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Capítulo 31

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Mi rostro sigue caliente por la escena de hace unos minutos, pero poco a poco las siento disminuir al pensar en otra cosa que no sea lo de hace momentos. Skyler se mantiene con la vista al frente manejando la dirección del auto hasta llegar al supuesto taller que encontraron. Manos quietas sobre el volante y solo moviéndolas cuando el vehículo frente a nosotros pasaba por curvas. Pequeños rayos de luz sobresalen de las nubes que cubren el cielo, oímos el chocar de las ruedas del auto contra el suelo y el pasar de la fría brisa de invierno.

—¿Vas a empezar?

Asiento, meditando lo que voy a decir, me siento algo nerviosa.

—Primero que nada, quería disculparme por la actitud de mi mamá ese día. Ya sabes, decirte que eres una mala... influencia.

—Sí, lo recuerdo perfectamente.

No hay nada en su voz que me indique que está molesta o que lo ha dejado pasar, así que prosigo:

—Sé que después de ello me evitabas cuando trataba de acercarme a ti y además no compartías el asiento conmigo cuando se daba la ocasión. —Le doy un pequeño vistazo y se encuentra en la misma posición—. Hasta que llegó el último día de clases, antes de que empezaran las vacaciones de invierno, que aproveché que mi hermana no rondaba cerca mío y tú tenías un periodo libre. Pero cuando fui a buscarte, me enteré de parte de Ryan que te habías ido con ellos, estabas enojada...

—Sí, es cierto.

Frunzo el ceño.

—¿Qué es cierto?

—Todo lo que dices sobre mí, sobre que te evitaba y me fui.

—Oh. —Agacho la mirada hacia mi pulsera, veo esa noche reproducirse en mi cabeza—. Estás enojada conmigo, perdón, yo no quería que lo de ese día sucediera...

—No, —La veo negar con la cabeza—. no estoy enojada contigo, estoy enojada conmigo misma porque tu mamá tiene razón. —Suspira—. Soy una mala influencia.

—Claro que no lo eres, Skyler, mi mamá solo lo dijo por toda la situación que nos estaba pasando. Ella no te conoce como yo para decir cómo realmente eres.

—Tú tampoco me conoces bien... Hay cosas que no te he contado, Summer.

Me quedo sin palabras, somos amigas, pero no nos decimos todas y cada una de nuestras cosas; no me las dijo por una razón, ¿verdad?

—¿Esas cosas tienen que ver con los... chicos? —Duda unos segundos en contestarme, pero al final me lo afirma—. ¿Es algo malo?

—Depende de cómo te lo vayas a tomar, dudo que no salgas volando al ver tu reacción ayer.

—¿Quieres decir que...?

—Soy corredora de autos, pero en carreras ilegales.

Abro la boca notablemente sorprendida, bueno, no tan sorprendida. Como la vi ayer sobre un auto con una notable gran velocidad, el que corra no me sorprende... demasiado. Lo que sí lo hace es la ilegalidad, pensaba que lo de ayer era cosa de una sola vez, pero no de más. A menos que ella participara en la carrera que tuvieron en Alaska y Toronto según como me contó Ryan, o tal vez desde hace mucho antes de ello.

Parece notar mi duda sobre el tiempo en que está en esto, así que decide seguir contándome:

—Lo hago desde un buen tiempo, desde que conocí a Jayden más bien. Fue hace dos años, él me enseñó todo lo que sé, no nos volvimos a ver y me contactó recientemente.

—¿Recientemente?

—Me refiero hace unos meses, después de nuestra primera visita al taller.

—¿Para qué te contactó?

—Necesitaban a una corredora para estas carreras, no tenían a nadie y necesitaban especialmente a una chica ya que había una muy grande competencia entre los bandos de estos grupos... narcotraficantes, ¿me estás entiendo, verdad?

—Sí, sí, lo hago. —Más o menos.

Para recapitular: Conoció a Jayden, él le enseñó sobre las carreras, no se volvieron a ver, después de nuestra primera visita al taller este chico la contactó porque la necesitaban porque había competencia. ¿Pero por qué especialmente ella?

Las palabras del señor que nos ofreció la oferta de información a cambio de participar en la carrera vinieron a mi mente. Había dicho que necesitaban publicidad para su puesto, y ahora me es obvio que era publicidad para su puesto de droga recordando a todas las personas consumiendo en ese lugar. Las personas participaban en la carrera a cambio de tal vez dinero o parte de las ganancias de su respectivo grupo a quien hace la publicidad, creo que incluso pueden consumir lo que venden según lo que vi ayer.

—¿Es por la publicidad, o algo por el estilo? ¿Es eso?

—Sí, estás en lo cierto.

—¿Por qué una chica?

—Otro grupo tiene a una chica como publicista, y, los hombres especialmente, se interesaban más en un cuerpo femenino que en tipos borrachos y drogados conduciendo. Para que el grupo de los demás tomara la delantera, decidieron llamarme aprovechando que Jayden volvió a tener contacto conmigo.

—Entonces tú... ¡¿Te involucraste en el narcotráfico?!

—¡Claro que no, tonta! —Bufa y pierde por un momento el control del auto—. Solo corrí para el grupo, no me involucré con sus ventas, o lo que sea que ellos hagan.

—¿Por qué aceptaste?

—Summer, —Hace una mueca, como si estuviera fastidiada, sí, a veces hace eso en la escuela—. necesitaba dinero, mi padre me acababa de castigar por mis bajas calificaciones. Solo acepté y ya.

—¿Y ahora nos ayudas?

—Pues, sí, estoy aburrida. —Frunzo el ceño hacia ella—. Está bien, tal vez me siento un poco culpable de que avanzaran en todo este problema de la distribución de esas mierdas.

Frunzo más el ceño.

—¡Está bien! —gruñe—. También quiero ayudar.

Una sonrisa se planta en mi rostro.

—Eso te hace una buena persona, el ayudar te está naciendo, no estás obteniendo nada a cambio, Skyler.

—Sí, como sea.

—Vuelvo a disculparme por mi madre. —Me recuesto por completo en el asiento de copiloto—. Como te conozco a ti, también lo hago con ella y... sé que no quiso llamarte "mala influencia".

—¿Entonces por qué te ha encerrado millones de veces en tu habitación por algo que no hiciste y que ni se ha tomado la molestia de pedirte explicaciones?

Abro la boca para decir algo sobre ello, pero nada resulta saliendo.

—Fue mmm... Fue por la situación, todo el estrés y...

—¿Por qué la justificas? —Sigo sin palabras—. Si la conoces bien, ¿por qué escapaste?

—No escapé.

—Claro que lo hiciste.

—Les dejé una carta.

—A menos que hayas puesto la dirección exacta en la que nos encontramos, sí, sí lo hiciste.

»¿Qué sucedió exactamente?

Muy en mi interior, esperaba tener esta conversación con ella, la esperaba desde antes que tuviera la conversación con mis padres, en ese momento, para que me brinde apoyo moral.

—Fue muy complicado. —Poso mis ojos sobre la guantera y no la saco de allí—. Max me hablaba sobre que debía pedirle permiso a mis padres sobre este viaje con ustedes, preparé todo mi discurso, hablé con ellos y me negaron la salida sin siquiera pensárselo. Supongo que exploté, saqué todo de mí, todo lo que tenía guardado esos últimos días y me enojé con ellos, subí a mi habitación, les escribí una carta y ahora estoy aquí.

—Creo que necesitabas unas palabras antes de todo ello, perdón por no hablarte en esos momentos, no era tu culpa.

Niego con la cabeza.

—De todas formas toda la situación hubiera ocurrido.

—¿No hay nada que te convenza de regresar? He estado el tiempo suficiente con esos tres chicos en las carreras para saber que su mundo no es bonito. Tengo una mala espina, no con ellos, sino sobre la situación.

Miro fijamente mi pulsera y analizo después de escuchar sus palabras. Sí, no lo voy a negar, tengo una sensación extraña de todo esto, pero no sé por qué. Confío en los tres, todo este viaje ha sido en cierta forma divertido y no hay nada que me haga dudar de ellos. Pero se han presentado ocasiones como las carreras o incluso el golpe de Ryan que me hacen dudar de todo.

¿Pero entonces qué?

Un pequeño bache me hace volver a la realidad. Me siento un poco mal por dudar en lo mínimo en ellos. Así que desvío mis pensamientos en desviar el tema y responder su primera pregunta con una demostración. Me estiro hacia los asientos traseros donde se encuentra mi gran mochila abultada, y saco mi celular. Con conexión a internet y ahora buena señal, no existe ningún indicio de que ellos me llamaran para arreglar las cosas, ni siquiera un mensaje de texto. Mi hermana sigue estando activa en sus redes sociales, no hay una señal de que mi hermano esté con vida y no creo que mis padres tengan dificultades en llamarme teniendo a Fallon. Le muestro todo esto a mi amiga rubia, que se queda sin palabras.

—Sé que ellos leyeron mi carta —informo—, solo que ahora no quieren hacerse presentes, esperen a que regrese.

»No soy yo la que tiene que llamarlos para ofrecer una disculpa, son ellos, y si no quieren hacerlo seguiré aquí con ustedes. Amo a mi familia, pero espero que tomen consciencia de esto y solo... hablemos.

—Sabes que no soy buena en las palabras —dice—, pero si esa es tu decisión, la acepto.

—Sé que no eres buena con las palabras, estos meses de tortura siendo tu amiga me lo han demostrado —Trato de aligerar el ambiente.

Suelta una risa seca.

—Sé que amas mi compañía.

—Pasar mucho tiempo con Jayden te está haciendo mal.

Se queda callada.

—Mierda, sí, me está haciendo mal.

No puedo evitar reír ante toda esta situación, la pequeña cara triste que tenía antes se ha esfumado por completo y al ser reemplazada por una sonrisa al soltar carcajadas. Skyler me sigue y cuando nos calmamos, decido hablar:

—Entonces, ¿somos amigas de nuevo?

—Nunca dejamos de serlo. —Encoge los hombros—. Sigo en esta tortura.

—¡Oye! No es desagradable estar conmigo.

—Sí, cómo no...

Nuestra conversación termina al observa el auto detenerse frente a una gasolinería alejada un poco de las casas. La minivan se detiene y antes de bajar decido darle un abrazo que parece robarle el aire porque la siento tensa ligeramente, me separo de ella regalándole una leve sonrisa de agradecimiento por la conversación, y decido bajar. No sé si me sigue, pero yo hago mi camino hacia donde están ellos. Escucho a pequeñas voces en mi cabeza recordarme las dudas sobre ellos, pero me deshago rápidamente de ellas.

Al estar a su lado, los noto... diferentes. Raros, sería la palabra; en especial a Max.

—Max, ¿sucede algo? —inquiero—. ¿Por qué tienes esa cara?

—Nací con ella. —Las esquinas de sus labios se fuerzan en levantarse—. ¿Qué dices, Summer? ¿Tratas de decir que he nacido feo?

Sé que trata de desviar el tema, y no va a funcionar. Ruedo los ojos y no le respondo.

Miro cómo los dos jóvenes que manejaban el carro que remolcó el nuestro se dirigen a un taller más grande que donde trabajamos, está a lado de la tienda de la gasolinería.

—Max, ¿me acompañas a comprar comida para el viaje? Por favor... —Pongo mi mejor cara—. Necesito que me ayudes a cargar las cosas.

Frunce el ceño hacia mí, sabe lo que tramo. Si no fuera porque tengo curiosidad sobre lo que pasó, se lo hubiera preguntado a Ryan... No, olvídenlo, no a él, me arriesgaría a hacerlo con Jayden a pesar de la poca confianza que tenemos. ¿Preguntarle a Ryan? Ni hablar. Con la escena que tuvimos minutos atrás en mi mente y que no puedo apartar, no me queda valor ni para mirarlo a la cara.

Max piensa una respuesta, la espero y espero y los demás también. Una sonrisa socarrona se forma en su rostro.

—¿Necesitas ayuda? ¿Qué tal si se lo pides a...?

Deduzco lo que completará esa oración, así que lo tomo rápidamente del brazo.

—¿En serio? ¡Gracias, por ayudarme! —Lo arrastro hacia la cajuela del auto para sacar dinero antes que los mecánicos se lo lleven dentro del taller a cambiar la rueda.

Abre la boca para gritar, pero lo callo con una sola mirada.

—No te atrevas a completar esa oración, Max, sé lo que dirás.

—¿Te incomoda acaso?

Claro que no, me hace sentir avergonzada, pero no se lo diré.

Hago caso omiso a su pregunta y con su ayuda juntamos nuestro dinero para algo de comida, y tal vez una que otra cosa que necesitemos. Miro de reojo a donde se encuentran los demás, solo para saber qué hacen. Caminan en dirección al taller escuchando lo que dice uno de los chicos del remolque, Ryan voltea en nuestra dirección y nuestras miradas se encuentran. Siento mi cara arder con rapidez y vuelvo mi vista al dinero, ¿me seguirá viendo o me habrá ignorado por completo?

Dejamos a cargo al otro mecánico que llevará la minivan dentro del local, mientras tanto, Max y yo caminamos hacia la tienda.

Al entrar, el frío aire acondicionado nos recibe. ¿Aire acondicionado en invierno, a quién se le ocurrió? El lugar parece vacío, excepto por el chico en el mostrador viendo una revista, no nos da ni una mínima de atención. Cruzo mis brazos para darme calor, debería darme una larga ducha caliente, me siento asquerosa.

—Sé a qué me trajiste —dice apoyándose sobre una pared al lado de muchas bolsas de cosas comestibles—. Y no va a funcionar.

—¿A sí? —Yo soy la debo estar intimidándolo con mis preguntas y postura, no él; así que mis ojos no se posan en él en ningún momento, solo en los estantes que variedad de productos.

—Sí.

—¿Sobre qué es entonces?

—Sobre tus sentimientos hacia Ryan, Dane, como quieras llamarlo.

Dejo una bolsa de frituras de lado y siento la sangre fluir hacia mis mejillas, lo miro con una cara notable de confusión.

—¿Pero qué dices? C-Claro que no.

—¿No? —Suelta una risa seca—. Eres una muy mala mentirosa. ¿Crees que no sé lo que estaba apunto de pasar en el auto si yo no interrumpía? No soy tonto, Summer.

—¿Q-Qué íbamos a hacer según tú?

—Besarse, está más que claro. —Abro mi boca para decir unas palabras, pero me veo interrumpida al ver la palma de su mano extenderse hacia mí—. No, no, no me vengas a mentir, Summer, aquí no existe la excusa de que a alguno de los dos se le metió una basurita al ojo.

—Pues c-claro que fue eso, es decir, él... me lo pidió y yo uhm amablemente acepté...

—¿Por qué tartamudeas? ¿No muy segura de tu respuesta?

Desvío la mirada, claro que estoy atrapada. Rayos, se supone que yo hacía las preguntas aquí.

—Te gusta, ¿no?

Mi cuerpo se queda prácticamente paralizado. ¿Qué hacer? ¿Qué decir? ¿Acaso él le dirá a Ryan sobre esta conversación, le dirá mi respuesta? Son amigos, tiene lógica y... Maldición, mi mente está en blanco, hasta que su pregunta se repite una y otra y otra vez en mi mente.

¿Me gusta Ryan?

¿Por qué pienso en esto? Oh, Dios, ¿qué me está pasando?

—Yo...

—Estaban a punto de besarse, y hay muchas razones para hacerlo. Uno, por calentura, pero los conozco a ambos, en especial a Ryan, no es de dejarse arrastrar por la lujuria, y espero que tú tampoco.

»Segundo, los tontos retos; ustedes dos no son de ese tipo de juegos, y ¿quién jugaría siendo solo dos personas? Es aburrido, créeme, lo he intentado.

»Y a la última razón a la que quiero llegar, el gusto. Me inclino más a esta porque, ¡por favor! He convivido con ustedes desde hace unos meses, los he visto desde que se conocieron hasta hoy. Nunca los había visto tan sonrojados y avergonzados cuando los interrumpí. Por cierto, perdón por hacerlo.

¿Me gusta? ¿Ryan en serio me gusta? Es decir, no sé si las sensaciones que tengo son en base a todo este supuesto gusto que tengo hacia él. No he tenido experiencias anteriores, bueno, tal vez sí, está la posibilidad, pero sinceramente no las recuerdo. No sé en qué basarme, en qué debería fijarme para saber si me gusta o no. ¿La ex relación de mi hermana? No, eso no, por algo terminó. Nunca he visto a una pareja de Ethan, ni siquiera sé si las tiene. Tal vez podría basarme en la relación de mis padres, pero eso debería haberlo visto cuando ellos recién comenzaban y no cuando ya tienen tres hijos y no sé cuántos años de casados.

¿Entonces en qué? ¿Debería averiguarlo?

La pequeña espina de la curiosidad, qué decir, un gran morral de rosas llenas de espinas de la curiosidad se clavan en mí. Claro que quiero saberlo, pero... No sé qué hace detenerme.

Rayos, todo esto hace confundirme.

Noto los pequeños toques que hace una bolsa de frituras que me extiende mi acompañante en mi hombro.

—Tal vez, necesites pensarlo.

Me quedo callada y acepto la bolsa. Buscamos comida de aquí para allá, y en el trayecto no puedo evitar preguntar, ¿por qué llevé a Max hacia la tienda en un primer lugar? Sé que era por algo, pero no lo recuerdo, los pensamientos de mi supuesto gusto hacia Ryan llenan por completo mi mente.

Llegamos donde los demás con grandes bolsas con comida que apuesto sobrevivirán hasta la noche, sabiendo la cantidad de personas que somos. Skyler se acerca a mí con los brazos cruzados.

—Según estos tipos, demorarán un poco. —Me informa—. Mi turno es después del de Jayden que sigue, luego viene Max, Ryan y al final tú.

Asiento con mis pensamientos en la misma pregunta.

¿Me gusta Ryan?

—¿Cuánto tiempo lleva ya ese imbécil dentro? —Oigo gruñir a Skyler a mi lado.

No sé cuánto tiempo pasa, no soy consciente de este pero Skyler me informa que Ryan está apunto de salir del baño para darme pase a mí.

¿Me gusta él?

—¿No... —alguien carraspea y mis ojos se fijan en este. Maldición—. ¿No vas a entrar?

Maldición, maldición, maldición. ¡Pues di algo, ¿no?!

Paso por su lado y cierro la puerta detrás de mí con la sangre subir a mi rostro. Me apoyo en la madera y arrojo la bolsa con mis útiles de aseo y ropa a cualquier lugar de este cuarto. Ryan estaba al frente mío y no he podido verlo a la cara. Rayos, me siento tan avergonzada. Vamos, Summer, es solo Ryan, él no va a pensar que soy una tonta por ni siquiera hablarle, ¿o sí? ¡Claro que no!

¿Qué estoy pensando?

Debajo del chorro de agua que me ofrece la ducha, parezco un robot: Completamente inmóvil y sin ningún tipo de pensamiento.

Al salir y sentir todo mi ser limpio, me cambio por una nueva vestimenta que encontré en mi mochila, de nuevo dos suéteres y un buzo negro que me abriga levemente las piernas, doble par de calcetines cubriendo mis pies y unas botas que por el interior son muy suaves. Cuando abro la puerta del pequeño baño del taller, el vapor que generó la ducha al bañarme con agua caliente sale despavorido por el pequeño pasillo que guía hacia la gran habitación donde se encuentran los demás esperándome para partir.

Llamo la atención al llegar con los demás, siento sus miradas posarse levemente en mí, y siento con mayor fuerza la de cierto chico de ojos avellana. ¿O tal vez solo es mi imaginación? Rayos, mejillas rojas otra vez.

Camino en dirección a Skyler y me poso al lado de ella, Max se encuentra hablando con el par de mecánicos y sé que me veo como si estuviera prestándoles atención gracias a que mis ojos se encuentran en ellos, pero mis pensamientos se hallan en otros lugares.

Un par de ojos avellana, labios rosados, cabellos castaños, pómulos sonrosados, un chico peculiar que ha estado invadiendo mi mente poco a poco en lo que llevamos conociéndonos.

Maldición, ¿voy a estar todo el viaje así?

—Skyler —llamo para distraerme un rato—, ¿no tendremos más fallos en el camino, verdad?

—No, —Veo su pie moverse impaciente sobre el piso—. ellos se encargaron de obtener todos los repuestos suficientes para no tener contratiempos. Mierda, ¿cuándo nos iremos?

—No te desesperes, Skyblue. —Desde un par de metros, Jayden le lanza las llaves—. pueden ir subiendo si quieren.

Ella no es de esperar a darle una respuesta, pero yo le alcanzo a decir un "gracias" antes de seguir los pasos de la rubia; no sin antes, posar mis ojos sobre cierto chico.

¡Juro que fue inconsciente! No sé ni por qué lo hice.

Soy la que desvía la mirada primero, ¿cuántas veces mi cara se está calentando en el día? Parezco una... tonta.

Al entrar al auto que fue llevado afuera para probar por unos momentos las ruedas, Skyler me mira fijamente. Me siento algo intimidada, sus penetrantes ojos verdes me hacen estremecer. Ella sí que da miedo.

—¿Q-Qué sucede?

—Dime la verdad.

Frunzo el ceño, me deslizo sobre mi lugar y cierro la puerta viendo por unos segundos a los chicos aún conversando con los mecánicos.

—¿De q-qué hablas? —Sigue mirándome—. No me mires así, lo haces como si hubiera hecho algo malo y no hice...

—¿Te gusta? —Me sobresalto ante su repentina interrupción.

—Me pueden gustar muchas cosas, me gusta la gimnasia como un hobby, los cupcakes como postre, los...

—Sabes a lo que me refiero, no eres tonta.

—Pensaba que me considerabas así.

—Sabes que bromeo.

—Pues no sabía que era un broma.

—Summer, no trates de desviar el tema.

Sí, me atrapó.

—Ryan, no me gusta, es decir, no...

—¿En qué momento lo mencioné a él?

Maldición.

—Es decir, yo pensaba... eh, yo...

—Ya admítelo, te gusta.

Me acomodo más contra el asiento. ¿Qué debería decirle? Ni yo sé la repuesta.

Mi mano se dirige de forma automática a mi pulsera.

—Sinceramente, no lo sé. —Suspiro—. Estoy tan... confundida. No sé qué debo sentir para saber si realmente me gusta o solo es una locura mía. ¿Sabes algo?

—No sé absolutamente nada sobre esos temas, la única señal que reconozco deben ser los sonrojos, pero eso puede causarse gracias a la vergüenza.

—¿Entonces por qué insinúas que me gusta Ryan?

—Estaba entre dos opciones: Estás enferma o alguno de nosotros te incomoda. Me incliné más a Ryan.

—Cuando estoy a su lado...

—Ey, ey, detente, solo esperaba una respuesta de "sí" o "no", no necesito cursilerías ahora.

—¿Pero cómo sabré ahora si realmente me... gusta?

—Estaban a punto de besarse. —La sangre se acumula en mis mejillas, tenía que recordármelo—. ¿Querías hacerlo?

—Yo...

—¿Está todo bien? —Ambas nos sobresaltamos al escuchar la voz del chico de ojos avellana, ¿por qué mis mejillas siguen en el mismo estado? Maldición.

—S-Sí, todo está... bien —respondo.

Max se desliza en el asiento del conductor y Jayden ocupa su anterior lugar, me hago un lado para que Ryan se siente donde le corresponde y solo me quedo mirando la ventana en una tensa posición.

—Bueno, ¡andando! —Y Max acelera.

Pasamos horas y horas en la carretera entre charlas y charlas que hicieron que el tiempo pasara volando, agregando también los tiempos para comer o simplemente detenerse a descansar y estirar las piernas a pesar del frío.

Max extiende de su bolso un papel grueso que parece estar doblado.

—Ya lo arruinaste Max —gruñe Jayden ocupando esta vez el asiento del conductor.

—¿Qué es? —inquiero al ver cómo el chico de cabellos castaños oscuros desdobla el papel.

—Es el mapa que estaba en el taller, fui a este antes de que me llamaras y decidieras escapar de casa.

—No escapé.

—Como sea. —Me lo extiende y me indica que con cuidado lo ubique sobre la ventana a mi costado izquierdo.

—Pero no voy a poder ver las vistas si lo pegas aquí.

—No vas a morirte si es que no ves nada a lo largo del trayecto. —Se extiende lo más que puede para ubicar la cinta sobre las esquinas del mapa—. Además, está la ventana de Ryan, puedes mirar por ahí y apreciar las vistas del lado derecho.

Podría hacerlo fácilmente, pero mi estómago se revuelve cuando me acerco a él, ha sido así por todo el viaje.

Me quedo en silencio y espero a que culmine con su tarea. Cuando está todo hecho, saca de uno de los bolsillos de su maletín las mismas pegatinas que usamos en un principio.

—¿En serio, Max, no pudiste comprar otras? —dice Jayden.

—No, no pude. Se ven adorables, mira. —Se lo restriega por el rostro, es una gran suerte que Jayden no perdiera el control del auto, o simplemente es un buen conductor.

»Summer, ¿nos haces el honor de pegar una patita sobre Alaska?

No replico y despego una de esas adorables patitas blancas y la pego sobre donde me indicó, sin esperar una respuesta de Max, le extiendo la tira de pegatinas a Skyler, indicándole con mi cabeza dónde más debe pegar. Ella se estira lo suficiente para ubicarla sobre Toronto.

—Bien, todo listo. —Max se acomoda en su asiento y dirige la vista hacia la parte trasera, donde nos encontramos Skyler, Ryan y yo—. Según el señor este, la persona de la entrega estará a las nueve de la mañana en Nueva York, cerca del Central Park, tiene una esposa ardiente y joven, y dos niños rubios.

—¿Por qué hablas como si fuéramos a robar un banco? —inquiero pasando unas mantas sobre mi cuerpo, mi pelo se encuentra ligeramente húmedo y el frío se cuela fácilmente sobre mi cuerpo.

—Porque genera emoción.

—¿Qué haremos primero al llegar? —inquiero.

—Buscaremos un lugar dónde quedarnos, podemos descansar por día de acción de gracias después de entregar el paquete. —Max encoge los hombros—. Buscamos al señor, compramos comida y luego a disfrutar de los demás, no lo sé, lo que venga primero.

—¿No tendremos algún problema que involucre una carrera, verdad?

Veo cómo Jayden posa su mirada sobre el retrovisor para así obtener una vista de la chica rubia.

—Ya se lo dije, todo, así que no hay que ocultar esta tontería.

—No lo creemos —dice Jayden después de escuchar a mi amiga—. Si tiene familia incluido a dos niños menores, no creo que se involucre a este tipo de cosas.

Si es amigo del padre de Ryan, tal vez. ¿Por qué alguien querría ser amigo de ese señor? Con las cosas que le hace a su hijo, no sé cómo será con su amigo.

—Ten esta pegatina —Max me extiende una en forma de puntero blanco.

—¿Para qué?

—Ubícala donde nos encontramos.

Observo el mapa y busco Nueva York, entiendo para qué hago esto, para indicar dónde nos ubicamos.

Y así, tenemos seis entregas en espera, una en camino, y millones de preguntas referentes a Ryan donde una es la que resalta:

¿Me gusta Ryan?

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Summer White en multimedia

Hola, sé que me he demorado en actualizar por mucho u.u y es que he estado algo ocupada con exámenes y pequeñas actividades de la escuela. Además de que tuve un pequeño "bloqueo de escritor" pero nada grave. Tengo el próximo capítulo casi casi listo, así que no creo que me demore mucho en subirlo.

Perdón si este capítulo tiene muchas faltas, pero no lo he revisado lo suficiente porque no quería esperar más en subirlo uwu. 

Recuerden, si encuentran alguna falla, no duden en notificármelo, estaré muy agradecida con ustedes :D

PD: El 22 de Septiembre fue el cumpleaños de Summer, un solsticio de verano en algunos lugares, solo un dato XD

(27/09/20)

ℒüḉ¥ ϟ℘αґкℓε

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