese señor rubio sea él. —Ryan asiente—. Después me topé con él por error cuando terminó su conversación y volvimos a la habitación.
—¿Ahora qué? —cuestiona Max después de unos segundos de silencio total.
—¿Creen que suceda algo malo si lo dejamos pasar? —Ryan se apresura a negar con la cabeza al escucharme.
—Claro que no, está todo bien. Es mi papá, quiere cuidarme.
¿Cuidarlo? Sí, cómo no.
Reprimo un suspiro y las ganas de zarandearlo. No quiero mantener una discusión en estos momentos con él, y menos ser agresiva al dar mi opinión sobre la mala sensación que me da esto.
—Por favor... —susurra.
Jayden vuelve a retomar el camino en la carretera.
—¿Así se siente cuando tus padres sobreprotegen a sus hijos? —inquiere—, porque demonios, no lo desearía ni en otra vida.
»Esto es como cuando un padre persigue a su hija a una fiesta para no verla besuqueándose con un chico, ¿verdad?
—S-Sí, creo que sí —responde.
No lo sabemos con exactitud.
Muchas preguntas se forman en mi cabeza después de esto. ¿Lo dejaremos pasar? ¿Estoy tan segura de hacerlo? Confío en Ryan, si el dice que sí pues que así sea, pero... no niego que me sigue pareciendo extraño. Mi estómago se siente extraño, y no es la misma sensación linda que se me presenta cuando estoy cerca de Ryan, es otra que no me deja estar tranquila. Él lo lastimó y sí, supuestamente estará solo viéndonos, pero eso no me deja tranquila y parece que Jayden y Max tampoco pueden entenderlo, sus caras reflejan todas sus emociones ahora. La duda sobre darle un alto está ahí.
¿Estamos tomando la mejor decisión al hacer todo esto?
Fijo mi vista en la ventana, posando mis ojos en cada cosa que se encuentra detrás del vidrio, desapareciendo rápidamente gracias a la velocidad que toma Jayden. Pasamos de árboles de diferentes tipos y tamaños, a casas sencillas y bonitas. El ambiente también cambia, de hojas secas en el suelo, simplemente a algo vacío.
¿Qué deberíamos hacer?
La sensación de que nos persiguen se hace presente, mi pierna se mueve de arriba hacia abajo y no dejo de juguetear con mi pulsera. Miro disimuladamente hacia atrás, Skyler se encuentra dormida así que no me preocupo en que note qué es lo que hago, lo que sí lo hace es ver la cantidad exorbitante de autos manejando detrás de nosotros, o al menos a mi punto de vista hay una gran cantidad. Nos siguen, siento que nos siguen. Vamos, Summer, ¿por qué lo harían en un primer momento?
Mi mente se llena de imágenes de ese señor, un rostro con notables líneas de expresión, dureza en su mirada y largo cabello rubio, ojos como los de su hijo... No, me sentiría inconforme con que ese señor tuviera los lindos ojos de su hijo. ¿Por qué maldigo la genética en estos momentos? ¿Por qué siquiera me estoy imaginando a alguien que ni siquiera he visto en mi vida?
Un escalofrío me recorre al imaginármelo detrás del volante de alguno de los muchos carros detrás nuestro. Vigilándonos, persiguiéndonos... Es por Ryan, solo por Ryan. No pienses cosas tontas, Summer.
Decido tomar una pequeña siesta para despejar esos pensamientos que me causan escalofríos. Comimos demasiado en el desayuno por lo que para el almuerzo mi estómago seguirá lleno, así que preferiría no despertarme en una hora o dos.
Me despego de la ventana y me preparo para dormir, las mantas se mantienen fuera de las maletas así que me acobijo en una de ellas. Cierro mis ojos lentamente apoyándome sobre mi asiento, hasta que poco a poco pierdo la consciencia, pero antes de hacerlo por completo, siento cierto cuerpo caliente acurrucarse junto a mí. Todo en mí se siente en paz, al igual que mi corazón, así que duermo con una pequeña sonrisa formada en mi rostro sin darme cuenta.
Al despertar, lo primero que veo es la nada, literalmente, no veo nada. La oscuridad reina el interior del vehículo, haciendo que parpadee un par de veces para adaptar mi vista. Me separo lentamente del cuerpo de Ryan, su cabeza resulta cayendo a mi hombro por lo que me muevo un poco para hacerle saber que quiero levantarme, él entiende mi mensaje y se hace ligeramente hacia atrás para lograr incorporarme.
Bostezo y le hecho una mirada al conductor, Max se encuentra ahí esta vez, logra mirarme a través del espejo.
—¿Ya despertaron tortolitos? —Una sonrisa socarrona se forma en él, lo puedo notar gracias a la luz de los faroles delanteros del auto.
—Parece que sí —Me sobresalto al escuchar a la rubia detrás de nosotros, no pensaba que estaría despierta.
Mis mejillas enrojecen ante sus palabras. Pues sí, Ryan y yo dormimos juntos y al parecer acurrucados, ¿y qué? Lo admito, se sintió muy bien, pero no es un tema para conversación pública.
—¿Dónde estamos? —Restriego mi mano contra mi ojo para desaparecer el rastro de sueño en ellos.
—Faltan unos minutos para salir oficialmente de Connecticut*.
—¿Por qué la oscuridad de la carretera? —inquiero.
—Fallos en los postes de luz —Bufa—. Hace unos metros estaba todo bien, pero parece que esta zona se encuentra afectada, parece nunca terminar.
»Por eso nunca quise vivir en Connecticut cuando me lo ofrecieron.
—¿Por la falta de servicio?
—No, por las carreteras interminables y terroríficas, ¿no ves a tu alrededor? —Suelto una pequeña risa.
—Fue un mal chiste —dice Skyler desde atrás.
—No fue un chiste —Le responde—. bueno, en parte. Odio que no hagan servicios en los lugares más lejanos del estado. Hartford* o Middletown* no parecieron tener ningún problema cuando pasamos.
—¿Seguro que tomamos el camino correcto? —Miro lo poco que se visualiza a través de la ventana—. No parece vagar ni un alma en pena.
—Sí, solo que nadie cruza Connecticut para llegar a Boston por auto, es preferible tomar un avión, deja de quejarte Summer, es lo que tenemos.
Frunzo el ceño cruzándome de brazos.
—No me estoy quejando.
—Me retracto, parecías disfrutarlo al dormir.
Me sonrojo, otra vez. ¿Es necesario sacar el tema a colación ahora?
Prefiero ignorarlo, sin embargo, le doy un pequeño vistazo al chico a mi lado por si ha escuchado algo, pero no, sigue durmiendo. Parece estar muy cansado...
El auto se ilumina de repente, y no por acción de nosotros. La luz llega gracias a la ventana trasera del auto, desde los faroles de alguien detrás de nosotros.
—Y pensábamos que estábamos solos aquí —dice Max.
El auto desaparece detrás nuestro para después rodearnos y ubicarse delante. No nos parece extraño los primero minutos, pero su lentitud nos desesperaba, así que Max decide sobrepasarlo. Pero el auto no nos deja pasar, si nos inclinamos hacia la derecha, este también lo hace, si lo hacemos hacia la izquierda, este nos imita, incluso si disminuimos la velocidad este lo hacía. Parece una garrapata pegada en la piel de un can, es molesto.
Y también peligroso.
—¿Qué diablos le sucede a ese conductor? —Max golpetea el volante con sus dedos.
—Intenta rodearlo otra vez —sugiero.
Max hace un último intento, pero no parece funcionar, el auto frente a nosotros parece no ceder a que lo sobrepasemos.
—Hay que detenernos y esperar a que se vaya.
El pelinegro hace el amago de obedecer a lo que dije, pero la aparición de otro auto detrás de nosotros (que parece no bajar la velocidad) hace que dude de sus actos.
—Ese auto parece no querer detenerse —murmura Skyler desde atrás.
—Desvía por ahí. —Me asomo por los asientos delanteros y señalo un pequeño camino de tierra en dirección a la arboleda—. Luego podemos retomar el camino a la carretera.
Con tal de perder a estos autos, mucho mejor.
Al llegar a donde indiqué, Max logra exitosamente deshacerse de los dos autos molestos ingresando al sendero. Gracias a los faroles notamos el camino rocoso, que hace que el carro de tropezones cada cinco segundos.
Vuelvo a acomodarme en mi asiento al ya no tener problemas, incluso pienso tomar una pequeña siesta pero, una pequeña voz en mi cabeza, me dice que mire los espejos, y eso hago.
Ahí están los otros autos.
—Maldición —gruñe Skyler desde atrás. Al estar más cercana a la ventana, lo ha notado antes que yo.
—Max, Max, Max —llamo apresuradamente, con el frío recorriendo mi cuerpo—. Están siguiéndonos, ¡Max!
—¡Jayden, Ryan! —grita el conductor, sus manos tiemblan sobre el volante.
Los mencionados despiertan sobresaltados, con la confusión notable en sus rostros adormilados.
—¿Qué pasa? —inquiere Jayden.
—¡Nos persiguen!
—¿De qué hablas?
El castaño de mechas rubias visualiza su alrededor. Al notar que no estamos sobre la carretera, frunce el ceño y termina por mirar detrás de nosotros, fijándose sobre los dos autos.
—Maldición.
Nuestra velocidad acelera, por consecuencia, el auto tropieza gracias al suelo, haciendo que nosotros estemos saltando de nuestros asientos a cada momentos. Mi corazón late con rapidez y mi respiración es agitada.
¿Qué es lo que quieren? ¿Por que hacen esto? ¿Por qué nos asustan de esta manera?
—¡¿Qué es lo que mierda quieren?! —El pelinegro parece estar porperder los cabales en cualquier momento.
—¡Mantén la vista al frente, idiota! —grita la rubia.
Yo no sé qué hacer, no sé dónde meterme, ¿dónde lo haría de todas formas? Esto es un espacio frustrante.
Maldición, maldición, maldición.
Los autos parecen aumentar la velocidad, y como son vehículos mucho mejores que una minivan, da la sensación de que nos alcanzarán en cualquier momento.
¿Qué es lo que nos harán?
—¡Acelera! —exclama Jayden, buscando desesperadamente entre los asientos.
Pero si aceleramos, vamos a estrellarnos, con cualquier cosa, pero vamos a hacerlo.
Con el corazón en la mano, me deslizo hacia los asientos traseros, la lado de Skyler que no ha dicho mucho en esta persecución terrorífica. Miro por la ventana de atrás, fijando mi vista lo más posible en el asiento de conductor del auto más cercano a nosotros.
—¿Qué haces? —Skyler me toma del brazo, tratando de llevarme con ella.
—Necesito... Necesito saber quiénes son los que están ahí.
Mi curiosidad me llama, una y otra vez sobre acercarme, porque sé que lo voy a conseguir, conseguiré saber quién está de todo esto.
—¡Cuidado!
Siento el fuerte apretón en mi brazo que creo que me dejará pequeñas marcas. Ryan me jala hacia él con toda la fuerza posible terminando en su pecho con sus brazos rodeándome, escucho el golpe de algo chocar con la parte trasera de la minivan y cierro los ojos por instinto.
Me siento aturdida y perdida, ¿qué pasó?
La mano del chico de ojos avellana se mantiene contra mi cabello, apretándome hacia él para evitar que me escape. Sigo sintiendo la velocidad del auto y los gritos de Max y Jayden preguntándonos si nos encontramos bien, ¿pero por qué? ¿Por qué lo preguntan? Sé que esto es una situación que nos afecta emocionalmente por lo que la pregunta encaja a la perfección, pero no lo esperaba.
Cuando me separo de Ryan, entiendo todo.
Skyler se encuentra a nuestro lado, en los mismo asientos. Mira fijamente con una notable mueca en la cara las notables rajaduras de la ventana de la parte trasera, las pequeñas deformaciones de la parte metálica que nos separa del exterior y nuestras cosas desordenadas en los asientos.
—N-Nos chocaron —murmuro.
—No fue uno tan abismal —responde Ryan.
Maldigo por milésima vez. Si seguía ahí cuestionándome quiénes estaban detrás del volante de esos vehículos, tal vez, no hubiera vivido para contarlo.
—¡¿Están bien?! Maldita sea, ¡respondan!
—¡Estamos bien, deja de gritar, Max! —grita la rubia.
—¡Max! —grita el chico a mi lado, noto uno de los autos acercarse y volvernos a chocar con un poco más de fuerza, haciendo que nos sobresaltemos—. ¡Max, escúchame!
—¡Lo estoy haciendo, Ryan!
—¡Apaga los faroles!
Abro los ojos como platos. ¿Qué acaba de decir?
—¡¿Estás loco?! —Max aprieta con fuerza el volante—. ¡¿Crees que tengo la mejor vista de noche?! ¡Claro que no! Soy humano, Ryan. Si los apago, es muy probable que nos estrellemos.
—¡Hazme caso!
—¡Pero no lograremos nada!
—¡Confía en mí!
Parece dudar, y lo hace mucho, pero el tiempo se nos acaba, no es momento de pensar las cosas.
Y el pelinegro obedece. Apaga las luces presionando un botón, sumiéndonos en la completa oscuridad, aumentémosle la noche y que los autos de atrás tampoco presentan los faroles prendidos.
—¿Ahora qué? —Veo levemente a Max haciendo movimientos leves sobre el volante, manteniendo el control del vehículo.
—¡Voltea hacia la izquierda, máxima velocidad.
—Vamos a morir —lo escucho murmurar—. ¡Las posibilidades de chocar aumentan!
—¡Max, hazle caso! —Jayden exclama—. Tengo una idea de lo que sucederá, ¡solo hazlo!
Lo hace.
Damos un giro tremendamente inesperado hacia la izquierda con la máxima velocidad en la que estaré en toda mi vida. Cierro los ojos al sentirnos voltear levemente hacia un costado, como si el auto fuera a caerse, pero recuperamos la compostura y seguimos en el trayecto.
—Ahora sigue de frente unos cuantos metros, luego votas hacia la derecha y sigues el patrón.
Max obedece sin rechistar esta vez. Son muchas las veces que cierro los ojos esperando el choque contra alguno de los miles de árboles a nuestro alrededor, pero para nuestra suerte, estos nunca llegan. No entiendo lo que hacemos hasta que analizo los movimientos que realizamos.
Un zigzag.
¿Saben sobre esa técnica para escapar de animales salvajes? Esa de que si de por extrema casualidad estás siendo perseguido por un cocodrilo, lo mejor que puedes hacer es correr en zigzag para que este pierda la velocidad y poder huir, o algo parecido era. Pues en esta ocasión, es exactamente lo mismo.
Después de repetir el ciclo muchas veces, los autos están completamente perdidos. Los perdimos. Nos perdieron. Un pequeño alivio recorre mi cuerpo, pero lo tenso aún sigue ahí, una parte de mí aún alberga la desesperación. Ellos aún tienen la oportunidad de encontrarnos.
Para asegurarnos, Max estaciona sobre unos pequeños matorrales, donde un pequeño conjunto de árboles se amontan. Los utilizamos como camuflaje, para que no nos encuentren. El chico apaga el motor y todos nos agachamos terminando sobre el tapiz del carro.
Y nos quedamos ahí, aguantando las respiraciones, esperando a que nos sigan o no. Me encuentro tensa, siento que si hago un mínimo movimiento nos descubrirán y harán lo que sea con nosotros. Mi corazón parece salir de mi pecho, mis sienes duelen y no sé qué haremos si nos encuentran aquí.
La mano de Ryan sobre mi cintura tiembla, mi cuerpo también lo hace. Es una situación extremadamente complicada.
¿Qué haremos?
Nos mantenemos en un profundo silencio que el sonido del caer de una aguja al piso podría escucharse con claridad. Soy la primera en hacer amago de levantarme, pero la mano de Ryan me aprieta contra él que parezco un oso de peluche, así que ubico mi mano sobre la suya para apartarla de mí lentamente, solo asomaré la cabeza para saber lo que hay afuera, solo quiero saber.
Me inclino hacia adelante con lentitud aún con cierto temor, me asomo por la ventana dejando solo mis ojos a la vista del exterior. Me sitúo en cada rincón del lugar que no sean árboles u oscuridad, pero no veo nada, absolutamente nada. Tampoco escucho un sonido que me avisa que están cerca, lo único que hay es el grillar de los grillos.
—No hay nada —susurro.
Ellos poco a poco se despegan del suelo y miran por las ventana confirmando lo que dije.
—¿Ahora qué? —murmura Max.
—Hay que irnos de aquí. —Ryan se apoya en el asiento y revuelve su cabello—. No volveremos a esa carretera, iremos por otro camino.
—No conozco más que la carretera.
—No será difícil ubicarnos, es un camino lineal. Solo hay que salir de aquí, pueden volver.
Max gira la llave activando el motor y acelera saliendo como un rayo, por supuesto teniendo cuidado con los árboles.
Con dificultad, observamos la oscura carretera a lo lejos, por los que nos mantenemos con distancia de esta mientras seguimos nuestro recorrido.
—No creí que fuera peligroso estar por aquí —murmura Max—. Pero, sinceramente, no me sorprende. Maldición, nos iban a asaltar.
—No teníamos nada valioso de todas formas —habla la rubia.
—¿Nuestras vidas tal vez? —dice Jayden desde el copiloto. Desde que salimos del bosque, ha estado atento a los alrededores.
—Te hubiera ofrecido como sacrificio. —Jayden ríe de forma sarcástica.
»De todas formas, si nos hubieran atrapado, les hubiera dado una muy buena paliza.
—Yo si fuera alguno de esos ladrones saldría corriendo de solo verte.
—Gracias, Jayden.
—No era un halago. —Lo escucho refunfuñar.
No digo ni una palabra en el camino. Aún me siento... aturdida. ¿Ladrones? ¿Eran ladrones? Ni siquiera nos fijamos en las placas, tampoco es como que algo me haya llamado a ver esa combinación de letra o números, después de todo, estábamos desesperados y asustados.
Además, ¿de qué nos serviría tener las placas? ¿Para ir a la policía y denunciar? No es un opción, no después de tener al hijo de un narcotraficante como compañía, y sin contar a sus amigos que también lo son, en especial Jayden que no desea salir de este mundo.
No sería la mejor opción para nosotros, pero tampoco para las futuras personas que pasarán por esa misma carretera y sufran lo mismo que nosotros. Sí, es horrible, pero no puedo decir nada. No quisiera ir a la policía (que ni siquiera hay una estación cerca) y después que encierren a mis amigos en sus celdas y los condenen por estar involucrados en algo que ya no quieren.
Que egoísta.
Decidimos aparcar alejados de la carretera para descansar, no hay un motel a la vista por lo que no hay opción.
Pero no puedo dormir, mis ojos se mantienen abiertos, mi cuerpo se encuentra tenso a la espera de otro intento de asalto. Me remuevo de aquí para allá observando a cada minuto fuera de las ventanas, donde la luna ilumina esta vez el bosque. Todo me da mala espina, todo me deja intranquila, todo...
Mi mano derecha siente un fuerte apretón. Ryan, quien se mantenía sentando a mi lado con su cabeza ladeada, encontró mi mano para después entrelazar sus dedos con los míos. Siento su pulgar rozar una y otra vez mi piel, su tacto hace que me estremezca. Él ha sentido mi inquietud y de una u otra forma trata de tranquilizarme.
—Duerme ya —susurra cerca de mi oído—, estaré aquí para ti.
Y sé que lo hará, al igual que yo para él.
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Multimedia: Mapa
1. Connecticut: Uno de los estados de Estados Unidos
2. Hartford y Middletown: Ciudades de Connecticut
¡Hola! Perdón si encuentran algún en error en este capítulo o si olvidé algo, pero ya lo quería subir así que no lo corregí xd. Después de todo, cuando termine el libro, pasará a una etapa de edición completa y este capítulo se arreglará.
Los siguientes episodios serán un poco más complicados para Summer... No prometo que saldrá todo bien, bueno, tal vez, ¿quién sabe? Solo sigan leyendo u.u
Si encuentran algún tipo de error, pueden notificármelo para así tomarlo en cuenta cuando el libro esté finalizado y editado.
Agradecería mucho su ayuda comentado, votando y compartiendo el libro con sus amigos uwu, me alegría el día.
(15/11/20)
ℒüḉ¥ ϟ℘αґкℓε
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